Un penetrante zumbido restallaba en sus oídos, tenía la vista completamente nublada y sus andares eran tambaleantes, notaba algo escurriéndose por sus mejillas, una suave caricia cosquilleante e incómoda, la responsable de que no pudiese ver nada.
Estaba llorando, sentía como si su estómago se hubiese mudado a otro cuerpo y hubiese dejado vacías sus entrañas. Sus palabras no habían logrado convencer a ese hombre, esas palabras cargadas de un sentimiento tan sincero como hiriente. Le había rogado que no la dejase sola, y él había seguido adelante sin mirar atrás, a pesar de que Julia hubiese desaparecido para siempre del mundo de los vivos.
Finalmente Faye soltó una carcajada, qué tonta había sido, creer que podía haber significado algo en la vida de aquel ser indiferente hacia todo lo que no fuesen Julia o los Dragones Rojos.
Con su paso desgarbado se acercó a Jet, que estaba cabizbajo frente a una de las ventanas de la Bebop, y le palmeó la espalda con fuerza.
-¿Pero qué…?- comenzó él.
-Tu amigo es lo más tonto que me haya echado a la cara, pero si se quiere suicidar nosotros no podemos hacer nada por evitarlo.- esbozó una sonrisa ante la cara perpleja de Jet- Y ahora, vamos a comer algo y a buscar nuevas recompensas que obtener antes de que las paredes de la nave se nos echen encima.
Jet sacudió la cabeza y caminó tras la muchacha un poco confuso, pero con cierta sensación de alivio.
Spike despertó en una cama bañada por una luz blanca que le cegó por un momento, estaba cubierto de vendajes de la cabeza a los pies y le dolía cada centímetro del cuerpo como si mil cuchillos lo estuviesen atravesando.
-¡Por poco no lo cuentas chico!- pronunció una voz chillona a su derecha.
Era un señor anciano, con una calva coronilla que brillaba con la misma intensidad que las luces y a su alrededor flotaba una masa de pelo cano.
-Casi pierdes esa pierna, pero la medicina está muy avanzada y no hemos tenido que deshacernos de ella por suerte- continuó esbozando una sonrisa medio desdentada.
-¿No estoy muerto?- balbució Spiegel.
-No chico, ¿me ves cara de ángel o algo por el estilo?- el jubiloso anciano estalló en carcajadas ante su ocurrente comentario.
-He de irme.- concluyó el chico haciendo ademán de levantarse.
El pequeño anciano lo persiguió hasta la puerta gritándole que volviese inmediatamente a acostarse, que no estaba en condiciones de ir a ninguna parte en ese estado deplorable, pero Spike era demasiado cabezota como para hacerle caso.
Con gran satisfacción observó que su Swordfish II estaba en la puerta y se metió en él con toda la velocidad que le permitió su magullado cuerpo.
La Bebop flotaba por alguna zona cerca de Marte, habían pasado 2 meses desde la casi completa escisión de la tripulación de la nave y sus dos únicos integrantes se encontraban acalorados dentro de ella. Faye reposaba en uno de los sofás amarillos con su habitual ligereza de ropa y abanicándose con unos papeles mientras Jet trasteaba con una de las piezas de su Red Tail, que la chica había destrozado en una de las persecuciones suicidas que realizaba últimamente.
-¿Por qué hace este calor endemoniado Jet? Así no puedo pensar.
Jet observó la postura de la chica, completamente repantingada con un pie balanceándose al extremo del sofá.
-El que tiene que pensar aquí soy yo, arreglando los destrozos que me traes cada día- le increpó blandiendo una llave inglesa en sus narices.- Eres un desastre de mujer.
Faye le sacó la lengua y continuó abanicándose como si la cosa no fuese con ella.
-El regulador de temperatura se ha ido al garete, cuando termine con esto aterrizaremos en Marte para que nos lo arreglen. Espero que su majestad vagancia no tenga la genial idea de gastarse la última recompensa en casinos.- dijo mirándola con ira.
-No voy a ir al casino Jet.- farfulló la chica.
-Ni al casino ni a nada que tenga que ver con dilapidar el dinero en apuestas de cualquier tipo, que nos conocemos.
La chica frunció el ceño, pensaba ir en cuanto aterrizasen a apostar en las carreras de caballos.
Un suave golpeteo fuera de la nave les distrajo de su acalorada conversación.
-¿Qué pasa ahora?- Preguntó la chica.- ¿Se han roto los motores? ¿O tal vez los mandos de control?
Jet la miró con ceño y se levantó para comprobar de dónde procedían los sonidos.
De repente ambos se quedaron en silencio absoluto escuchando, sonaban unos pasos, a Faye se le aceleró el corazón, esos pasos le resultaban dolorosamente familiares. Jet entreabrió los labios haciendo que el cigarro que se estaba fumando se le cayese de la boca y fuese a parar a su entrepierna.
-¡JODER! ¡ME CAGO EN TODO!- Exclamó el hombre apretándose sus partes más sensibles.
Faye salió de su ensimismamiento y se echó a reír.
-Y luego me dice a mí que estoy en babia…
La risa de Faye llegó nítida y vívida a los oídos de Spike, que caminaba lentamente por los pasillos de la nave intentando llegar lo antes posible donde sus amigos para poder tumbarse y aplacar un poco el dolor que le recorría cada nervio de su cuerpo.
Una vez hubo llegado a la puerta vio a Faye echándole un vaso de agua en la entrepierna a Jet y riéndose a mandíbula batiente.
-Bonita estampa.- masculló al ponerse en un lugar visible.
Faye estaba de espaldas, dio un respingo y el vaso se le resbaló de las manos cayendo al suelo y partiéndose en mil pedazos.
Jet se levantó profiriendo una retahíla interminable de insultos y abrazó a su amigo-
-Pensábamos que estabas muerto, puto desgraciado.- comentó Jet sonriendo.
-He venido en cuanto he despertado, no quería haceros sufrir de más.- comentó el chico rascándose la cabeza.
-¡Vaya!- exclamó la chica- ¡Eso sí que es nuevo! ¡Spike teniendo consideración de sus amigos! Podías haberlo pensado antes de largarte dejándonos tirados.
Faye se retiró a su habitación con un enfado monumental.
-Parece que se ha enfadado un poco.- le comentó Spike a Jet arqueando las cejas.
Jet se encogió de hombros y continuó arreglando la pieza del Red Tail.
-Nos has tenido preocupados Spike, eres un cabezota que se empeña en salir a misiones suicidas siempre que puede, y esa chica ha estado muy sola demasiado tiempo, supongo que para ella somos algo así como su familia…
-Bueno, basta de sensiblerías, ¿qué hay para comer? Me muero de hambre.
-Mierda hay para comer, maldito seas. Vienes después de liarla exigiendo un ama de casa.
Pero Jet se puso el delantal y se puso a cocinarle algo, estaba muy contento de que su amigo hubiese regresado de las garras de la muerte. Acto seguido el Red Tail despegó de camino a Marte, Faye necesitaba distraerse apostando.
No tengo muy claro hacia dónde quiero llevar este fanfic, pero espero que os guste. Un saludo.
