He de confesar que: NINGUNO DE LOS PERSONAJES, NADA DE LA LETRA CURSIVA Y EL TÍTULO ME PERTENECEN. Los personajes son de AWM y lo demás del 1x07 de Gossip Girl.
Espero que disfrutéis, aunque sea un poquito, se aceptan críticas para mejorar.
xxoo~C.
Víctor o Victrola.
¿Os habéis enterado ya? El Cabaret es la nueva fiebre y a veces subir la temperatura es justo lo que hace falta, y como siempre, Rick es el primero en apuntarse a la juerga.
- ¿Quién es esa?- Una de las chicas del local habló a su espalda mientras él, embelesado, observaba el cuerpo de la chica del escenario moverse.
- No tengo ni idea.
Aquella muchacha esbelta se movía con una sensualidad impresionante. Y el caso es que aquel precioso cuerpo le recordaba a alguien, pero el alcohol, que era demasiado, y sus movimientos bloqueaban sus pensamientos y no llegaba a reconocerla.
Pero no adelantemos acontecimientos.
Castle y Ryan se encontraban en la sala de observación, mientras Beckett interrogaba al sospechoso de haber puesto aquella bomba en la plaza. Aquel tipo que rondaba entre los 25 y los 30 años no paraba de darle largas. 'Es el trauma' decía, 'le juro que no recuerdo nada.'. Kate estaba ya cansada de aquella tontería y bastante frustrada porque aquel tipo creía que era idiota. Avanzó hacia la mesa hasta ponerse frente a él y dio un golpe en esta con ambas manos.
- ¿Quieres saber qué es un trauma? Me metieron una bala en el pecho y recuerdo cada segundo, así que no me vengas con el cuento de la amnesia post-trauma. – Ni siquiera era consciente de lo que acababa de decir, tampoco sabía que alguien al otro lado del cristal acababa de romperse por dentro.
-Todo este tiempo… lo sabías. – Castle sentía un terrible dolor en el pecho, sentía que se le había parado el corazón al escuchar aquella frase. No podía creerse que ella se lo hubiese callado todo un año, que le hubiese mentido durante tantísimo tiempo. ¿Acaso no merecía el algo más?
-Tío ¿estás bien? - Ryan rompió el silencio al ver el cambio de expresión de Castle. –Parece que has visto un fantasma. - Este no puedo más que asentir, aclarando un poco su garganta.
- Sí, yo... tengo que irme. - Cogió su chaqueta y salió de allí lo más rápido que pudo.
El trayecto del ascensor se le hizo eterno y esa maldita frase no dejaba de resonar en su cabeza. 'Recuerdo cada segundo'. Ella se acordaba de todo y se había pasado un año mintiéndole, dejando que la siguiera a pesar de saber lo que sentía. Él podía ser pesado e infantil, pero llevaba cuatro años llevándole un café, haciéndola sonreír, ayudándola y protegiéndola lo mejor que podía y ahora ella le había traicionado.
Al salir de la 12th el frío de Nueva York le golpeó en la cara, miró al cielo un segundo, respirando hondo. Ya casi no se veía nada, la tormenta había hecho que oscureciera antes. Comenzó a caminar por las ajetreadas calles, solo quería llegar a su casa y meterse en la cama, acabar con aquel fatídico día.
Casi una hora más tarde una detective, atacada de los nervios, salía de la sala de interrogaciones sabiendo que aquel tío no era al que buscaban. Llegó hasta su mesa, se sentó en la silla, echándose hacia atrás y se cubrió la cara con las manos. Esos días estaban siendo horribles, el caso les estaba sobrepasando, no había podido descansar nada y a pesar de todos sus esfuerzos no sacaban nada en claro. Soltó un suspiro enfadado y miró a su alrededor, apenas había nadie en la planta de homicidios. Otra noche que no pegaría ojo revisando todo lo que tenían, mirando la pizarra una y otra vez.
Reparó un momento en la taza de café, ahora frío, que había sobre su mesa, Castle había estado allí. No pudo evitar que una sonrisa se abriera paso en sus labios. Aquel caso no les había dado tiempo para hablar, pero estaba decidida a que en cuanto acabara aquella investigación se darían una oportunidad. Su corazón se aceleró de solo pensarlo y las dudas y el miedo asaltaban su cabeza. ¿Y si él ya no la quería? ¿Y si había esperado demasiado? Eso no podía ser, si no la quisiera no seguiría allí.
Volvió a suspirar, necesitaba que acabara aquel caso y resolver sus dudas y para que aquello ocurriese debía seguir con la investigación. Recogió los archivos del caso, los metió en su bolso, se puso la chaqueta y salió de allí. En su casa estaría más cómoda.
Al día siguiente la comisaría volvía a ser un gallinero, estaba llena de gente que tenía que contar su versión de la bomba y si había visto algo sospechoso. Durante toda la mañana Espo, Ryan y Beckett estuvieron tomando declaración y la gente fue desapareciendo poco a poco. La verdad es que habían avanzado bastante y decidieron tomarse un pequeño descanso para comer algo.
Pidieron algo del chino y cuando llegó los tres se reunieron en la sala de descanso para comer. Empezaron en silencio, repasando cada pequeño detalle en sus cabezas hasta que Ryan rompió el silencio.
-Hey, Beckett, ¿sabes algo de Castle? Ayer cuando se fue de la sala de observación no tenía muy buena cara.- Kate casi se ahoga con el arroz y se puso pálida. Sus compañeros se miraron y Espo le pasó una pequeña botella de agua que esta cogió como si le fuese la vida en ello. - Vaya, esa es la cara que él puso.
Kate cogió su móvil de la mesa y salió a toda prisa de aquella sala. No podía ser, no podía haberla escuchado, él no debía estar ahí. Tenía ganas de llorar, lo había arruinado todo por sus estúpidos miedos.
Subió las escaleras hasta el gimnasio antiguo, nadie iba ya allí, tenía que llamarle, decirle que necesitaba verle, que tenían que hablar. Quería darle una explicación, que le dijese que todo estaba bien, que él seguía ahí, a su lado. Reprimió las lágrimas y se sentó en uno de los bancos bajos. Respiró hondo un par de veces y lo llamó.
Castle había decidido pasar la tarde en su despacho del Víctor o Victrola. Sabía que no iba a escribir nada, aquella tristeza no se lo permitía, pero su casa era demasiado grande y se sentía demasiado solo sin sus pelirrojas ese fin de semana. Además era sábado y los sábados había noche especial en el cabaret, no estaría mal ahogar sus penas en alcohol y pasar un rato olvidándolo todo.
Llevaba al menos una hora mirando cómo caía la arena del reloj que tenía en su escritorio hasta que el sonido de su móvil lo sacó de sus pensamientos. Las dos primeras llamas las ignoró, ni siquiera se molestó en ver quién era. A la tercera lo cogió para meterlo en un cajón, viendo que la foto que se iluminaba en su pantalla era Kate. 'A lo mejor llama para pisotear mis sentimientos un ratito más' pensó con una pequeña sonrisa irónica. Colgó, apagó y soltó el móvil cerrando el cajón con brusquedad, hundiéndose en su silla. No podía más con aquella situación, lo mejor sería alejarse de aquella mujer. Quizá una temporada en los Hamptons y acabar con la saga de Nikki Heat le ayudarían a superar.
Le había colgado, sabía que era ella y le había colgado. Kate quería desaparecer del universo en ese mismo instante, le había perdido y ahora él la odiaba y ella también se odiaba. Las lágrimas corrían por sus mejillas, y ya no quería hacer nada por controlarlas, se sentía vacía.
Estuvo un rato allí hasta que le llegó un mensaje de Esposito, ya tenían a la culpable de aquella explosión, solo tenía que hacerla confesar y la esperaban en la sala de interrogatorios. Paso por el baño, se limpió la cara y se recompuso como pudo. Sus compañeros la esperaban abajo, le enseñaron el vídeo donde se veía como la reportera apretaba el botón de un mando y la bomba se detonaba. Habían encontrado el mando en una de las alcantarillas y estaba repleto de sus huellas. Beckett entró a la sala de interrogatorios y no se anduvo con rodeos. Le enseñó las pruebas a aquella mujer y esta pidió un abogado. Culpable.
Kate miró el reloj de su escritorio, 8:30 pm. Acaba de cerrar oficialmente aquel caso. Guardó el informe en su carpeta correspondiente y lo dejó sobre la mesa de Gates. Se había mantenido distraída con aquello toda la tarde, pero ahora tocaba volver a casa y Castle había vuelto a su cabeza. Llamó a un taxi y recogió sus cosas mientras este llegaba. No tardó más de 10 minutos en llegar a su casa.
Soltó el bolso, la chaqueta y los tacones donde mejor le vino y fue directa a la cocina. Sacó la botella de whisky y un vaso. Necesitaba olvidar, no podía soportar aquello.
Al otro lado de la ciudad el cabaret estaba comenzando a coger fama y el Víctor o Victrola estaba a rebosar, como el vaso de Castle.
Rick estaba sentado en uno de los sillones que había a un lado del escenario, rodeado de mujeres que intentaban cazarle mientras observaba a las bailarinas sin interés alguno en ninguna de las dos cosas. Su cabeza estaba lejos de allí, más concretamente al otro lado de la ciudad, en su musa. No podía dejar de pensar en ella por mucho que quisiese, así que había empezado a beber. Pero mirase donde mirase solo veía su sonrisa, sus preciosos ojos, su entrecejo fruncido por la concentración, cuando mordía su labio… Se echó las manos a la cara, solo llevaba un día sin verla y la echaba tanto de menos, a pesar de todo él seguía amándola. Cómo no hacerlo. Se bebió lo que quedaba de su copa de un solo trago y pidió a una de las chicas que lo volviera a llenar.
Algunas copas, un vestido ajustado y que dejaba poco a la imaginación, y unos tacones, que en su estado daba gracias a Dios por mantenerse sobre ellos, se encontraba en la barra de aquel local. Preguntó al camarero por él y este le indicó donde se encontraba. Observó a aquel Castle que creía olvidad, el de hace 4 años, cuando se conocieron. Aquel hombre mujeriego que no se perdía una fiesta, pero con el semblante serio y la mirada perdida en algún punto del escenario que precisamente no eran las chicas.
Kate se sentía furiosa. Furiosa porque no le había cogido el teléfono y había tenido que llamar a Martha. Furiosa porque estaba rodeado de mujeres, dejándolas abrazarle a sus anchas. Furiosa consigo misma por haberlo estropeado todo. Furiosa por llegar hasta allí para encerarla y no atreverse.
Pidió otra copa. Ahora lo último que necesitaba eran sus inseguridades. Se bebió el vaso de un trago sin dejar de mirar como aquellas mujeres se lo comían con los ojos. Se sintió algo mareada y respiró hondo. Kate Beckett era una mujer de armas tomar y si iba a superar sus muros por él lo haría a lo grande.
Se encaminó hacia el escenario lo más rápido que el alcohol y esos tacones la dejaron coordinarse, subió por donde él no pudiese verla y una de las chicas le colocó una máscara con una sonrisa divertida, seguramente causa del alcohol también. Dejó sus tacones en algún lugar del escenario, sin prestar mucha atención dónde, la verdad, y se acercó hasta el lateral que Castle miraba. Se puso de espaldas frente a él y empezó a bailar sensualmente, intentando captar su atención, cosa que no fue nada difícil.
Rick levantó la vista al ver aquel cuerpo digno de una diosa moverse con tal sensualidad. Incluso las mujeres que había a su alrededor se quedaron hipnotizadas con aquella chica.
- ¿Quién es esa?- Una de las chicas del local habló a su espalda mientras él, embelesado, observaba el cuerpo de la chica del escenario moverse.
- No tengo ni idea.
Aquella muchacha esbelta se movía con una sensualidad impresionante. Y el caso es que aquel precioso cuerpo le recordaba a alguien, pero el alcohol, que era demasiado, y sus movimientos bloqueaban sus pensamientos y no llegaba a reconocerla.
Kate se dio la vuelta, acercándose hasta él cual felina y cuando estaban a menos de dos pasos se deshizo de la máscara y ambos se perdieron en los ojos del otro. Rick no sabía si besarle hasta morir allí mismo o huir. Desgraciadamente para Kate, optó por la segunda. Se levanto apartándole la mirada y se dirigió hasta su estudio, ella le siguió, se debía una conversación.
