Estoy haciendo de nuevo un fic con la ayuda de otra persona… son más rápidos y si se me va un tema o una idea mi casi coautora-ayudante lo revisa, ahora quien me ayuda es Angeal23, varias cosas aquí pertenecen a su invención, aunque nos tuvimos que poner de acuerdo para no llevar la historia a un caos total, no sé si la historia será actualizada con frecuencia, dependerá de cómo sea recibida. Muchas gracias por leer.
Un beso especial a mi Beta Karla que siempre está ocupada, en serio que SIEMPRE lo está, o le cortan el Internet a la pobre, maten a sus padres… y la amo por darse el tiempo de corregir, si ella no lo hiciera llorarían sangre, y claro, no sé si podría tener a otra como ella, gracias por mi llavero hacha, gracias por estar conmigo.
· Disclaimer: Los personajes le pertenecen a Himaruya Hidekaz y no hago esto por fines de lucro, sólo por entretención mía y de los lectores.
· Pareja oficial: Alfred F. Jones/Arthur Kirkland - (Estados Unidos/Inglaterra).
·Insinuaciones: AntonioxLovino - (EspañaxRomano), DensenxLukas - (DinamarcaxNoruega), TorisxFeliks (LituaniaxPolonia).
· Advertencia: Muchas cosas, sangre, pasados desagradables, alteraciones mentales, lemon y amor.
A little danger's never stopped me before / Un poco de peligro nunca me ha detenido antes.
Seduced by hypnotic eyes and a kiss to die for / Seducido por ojos hipnóticos y un beso como para morir.
Everything you do causes me pain / Todo lo que haces me causa dolor.
Torture me with a smile, burning me with your flame/ Tortúrame con una sonrisa, quemándome con su llama.
(I'm In Love - Jeffree Star.)
No era necesario el nombre, tampoco el lugar exacto, sólo que era Estados Unidos, sólo que aquello era una prisión, la prisión de un ser libre a quien le han arrancado sus alas, antes blancas, manchadas de hollín de ceniza y sangre descompuesta. Sólo queda una cicatriz formada de mentiras y recuerdos, sonrisas fugaces. Libertad, palabra tan preciada, ahora no es más que un inalcanzable sueño, ya han pasados dos semanas desde que ese inglés de mirada perdida, sin vida, sin absolutamente nada... llegó hasta allí. Le sorprende ese ajetreado día, esos cerdos carroños detrás de los gruesos peldaños de acero resoplan variadas frases que no tienen el más mínimo sentido para el anglosajón en esos momentos. Odia a los americanos, pero distingue diferentes clases de acentos, así que se corrige a sí mismo: lo odia todo. Así de simple y sencillo.
—¿No escuchaste lo que le echan a la comida de los prisioneros del sector D?
—Lo oí, es una mierda, pero ellos no se enteran, sólo son reos inservibles. ¿Por qué han de enterarse?…—la risa era maliciosa, luego, le siguió una carcajada.
Se hizo silencio, de seguro estaban comiendo, luego uno continuó con otro tema, uno completamente diferente sobre un tal Densen, millones de cosas suceden en esas paredes descuidadas sin color alguno, mucho de lo que hablar, mucho en lo cual regocijarse al burlarse de otro cuya vida ya está decidida, el destino ya escrito, siempre allí, muriendo gradualmente en desolación con el pasar de las estaciones.
— ¿No lo saben? Hace dos días murió George el matón… en su propia celda…—susurró otro de los guardias.
— ¡Otro menos de quien cuidar, ya era hora! ¿Y Lukas? Creo que lo han puesto con ese tal Den...creo que se matarán...
—Por cierto Gil… ¿Tu ex-esposa no te preguntó por la marca de anoche…?
—No creo que le importe enterarse la verdad, recuerdo que una vez la traje aquí a la pobre, casi se muere al escuchar los gemidos de dos hombres dándose duro en las celdas acompañadas, se desangró, fue mucho para ella...
—Ni que lo digas, los nórdicos se están poniendo un poco más ruidosos, me dan asco, creo que cambiaré el turno nocturno...lo de que se "matarían" no es tan literal.
— ¡Yo no tomaré el turno por ti, tío, además los homosexuales no son malos joder!
—Oh, se me había olvidado que eras homo Antonio, pero ellos no son gays, sólo no tienen con quien follar, se rellenan los agujeros para sentirse mejor.
—Oye...—gruñó el de acento hispano.
—Ya, vale, vale...—suspiro. —Cinco dólares al prisionero del sector A... ¿Quieren apostar?
—¡Dalo por hecho, diez dólares al del sector D!
Y sólo siente eso, ruido, conversaciones, gente entrando y saliendo, guardias que llevan la camisa azul bien agarrada dentro del pantalón sujetada por el grueso tirador, la insignia del hombro derecho reluciendo una patria ajena en la que se ve encerrado, cada muñeco, como suele denominarlos aquel presidiario, le parecía idéntico al anterior. Los ojos jade profundos y serios hacen una mueca molesta al arquear las gruesas cejas, las manos alzadas hacia delante con el frío metal apretarle las muñecas, nunca había visto tanto personal rondando su celda, entrando, saliendo, las preguntas, odia las preguntas, le enferman, no quieren hacerlo enfadar, no quiere enfadarse con nadie, ya no más. Tiene que acabar, todo tiene que morir, sólo falta él.
Aunque no lleva mucho, dos semanas desde que aquello ocurrió, se muerde los labios, aprieta las manos tensas haciendo sonar los grilletes, se queda pasmado ante el metal resonando. No presta atención a la siguiente figura que allana su celda.
Un sujeto serio entra a su cámara, eleva el rostro en un gesto cansado, los ojos azules y el pelo extremadamente ordenado le dan risa, él no lograría tal orden ni con litros de gel, tampoco es como que pudiera pedir permiso para ir a la tienda detrás de las gruesas murallas grises. Todo sería mejor si viniera Campanita y le tirara sus polvos de hada para volar y volar y luego aparecería un unicornio rompiendo el concreto con su sensual y pulido cuerno arcoíris y…
No, definitivamente no se estaba tomando esto en serio. Su vida ya no era algo serio, los ojos muertos, las ojeras producto de las pesadillas, las heridas en su propia piel causadas por él mismo en sus tersas manos níveas, los labios rotos de tanto mordérselos, el cabello sucio, la expresión masculina y ligera opacada por el desanimo de seguir con esto. Se siente… como un suicidio, una cárcel lo es, debió tener el valor de saltar el gran puente de hace tres semanas, haberse arrojado e impactar contra el suelo, reventarse en un charco de sangre y miembros mutilados, acabar con el dolor, olvidar todo, pero peca de cobardía y esta prisión es su condena. Las manchas de sangre, aún las puede ver en sus manos, frescas, corren hasta caer al suelo, le dan arcadas al recordar, ahora mismo lo está haciendo, la sangre podrida le cae por las manos… ¿Está alucinando? Quizás, no lo sabe.
—Arthur Kirkland…—el sujeto de acento alemán le hace elevar un poco la mirada, de sus brazos ya no corre sangre putrefacta, ha vuelto de cierta manera a la realidad.
—Oh, mucho gusto, también me puedes decir JK-1923A, lindo nombre… no me quejo, tan numérico y esas letras, oh esas sensuales letras…—sonrió con ironía y sarcasmo, una sonrisa mediana, el metal suena al mover las manos, el guardia no ha tenido ni una sonrisa en reflejo.
— ¿Esta es su ficha? —alza un papel con los bordes cortados de manera redonda, el inglés suspira, deja de sonreír y mira el papel. Una ficha, un número, algo que los describe como un ser peligroso e indeseable.
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| FICHA CRIMINAL:
| Nombre: Arthur Kirkland.
| Lugar de nacimiento: Londres, Inglaterra.
| Fecha de nacimiento: 23 de abril de 1989.
| Alias: El jade carmín.
| Cargo: Homicidio voluntario y homicidio de primer grado.
| Condena: Treinta y seis años de presidio.
| Situación actual: Sin derecho a libertad hasta el año 2048.
| Ocupación: Prisionero, Ex-Ingeniero comercial.
| Cónyuge: No especificado.
| Padres: Andrew Kirkland y Alice Kirkland.
| Hermanos: Scott Kirkland, Bryan Kirkland y Ryan Kirkland.
| Hijos: No especificado.
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Hermanos, padres, no se detiene en otros datos, lo único que lo comprueba por lo que alguna vez fue son aquellas personas que lo recuerdan, los ojos endemoniados que lo observan, el cabello fuego, la sonrisa entre decepción y asco, porque son sabias las palabras que lo dicen, nadie desaparece, nadie deja de existir mientras alguien, cualquier persona, incluso odiándote…te siga recordando, sonríe a medias, se pregunta si aquellas personas ya lo han olvidado, apenas se detiene a ver su nombre o de lo que fue acusado. Sabe que él en especial lo recuerda, sabe que los muertos persiguen sus pasos y arrancas hojas del libro de su vida. Sonríe al mirar el dato de la pareja.
Mira al alemán deteniendo un dedo sobre la pequeña mesa entre él y aquel guardia donde estaba el papel, suspira con ironía.
—Correcto, todo lo está, pero alcancé a tener siete ex-esposas, tres novias, dos amantes y cada una tenía un promedio de tres hijos conmigo…soy una bestia sexual, en mi informe debería salir, sólo digo, una sugerencia, para que las guardias se pasen por mi celda en la noche…—se ríe sutilmente.
Los ojos azulados lo miran algo más serio, vaya tipo más amargado, le recuerda a él mismo hace unos meses, pero ahora que lo ha perdido todo ya no tiene de que agobiarse, sólo debe darle término a todo eso.
—Ahora vea esta…—alza frente a él otro papel quitando el anterior, sus ojos se abren curiosos, no es una encuesta como las miles que ha tenido después del incidente por las serpientes traicioneras llamados prensa, jodidos periodistas, no les deseaba mal alguno, pero ojalá que a todos se los violen con un consolador gigante del tamaño que debe tenerlo Hulk.
En fin, la ficha es la de alguien más, alguien que no es él, una persona cuyo nombre no le suena para nada, pero quien lo marcaría para siempre después de la vida que se destruyó por completo. Esto era su nueva vida.
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| FICHA CRIMINAL:
| Nombre: Alfred F. Jones.
| Lugar de nacimiento: New York, Estados Unidos.
| Fecha de nacimiento: 4 de julio de 1993.
| Alias: Herokiller.
| Cargo: No especificado.
| Condena: No especificado.
| Situación actual: No especificado.
| Ocupación: Prisionero, no especificado.
| Cónyuge: No especificado.
| Padres: No especificado.
| Hermanos: No especificado.
| Hijos: No especificado.
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El anglosajón abrió los ojos con extrema curiosidad, quizás algo nervioso, no salía absolutamente nada en la ficha de ese sujeto. ¿Lo hicieron a propósito? Además ese nombre, esa alias... era irónico... ¿Héroe asesino? ¿Qué tipo de héroe era un asesino? Bueno, la gente te suele con tildar nombres ridículos luego de saber de ti.
O sea, a él le pusieron "El jade carmín" ¿Qué mierda de nombre era ese? Por poco y siendo notablemente compasivos no le pusieron "Las cejas asesinas" o "El loco del unicornio" ¡Oh quizás uno mejor! "El vengador inglés 2.0"
Nombres estúpidos, nunca se cansará de decirlo. La mirada seria de Kirkland esta vez fue la que impactó con la de ese amargado alemán, es como de esos sujetos armados que están todo el día sin moverse, ni pestañean, como robots.
—¿Quién es este sujeto?—baja la vista, analiza el papel con inseguridad.
—Su nuevo compañero de celda, será trasladado señor Kirkland, mire este otro documento, está legalmente autorizado por el representante general de la cárcel a ser trasladado con el reo Alfred F. Jones, usted no es más que una de las diez movilizaciones que se realizarán en total.
—Oh, tendré un compañero misterioso, que emocionante, quizás deba llevarle una cartita de amigo secreto...—su voz era sarcasmo puro.
El alemán le explicó todo de una manera que lo hacía sonar casi aceptable, normativo, regulativo, cosas con "tivo" y protocolo y reglas y cosas que lo tienen al borde del colapso mental. Le sacaron las esposas para casi convertirlo en un adefesio viviente denominado esclavo, faltaba que le pusieran una faldita de mucama y le dieran un plumero, le hicieron limpiar toda la desgraciada habitación sin tapiz alguno donde el único adorno eran unas profundas fisuras y rallas, una marca le hizo temblar un poco "Aquí follé con Carlos", porque el sujeto macho, negro, como de veinte metros y mucho pelo en el pecho que a veces transitaba por allí le decían "Carlos", la imagen de ese mastodonte en un encuentro sexual con un prisionero le pareció horroroso, pobre el culo del sujeto, quedaría con el tamaño de una manzana y si era al revés...
Lo imaginó, sintió deseos de tirarse al piso y llorar, ojalá no soñara con Carlos en la fría noche con traje sadomasoquista rosado polaco, por favor, oh god, please kill me, se decía internamente.
Al mencionar aquello la imagen de Feliks, el travesti que le prestó resguardo hace medio año volvió nuevamente a su mente junto a su pareja Toris, eran unos buenos sujetos. Los travestis eran quizás algo raros, con gustos que desconoce, pero al menos los que él conoció tenían más corazón que cualquier hombre o mujer hetero que haya conocido. A su nueva habitación apenas lleva una bolsa algo desgarrada donde transporta un par de retratos, una extraña pelota, una tira de genero a cuadros, una cinta roja y una cajita musical, elevó la vista, miró al muy inteligente guardia que lo escoltaría a su nuevo castillo-calabozo custodiado por perros y hombres armados del cual ninguna chica guapa lo sacaría con espada y sostén copa D en mano en su semental corcel.
—Hola Artie...—ese sujeto sonríe, a Kirkland le entran esas raras ganas de golpearlo hasta que se caiga al suelo de lo bien que le caía.
—Prefería a tu hermano, Gilbert. Tan conversador que es...
—Oh, deja al pequeño, es nuevo aquí, anda revolucionando toda la cárcel con sus normas raras, no es para nada awesome, lo emborracharé con un par de cervezas un día de estos para que baje la amargura...
—¿Le contaste a tu Ex sobre la marca?
—Oh cállate, todos me joden con eso...
—Debió de morderte una nalga, así nadie preguntaría...supongo, no sé que tan gay eres.
—Kirkland, muévete.
—Uyyy, Gil se enojó, ve a darle de comer a tu pollo… —le increpa con gracia.
—Cállate Kirkland, en serio, nadie sabe que traigo a mi fantástico fénix debajo del sombrero. No deben enterarse...—susurra serio dentro de su absoluta no seriedad.
Ese alemán que parecía que su madre lo hubiera decolorado frunció el ceño, le faltaba pigmentación en todo su cuerpo, ojos café casi rojizos y pelo rubio casi blanco, era como un anciano zombi que aún seguía joven y de cierta manera guapo. Eso no salió de la boca inglesa, claro que no.
—Oh, ahora es un fénix, creía que era la mutación de una gallina con una paloma. —sarcasmo, delicioso sarcasmo.
—Que te mueras, digo, muevas... no quiero gastar mis asombrosas palabras en alguien como tú.
—Oh right, oh right...
¿Qué podía hacer él? Aunque Gil sea algo así como una persona simpático-irritante no dejaban de ser lo que eran cada uno, un prisionero y un custodio. No cabía una amistad en algo así, sonrió a medias, con esa sonrisa ligera y pirata que solía tener, suspirando, apretando las pocas cosas que podría considerar suyas en la bolsa. La celda está realmente alejada de la que tenía antes, Gilbert se detiene, parece apretar la quijada cuando ve la celda, como si hubiera olvidado de quien se trataba minutos antes, el inglés nota como de su frente sudor líquido se derrama hasta la barbilla, ese alemán no es de miedos e inseguridades, sólo a la escoba o el sartén de su ex-esposa húngara.
—¿Y bien? ¿No abrirás, Gilby? —no escucha respuesta, sólo la saliva pasando con dificultad por la garganta del chico de ojos rojizos.
Kirkland eleva una de sus gruesas ceja cuando el albino abre tembloroso la celda, el inglés repara en esta, espaciosa y amplia, hay un par de antifaces sobre la cama descuidada de sábanas azules, el piso parece tener manchas coloridas en varios sectores, una bandera roída de Estados Unidos sujeta a la parte superior de la celda en una pequeña ventana que cuela el aire detrás de los resistentes barrotes, también fotografías de gente en blanco y negro tachadas.
Y hay un ser allí, en medio de la celda, apoyado en la pared opaca desgarrada debajo de la gloriosa bandera, con el mismo traje plomo azulado que tiene el anglosajón, la cabeza gacha directo al suelo con los brazos extendidos hacia abajo y las piernas en posición medianamente india, ya que una está levemente doblada hacia arriba con la rodilla flectada, murmura algo, juega con los dedos, son rápidos y parecen tocar todo con precaución, tiene un par de dados y una baraja inglesa a la que parece faltarle muchas cartas. Ese sujeto se ríe, realmente pareciera que está jugando solo. Esta es una cárcel, no un sanatorio mental… ¿Quién demonios era ese sujeto?
El Rey de espadas está manchado con gotitas de líquido carmín, el prisionero agrega suavemente a la Reina de espadas, delineando con la yema de su índice el rostro de la preciada Reina sin mancha alguna. Vuelve a jugar con las cartas antes separadas que ahora yacen juntas, el Rey sobre la Reina, opacándola por completo, desarraigándola del mundo, las cartas parecen ser egoístas y el Rey un monstruo obsesivo.
El alemán empujó un poco al inglés para que entre de manera nerviosa, el muchacho aún no levanta la cabeza. Un pequeño detalle así no lo va a asustar, como si le importara que el muy son of a bitch lo tomara en cuenta, pone un pie sobre la celda y mira hacia delante, los ojos azules chocan contra los suyos y… es como que si se hubiera detenido el tiempo, siente que se derrumba, la piel es blanca sin marca alguna, el inglés se sintió estremecer, como si se le cortara la respiración al verlo. La sonrisa delicadamente curvada, como la de un chico a punto de hacer una travesura sin temor a arriesgarse, una macabra y desquiciada para su edad; los ojos afilados como el profundo cielo le observan penetrantes, son extrañamente hipnotizadores. Luego, un suspiro enloquecedor sale de los varoniles labios. Se sujeta el cabello rubio con una de sus manos, vuelve a sonreír con gracia. Parece como si fuera una criatura demoníaca e irreal.
Como si dominara la situación, como si quisiera demoler la cordura de todo aquel que toque su territorio. El anglosajón se obliga a avanzar un poco más… ¿Qué demonios fue eso? ¿Qué es eso? ¿Quién es él? Parece leerle la mente porque segundos después responde en el momento preciso.
—Alfred F. Jones, me alegro de poder verte tan de cerca, después de que se fue George estoy algo solito, tu ficha me pareció fascinante, tú eres fascinante… después de todo no pondrían a alguien que no es un asesino en mi cuarto, en fin… Welcome Arthur! Pleased to meet you! I'm Alfred, the american hero! (1)
—Shit, perfect… eres una rareza. —es lo único que articula, dando otro paso sobre la celda sombría, no tiene miedo ante un chico algo raro y animado con algo de azúcar extra en la sangre.
La sonrisa del estadounidense se curva una vez más, levanta la cabeza y se lleva una de las manos a la boca cuando se da el tiempo de observar a su nuevo compañero de arriba a abajo. Se ríe, aparentando inocencia, pero él es todo menos esa palabra, él es corrosivo, él es veneno y mata, pero por sobretodo, es obsesivo, Kirkland no lo sabe, pero ya ha pisado terreno marcado, por lo tanto, ya es considerado propiedad de ese chico… para siempre.
Próximo capítulo: Como si sufriera claustrofobia.
Nota: (1) ¡Bienvenido, Arthur! ¡Encantado de conocerte! ¡Soy Alfred, el héroe americano!
Los capítulos son algo serios, pero necesarios para que los entiendan, otros graciosos e irónicos, otros perturbadoramente románticos, otros dan miedo, hay muchas cosas, son siete en total, podrían ser más si es que lo alargo. Por cierto, a quienes leyeron "Predator & Prey" trabajo en el extra. En fin, el número de Arthur es muy evidente, me vi tentada a ponerlo ¿JK-1923A? ¿No les suena a algo? A quien adivina le doy algo, sí, un algo, los algo siempre son secretos :D
Me despido, besos psicópatas y sensuales para ustedes. Dejen un comentario y tendrán a un lindo preso inglés esposado a su cama (?)
