Sangre de dragón.
Nota de la autora:
Hola!
Aquí estoy de nuevo con una nueva historia, espero que os guste. Este primer capítulo tal vez no os parezca gran cosa pero irá apareciendo acción a medida que vaya avanzando… no será una historia tan larga como las que suelo hacer.
Por otro lado quiero dar unas aclaraciones para que lo vayáis entendiendo. Esta historia ocurre cuando Harry y los demás han salido de la escuela, continúa a partir del quinto libro, es decir que todo lo sucedido en el sexto y séptimo libro no tiene interés en esta historia. Voldemort está muerto, eso sí. Y creo que nada más.
Así que como siempre digo… Disfrutadlo.
Capítulo 1: ¿Vidas perfectas?
Cuando recibió esa carta de Hogwarts nunca imaginó que su vida iba a cambiar tanto ya que jamás creyó que la volvería a ver.
Harry Potter era un joven de 23 años y se podría decir que su vida era perfecta, pues eso es lo que él creía. Al fin y al cabo tenía un buen trabajo como auror en el ministerio de magia, era famoso por haber vencido a Voldemort con tan solo 17 años, tenía un coche impresionante, un departamento en el mejor barrio de Londres, era guapo, tenía un cuerpo increíble y conseguía a cualquier chica que se propusiese, en fin una vida perfecta hasta esa mañana en la que había recibido en su oficina una carta que lo tenía intranquilo.
Pero ¿Qué podía decir esa carta para que Harry Potter estuviese en ese estado? Sencillamente era una carta de Hogwarts, su antiguo colegio, dónde le citaban para el próximo sábado, a él y a su acompañante, a una reunión de antiguos alumnos de su generación.
En un principio a ninguna persona le hubiese puesto intranquilo ese tipo de cartas, volvería a ver a sus antiguos compañeros de clase porque aunque a algunos los seguía viendo (a los más allegados) con otros había perdido el contacto. Y era una de esas personas con las que había perdido el contacto, la que le hacía estar intranquilo.
Nunca creyó que la volvería a ver. No estaba seguro de que asistiese pero si lo hacía no sabía cómo comportarse delante de ella. Sí, de ella, lo que ponía intranquilo a Harry Potter era una chica pero no una cualquiera, la chica que había amado desde los 16 años y a la que había roto el corazón.
Cuando terminaron Hogwarts no la volvió a ver, se marchó de Londres y la perdió definitivamente. Nunca nadie supo de su relación así que nadie entendió nunca porque ella se marchaba del país con tanta urgencia… ni siquiera él lo entendió. Porque sí, la había hecho daño pero nunca creyó que se iría del país, que dejaría allí su vida, sus amigos… su pasado.
Cuando se enteró de que se había ido, Harry decidió que no se hundiría, que la olvidaría, que tan solo había sido un amor adolescente y sería fácil olvidarla. Así que empezó a salir con toda mujer que se le atravesaba en el camino y que veía que le hacía caso, lo que se traducía a muchas mujeres pero él siempre les decía lo mismo "nada de compromisos".
Hasta el momento en el que recibió la carta, había creído que la había olvidado pero no era así. Todas las mujeres que habían terminado en su cama, coincidían en algo con ella pero él no se daba cuenta de ello y, por lo tanto, no entendía porque le ponía tan intranquilo volver a ver a esa chica.
Dejó la carta sobre su escritorio, tamborileó con los dedos nerviosamente mientras a su mente llegaban frases de la carta.
"El sábado a las 9 de la noche"
"Reunión de antiguos alumnos"
"Usted y un acompañante"
Esa última frase era otra que inquietaba a Harry. En esos momentos no tenía a nadie a quien llevar y aunque solo quedaban tres días para la reunión y sabía que podía conseguir a la mujer que quisiera en ese corto periodo de tiempo no quería llevar a nadie, no quería que ella lo viese con una mujer ¿Por qué? Ni él sabía el por qué, ya había pasado mucho tiempo de su relación y estaba seguro de que ella ya había rehecho su vida y hasta llevaba a un hombre a la reunión pero aun así no quería llevar a nadie.
Chascó la lengua en señal de frustración y miró uno de sus cajones del escritorio. Ese cajón en el que guardaba unas fotos y otras cosas de sus tiempos de Hogwarts, ese cajón que años atrás había prometido no abrir para no recordar el pasado.
Después de unos segundos de dudas, lo abrió con un toque de varita y sacó una caja de zapatos que había dentro. Con manos temblorosas quitó la tapa y sacó unos trozos de pergamino donde ella le escribía a qué hora y donde quedar en las citas que tenían, donde se veían a escondidas, no había muchas porque era él casi siempre el que escribía las notas y se las daba a ella.
Lo siguiente que vio fueron fotos, la mayoría eran las que se hacían cuando se veían a escondidas aunque también había una en la que salían todos sus compañeros de curso y algunos de cursos inferiores que se habían hecho cuando terminaron el colegio.
Cogió una de las fotos en la que salía la muchacha sola y que le había hecho él en una de sus citas.
Era una chica que había llegado nueva en sexto año, pronto se hizo muy amiga de Ginny, Ron, Hermione y de él mismo. Incluso de Draco ya que gracias a ella se dieron cuenta del tipo de chico que en realidad era.
A primera vista a muchos hombres no se fijarían en ella, y al principio él fue uno de esos hombres hasta que la conoció más.
Era muy parecida a Hermione, a ella tampoco le preocupaba arreglarse y solo lo hacía en las ocasiones especiales pero cuando lo hacía, ella siempre era la que más hermosa se veía (o eso es lo que decía Ron). Lo mismo le pasaba a la chica que amaba no se preocupaba en arreglarse pero cuando lo hacía era la más hermosa de todas pero solo Harry había podido disfrutar de su belleza porque solo él la había visto arreglada. Le gustaba llevar la ropa ancha y el día de su graduación no se arregló apenas.
Cogió la foto que se había hecho al final de su séptimo curso con algunos alumnos de otros cursos y por supuesto con los de su generación. Se fijó en él y aunque sonreía sus ojos estaban llenos de tristeza junto a él estaba la chica que amaba.
Harry estaba junto a Hermione esperando a que Colin sacase la foto cuando alguien chocó con él. Miró a esa persona y vio a Suzanne Voss, la chica que amaba.
-Lo sien…
La chica se detuvo al ver quien era y se dio la vuelta para marcharse pero Harry la cogió del brazo.
-Quédate aquí y sácate la foto conmigo- le pidió Harry- ya no vas a encontrar otro sitio donde colocarte.
-Prefiero no tomarme la foto que estar a tu lado- le dijo Suzanne, rencorosa.
-Vamos, Suzanne, quédate al lado de Harry y sonreíd- oyeron que decía Colin- últimamente estáis muy serios.
La chica se quedó donde le había dicho Colin y miró al frente. Harry la tenía cogida de la mano pero se soltó bruscamente.
-Después de tomarnos la foto quiero hablar contigo- Harry la miró.
-No hay nada de lo que hablar- le contestó Suzanne sin mirarle.
-Vamos, mirad a la cámara- pidió Colin.
Harry volvió la vista al frente y sonrió con los ojos llenos de tristeza, Colin se colocó rápidamente y la foto se hizo sola. Cuando se giró para hablar con Suzanne, ella ya se había marchado.
Esa fue la última vez que hablaron, si se puede llamar a eso hablar, después de eso, salieron de Hogwarts y ella se marchó del país.
Llamaron a la puerta sacándolo de su ensimismamiento. Metió todo rápidamente en la caja y la volvió a guardar en el cajón al tiempo que le permitía el paso a la persona que estaba al otro lado de la puerta.
Ronald Weasley, mejor conocido como Ron y el mejor amigo de Harry ingresó en el despacho de este con una sonrisa y sacudió delante de la cara del moreno una carta.
-¿Te llegó?- le preguntó Ron.
-Si- respondió Harry sin mucho entusiasmo.
-¿Irás no?- Ron parecía impaciente al ver el poco entusiasmo de su amigo.
-Aun no lo sé.
-¿Cómo que aún no lo sabes?- Ron se sentó en la silla que estaba delante del escritorio de su amigo- volveremos a ver a nuestros amigos del colegio, seguro que irán todos y no sería lo mismo sin ti ¿es que tienes algo que hacer?
-No- le contestó- pero no me apetece mucho, además no tengo a nadie a quien llevar.
-Bueno yo he pensado que como yo tampoco tengo a nadie con quien ir y como solo vamos a ir los alumnos de nuestra generación y Colin y Dennis no son de nuestra generación y nos hicimos muy amigos de ellos en el sexto curso, pues podríamos llevarlos a ellos- explicó Ron.
-Yo no voy a llevar a Colin o Dennis- Harry arrugó el ceño- sí, son mis amigos pero se van a reír de nosotros cuando nos vean entrar con unos chicos, van a empezar con el cachondeo.
-Pero ellos son nuestros amigos- dijo Ron- y a ellos también les alegraría ver a nuestros compañeros de clase, recuerda que eran más amigos de los alumnos de nuestra generación que de la suya.
-Pues tú lleva a uno de los dos y que al otro lo lleve Draco- espetó Harry.
-Carta para Harry- Ron hizo como que abría una carta imaginaría y la leía- Draco llevará a Ginny porque por eso son novios.
-No me acordaba de su recién estrenado noviazgo- gruñó Harry molesto.
-¿Recién estrenado?- Ron le miró incrédulo- llevaban cinco años saliendo.
-Ya lo sé, pero siempre están tan acaramelados que parece que llevan una semana saliendo- dijo Harry.
-En eso te doy la razón- asintió Ron- entonces ¿Qué me dices? ¿Les hacemos el favor y llevamos a Colin y a Dennis?
-No- contestó Harry al que esa carta le había puesto de mal humor- allí no quiero que se rían de mí, no me apetece. Dile a Hermione que lleve a uno, seguro que no tiene acompañante.
-Se lo diré- dijo Ron.
-Aunque a lo mejor Hermione nos sale con la sorpresa como en el baile de cuarto cuando fue con Krum- bromeó Harry.
-¿Es qué te ha dicho algo?- soltó Ron poniéndose en pie y mirando a su amigo desesperado- ¿te ha dicho que va a ir con alguien? no irá con Krum ¿verdad?
-No, Ron- contestó Harry- como va ir con Krum después de que la engañase con esa jugadora de Quiddich.
-Bueno con Krum no, pero ¿te ha dicho que va a ir con alguien?- le apuró Ron- ¡habla!
-Pero si no la he visto después de que me llegase la carta- respondió Harry- tan solo estaba bromeando.
-No bromees con esas cosas- Ron le dio la espalda.
-¿Cuándo piensas decirle a Hermione lo que sientes?- preguntó Harry.
Ron no contestó, ni siquiera miró atrás cuando salió de la oficina de su amigo. Caminó hacía su oficina, como su amigo, él también se había hecho auror, aunque nadie nunca le dijo como a Harry que valía para ello, aun así llegó a serlo.
Con los años Ron había madurado mucho y ya no era ese chico vago y poco intuitivo de antaño. Ahora junto a su amigo era una de los mejores aurores del cuartel y también se podría decir que su vida era perfecta.
Como su amigo, tenía un buen coche, un bonito departamento, era famoso por haber ayudado en la guerra contra Voldemort, era guapo, tenía un cuerpo espectacular y podía conseguir a cualquier mujer ¿a cualquier mujer? No, a cualquier mujer no, porque la mujer que él amaba simplemente le veía como a un amigo… a un hermano.
Todo el mundo pensaba que su vida era perfecta pero se equivocaban. Solo faltaba una cosa para que su vida fuese perfecta, solo una pero… era imposible de conseguir. Su vida hubiese sido perfecta si tuviese el amor de una mujer, de esa que le había robado el corazón cuando solo era un niño y que era su mejor amiga.
Eso no significaba que no hubiese salido con mujeres, había salido y con muchas pero ninguna como ella. Ninguna había conseguido hacerle olvidar… ninguna.
Llegó hasta su oficina y se sentó detrás de su escritorio. Pronto terminaría su turno e iría a buscar a Hermione al hospital, ahora era sanadora y había quedado con ella para verse allí e ir a comer juntos.
Desde el sexto curso los dos habían dejado de pelearse tanto (siempre tenía alguna que otra discusión) y como Harry estaba demasiado ocupado con sus entrenamientos para vencer a Voldemort, la amistad entre ellos se fortaleció y se hicieron muy unidos hasta el punto de que durante un tiempo en el colegio se propagó el rumor de que salían juntos pero que siempre desmintieron.
Ron cogió una foto que tenía sobre la mesa. Era la misma que había estado mirando Harry. Se fijó en él y vio que estaba junto a Hermione y tenía el brazo por encima de ella. Nunca supo cómo se había atrevido a hacer eso, a tenerla tan cerca pero fueron unos minutos maravillosos.
oo00oo
Se podría decir que Hermione Granger era una chica con suerte. Era inteligente, guapa, con un bonito cuerpo, tenía un precioso departamento, era famosa por haber ayudado en la guerra contra Voldemort, tenía un buen trabajo en el hospital San Mungo y podía conseguir a cualquier hombre que quisiera. Entonces ¿Por qué esa mañana se la había visto triste hasta que había recibido una carta?
Su tristeza se debía a que hacía unos seis meses lo había dejado con su novio Viktor Krum, el famoso jugador de Quiddich, el mismo que le había jurado amor eterno y el mismo al que había encontrado en la cama con una jugadora de Quiddich de su mismo equipo.
Le había roto el corazón… había empezado a salir con él porque el chico que verdaderamente amaba no la hacía caso… con el tiempo había llegado a enamorarse de Krum aunque la sombra de ese otro chico la seguía persiguiendo. Pero se había enamorado de su novio, no se estaba cuatro años con una persona y aguantando lo que ella había aguantado sino se le amaba.
Lo cierto es que cuando lo dejaron estuvo un tiempo bastante deprimida pero también sintió que se quitaba un peso de encima. Durante los cuatros años que había durado su relación había habido muchas luces y sombras. Los dos primeros años la relación fue bien pero poco a poco las cosas habían ido cambiando, Krum se había aficionado demasiado a la bebida y con el tiempo sus atenciones hacía ella, fueron desapareciendo hasta hacerse inexistentes. Se convirtió en un hombre violeto hasta el punto de haber sido capaz de golpearla alguna vez. Ahora… después de estar seis meses lejos de él, no entendía como había permitido eso.
Pero en todos los momentos malos en su relación con Krum siempre estuvo él, el chico que amaba desde niña y al que siempre amaría, la sombra que siempre le había acechado durante su relación con el jugador de Quiddich… Ron Weasley era ese chico, el mismo con el que siempre estaba discutiendo y discrepaba en todo momento pero al que amaba con locura.
Y ahora estaba ahí esperándolo para irse a comer juntos, eso le animaba mucho pero aun así se había levantado triste, a veces le sucedía. Aunque parte de esa tristeza había desaparecido al recibir una carta de Hogwarts donde la decían que se celebraría una reunión de antiguos alumnos.
Hermione cogió una foto que estaba en su escritorio y la observó. Era una foto que se hizo con todos sus compañeros de curso y de algunos inferiores, se la había hecho al final de su séptimo curso.
-Vamos, chicos, colocaos- les pidió Colin que había hecho levitar su cámara de fotos mágica nueva- que los más alto se pongan detrás.
Estaban delante de las escaleras de piedra, lo más altos se habían subido a los escalones más altos. Estaban todos los alumnos de séptimo de las cuatro casas incluso de la de Slytherin y algunos alumnos de cursos inferiores.
Hermione se puso junto a Ron y al otro lado tenía a Harry que hablaba con Suzanne. Y un escalón más abajo tenía a Draco y Ginny.
-Vamos, Suzanne, quédate ahí con Harry y sonreíd- oyó que decía Colin- últimamente estáis muy serios.
Hermione coincidió en eso con Colin, últimamente los dos chicos habían estado muy serios y no se hablaban.
Hermione después de echar un vistazo a sus dos amigos y ver que Suzanne se soltaba de la mano de Harry furiosa, miró al frente preguntándose lo que habría pasado entre ellos, pero sus pensamiento se interrumpieron cuando sintió que la persona que estaba a su derecha, le echaba el brazo por encima de los hombros y la atraía hacía él.
Levantó la cabeza y se encontró con los ojos azules de otro de sus mejores amigos. Hermione se sorprendió, nunca creyó que Ron haría algo así y él parecía nervioso pero aun así la sonrió.
Hermione le devolvió la sonrisa y le rodeó la cintura con los brazos, apoyando la cabeza en su pecho, sintiendo su calor y su clásico olor a chocolate.
-Mirad a la cámara- les pidió Colin mientras corría a colocarse.
Ron y Hermione miraron al frente con unas inmensas sonrisas en los labios.
Hermione salió bruscamente de sus pensamientos cuando oyó que llamaban a la puerta de la consulta. Después de que le permitiese la entrada, la puerta se abrió y la cabeza de su amigo pelirrojo apareció asomada.
-Hola- Ron le sonrió y entró del todo en la consulta- ¿lista para irnos?
-Hola- se levantó y se quitó la bata verde lima para luego colgarla en un perchero de pie- solo cojo el bolso y nos vamos.
Hermione cogió el bolso que también estaba en el perchero y se acercó a Ron al cual le dio un beso en la mejilla como siempre hacía, ya era una rutina, una rutina que a ambos les encantaba.
-Nos podemos ir.
Salieron de la consulta y caminaron por los pasillos del hospital hablando. Ron llevaba las manos metidas en los bolsillos y Hermione se agarró al brazo de su amigo como siempre hacía, otra rutina que a ambos les hacía sentir bien pero esta solo la practicaban cuando el otro no tenía pareja, no querían malentendidos.
-¿Recibiste la carta?- preguntó Ron.
-Si- asintió Hermione- ¿vas a llevar a alguien?
Ella lo miró y él le devolvió la mirada.
-He pensado en llevar a Colin- respondió Ron y Hermione sonrió por un momento pensó que iba a llevar a una chica- ya sabes, a él le gustaría ir para ver a sus amigos. Le he pedido a Harry que lleve a Dennis, porque Neville llevará a Luna, pero Harry ha dicho que no va a llevarle porque se van a reír de él, estaba muy raro. Creo que es por…
-Volver a ver a Suzanne- dijo Hermione y Ron asintió- Ginny y yo creemos que sucedió algo entre ellos cuando estábamos en Hogwarts.
-Draco y yo también lo creemos- asintió él- creo que después de que se peleasen todos lo creyeron. Bueno ¿y qué me dices? ¿Quieres llevar a Dennis a la reunión? claro está, si aún no tienes acompañante.
-No, claro que llevaré a Dennis, es una gran idea- sonrió Hermione- no tenía nadie a quien llevar.
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Draco levantó la cabeza de los apuntes que tenía sobre la mesa en la que estaba trabajando y vio cómo su novia entraba a la amplia sala en la que trabajaban en ese momento.
Ambos vestidos completamente de negro con ribetes dorados en los puños y cuello de sus túnicas, estaban inmerso con su grupo de trabajo, en un nuevo misterio.
Ginny le sonrió y él levantó la carta con una sonrisa. La pelirroja supo en seguida de que se trataba de algo de Hogwarts pues solo este escribía con tinta verde.
-¿De qué se trata?- preguntó cuándo estuvo junto a él y tras darle un beso en los labios.
-Va a ver una reunión de antiguos alumnos este sábado a las 9- le informó Draco- puedo llevar un acompañante.
-¡Eso es fantástico!- exclamó Ginny- podrás volver a ver a tus compañeros.
-¿Podré? Querrás decir podremos- Draco se apoyó en el borde de la mesa y miró penetrantemente los ojos de su chica- ¿o es qué no piensas venir conmigo?
Ginny le rodeó el cuello mientras él le rodeaba la cintura, ella cerró los ojos y le besó con suavidad. Draco la observó mientras la correspondía al beso pero luego los cerró y se dejó llevar por todo el amor que sentía por ella.
-Estaba esperando a que me lo pidieses- soltó Ginny.
-¿Pero hace falta que lo haga?- preguntó Draco.
-No, pero me gusta que me pidas las cosas- respondió Ginny.
-¿Me dejas darte otro beso?- le pidió Draco sonriendo.
-Vale- rió ella.
Draco se acercó a la joven y esta vez la beso con mucha más pasión que antes.
Se podría decir que la vida de Ginny y Draco también eran perfectas. Ambos con un buen empleo en el departamento de misterios, eran famosos por haber luchado en la guerra contra Voldemort, en el caso de Draco tenía un buen coche, compartían un departamento, eran guapos, tenían unos cuerpos increíbles y podrían tener al hombre o a la mujer que deseasen aunque ellos ya tenían a la persona que querían. Así que se podría decir que sus vidas eran perfectas… ¿perfectas?
La puerta se abrió y los dos chicos se separaron bruscamente mientras se limpiaban los labios.
-Siento la interrupción- dijo su compañera de trabajo sonrojada- Draco, te he traído el informe que me pediste.
-¡Oh, bien, Kelly!- asintió Draco y la chica de apenas veinte años se lo entregó.
Ambos se pusieron a hablar del trabajo que les habían encomendado a ellos tres mientras Ginny les observaba. Esta sabía que su vida sería perfecta si Kelly Sorpin no estuviese en ella. Sabía perfectamente que esa chica estaba enamorada de Draco aunque este dijese que eso era una estupidez. ¿Por qué lo sabía? Porque hacía todo lo posible para estar cerca de él, porque siempre la veía mirándolo.
Además era hermosa, larga cabellera rubia y rizada, ojos grises, alta y delgada. Con el cuerpo que toda mujer sueña con tener y unas curvas perfectas. Cualquier hombre estaría dispuesto a salir con ella, es más pagaría por salir con ella.
-Hasta luego, Ginny- dijo Kelly sacándola de sus pensamientos.
Ginny no dijo nada y la joven salió de la consulta. La pelirroja seguía mirando la puerta cuando sintió que Draco le rodeaba la cintura y le atraía hacía él.
-Me tengo que ir a trabajar- soltó Ginny apartándose de él- y acabo de recordar que yo también necesito unos informes.
Se dio la vuelta y miró a su novio a los ojos. Le dio un beso en la comisura de los labios y le sonrió.
-¿Por qué te vas tan rápido?- preguntó Draco.
-Tendré que trabajar ¿no?- respondió Ginny sonriendo y salió de la consulta.
Caminó por los pasillos, hacía la habitación donde guardaban todo el papeleo encontrándose con Kelly que la sonrió con dulzura. Ginny le devolvió una sonrisa falsa y cuando ya no podía verla, se burló de ella.
-Estúpida- susurró Ginny.
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A kilómetros de allí, en Francia una joven de 23 años llegaba a su casa después de un día duro de trabajo en el cuartel de aurores. Dejó las llaves sobre la mesa que había en el recibidor y entró al salón de su departamento.
Sentada en un sofá vio a una mujer de unos 50 años que veía la tele tranquilamente pero que se incorporó al oír la puerta. La mujer miraba a la joven y le enseñó lo que parecían unos billetes de avión.
-He ido esta mañana a por ellos- dijo la mujer- y he llamado a tu tía Marllori y ya tiene un departamento lo suficiente grande para nosotros tres allí.
-¿Te parece bien volver a Inglaterra?- preguntó la joven.
-Claro que sí, cariño- respondió la mujer sonriendo- lo he echado mucho de menos, y a tu padre le habría encantado volver. Además James se merece conocer el lugar donde su madre nació, vivió y se enamoró.
-¿Él está feliz con la idea de ir a vivir a Inglaterra?- preguntó la joven intentando olvidar la última palabra que su madre había pronunciado.
-Está entusiasmado, está deseando que amanezca para irnos- le dijo- ¿ya pediste el traslado en el cuartel de aurores?
-Sí, me lo han concedido- respondió la joven sonriendo.
-Tal vez lo vuelvas a ver- le comentó.
-No, mamá, tal vez no, lo voy a volver a ver- suspiró- me ha llegado una carta de Hogwarts, este sábado va a haber una reunión de antiguos alumnos y voy a ir, me da igual encontrarme con él.
-Suzanne- le dijo la mujer- ¿estás enamorada aun de él?
La chica no contestó y apartó los ojos de su madre y miró una puerta que daba a un pasillo donde estaban las habitaciones y los baños.
-¡James, cariño, ya estoy en casa!- gritó sonriendo mientras su madre la miraba.
Se oyeron los pasos presurosos de alguien y la puerta que la chica estaba mirando se abrió dando paso a un niño de seis casi siete años de edad, delgado, con el pelo negro azabache y revuelto y con unos grandes ojos azules. James corrió hacía Suzanne y esta le cogió en brazos.
-¡Mami!- chilló James sonriendo.
Nota de la autora:
Bueno este es el primer capítulo… espero que os guste, dejadme algún reviews por favor… gracias de antemano. Un beso… hasta la próxima.
