Título: She was crying.
Fandom: Twilight.
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, la trama sí.
Claim: Jasper/Leah.
Rated: K+
Advertencias: Esto es inofensivo.
Summary: Jasper no necesitaba verla para saber que, seguramente, estaba llorando; la angustia flotaba en el aire, espesa y agobiante.
Notas: Participa en el reto Palabras para el recuerdo, del foro LOL. (Palabra clave: Calor).


She was crying.

Jasper no necesitaba verla para saber que, seguramente, estaba llorando. Había decidido ir de caza solo ese día, no tenía ganas de ver a Emmett luchar contra un oso o a Edward pendiente de que Bella no se tentara con algunos humanos que podrían haber por la zona debido a la época del año (como si Bella necesitara que la controlaran).

Escuchaba los sollozos y la angustia flotaba en el aire, espesa y agobiante. Acababa de beber la sangre de un venado de mediano tamaño, así que no estaba tan sediento; decidió acercarse a ella, ya que había desarrollado cierta curiosidad por Leah y sus potentes emociones (no había punto medio con ella; si estaba feliz, podría iluminar todo Forks, y si estaba triste podría opacar el Sol).

Ella estaba de espaldas, la cabeza enterrada entre sus manos y pequeños gemidos de dolor salían de entre sus labios.

—¿Qué ocurre, Leah? —le preguntó, preocupado al ver que ella no se había molestado en insultarlo ni siquiera.

—Nada que te interese, sanguijuela —gruñó ella. Jasper sonrió al comprobar que seguía siendo la misma, se sentó a su lado.

—¿Qué pasó, Leah? —repitió, con voz calmada. Ella le dirigió una mirada envenenada.

—Nada que te importe, Cullen —siseó—. Ya te lo había dicho.

Leah esperaba que él se fuera, pero no lo hizo. Le tocó el brazo y ella se estremeció de frío (sabía que era fríos pero no hubiera imaginado que eran icebergs caminando).

Él disfrutó del calor de la piel de Leah bajo sus dedos, quemando como si fuera el mismísimo fuego ardiendo mientras reducía su autocontrol a cenizas. Leah lo miró y le contestó.

—Emily está embarazada.

Jasper entendió. Emily tenía a Sam, Leah no; Emily tendría un hijo, Leah no. Las lágrimas seguían corriendo por sus mejillas, tan inevitables. Jasper limpió unas pocas que se le deslizaron por el mentón, eran calientes como su piel morena.

Leah, en un impulso, le rozó los labios; al darse cuenta de la locura que había cometido, salió corriendo (no sin antes sentir el desconcierto en el aire, y luego una gran cantidad de comprensión).

Jasper sólo pudo pensar que todo en Leah era calor.