Disclairmer: KnM no me pertenece. Es propiedad de kaishaku.


El tiempo avanza y tú no haces nada, solo escuchas el sonido de las gotas de la lluvia golpear en el cristal del gran ventanal que está en tu oficina de la empresa que heredaste de tu padre. Tu mundo, por muchos años, ha sido en ir a la casa y después a la oficina, para después repetir el patrón a la inversa.

Y tú, nuevamente no haces nada. Es como si la barrera que te autoimpusiste no se destruyera con nada, ni siquiera la mujer de la cual decías sentir algo, no pudo sacarte de la coraza forjada a lo largo de los años. Y nuevamente caes en ese hoyo que se traga la luz cada vez que caes en él.

¿Tu excusa para no ver la realidad? Te desahogas con el más débil, Sí. Con ella, la cual te amó incondicionalmente; ella, que primero fue tu amiga, luego tu novia; ella, quien soportó los malos tratos e indiferencia que dabas, por que no sabías como lidiar con tu pena, y que al final, terminó pensando lo mismo que los que te rodeaban. Una chica común que, al igual que la gente común, se desilusiona de tu actitud tan poco acorde con el estilo de vida que llevas.

Entonces te preguntas ¿Qué tuvo que pasar para que te comportes de esa manera? Aunque no lo parezca, la respuesta es muy obvia y quizás absurda: toda esa atención, cariño, amabilidad, no eran más que una máscara para agradar y engrosar el apellido Himemiya. Hasta el cariño de tus padres te pareció falso y con eso en mente, no sabes cómo corresponder a los buenos sentimientos, porque sí, también los has recibido, pero tu visión es nublada por la coraza que tú misma te has impuesto asumiendo que así no sufrirás de otra desilusión.

¿Y qué pasó con la rubia? Ah sí, tú la sacaste de tu vida, sin querer hacerlo en realidad, pero como eres más fría que un iceberg, no conocías forma de acercarte ella y decirle lo mucho que significaba en tu vida, que a pesar de lo dura que tú fueses, siempre había algo en que te hacia recapacitar, pero tarde te dabas cuenta de que lo habías arruinado todo… de nuevo y por ello cada momento que tenías disponible, salías con algunas de tus "damiselas", no solo para "pasarla bien", sino par también reflexionar y poder obtener el perdón de Himeko, sin llegar a verbalizar alguna palabra ofreciendo disculpas.

Y siempre caías en lo mismo: en flores, chocolates y promesa que sabías que no cumplirías y que la ojiamatista conocía de memoria.

Ahora, te encuentras en tu silla, tecleado en una computadora de última generación. Digitas esos números que van en aumento, conforme vas avanzando en los años, ves como una curva va en incremento en un gráfico que confirma que los insumos que has gastado, se van duplicando con las ventas de tu exitosa compañía.

Pero no sonríes ¿para qué hacerlo? Si ya sabes cuál es el resultado mes a mes…

De pronto, oyes unos golpes en la puerta de tu oficina, no te preocupas, ya sabes de quien se trata.

–Himemiya-san–te habla tu secretaria personal, mientras entra con un montón de papeles–le traigo los documento que debe firmar para la autorización, para la exportación de los productos– finaliza. Dejando el papeleo en tu escritorio–también quiero decirle que su junta con los afiliados de la empresa, empezará en quince minutos–agregó con algo de temor, pues de seguro tú lograste que se asustara al ver tu mirada fría sobre ella.

–Diles que llegare un poco tarde, ya que estos papeles son mi prioridad ahora– dices con tono autoritario y con la misma mirada.

Ella no dice nada, solo hace una pequeña reverencia y se marcha. Tú en cambio, suspiras de lo agotadas que estás en esa silla, pero no puedes hacer nada, solo te queda a hacer este "pequeño encargo" para después ir con esa gente de terno y corbata.

De nuevo suspiras frustrada.

Al llenar las hojas, te das cuenta que era solo firmar, nada más. Era como lo había dicho tu secretaria, pero como siempre, no sabes confiar. Tardaste menos de cinco minutos en escribir tu apellido en esos papeles. Tu apellido nada más, no era importante tu nombre.

Miras tu reloj y corroboras que aun te faltan algunos minutos de "relajo" ¿ Y qué haces? Pensar en cómo fuiste tan ciega de dejar ir a la única persona que se había quedado "más tiempo" contigo para poder sacarte del agujero que ni tú sabes cómo salir de él, pero por lo menos con ella podía sacar de tu mente aquellas escenas donde eras una niña que quería ser como las demás, mas tus padres te obligaban a ir a clases particulares de arte, historia, matemáticas y de comportamiento "ilustre" perdiendo así la oportunidad de soñar como cualquier niño. Esos sueños que tu adorada rubia quería recrear contigo, ya que ella si tuvo la dicha de vivirlo y quería compartir.

Mas tú nunca le diste la oportunidad de ello ¿la razón? Quizás se deba a que, si disfrutases de esa vida, ya no serias la misma y te quebrarías delante de esa chica como un cristal.

No. Definitivamente no querrías ver eso, no querías verte vulnerable ante nadie, ya que se encargaron de meterte en la cabeza que no hay que ser débil ante los demás ni menos ante tu rubia favorita…

Ves de nuevo el reloj, te has pasado unos veinte minutos, no te importa ya que, de laguna manera, recordar a Himeko te hacia bien, a pesar de los extraños recuerdos.

Es curioso, han pasado cinco años desde que ella se fue de tu lado, pero su recuerdo sigue tan vivo como el primer día ¿a qué se deberá? ¿Será posible que…? Desechas esa posibilidad. Sí, te gustaba Himeko. Sí, era un sol que llenaba tus días de luz y calor, pero eso no significa que te hayas enamorado… ¿o sí?

Con tu nuevo hallazgo piensas que horror. Si eso llegase a ser verdad, entonces estabas condenada a vivir en la soledad, ya que la única que ha podido entrar a tu corazón ha sido ella…pero ya no estaba.

Te levantas de tu silla para encaminarte a otra oficina, vas con treinta minutos de atraso, pero como hace veinte minutos atrás, no te importa, ya que sabias que ellos no empezagrían sin ti.

Avanzas rápidamente, ya que de algún modo la gente que te espera terminaría por darte una reprimenda por ser irresponsable y bien sabes que no te gusta que te traten como un bebé. Recorres los pasillos largos, poblado por muchas personas, las cuales al verte, te saludan con una "cálida sonrisa". Puedes sentir como un escalofrío recorre tu espalda por el hecho de tener que hacer lo mismo: ser una hipócrita.

Te fastidia ser como ellos pero ¿tienes elección?

Tratas de no pensar mucho en tus actuales relaciones interpersonales y te concentras en el golpear de la lluvia por las ventanas de los pasillos. Al cabo de un par de minutos más, llegas a tu destino: la oficina.

–Caballeros…–los llamas para que te pongan atención, ya que estaban "muy relajados" conversando entre ellos– siento la demora, pero aparte de la reunión, tenía otro asunto que atender–mientes como siempre y lo sabes, pero ¿Qué más da?

–vaya…hasta que la princesa se dignó a mostrar su presencia ante los plebeyos, ¡pero que honor!–comentó con sarcasmo uno de ellos.

Pero que descaro ¿Cómo se atreve a burlarse de ti en tus narices?– lo siento mucho Ogami-san, pero como puede ver, no tengo mucho tiempo ya que tengo que encargarme de la empresa más grande del mundo y que además se tuvo que afiliarse a la suya para que usted pueda trabajar sin tener que endeudarse más de la cuenta…–sabías que habías tocado una fibra sensible del chico, ya que él no dijo nada ante tu indirecta–¿alguien mas tiene alguna queja?–preguntas con tono amenazador.

Y es que a veces ver la cara de tu rival, te trae recuerdo que en el fondo te afectaron… ¿Cómo no recordar los días en que cuidabas de Himeko por que éste sujeto la acosaba en la preparatoria? ¿O aquella vez en que éste chico las molestaba cuando estaban a solas?

Definitivamente, pondría en su lugar a Ogami las veces que sea necesario para demostrar quién manda.

Vuelves a la realidad, ya que empezó la reunión sin que dieras la autorización. No molesta, porque mientras antes empiece esto, mejor para ti. Ves como un gran gráfico se extiendo por toda la pantalla por un proyector y que éste va cambiando de forma cuando el sujeto que habla cambia de imagen. Ves como un tanto de tiempo, cada integrante de la reunión se cambia para exponer los distintos puntos de vista.

Sabías que esto te aburriría, por lo que, al pasar un tiempo, decides tomar un descanso y haces que se retiren todos del lugar.

Pero aun sigues sentada en tu puesto, no te has movido de la oficina de reuniones y es que últimamente te ha saltado los recuerdos de Himeko ¿Qué será? ¿Será que el destino te trae una sorpresa?

Definitivamente estás mal. Quizás si te despejas un poco podrías volver a tu estado normal. Sales de esa oficina para dar un pequeño paseo, pero te retienen tus "socios", pidiéndote que entres para dar inicio y conclusión de la segunda parte, mas tú le dices que ya no te sientes bien y vas de camino a casa para descansar.

Gran jugada, piensas. Al fin te has librado de una parte de tu aburrida vida…por ahora.

Al salir de la empresa, descubres que ya no está lloviendo y te siente afortunada por eso.

Ahora vas caminando por un gran parque que, curiosamente, queda cercano a tu empresa. Este lugar era especial para ti, ya que en él pasabas mucho tiempo con la rubia…que días aquellos. Pero solo eran eso: recuerdos. Pronto siente como tu corazón se vuelve más pesado con cada palpitar, tal parece que fue mala idea volver aquí después de mucho tiempo…pero lo necesitabas, sabías que si venias obtendrías lo que querías: privacidad.

Así que ¿Por qué no pagar con un poco de recuerdos "incomodos" por un poco de privacidad?

Te sientas en una banca que está rodada de árboles frondosos y una fuente de agua que al parecer prende luces cuando llega la oscuridad o eso es lo que recordabas, ya que ahora parece estar desgastada producto de los años y piensas solo han sido cinco años ¿Cómo es posible que se haya desgastado en tan poco tiempo? Pero como no has venido para estos lugares, no tienes idea de lo que pudo haber pasado.

Al cabo de un rato, te aburres de la vista, ya que ésta no tiene la mejor presentación. Caminas nuevamente por el lugar y te maravillas con pequeñas cosas: desde las plantas, las flores, el cantar de los pájaros, hasta los niños ruidosos te parecen encantador…debe ser producto de los años, sí eso debe ser. Hasta hace un tiempo atrás ni soñar con tener hijos, quizás estás más sensible de lo normal con el tema, porque la ojiamatista lo mencionaba mucho…

– ¡Pero que sorpresa encontrarte aquí!–dijo una voz conocida, sacándote de sus pensamientos–no sabía que eras capaz de pasear por lugar están público o ¿me equivoco, Chikane?

–Corona…–mencionas su nombre con fastidio, sales de un problema para meterte en otro–para ti soy Himemiya, el decir mi nombre es para otros asunto…

– ¡oh, vaya!–dice entre juguetona e irónica–lamento ser tan descortés de mi parte, princesa.

Te das la vuelta para poder verla mejor–Corona…–dices ya casi perdiendo la paciencia–basta.

– ¿Pero que hice?–dice mientras se acerca a ti y se cuelga de tu cuello– sabes que tú y yo ya no nos tratamos con formalidades, no desde que…

– ¡Basta!–le gritas, soltando bruscamente el abrazo. La chica retrocede asustada–lo que pasó entre tú y yo quedó en nada…solo fue un pasatiempo, un relajo o como quieras llamarlo, pero yo…

–Estoy enamorada de ella–imitó la voz de la peli azul– ¿es eso lo que vas a decirme?

Tan pronto Corona mencionó el "estar enamorada", sintió como su cuerpo sudaba, el pulso se estaba volviendo irregular y su piel se encendió. Miles de imágenes corrían por su mente y se detuvo en una que, más que ser un recuerdo, era como se imaginó a Himeko escribiendo esa carta, que aún conserva, y después ésta se marchaba con una gran maleta sin mirar hacia atrás.

Pronto sintió como caía un líquido por sus mejillas… ¿lágrimas? Y cuando se tocó la cara y corroboró que efectivamente estaba llorando, corrió lo más rápido que pudo, perdiendo de vista a una Corona, quien no podía creer lo que habías visto. No se lo esperaba.

Pronto llegaste a tu "refugio", pero como hace cinco años atrás, se sentía vacío y frío. Al entrar a tu habitación, te desplomas en la cama y haces lo que tanto has querido hacer.

Por primera vez, lloras a mares tus penas, sintiendo como te invade el dolor de perder a quien amas, sientes que con cada lágrima que derramas, la culpa y el arrepentimiento se mezclan para después dar pasó a un alivio que desconocías. No pasa la pena, pero al menos te sientes menos miserable de lo que te sentías hace un par de horas atrás.

Pronto caes rendida de tanto llorar, siente como el cuerpo y los parpados se vuelven más pesados, pero antes de dormir profundamente dices un nombre que hace tiempo no pronunciabas.

–Himeko…


Quiero que sepan que este fic está relacionado con "Mentirosa". Definitivamente me gusta el drama, pero también la dulzura que trae XD (creo que me comprenderán el porqué de la continuación) espero que este proyecto sea de su agrado.

Saludos.