Loud y la bestia.
La Francia antigua. Un bello pueblo pequeño donde las aves cantaban y la gente vivía tranquila, una vida rutinaria pero buena.
La tranquilidad llevaba el precio de falta de cultura puesto que no muchos leían o apreciaban el arte, preferían quedarse con el conocimiento que tienen en lugar e busca más… pero no todos eran así.
Esa chica rubia, entrando en su adultez y con vestido azul era alguien diferente a los demás del pueblo.
La veían siempre escribiendo cartas a gente lejana o leyendo de vez en cuando
Sin duda no era como sus demás compañeras que compartían edad. Ella era independiente.
Un jovencito entrando en su adolescencia, usando un traje café, corbatin naranja y de cabellos tan blancos como la nieve se acerca a la puerta de esa chica, cargando un bolso con cartas y una canasta con envases de leche.
Toca o puerta con toda la educación posible para ser recibido por esa joven doncella.
-Lincfou, literalmente es bueno verte. Mi padre sigue peor y necesita sus medicinas ¿Trajiste la leche? -Preguntó preocupada y son siquiera dirigirle la mirada así repartidor.
-Descuida Lori, traje tu leche , algunas cartas que me pediste y me las arregle para traer algunas hierbas medicinales…. No me digas Lincfou, sabes que me llamó Lincoln -Respondió con un tono muy comprensivo.
¿Cómo no serlo? Él se crio sin padre y su única figura paterna era el héroe del pueblo a quien proclamaban como el gran Hugh.
Puede entender la tristeza de la mujer por estar perdiendo a su padre, por eso la ayudaba siempre que podía. En cambio ella a pesar de a veces mostrará apática le demostraba cariño también, como si fuera una hermana mayor.
-Literalmente eres el mejor -Le dio un pequeño beso en la mejilla como muestra de gratitud dulce y desinteresado niño, preocupándose y cuidándome.
-Basta. No es para tanto -Dijo con rigor en sus mejillas tendría que ser el único si tan solo le dijeras que si.
-Lincfou. Ya te lo dije, el gran Hugh será un héroe y todo pero no lo veo con esos ojos, no con los ojos con los que se ve a si mismo. Quisiera a alguien mas desinteresado y altruista, pero gracias por preocuparte -Le dio otro beso y cerró su puerta.
Lincoln esboza una pequeña sonrisa ante ese gesto y se retira, todavía tenía que cumplir más entregas.
Mientras tanto un hombre con ropas rojas, cabello castaño e imponente sonrisa parecía enamorado de algo den el bazar del pueblo.
-Déjame decirte que eres lo más perfecto de este mundo. No hay nada que se te compare, tu impotencia y astucia son insuperables -Decía de manera orgullosa.
-Gran Hugh -Grito Lincoln sacándole de su trance.
Hugh sólo se sobresalta por eso.
-¿De nuevo adaptándose frente a un espejo gran Hugh?
-¿Cómo no hacerlo? -Preguntó con evidente ego en su boca un hombre como yo es imposible no admirarse. Sólo mira esto -Se desabrocho la camisa mostrando unos pectorales perfectos.
Lincoln suspira un poco al ver ese cuerpo imponente. Puede admirar un ser así.
-Tiene razón gran Hugh. Usted merece admiración por todo. Una pena que Lori no se dé cuenta, quizá no es la indicada para usted.
-Gracias, aunque yo te envidio que puedas admirarme de cuerpo completo. A veces quisiera poder tener frente a mi a alguien tan imponente pero luego recuerdo que yo soy lo más imponente –Se peinó con delicadeza su espectacular cabello.
-Por cierto, la temporada de caza va a comenzar pronto ¿Necesita un asistente? Yo puedo ser su hombre –Se ofreció con entusiasmo, trabajar con el héroe del pueblo sería un gran honor para Lincoln.
-Con gusto acepto que me des sequito y admires. Sería hacerte un gran favor que te vea conmigo mi fiel ayudante.
Por lo de esa bella doncella no te preocupes, planeo sorprenderla con un gran festín, será en el momento menos esperado.
-Gran idea como siempre gran Hugh –Aplaudió con ganas.
-Todas lo son Lincoln, todas.
Así el héroe con gran ego y su fiel asistente siguieron su camino a la taberna local, donde los hombres del pueblo se reunían a conversar y planear estrategias de cacería o futuros eventos deportivos.
Las mujeres que asistían servían como camareras o doncellas que se ofrecían a los varones que lograban la mayor casería. Casi siempre eran conquistas para el gran Hugh.
A veces era tan amable que a las que no quería se las presentaba a Lincoln.
En la casa de Lori ella mezclaba medicinas con la leche de su padre. Un hombre si bien no tan viejo, la edad se le notaba por su casi calva cabeza y condición, padecía de una ligera demencia que le hacía hablar solo. Los medicamentos lo ayudaban a mantenerse calmado.
-Padre es hora de tu cena –Le dio unos panes con puré y un vaso de leche.
-¿Lori? Qué bueno que eres tú. Por un momento pensé que era ese monstruo del palacio en los bosques –Comento asustado.
-Padre sabes que esa bestia que tanto comentas no te seguiría hasta acá. Ahora come por favor –Le suplica mientras revuelve los panes con el puré.
Su padre le asiente y come tranquilamente.
Lori toma un libro y lo lee en lo que su padre come.
En esa noche el señor se encontraba despierto mientras su hija dormía en la silla a su lado.
Realmente se sentía bendecido por tener a una hija tan bella e inteligente como ella. Le parecía triste ver a las jovencitas de su edad en la taberna, perdiendo el tiempo y volviéndose sumisas ante una opinión masculina, su hija era mucho mejor que ellas y eso lo alegraba.
Se escucharon algunos picoteos en la ventana, así fue como un cuervo le llamo la atención al señor haciendo que salga afuera para seguirlo.
Lori no se dio cuenta de eso, estaba perdida en sus propios sueños.
Lincoln iba pasando en dirección a su casa. Con una buena actitud ya que Hugh le presento a una linda chica llamada Reenee y tuvo suerte. Una linda acompañante y un gran ídolo, muy buena noche para el fiel asistente.
Pero su felicidad fue interrumpida al ver la puerta de los Loud abierta, supuso que al señor Lynn se le olvido cerrarla.
Entro y vio como la rubia se abrazaba por el frio, estaba ella sola y con una mueca de disgusto.
Le dio su abrigo para taparla y un beso en la mejilla para calmarla.
Lori sonrió por eso y de alguna manera se sintió más cómoda al dormir.
-Buenas noches hermana de cariño. Mañana el gran Hugh te dará una sorpresa especial –Le susurro y le dio otro beso en la mejilla.
En los bosques el señor Lynn se encontraba vagando siguiendo a ese cuervo, quizá lo lleve a algún lugar interesante, aunque no se percataba de la distancia que caminaba.
Se escuchó un fuerte rugido en los alrededores alejando al cuervo y sacando al señor Lynn de su distracción, se dio cuenta que estaba en los fríos bosques del pueblo.
-¡Oh no! El cuervo era una trampa. La bestia está cerca –Se dijo asustado.
-¿Qué haces en miss dominios? ¿Has venido a robar mi rosa? –Pregunto una voz joven pero amenazante.
El frio de la temporada no es nada comparado con la que recorre su cuerpo por el miedo. Podría jurar que de un golpe lo podrían romper por tan congelado que esta.
Frente a él una bestia de extenso cabello marrón que cubre todo su cuerpo aparece, de su cabeza resaltaban cuernos negros y su ropa era un traje de gala verde con varias rasgaduras.
-Por favor se lo suplico. Tengo una hija –Pidió con lágrimas en sus ojos.
-Debió pensar eso antes de venir a este bosque. No puedo dejarlo ir, lo lamento pero será mi prisionero –Se abalanzó sobre Lynn y lo cargo.
Las garras rascaron parte de la camisa de Lynn, dejando la tela en el suelo cubierto por nieve.
Nota 1 Eh aquí el inicio de mi versión personal de la bella y la bestia pero con personajes de Loud house. Cabe aclarar que no es un crossover ya que son ellos representando a los personajes y no conociéndolos.
Nota 2 En lo personal decidí escribir esto porque me gustan ambas cosas y me dije.
¿Por qué no? Quizá alguien se divierta con esto.
Una historia sencilla para divertirse un rato.
Dicho esto yo Soy PenguinArrow alias un crítico más y nos leemos en el siguiente episodio.
