MINERVA EN JAQUE
.-.-.-.
Notas iniciales:Al principio solo quería hablar un poco de Quistis y no sé como la cosa se fue liando y liando hasta que se convirtió en esto. Tiene poco romance, mucha acción y su toque de humor, avisados quedáis.
A pesar del romance obligado que todo fic que se precie debe tener, todo esto es una excusa para homenajear a mi personaje preferido de todos los Final Fantasy: Quistis Trepe. Como Trepie obsesa que soy, no habrá fallos de carácter, personalidad o físico descritos aquí XD Todos se los lleva Seifer, el pobre.
Del primer capítulo al último pasaron la friolera de 8 años, así que mi recomendación es que os leáis los tres primeros en diagonal (Sin fijaros en la prosa horrenda). Luego la cosa mejora, lo juro XD
.-.-.-.
01. Busy
En la nueva clase de novatos del jardín de Balamb se respiraba un ambiente de murmullos y expectación mientras el alto profesor entraba, pavoneándose, hacia su mesa.
Irvine estaba en una burbuja de felicidad. ¡Así debía ser la vida! Notaba las miradas admiradas y sorprendidas de sus alumnos y oía los chilliditos emocionados de varias chicas.
'Así es pequeñuelos... yo soy el famoso Irvine Kinneas, uno de aquellos que derrotó a las brujas e hizo del mundo algo pacífico y maravilloso.' Pensaba él mientras se acercaba a la mesa. 'Y así es, pequeñuelos, vais a tener el increíble honor de tenerme como vuestro profesor en vuestro primer curso de preparación como SeeDs. '
- Buenos días, peque...uhm... alumnos. Soy vuestro instructor de este año, Irvine Kinneas – como por arte de magia, los grititos de las alumnas se multiplicaron y subieron de volumen, engrandeciendo aún más el ego del tirador. ¡Así debía ser todo siempre!
De repente unos toques en la puerta lo despertaron de su planeta feliz de admiración y respeto. Murmuró un extrañado 'adelante' y la puerta se abrió.
- Instructor Kinneas – Una mujer vestida en el uniforme del Jardín se acercó, toda digna, y le dedicó una larga mirada antes de levantar la ceja. – No creo que pueda empezar la clase sin esto. – y le dejó un montón de papeles que Irvine recordó como las guías para los alumnos. La rubia hizo un gesto de despedida a él y a la clase y se marchó tan digna como había venido.
Entonces Irvine se dio cuenta de que el ambiente de admiración había cambiado. Más bien, se había redirigido. Los alumnos estaban siguiendo con los ojos como platos a la SeeD que había entrado y ahora salía. Solo cerrarse la puerta los murmullos y chilliditos se hicieron tan estruendosos que Irvine tuvo que poner orden de alguna manera, todo malhumorado.
.-.-.-.-.
- ¡Me quitó mi momento de gloria! – gruñía mientras caminaba a largas zancadas - ¡Y deja de reírte!
Selphie Tilmitt acompañaba a Irvine dando saltitos para seguirle el ritmo. Aunque casi no le podía seguir el paso de las ganas de reír.
- ¡Ja! ¡Te lo mereces! – y soltó otra risita. – Parece mentira que necesites que una clase de novatos te admire. Además, sabes que la subcomandante impone más que tu. – Eso pareció gustarle a un menos a su acompañante que se cruzó de brazos y Selphie ladeó la cabeza para mirarle a la cara – Además, ella fue la que... ¡Auch!
- Señorita Tilmitt – dijo una voz detrás de la bajita SeeD mientras retiraba los papeles de su cabeza - ¿Cuántas veces he de decirle que no me llame subcomandante?
- ¡Quistis! – Selphie se aguantó la risa al ver la cara de Irvinne ponerse de todos los colores y se giró rápidamente para abalanzarse sobre la rubia - ¡Cuánto tiempo sin verte! – Le cogió un brazo a la SeeD y miró de reojo a Irvine a ver que hacía. Oyó a Quistis soltar una risita por lo bajo, tan característica suya.
- Vaya, vaya... Irvine... – Y por la voz, el SeeD supo que Quistis también se estaba aguantando las ganas de reírse como Selphie – Así que un puñado de impresionables alumnos de primero te están dando problemas? – 'Muy graciosa' pensó el tirador – Quizás sería mejor que me encargara yo de ellos si tan problemáticos son.
La mitad de la indignación de Irvine era, por supuesto, mentira. Una manera más de su amplio abanico para divertir a las chicas.
- Oh vaya, se me hace tarde – la rubia miró su reloj y recogió su papeleo – He de irme corriendo, nos vemos chicos.
- ¿Ya? – Selphie puso unos morritos que Irvine conocía muy bien. – ¡Pero si ya casi es hora de comer! – Entonces, recordó que Quistis los había encontrado saliendo del comedor. – No me digas que ya... – la rubia levantó una bolsa con un bocadillo y una manzana mientras seguía caminando sin girarse - ¡Igualmente es malo comer eso siempre, sabes? –gritó antes de verla desaparecer por el portal y poner morritos otra vez.
- Déjala Selphie – intervino el hombre guiándola al otro extremo del pasillo – Sabes que desde que la nombraron subcomandante ha estado más ocupada que nunca.
- ¡No la nombraron subcomandante para que dejara de vivir! – gruñó ella. Era extraño como habían cambiado los papeles, ahora la enfadada era Selphie – ¡Esta ha sido la primera vez que he podido hablar con ella desde hace un mes! ¡Me está preocupando!
- Oh, vamos a comer y deja ya el tema – suspiró él mientras agarraba una bandeja – Este Jardín no funcionaría de ninguna manera si ella no estuviera ayudando a Squall. Es la más indicada, y lo sabes.
- ¿Quién es la más indicada? – una voz aguda apareció delante. Zell Dincht mordía despreocupadamente una manzana mientras no paraba de echarse comida en uno de sus platos.
- ¡Hola Zell! – saludó la chica alegremente mientras agarraba un plato – Hablábamos de Quistis. ¿No te parece que desde que la nombraron subcomandante no la vemos nunca? Me da la impresión de que trabaja demasiado...
- Hombre, yo también estoy muy ocupado desde que me nombraron instructor, ¿sabes? – dijo él frunciendo el ceño mientras buscaba sitio en el atestado comedor– Enseñar artes marciales no es nada fácil.
- ¡Oh, vamos! – la bandeja evitó que pusiera los brazos en jarras.– ¿A eso le llamas tu estar ocupado? ¡Di lo que quieras que sé muy bien que te has escabullido más de una vez en misiones que no te tocaban! – añadió rápidamente cuando su amigo fue a protestar.
El Jardín Balamb se había convertido en todo un hervidero de actividad desde que se pusiera al frente de él como director el famoso SeeD Squall Leonhart (aunque a él no le gustaba nada ese título y prefería que lo llamaran por el título que había tenido antes, comandante). Casi directamente, Quistis había sido nombrada subcomandante con Shu como su ayudante, ya que estaba bastante familiarizada con todo lo que significaba llevar el Jardín.
Como eran los SeeDs más experimentados que habían quedado después de las terribles batallas acontecidas hacía un año, los amigos y compañeros de Squall también tuvieron que ponerse al frente en muchos cargos para llevar el Jardín: Selphie había sido nombrada organizadora de misiones, mientras que Zell y Irvine se habían hecho instructores aunque de vez en cuando participaban en las misiones más importantes del Jardín.
Y sí, el Jardín seguía haciendo misiones, pero de una manera más controlada que antes. Todos tenían claro que no querían convertirlo en un centro de mercenarios como antes, pero el dinero debía seguir entrando para poder seguir formando a guerreros.
Conscientes de todo esto, los famosos SeeDs de Balamb se habían puesto manos a la obra. Había muchas cosas que reorganizar y reparar, además que gente como Selphie o Irvine sentían que debían ayudar a sus otros jardines de origen. Hacía poco que la alocada organizadora de misiones acababa de regresar de las reparaciones del Jardín de Trabia.
- ¡Tengo una idea! – saltó la castaña mientras tragaba un trozo de espinaca – De aquí una semana es su cumpleaños ¿verdad? Podemos hacerle alguna fiesta o algo para que se olvide un poco del trabajo.
- ¡La organizadora Tilmitt en acción! – jaleó Irvine con una sonrisa blandiendo su tenedor - ¡Me parece genial!
- ¡Una fiesta! – Zell también parecía animado – Creo que nos hace falta a todos. Hace tiempo que no hacemos nada divertido.
- El que habla... he oído rumores que te lo pasaste muy bien destrozando ese carro de guerra en Tímber – rió Selphie.
- ¡Eh, eso es mentira!
.-.-.-.-.
Las luces del patio ya estaban encendidas, iluminando el atardecer.
- El cuadro de luces del segundo piso ya está reparado, pero he hecho que también revisen los de la otra aula – el murmullo ininterrumpido estaba empezando a atacar los nervios de Squall - ... además Shu ha hecho los nuevos planos para la remodelación de la zona de entrenamiento. Aquí está el horario para la instrucción de los no-académicos, y además... – La voz se calló un momento. '¿Se habrá parado a respirar? Porque dudo que lo haya hecho en estos 5 minutos...'pensó mientras se sobaba la sien. – Squall... ¿Me estás escuchando?
- Desde hace 5 minutos – dijo él frunciendo el ceño molesto – Quistis... ¿de verdad me tienes que pasar estos informes en medio del patio?
- Es cuando te he podido pillarte – replicó ella cruzando los brazos – Eres muy caro de ver, Squall.
- ¿No serás tú a la que no se le ve el pelo? He oído por ahí que la Dra. Kadowaki lleva varios días persiguiéndote para que te hagas una revisión. – miró a Quistis mientras trataba de organizar el montón de papeles que la subcomandante le había pasado.
- No le digas que me has visto. –suspiró ella cansada mientras descruzaba los brazos. – No tengo tiempo para pasarme. Y si aún me encuentra algo malo...
- Está bien. Pero no te olvides de ir algún día. También ella te debe echar de menos.
La chica le hizo un gesto de despedida y se dispuso a marcharse, cuando Squall la volvió a llamar.
- Oye... ¿Esto del plan de misiones no tenía que hacerlo yo? – dijo él moviendo la hoja dónde estaba todo escrito - ¿Por qué estás haciendo trabajo de mas?
- ¿Cuándo llega Rinoa? – preguntó ella.
- Pues... pasado mañana. –Squall arqueó una ceja.
- Pues, disfruta. – sonrió cálidamente y le hizo otro gesto de despedida. Pronto ya había desaparecido dejando a Squall sorprendido.
De repente, el SeeD notó que algo se le colgaba del cuello con mucha fuerza haciendo que los papeles se le cayeran al suelo de la impresión. Trató de respirar, mientras la alarma le invadía. De repente se calmó, reconociendo las manos de quién le agarraba.
- ¡Cariñoooooooooo! – Una aguda y conocida voz le habló al oído - ¡Ya estoy aquí! – Rinoa soltó al muchacho y escondió las manos en la espalda en ese gesto coqueto que tanto gustaba a Squall. - ¿Me has echado de menos?
- ¿Qué haces aquí? – dijo él conteniendo una sonrisa – ¿No tenías que llegar pasado mañana?
- Aaaaaah... ¡Eso es un secreto, comandante! – y le guiño el ojo mientras dejaba que su novio la rodeara con sus brazos – ¿No estás contento de verme antes? Tres meses han sido muy largos para mí...
No pudo seguir hablando. Pronto comprobó que él también la había echado terriblemente de menos.
.-.-.-.-.-.
Caminar por el enorme vestíbulo del Jardín siempre era un poco abrumador. Ahí es dónde se concentraba la mayoría de los estudiantes, que siempre iban de un lado para otro.
Quistis paró en seco a medio pasillo. Remiró entre los papeles que tenía y pegó un pisotón en el suelo frustrada.
'Squall me va a matar…' pensó mientras daba media vuelta '… pero tengo que darle esto antes de que caduque el plazo del contrato.'
Cuando el portal dejó paso a los verdes y frondosos árboles del patio, los pies de la ex-instructora se quedaron helados.
Ausentes de todo lo que ocurría a su alrededor Squall y Rinoa se besaban apasionadamente. Las manos de Rinoa se agarraban con fuerza a la espalda del SeeD como con miedo a caerse por el ímpetu del chico. Pero era la cara de Squall lo que pedía toda la atención de Quistis. El muchacho estaba completamente perdido en los labios de su novia. Era extraño ver una cara normalmente tan inexpresiva decir tanto solo con un beso. Quistis sintió un dolor muy extraño al verlos así.
Como más ironías de la vida, los papeles e informes que le había pasado estaban en el suelo. Bonita metáfora de su moral en esos momentos. Dio media vuelta rápidamente y se apoyó unos momentos en la parte oscura del portal a recogerse.
'Que tonta eres. Siempre te pasa lo mismo.' Se recordaba a ella misma mientras caminaba hacia la "rueda central" de nuevo, esta vez sin tanto ímpetu y con la cabeza gacha.'Tu misma dijiste que lo que sentías era amor de hermana mayor. ¿O es que diciéndolo te lo habrías creído hasta tu? ' Apretó sus papeles contra su pecho. 'Dedícate a las cosas con las que sí puedes hacer algo. 'Y apretando los dientes como si lo que estaba sintiendo fuera auténtico dolor físico, levantó de nuevo la cabeza y se apresuró a alejarse de ese lugar.
- ¡BASTA! ¡HACED EL FAVOR DE DETENEROS! – El grito resonó por el vestíbulo y los gritos que lo acompañaron fueron más que suficientes para alertar a la subcomandante que volvió a revestirse de su piel de orden y organización para ver qué pasaba.
Cuando llegó al pasillo de la entrada no pudo evitar que una gota de sudor le recorriera la sien. Esto no iba a ser fácil. Y su humor en esos momentos no le iba a ayudar a lidiar con esto.
- ¡SEIFER, PARA YA! – Shu estaba que sacaba fuego por la boca. En medio del pasillo, rodeados por un montón de estudiantes, el SeeD Seifer Almasy y un estudiante del Jardín se batían en lo que parecía... ¿Un duelo?
- Te voy a enseñar yo a ser tan gallito, niñato – la sonrisita suficiente de Seifer apareció enseguida y movió su sable pistola para dar fe a sus palabras – Vamos a ver si después de esta tienes ganas de vacilarme.
El alumno parecía muy enfadado por alguna razón y se levantó del suelo limpiándose la sangre que le salía de la nariz. Alguien le había un doloroso puñetazo por lo que se veía. Y a nadie le hacía falta ser muy listo para deducir quién.
- ¡El único que es gallito aquí eres tú! – gritó el chico, tratando de ocultar su nerviosismo y su miedo. Estaba claro que ya se había dado cuenta que pelear contra un SeeD de verdad no era muy buena idea. Y más uno tan conocido como Seifer. - ¡Ser SeeD no te da derecho a abusar de los demás!
'Así que es eso..' Quistis se llevó la mano a la sien, sintiéndose aún más cansada que antes. 'Lo único que me faltaba para terminar el día es a este buscapeleas rondando por el Jardín. ¿Cuándo ha vuelto de su misión?'
- ¡Ser SeeD me da más derechos de los que te crees, niñato! ¿Sabes con quién estás hablando? ¡Con el gran Seifer Almasy! ¡Jefe de equipo SeeD en las más altas misiones! – levantó la cabeza, orgulloso – Y, ahora... prepárate para morder el polvo... – se puso en posición de ataque.
'Te hicimos Jefe de equipo para que no te quejaras cuando te enviáramos lo más lejos posible en misiones.' Pensó ella cada vez más molesta. 'Los pobres de tu equipo deben estar descansando ya, porque no los veo por ningún lado.'
- ¡Quistis! – de la muchedumbre que la escondía apareció Shu, angustiada - ¡Tienes que parar esto! ¡Va a acabar haciéndole daño de verdad al chico! ¡Y a mí no me hace caso! – como por arte de magia, la simple mención de su nombre hizo que varios estudiantes le dejarán espacio.
- ¿Qué te hace pensar que a mí me lo hará? – replicó malhumorada – Además, si le hace algo serio tendré la oportunidad de ponerle un parte de conducta.
La subcomandante miró a la chica pelirroja que parecía querer replicar a eso y que no podía dejar de observar la pelea con preocupación y suspiró, rendida.
Dentro del círculo las cosas se veían bien negras para el pobre cadete. Ninguno de los estudiantes se atrevía a poner un píe más allá del corro no fuera que Seifer también la tomara con ellos. Seifer era demasiado rápido para el muchacho, y en un pis pas lo tuvo delante y le pegó un puñetazo en el estómago que lo dejó absolutamente fuera de aliento y lo obligó a retorcerse de dolor.
- Debería dejarte una marca por este descaro – dijo acariciando morbosamente el filo del sable pistola – ¿Otra preciosa cicatriz en la frente? Uhm… no te merecerías tal honor… - con un rápido movimiento puso la punta del arma en la nariz del herido alumno, dispuesto a terminar el trabajo. – Pero… ¿qué…?
De la nada, un látigo apareció de la multitud y con un par de vueltas se enredó en el filo del sable pistola, apartándolo de su objetivo. Seifer frunció el ceño al ver salir de la multitud a la ex-instructora que conocía tan bien. Ambos mantuvieron su vista fijada en el otro hasta que Quistis habló en voz bien alta.
- ¡Todos fuera! ¡Pronto será hora de cenar! – y al ver que todos aún estaban un poco reticentes, frunció el ceño y puso una cara de enfado que dio mucho miedo - ¿No entendéis cuando os hablo? ¡FUERA! – El corro se disperso de inmediato, mientras Shu y dos alumnos ayudaban al muchacho a levantarse.
- Venga chico, la Dra. Kadowaki ha de verte estas heridas – dijo Shu amablemente al ver que el chico cada vez estaba más asustado. Sobre todo después de semejante grito. – Vamos, vamos.
- Whoa… subcomandante… - Seifer parecía también muy sorprendido ante esa muestra de la chica - ¿Cuánto tiempo hace que no tienes a nadie en la cama? – rió ante su propia ocurrencia.
¡PLAS!
La bofetada le había girado la cara de la fuerza y Seifer se quedó helado mirando al suelo. No solo él. Shu y los alumnos que la acompañaban también se giraron y abrieron los ojos como platos.
- Parece mentira que siendo tan mayor… - pese a la fuerza de sus acciones, la voz de Quistis se mantenía fría como el hielo - … hagas tantas tonterías, Seifer. ¡¿Cómo se te ocurre batirte en duelo con un estudiante? ¡¿Es que te has vuelto loco?
Pero el SeeD no parecía estar escudándole. Se sobaba la mejilla y miraba fijamente a la ex-instructora como si fuera de otro planeta. Movió violentamente el sable pistola para que el látigo se soltara, y sin mediar palabra con ella, se marchó a grandes zancadas.
Quistis lo vio marchar y después suspiró cansada. 'Quizás me haya pasado un poco…'
De repente se dio cuenta de que todo el mundo la miraba con los ojos como platos y atemorizados. Enfadada, se marchó de ahí casi corriendo.
.-.-.-.-.
Al día siguiente del incidente la oficina de Squall en el tercer nivel era escenario de gritos. Nida se erguía todo enfadado, perdiendo su tan bien conocido temple.
- ¡Y eso te pareció suficiente para romperle la nariz, verdad?
Seifer Almasy estaba al otro lado con una postura bastante despreocupada. Ese tema le estaba aburriendo mucho. Cuando esa mañana lo habían llamado al tercer nivel suponía que era para felicitarlo por la misión, para darle otra nueva, o como mucho para que Squall le volviera a advertir sobre algo. Pero parece ser que el alocado muchachito que le había faltado tanto al respeto era el hermano de ni más ni menos que de Nida, el piloto del Jardín.
Aún así no entendía que eso hiciera falta una reunión a esas horas intempestivas de la mañana. Si le querían hacer un parte de conducta, adelante, pero que al menos le dejaran dormir. La misión no había sido algo fácil.
- Si lo que buscas es que me disculpe, vas listo. – respondió, al fin, gritos más tarde – No soy SeeD de este Jardín para que me venga un niño a enseñarme sobre el bien y el mal.
- Te veo muy seguro de saber distinguir entre ambos. – habló por fin el comandante que había estado escuchando todo sin decir ni pío.
¿Eso era una indirecta? Seifer era consciente de que aún mucha gente lo tomaba por un traidor al Jardín y que se hablaba a sus espaldas. Le importaba un comino. Sin embargo, no iba a permitir que eso hiciera que los demás le pudieran faltar al respeto. Ya veía como todos los del Jardín besaban el suelo por dónde pisaban los otros SeeD.
Y lo que terminaba de sacarlo de sus casillas era el tema de la bofetada de Quistis Trepe. Eso había sido… no había palabras. ¿Cómo había podido levantarle la mano? El problema es que más que furioso estaba a cuadros. La ex–instructora no era alguien que recordara como una persona agresiva. Solía ser muy comedida y hablar en pro de la razón. La lógica del grupo, vamos.
- Squall, ¿No me irás a decir que esto quedará así? – Nida vaciló al ver que el castaño no dejaba de observar a Seifer.
- No te preocupes. Puedes irte ya, Nida. Gracias por venir en defensa de tu hermano.
Con un gruñido final, el piloto recuperó su compostura y se marchó todo digno.
- Bueno, papaíto, a ver, ¿Qué me tocará hacer? – se burló el rubio como hacía siempre que veía a Squall tomando alguna decisión - ¿Limpiar los lavabitos?
- Vas a estar dos meses sin misiones. – Squall lo miró fijamente para encontrarse con que Seifer no parecía tener ninguna reacción.
- Estas flipando. ¿Me relevas dos meses? – la sonrisa de negación se le pegó a los labios - ¿Estás bien de la cabeza? Hago parte de las misiones más importantes para este Jardín, Leonhart.
- Entonces, les pediré a Selphie, Irvine y Zell que se ocupen de las que tú dejarás. – no había emoción en su voz, pero Seifer hubiera jurado que el cabrón se lo pasaba bien.
- Estas enfadado porque ayude a Rinoa a volver antes, verdad? – estalló, furioso - ¡Eres un jodido celoso! ¡Solo me la encontré de camino y me la traje conmigo! – vio que Squall levantaba una ceja.
Era evidente que Rinoa no le había dado ese pequeño detalle.
Mierda.
- No es eso. –dijo sin emoción.
- ¡Ah no, claro! – respondió Seifer, algo molesto porque el saber que su novia había viajado con su rival no le afectara lo más mínimo – Entonces, ¿Qué es? Ah, ah, ah… espera… ¡es esa maldita mujer! ¡Te ha dicho algo más verdad! ¡Pues que sepas que fue ella quién me levantó la mano a mí! ¡¿No debería ser yo quién se quejara?
- Estoy al tanto de eso, pero considero que fue un incidente sin importancia comparado con lo que hiciste tu.
- Estas al tanto… - repitió – o sea, ¡Que si que ha venido a quejarse! Pero… ¡Será la tía…!
- Fue Shu quien vino a informarme del incidente si tantas ganas tienes de tomar represalias – comprobó como eso hacía que Seifer se tranquilizara un poco – Parecía preocupada por todo el asunto…
- Como para no estarlo. - el rubio arqueó una ceja – Esa chica tiene un problema, te lo digo yo.
Vio como Squall levantaba la vista y lo miraba, molesto.
- El que tiene un problema eres tú, Seifer. No te metas en más líos de estos o verás lo que es bueno. Y ahora, vete… Ya he visto tu cara suficiente por hoy.
- Te digo lo mismo… - replicó él, molesto – C-o-m-a-n-d-a-n-t-e – dijo con retintín y se marchó abriendo la puerta con violencia. Squall oyó que hacía un gruñido y se subía al ascensor.
- ¿Cuánto tiempo llevas escuchando Rinoa? – De detrás de la otra hoja de la maciza puerta de madera apareció una bonita cara con pelo moreno que conocía muy bien.
.-.-.-.-.
El sonido del teléfono se acabó haciendo tan insistente que no tuvo más remedio que casi tirarse de la cama para cogerlo. La habitación estaba con las cortinas corridas y tuvo que ir a tientas para encontrar el aparato.
- Habitación 102. Quistis Trepe – respondió mientras se tapaba la boca al bostezar - ¿Si? Ah, hola, buenos días Shu. ¿Sí? ¿Qué pasa? – se dio cuenta de que tenía una voz muy adormilada y de que se estaba enterando más bien de poco pero dejó que su amiga siguiera hablando – Aha… ¿Qué? Sí, claro, no te preocupes. Ya hablaré yo con el comandante. No, tranquila. Después vengo a verte… Si… si… vale adiós.
Como si nada hubiera pasado, Quistis se dedicó tranquilamente a su tarea matutina de abrir todas las cortinas del minúsculo habitáculo preferente que tenían sus amigos y ella que no solo contaba con habitación individual, sino con baño aparte y una habitación central con una cocina que sabía que nadie utilizaba excepto para los desayunos.
Para una persona que no podía vivir sin el café matutino, era una bendición, pues no tenía que hacer como antes de arrastrarse hasta el comedor para poder despertarse. Ahora que era subcomandante, podía salir de su habitación preparada para todo.
Sólo cuando hubo desayunado y estaba arreglando los platos le vino con toda claridad lo que Shu le había estado diciendo.
- Oh… Hyne bendito… - se apoyó dramáticamente en la mesa tratando de asimilar la gravedad de los hechos.
Shu estaba enferma. Y enferma en serio, de esas gripes letales con mucha fiebre que te hacen estar una semana en cama sin poder moverte. Esto en otras circunstancias no hubiera sido tan grave, si no fuera porque el volumen de trabajo y responsabilidad que Quistis y ella llevaban era demasiado grande para que pudiera hacerlo sola. Ella llevaba casi literalmente todo el Jardín, mientras que Squall se dedicaba más a los aspectos de relaciones externas.
Además, después de una batalla como la que habían pasado, sabía que Squall y Rinoa se tenían una bien merecida época de descanso para estar juntos. Y ahora que Rinoa había vuelto de esa gira como Embajadora de Paz por cada ciudad importante, se había propuesto descargar al chico de tanto trabajo.
- A ver, tranquilicémonos – pero sabía que poco podía decirse a sí misma para consolarse.
La Dra. Kadowaki montaría guardia en la puerta de la habitación de Shu si hacía falta para que nadie se le acercase hablando de trabajo hasta que no estuviera completamente curada. Tampoco es que ella quisiera forzar a su ayudante si se encontraba tan mal. Lo que debía hacer era descansar.
'Pues yo seré la siguiente en cama, me parece'. Aspiró aire y lo dejó ir muy lentamente para ordenar sus ideas. No había nada que hacer: le esperaba una semana infernal. Solo esperaba que no acabara como la pobre Shu.
.-.-.-.-.
- ¿De verdad hizo eso? – La muchacha parecía muy interesada en el tema – ¡Zell, basta ya!
- ¡Es que no lo puedo evitar! – y volvió a reírse a carcajadas moviendo la silla dónde estaba sentado con él – ¡Hubiera pagado cualquier cosa por ver el careto de ese idiota de Seifer después de esa hostia! Hyne, entonces no volvería a enlazarme un G.F. en la vida para no perder nunca ese recuerdo.
En la enfermería Rinoa, Selphie, Irvine y Zell habían acabado reunidos, buscando un lugar tranquilo para contarse los cotilleos de la semana. El más importante, sin duda, el del incidente de Seifer y Quistis.
- De todos modos, no es normal en Quistis perder los estribos de esa manera. – dijo Irvine, apoyado en la ventana.
- ¿Verdad, verdad? – Selphie parecía contenta de que alguien, al fin, comprendiera sus palabras – Yo creo que todo esto es porque va demasiado estresada. Rinoa, porque tú has estado fuera todo este tiempo, si no seguro que también estarías de acuerdo conmigo. ¡La vi más por esa cena que hicimos todos juntos de lo que la veo normalmente!
- Uhm… - Rinoa parecía pensativa – la verdad es que yo solo la veo cuando estoy en el nivel 3 y ella pasa para dejar o recoger cosas. – de repente frunció el ceño - ¡Si ni siquiera le he conseguido sonsacar ningún cotilleo! ¿Cómo es posible?
- Porque-no-hay – dijo Selphie lentamente – ¡No tiene tiempo ni para escucharme a mí!
- ¡Y eso es bastante difícil! – añadió Zell antes de ganarse un golpe y risas por parte de Irvine, Rinoa y la Dra. Kadowaki que rondaba por ahí.
- A Quistis le ha caído mucha responsabilidad y trabajo encima. –la voz serena y segura de la doctora los acalló a todos. – Y no quiere volver a ser un fracaso como cuando fue instructora. Está dispuesta a trabajar lo que haga falta. Tenéis que entenderla, chicos.
- ¿Fracaso? ¿Qué fracaso? – Rinoa miró a los demás extrañada pero solo recibió miradas igual de sorprendidas que la suya.
- ¿No lo sabíais? – la mujer sonrió levemente y sorbió un poco del té que tenía encima de la mesa – Dejó de ser instructora después de que os hicieran SeeDs. Recuerdo que alguna vez me contó algo de que se lo había dicho a Squall. No le gustaba mucho recordarlo.
Los cuatro amigos se miraron un momento, quedándose un rato callados. ¿Cómo debían interpretar eso?
.-.-.-.-.
Rinoa se apartó de la charla con algunos de los SeeDs del Jardín en cuanto vio una conocida cabeza rubia meterse en el ascensor. Cuando llegó al segundo nivel, tuvo que dar alguna vuelta hasta por fin encontrarla caminando con energía saliendo de un aula.
- ¡Subcomandante! – el grito tuvo efecto enseguida, ya que la figura se paró en seco y toda rígida se giró a ver quién la llamaba. Solo cuando vio la sonriente cara de su amiga, pareció relajarse un poco.
- Rinoa, sabes que no me gusta nada que me llaméis así… - sonrió, cansada, mientras la veía acercarse. – Y si vas a preguntarme algo sobre el incidente de la bofetada, te digo ahora que mi boca está sellada.
- Ya debes estar tan acostumbrada al título que seguro que no respondes a tu nombre – rió y con un gesto la invitó a caminar junto a ella. – No venía por eso. Es que estos días te veo poco, y estaba algo preocupada…
- ¿Cómo? Oh, bueno, no todos estamos de vacaciones… - y dándose cuenta de que había sido grosera, añadió rápidamente – aunque si alguien se las merece eres tú. Tienes que contarme que tal por Galbadia. Y creo que no te he dado aún las gracias por el encargo de los monstruos.
- Creo que he contado todo tantas veces que ya se me ha olvidado – respondió, sonriente – Además, conté muchas cosas en la cena, ¿recuerdas? Y no pasa nada por lo de los monstruos, para los SeeDs que me acompañaban fue cosa fácil.
- Ehm, si, supongo que debía estar un poco metida en mis cosas – se sonrojó levemente – La verdad es que me viene de perlas habernos encontrado. Necesito un favor, ¿Crees que podrías prestarme un poco de tu tiempo?
La muchacha morena parpadeó varias veces, sorprendida. No es que Quistis no fuera de pedir favores, pero si había alguien con quién quizás tenía menos confianza era con ella. Le agradó comprobar que quizás ahora podrían estrechar su amistad. (Y de paso enterarse de sus cotilleos)
- Claro, ¡Lo que quieras!
- Ehm, soy consciente de que ahora estas de vacaciones y lo que quieres es tomarte tiempo en tus cosas, pero… ¿Podría pedirte que alguna de las sesiones con los pequeños las hicieras tú? Será muy bueno si alguien que ha viajado tanto les cuenta cosas de los continentes. Eso ayudará a ampliar sus conocimientos.
- Oh, bueno… - Rinoa se rascó cortada la cabeza, ligeramente sonrojada ante el cumplido – No soy tan viajada, ¿sabes? No más que tú.
- Pero para hablar con los pequeños se necesita tener encanto y paciencia. Y eso no es precisamente mi fuerte. – dijo con gesto irónico. – Además, nadie mejor para inculcarles el respeto entre naciones que nuestra Embajadora de Paz, ¿no crees? No te pediré que lo hagas a menudo, pero mientras estés aquí…
- No te preocupes. – Contestó rápidamente – Lo haré.
- ¿De veras? – y sonrió – Vaya, eso es genial. Mira, estos son los horarios de los dos grupos. Las horas libres están marcadas aquí, ¿lo ves? Hablaré con las encargadas para que sepan que vendrás, aunque me vendría bien que me dijeras que días te irían mejor para poder organizar mejor el horario.
- Eu… si… claro – Rinoa flipaba un poco en colores con el papelito.
De repente unos rápidos pasos llamaron la atención de ambas provocando que Quistis se pusiera rígida y a Rinoa se le iluminara la cara.
- ¡Seify! – saludó alegremente la morena haciendo que tanto Seifer como Quistis arquearan una ceja ante el nombrecito. La gota de sudor vino después cuando Rinoa la agarró del brazo sin avisar y la arrastró a dónde estaba el SeeD. - ¿Qué haces por aquí?
- Iba a entrenar un poco al patio… - respondió no muy convencido – Y Rinoa, no me llames así, ¿quieres? – dijo algo secamente echándole una mirada a Quistis que no le gustó nada.
- ¡Pero bueno! ¿Por qué todos me decís lo mismo? – y sin aviso tomó a Seifer también por el brazo haciendo que Quistis se pusiera aún más rígida. – Estábamos hablando de que Quistis dice que no es encantadora ni paciente, ¿Tu qué crees?
Un silencio sepulcral se extendió por el pasillo mientras los dos SeeDs registraban lo que la chica acababa de decir.
- ¡Rinoa! – la muchacha rubia frenó en seco toda sonrojada y miró a Rinoa como para pedirle explicaciones.
Antes de que Rinoa pudiera decir nada, Seifer estalló a carcajadas. Rinoa los había soltado ya de los brazos, asustada ante las reacciones de ambos. Quistis estudió al rubio, tan sorprendida como la morena de ver al SeeD riendo sin tapujos. No sabía si quedarse sorprendida u ofenderse, pues ignoraba si se reía por la situación o por el hecho de que le hubieran preguntado algo tan absurdo.
'Voy a matar a Rinoa'. Pensó frunciendo ligeramente el ceño. '¿A quién se le ocurre preguntar eso? Y a nada más ni nada menos que a Seifer… Trágame tierra…'
- Lo siento Rinoa, tengo que irme. – y haciendo un gesto de despedida con la cabeza y echándole una última mirada de desaprobación a Seifer, se marchó como alma lleva al diablo por los pasillos.
- ¡Oh, vaya! – Rinoa pegó un pisotón en el suelo mientras la miraba marchar para dedicarle una mirada disgustada a Seifer que se estaba secando las lágrimas – Todo iba muy bien… ¿Por qué lo has estropeado?
- ¿Qué todo iba muy bien? Rinoa, mira más allá, por favor. ¡Iba tiesa como un palo! – Y al decir eso, volvió a reírse sin poder aguantarse – ¡Hyne, que bueno! – dijo una vez se había vuelto a calmar, aunque la risa le seguía bailando en los ojos - ¿Se puede saber que pretendías? Porque si era algo así como relajar la tensión… deja que te diga que necesitas un poco de práctica…
- ¡Bueno qué pasa, alguien tenía que hacerlo, no? – Puso los brazos en jarras, toda ofendida – He hecho que dos amigos míos traten de llevarse bien, no creo que sea tan malo.
- Te has equivocado de amigos. – le reprendió él, recuperando la compostura – No quiero tener nada que ver con ninguno de ellos.
- Menos lobos, caperucito – respondió – El otro día te vi hablando con Selphie la mar de tranquilos, ¿Qué me dices a eso?
- Hablaba con ella porque es la organizadora de misiones, cabeza hueca – le pegó suavemente en la frente – Y por hablar no me voy a hacer amigo del alma como haces tú. – Vio que Rinoa seguía mirando por dónde había venido Quistis – No te recomiendo que la molestes mucho… podrías acabar con una bofetada.
- ¡Seifer! – y el muchacho rió ante su contestación – Te merecías esa bofetada, y lo sabes. Sin embargo… - y apoyó su mano en la barbilla – me preocupa un poco verla tan absorbida. Se pondrá enferma.
- Como su ayudante.
- ¿Shu? ¿Está enferma?
- ¿No lo sabías? Oí a la Dra. Kadowaki cuando salía de su habitación para llevarle las medicinas. Esta con una fiebre altísima y no saldrá de la cama en una semana, como mínimo. Supongo que para la subcomandante ha sido un golpe bajo. – sonrió levemente mirando hacía donde se había ido Quistis – Seguro que tiene la agenda tan llena que ni ir a visitarla puede…. ¿Rinoa?
La muchacha estaba mirando al suelo muy seria y Seifer se sorprendió ante la reacción.
- No lo sabes, no lo sabes, no lo sabes… ¿Por qué no nos dijo nada? Podríamos haberla ayudado en algo o lo que fuera! – El rubio se echó un poco atrás. Rinoa parecía enfadada - ¡Esto no puede quedar así!
- ¿Qué vas a hacer? – preguntó interesado. No le importaba mucho lo que le pasara a la ex-instructora pero le divertía ver a Rinoa tan decidida. Siempre salían problemas cuando eso ocurría.
- De primero me ocuparé que la fiesta sea un éxito – y le guiñó un ojo, cómplice.
.-.-.-.-.
CONTINUARÁ…
.-.-.-.-.
