Cero
Ahaid el gran continente flotante se dividía en cinco regiones, la del fuego, el agua, tierra y viento, estas cuatro eran los elementos que regían la gloria de todos los pueblos.
Rasi era el rey de todo el reino de Ahaid, él junto a todos los de la realeza cuidaban de la energía que mantenía el equilibrio entre los elementos, los cuales alimentaban y daban fuerza a cada habitante de todo Ahaid y sus distintas regiones.
Cada una de las regiones tenían algo en particular, una orden llamada la Fe que constaba en venerar a los elementos y agradecerles su existencia para que no llegue a ceder la energía en el continente, para eso cada región tiene una serie de sacerdotes que se dedican a propagar ese amor a los elementos y cada cosa que los rodea, aquellos sacerdotes peregrinaban en paz enseñando el respeto a niños y jóvenes para promover de generación la sabiduría de los sacerdotes que los grandes sabios de los elementos proclamaron en el pasado.
El equilibrio era indispensable para que no se corrompiera la esencia de la vida de todos los habitantes de Ahaid…
Tiempo después aquel equilibrio se vio alterado, la gente se preguntaba que sucedía, había catástrofes, enfermedades, y escasez de alimento, todo los pueblos de Ahaid comenzaban a dudar en la Fe, pero ni ellos mismos entendían la miseria que azotaba a las cuatro regiones, excepto a la quinta, en la cual se encontraba el reino de Rasi.
La Fe inclusive empezó a ver que muchos sacerdotes desertaban, se reportaban muertes de seguidores de la Fe sin explicación, lo cual a los Padres de la Invocación quienes llevaban el liderazgo en la Fe les llevó a pedir explicación al Rey Rasi sobre el problema de la seguridad en el Reino, pero fue imposible hacerlo hablar al Rey, parecía que él ya no creía en la Fe tampoco y no le interesaba involucrarse con asuntos que involucrara a los Sacerdotes o los Invocadores.
Los Padres de la Invocación buscaron una alternativa y entrenaron a gente joven a llevar el papel de Sacerdotes e Invocadores quienes protegerían y mantuvieran la fe a toda costa, la única manera era liberar las cuatro bestias de las regiones de Ahaid, era oficial, el Reino y la Fe se habían deslindado, el Rey Rasi consideró como amenaza la Fe por sus intentos de liberar a sus grandes Dioses, por lo tanto comenzó una guerra contra la Fe, todo quien siguiera la Fe debía ser exterminado por ser amenaza del Reino.
Dentro de los que desertaban a la Fe se unían a otro grupo llamado Los Tamers que surgió como alternativa para quienes fueron desterrados por el Reino por pertenecer a la Fe y por sentirse traicionados por la misma fe. Los Tamers eran una sociedad de jóvenes dispuesta a mostrar la verdad por medio del conocimiento, Sin Guerra y sin Dioses, decían ellos, todo debido a una organización que apareció con la promesa de encontrar una nueva forma de vida, alejada de las ataduras de aquella realidad, mostrando que todo lo vividos era superficial, un sueño si así querían verlo.
Los Tamers aumentaron su número, pero no eran los suficientes como para combatir a la Fe, aún así su idea era acercar a quienes tengan conciencia de la filosofía de los Tamers.
Los Tamers tenían una forma de ver la vida muy distinta a la de la Fe, ya que sus conocimientos aunque basados en los de la Fe van más allá ya que ellos demuestran que es posible convocar energía de los elementos sin la necesidad de la adoración o creencia en Dioses del pasado, sino con la mano del hombre. La tecnología era la fuerza de los Tamers, quienes manipulaban y creaban con cualquier cosa para las comodidades del ser humano, pero esto a los Padres de la Invocación los ofendió ya que unos jóvenes pretendían burlarse de lo que generaciones, por lo tanto rechazaron a toda costa cualquier cosa que tuviera que ver con los Tamers, exiliando a todo aprendiz de esa secta que denominaban los seguidores de la Fe como adoradores del demonio.
Los Tamers de cada región se unieron y formaron una comunidad en la gran Isla de las Arenas, un lugar que había sido deshabitado por la falta de alimento y agua, pero inmediatamente que los Tamers tomaron como su hogar aquella Isla, surgieron de la nada los elementos necesarios para hacer la Isla de las Arenas habitable, pero sólo esa abundancia se le otorgaría a quien siguiera a los Tamers, la Sociedad Errante como en el Reino los llamaban.
Entonces Ahaid se encontraba divida, por un lado el Reino de quienes sólo eran merecedores los amigos del Rey, gente externa a la realeza no era aceptaba en ese lugar burocrático.
Por otro lado estaba la Fe quienes aceptaban a toda persona, mostrando que eran hermanos de la creación que los Dioses de los elementos le regalaron a Ahaid, a excepción de quienes crean ser superiores a los Dioses y busquen acabar con las normas que los antepasados forjaron.
Y los Tamers, quienes no aceptaban ni a la Fe ni al Reino, ellos insistían en que el verdadero Rey o Dios eran los mismos humanos y que toda obra no era gracias a los elementos, sino a la mano del hombre, y que la verdadera luz de la paz se encontraría al creer en sí mismo.
En todo este torrente de dificultades nació una niña, la hija de uno de los Padres de la Invocación del Fuego, ella sería la primera sacerdotisa en todo Ahaid, y quien muchos en la región del fuego tenían esperanzas, pero las otras regiones también mostraría a los nuevos sacerdotes, quienes mostraban recelo ante la región del Fuego, por lo tanto la región del Agua, Tierra y Viento entrenarían a sus sacerdotes e invocadores para volverlos los libertadores de la soberanía del Reino. Es como si las regiones compitiesen por aquel título, la gente se preguntaba cuál era el propósito de ese enfrentamiento entre regiones si se suponía que las cuatro seguían el mismo objetivo.
Mientras tanto los Tamers recibían a un nuevo miembro, pero que es de suma importancia y lo mantuvieron en secreto para que nadie se enterara de su descubrimiento.
En el Reino las cosas no marchaban bien, la soberanía del Rey Rasi lo llevaría al punto de estar en contra de todos, él quería el poder para él mismo así que comenzó a subir los impuestos y controlar más a todo quien dudara de su palabra, los Soldados de los Leones quien protegían de la Realeza ahora se ampliaban al obligar a jóvenes a ingresar en la milicia, lo cual no agradó a la gente del Reino, lo cual comenzó a realizar golpes contra el Reino lo cual obligaba al Rey Rasi a asesinar inclusive a sus propios seguidores.
La impotencia, la rabia, la desesperación de un pueblo en búsqueda de una sola cosa: paz.
Todos estaban de acuerdo con eso, pero el mismo pueblo era corrompido por ideales de líderes en búsqueda de un mismo objetivo; la verdad.
Pero los tres entenderán que saber de más… es muy peligroso.
