Hetalia –Axis Powers, World Series, The Beautiful World- le pertenece a Hidekaz Himaruya.

IB es un juego rpg de Horror/Aventura creado por Kouri

Yo solo estoy jugando con ambos universos.

Hay partes que están totalmente basadas en la historia del juego, así, casi tal cual, pero hay otras que son mera invención mía.

Rated T, solo por si las mosquis (? Ah, e importante: ¡Muchos spoilers de IB! Así que, si no has jugado, y no te gustan los spoilers, mejor huye justo ahora.

/watch?v=69Dix-v4h-I (Memory - El tema principal de IB)

OoOoOoOoOoOo

—¿No has olvidado nada, Alice?

—No, mamá, tengo todo.

—Ah, y ¿tienes tu pañuelo contigo? Ya sabes, aquel que tiene el bordado…

—Sí, aquí lo tengo.

—Bueno, pues guárdalo bien en tu bolsillo, ¡No lo vayas a perder!

—¡Mamá, por dios!

La chica de trece años soltó un bufido por tercera vez en el día, ya desde temprano en la mañana. Estaba más arreglada de lo normal, aunque su cabello rubio seguía atado en un par de coletas, a cada lado de su cabeza, como siempre. Ese día, el plan era ir con su familia, sus dos padres, a la nueva galería de arte, recién inaugurada.

—Perdóname por preocuparme por ti —Gruñó su madre, pero, en ese momento, su padre llegó de la manera más oportuna posible, y se le acercó por la espalda, abrazándola por la cintura— ¡Eh!

La hija de la familia rodó los ojos, y aprovechó la distracción para regresarse a su cuarto. Fue directo hacía su cama, y tomó el pañuelo que había encima de ella. Era un pañuelo bonito y fino, perfectamente blanco, y con su nombre bordado en él: Alice.

Se dedicó a contemplarlo, sintiendo la suave textura entre sus dedos, cuando oyó la —frecuentemente— estridente voz de su progenitora.

—¡Alice… Kirkland!

—¡Ya voy, madre! —Alice sacudió la cabeza con exasperación, y dobló el pañuelo pulcramente, antes de guardarlo en el bolsillo de su falda.

OoOoOoOoO

Después de un rato de travesía en coche, Alice entró a la galería finalmente, sacudiéndose el agua. Estaba lloviendo a cantaros, y el día estaba gris, pero eso no había amilanado a sus padres de la idea de venir. Ellos entraron después de ella al amplio lugar, sin decepcionarse en lo más mínimo.

—Vaya, que bonito… muy elegante —Comentó su madre, sonriendo— ¿A que te alegras de haber venido, Alice? ¡Y no trates de negarlo, que sé que te gusta el arte!

Su hija, efectivamente, no fue capaz de negarlo.

—Parece una galería bastante buena… —Dijo, mirando alrededor. Para ser tan temprano, había bastante gente, y parecía bastante emocionada la mayoría. En el fondo, Alice tenía muchas ganas de recorrer el lugar.

—Son las obras de un pintor muy famoso… seguro que te gustan —Sonrió su madre juguetonamente.

Alice no dijo nada por unos segundos, sin hacer más que mirar a sus padres agarrar panfletos, y comentar cosas, pero ella seguía mirando con ansias los blancos pasillos.

—Esto… madre… —Empezó, jalando suavemente la manga del abrigo de su progenitora— ¿Puedo empezar a recorrer el lugar ya…?

—Pero bueno, ¡Alice…! Primero que no querías venir, y ahora cuánta impaciencia —Resopló la mujer, frunciendo las cejas— Anda, ya, está bien. Ve adelantándote… pero no te alejes demasiado, el lugar es grande, y casi podrías perderte. Pero, sobre todo, ¡no molestes a los demás visitantes! ¿Quedó claro? —Ordenó, volviendo a sonreír como si nada.

La chica asintió, viendo a su padre de soslayo. Se alejó de sus progenitores, y en cuanto les dio la espalda, escuchó la voz de su madre, diciendo:

—Aquí estaremos… ahorita te alcanzamos.

Alice asintió, girándose ligeramente hacía ellos. Anduvo nuevamente, acercándose al comienzo de dos anchos pasillos, sin saber por cual ir.

Se decidió por el de la izquierda, y vio a varias personas mientras caminaba. Por lo menos un grupo de amigos, familias, señores y señoras mayores, jóvenes… le gustaba observarlos, hasta cierto punto. Aunque algunos le producían más interés que otros.

—¡Miren, mamá, papá! ¡Es un perrito!

—No es un perrito, Penny, es un lobo…

Alice los miró: una niña con sus padres. Siguió avanzando, pero se detuvo al oír a uno de los grupos de amigos más ruidoso de lo normal. Los miró de mala manera sin poder evitarlo. ¿Es que no sabían que había reglas? Principalmente una llamada "No hacer escándalo…"

—¡¿Qué hiciste que?! Demonios… ¡yo también quiero hacer eso!

—No, no, si eso fue lo de menos…

—¡Hala, bruto! —Rió uno— ¡La de hostias que te habrán llovido después de eso…! Pero, chicos, se supone que no podemos hacer tanto ruido…

—Oh, amigo mío, si alguien osa decirnos algo…

Alice puso los ojos en blanco, y se giró, con la misma expresión que si le hubieran hecho una severa ofensa.

Idiots… —Murmuró, y continuó su recorrido, para seguir admirando las obras de aquel famoso artista.

En ese lugar, había una pintura que le llamó la atención en particular. Era el cuadro de una isla tropical, donde había varias frutas, sentadas alrededor de una fogata, o simplemente comportándose como si fueran humanas, aunque no tenían rostro. Era un cuadro algo amplio, y se quedó viéndolo durante unos momentos. Pero no era la única a la que le había interesado dicha pintura: Del lado izquierdo de Alice, había una chica de rasgos notoriamente orientales, de baja estatura, y con el lacio cabello castaño recogido en un par de chongos. Y del lado derecho, había un hombre alto, muy alto, de cabello prácticamente grisáceo, aunque lucía bastante joven. Él estaba justo de frente a un cuadro de un bello y luminoso campo de girasoles, y lo contemplaba, fascinado. Alice estaba en medio de esas dos personas, tan diferentes. Se encogió de hombros, y partió hacia otro lado.

Mientras caminaba, vio un curioso sillón en exhibición, que, aunque lucía bien, no le daban ganas de sentarse. Justo delante de aquello, había algo que le resultó un poco perturbador. Una exhibición de maniquíes, ataviados de distintas formas, elegantes y demás, pero… ninguno tenía cabeza. Alice sacudió la cabeza ligeramente, y siguió el recorrido que ella misma se estaba inventando conforme avanzaba. Iba mirando, entretenida, cuando escuchó a alguien silbar una alegre melodía, y se detuvo. Al voltearse, arrugó el entrecejo, ofuscada. A menos de dos metros, estaba el chico risueño del ruidoso-grupo-de-amigos. Peor impresión le dejó, cuando se fijó en que el muchacho estaba mirando una pintura de café… con churros, como si fuera lo más interesante del mundo. La niña hizo un gesto de extrañeza, y se alejó cuanto antes de esa persona tan rara.

Al cabo de un rato, comenzó a perder algo de interés, y anduvo algo distraída. Hasta que, sin darse cuenta como, llegó hasta un lugar por el que no había pasado antes. A lo largo de la blanca pared, de la amplia habitación, había una mega pintura, como ninguna otra que hubiera visto hasta el momento.

—Oh…

Había algo muy peculiar en el cuadro, aunque en su momento no sabría decir que. La razón le decía que era bonito, colorido, pintoresco. La no-razón, su intuición, le pedía alejarse cuanto antes de él. Poniéndose curiosamente nerviosa, iba a darse la vuelta, cuando se fijó en que ese cuadro también tenía una inscripción abajo, como los demás, solo que ésta lucía algo diferente. Se acercó a ver, y pasó una mano delicadamente por el letrero.

Mundo…

Había otra palabra junto a la primera, pero estaba en otro idioma, y desconocía su significado. Al percatarse de que la sensación extraña que le provocaba la pintura no se desvanecía, decidió que era mejor irse, y ver algo que no fuera el enorme e imponente cuadro. Caminó por el corredor por el que había venido, comenzando a sentir ansiosa por alejarse. Pero la sensación de alivio se esfumó cuando pasó por la exhibición de aquel sofá tan extraño, de los maniquíes vestidos y sin cabeza, y no logró ver ni rastro de la vivacidad que había en el ambiente hacía menos de tres minutos. De hecho… no logró ver ni si quiera una señal de vida alrededor. De repente, todo estaba en una especie de silencio muerto.

Exploró el resto de las salas, todas de inmaculadas paredes blancas, miró para todos lados, pero no se encontró a ni una sola persona. Un escalofrío le recorrió la columna vertebral, y sintió como su temperatura, le parecía, descendía drásticamente. Bajó las escaleras saltando peldaños de dos en dos, y buscó rápidamente con la mirada.

El primer piso también estaba desierto.

—¿Mamá…? ¿Papá…?

En ese momento, y como si fuera a propósito, los candelabros que pendían del techo temblaron, los focos pardearon, y la luz desapareció definitivamente.

OoOoOoOoOoOo

La prota de este asunto, por si no quedaba claro, es NyoInglaterra. Solo que aquí esta más chiquita, y la he puesto de trece años. Ahora la pregunta de "¿Y quién va a ser el equivalente a Garry en esta historia?" Una pista: se quedó mirando el cuadro de los churros.

Más claro, imposible ^^U xD