¡Hola a todos! Algunos llegarán aquí por mi historia "¿Qué sería de mí sin ti?", la cual es una historia directamente relacionada con esta donde narro la historia de Luffy y Nami junto a Alphonse. Algunos llegarán aquí simplemente como su primera lectura de mi mano y estoy muy feliz con que le den una oportunidad.

Cualquiera sea el caso, solo les comentaré que no será necesario leer mi otra historia para poder leer esta, solo tener en cuenta que Monkey D. Alphonse es el hijo de Nami y Luffy. En esta historia tiene 4 años y la historia se sitúa en el año 9 de la "Nueva Era", Era luego de la "Gran Guerra" (Guerra por el One Piece), entre otra palabra, esta historia ocurre 9 años después de que Luffy se vuelve Rey Pirata a sus 21 años.

Para aquellos que vienen por mi otra historia, esta es un Spin-off del capítulo 5 "Amor de madre", donde narro lo sucedido antes de aquel one-shot y lo que viene después, porque mis queridos lectores, eso no era nada en comparación a la oscuridad que se esconde en aquella tierna historia.

Época: Varios años en el futuro, año 9 de la Nueva Era.

Capítulo 1

—Mami… estoy aburrido…

La bella mujer detuvo el movimiento de la pluma sobre sus delicados mapas y alzó la vista tras sus finos anteojos a su pequeño hijo. Con el cabello recogido en una alta coleta y un par de mechones locos escapando de su peinado, la joven madre poseía un look bastante elegante. El pequeño Monkey D. Alphonse se agarró de la orilla del escritorio devolviéndole la mirada tiernamente con un puchero, su peludo abrigo café lo hacía lucir más adorable. A un par de metros de ahí, Monkey D. Luffy dormía pacíficamente a un lado de la pequeña chimenea que habían prendido por el frío, acompañando a su familia dentro del observatorio.

—Lo siento cariño… pero no puedo jugar ahora. ¿Por qué no despiertas a papá y le pides que jueguen un rato?

El pequeño niño miró con sus achocolatados ojos al hombre profundamente dormido y frunció el rostro molesto, mirándolo con desdén. Su madre bajó nuevamente la vista sus mapas, siguiendo con su trabajo mientras escuchaba al pequeño.

—Papi rompió mi robot… no quiero jugar con él.

— ¿Otra vez? —Nuevamente la joven Reina Pirata alzó la vista, esta vez dirigida a su marido. Con el ceño fruncido, la mujer se puso de pie hasta el durmiente Capitán y le tiró la oreja despertándolo con dolor, mientras que chillaba asustando. — ¿Qué demonios pasa contigo Luffy? Ya van 4 veces en que le rompes los juguetes a Al este mes…

— ¡Nami eso duele! —Su oreja se estiraba cómicamente mientras el pequeño desde lo lejos observaba entre risas. — ¡Suelta mi oreja!

—No hasta que te disculpes con tu hijo.

— ¡Lo siento Al! ¡Ahora suéltame! —Su mujer, con la mano en la cintura y la otra tironeando su oreja, seguía mirándolo molesta a pesar de la disculpa mientras que el pequeño Alphonse seguía riendo divertido. —Nami… bonita… mi amor… suéltame, ¡Me duele!

El pequeño explotó en una divertida risa cuando su padre se cayó del pequeño sofá en donde estaba acostado mientras su oreja se estiraba más y más. Un pequeño sonido llegó a sus oídos y un escalofrío llegó a su espalda, deteniendo su risa poco a poco mientras buscaba la fuente de aquel sonido. Mientras sus padres seguían discutiendo infantilmente, el niño salió despacio del observatorio mirando a su alrededor escuchando atentamente. El sonido, molesto y chirriante, seguía resonando en su heladas orejas provocándole incomodidad. Se acercó lentamente a la barandilla junto a las mandarinas de su madre y observó hacia abajo a cubierta, pero nada parecía fuera de lo común. El sonido pronto se volvió mudo y el cosquilleo desapareció. Frunció el ceño tiernamente cuando una ráfaga de viento azotó su rostro y giró la cabeza inconscientemente evitando el frio, recayendo su vista al mar. Una borrosa mancha apareció a un par de metros del Sunny y entrecerró los ojos para observar mejor la figura, sus ojos se abrieron completamente una vez supo de qué se trataba.

— ¡Mami! ¡Hay alguien en el agua!

La voz aguda y emocionada del pequeño Monkey D. Alphonse resonó en todo el barco. Corrió rápidamente hasta la escalera y bajó rápidamente a cubierta para observar mejor lo que vio. Asomó curioso su cabeza por la orilla de la barandilla, sintiendo la fría y húmeda madera tocar el puente de su nariz viendo a duras penas hacia el mar.

—De que hablas mocoso… —Zoro se acercó a su lado, con un grueso abrigo negro para abrigarse de la fría tarde. Llegó hasta el lado del pequeño y miró el mar, en busca de la persona. Su ojo se abrió en sorpresa cuando la fría figura de una mujer sobre lo que lucía como un pedazo de madera se acercaba cada vez más al barco.

— ¡HOMBRE AL AGUA! —En menos de un segundo, toda la tripulación estaba de pie en la barandilla, mirando a la extraña figura.

Con su siempre fiel sombrero y el abrigo de capitán que su amada esposa le había regalado, el capitán de los Sombrero de Paja estaba de pie con una mirada de curiosidad a un lado de su hijo.

—Chicos… creo que deberíamos salvarla, ¿No? —Usopp miraba reprochante a sus compañeros, quienes no hacía nada en absoluto.

Saliendo de su trance, el capitán alejó a su amigos de su alrededor y estiró el brazo hacia atrás con una sonrisa divertida. Con el impulso suficiente, el brazo salió disparado del barco y tomó el borde del pedazo de madera donde la mujer estaba, con una risa juguetona el hombre comenzó a devolver el brazo a su estado natural mientras traía consigo a la mujer. Con un fuerte golpe, el pedazo de madera chocó contra la cubierta mostrando a la pálida mujer aferrada a esta. Con un doloroso ruido sordo, la cabeza del capitán rebotó cuando su esposa le dio un golpe desde atrás.

— ¡Eres un bruto! ¡Casi la botas!

— ¿Está viva? —Brook preguntó cuándo el grupo hizo un círculo alrededor de la mujer, observándola detenidamente. Chopper se acercó rápidamente y le tomó el pulso un tanto preocupado.

—Si… pero será mejor llevarla a la enfermería para poder tratarla.

— ¿Será una buena persona?

—Esperemos que al despertar no nos asesine…

— ¡ROBIN! —El grito asustado de todos resonó rápidamente mientras la mujer se reía con suavidad.

Nami rápidamente observó a la mujer curiosa de arriba abajo en busca de algo sospechoso. Observó su rasgada ropa y posó sus ojos en una sobresaliente marca que se veía en su brazo. Dio un par de pasos y tomó el frío brazo de la mujer, identificando de inmediato la tan conocida marca que llevaba impresa en su piel.

— ¿Qué pasa Nami? —Luffy notó el preocupado rostro de su esposa.

—Es… es la marca de los Tenryuubitos.

— ¿Qué? —Franky levantó sus anteojos sorprendido, acercándose al brazo para ver la cicatriz.

—Creía que todo esto de la esclavitud y los Tenryuubitos había desaparecido…. —Susurró tristemente Nami.

—Nami-san, ¿Qué es eso? —La chica observó donde Brook apuntaba y distinguió un pequeño pedazo de genero sobresaliendo desde su cintura. Se estiró rápidamente y sacó el objeto, abriéndolo entre sus manos. Casi destruido por completo, una blanca y ya gris cubierta de barro capa de la marina se alzó ante los ojos atónitos de todos.

— ¿Es… de la marina? —La voz curiosa de Chopper preguntó a su lado.

Con un abrupto suspiro, la mujer abrió los ojos asustada y se sentó para consternación de todos. Posó sus asustados ojos sobre cada uno de los piratas ante ella y se levantó con miedo, levantando las manos ante ella a modo de protección. Respirando con dificultad y a pasos débilmente vacilantes, comenzó a retroceder ante la mirada curiosa de todos.

— ¡NO VOY A DEJAR QUE ME HAGAN ALGO! ¡NO LOS DEJARÉ USARME! —Comenzó a gritar histérica. Extrañamente, los rostros frente a ella se le hacía familiares.

—Nosotros no queremos- —Sanji fue cortado a media frase cuando la mujer sacó un pequeño cuchillo de entre sus ropas, alzándolo frente a ella.

— ¡NO SE ACERQUEN!

Miró a cada uno de sus salvadores y su mente comenzó a procesar a los conocidos rostros. Un llamativo y desmarañado sombrero de paja robó su atención y el agarre sobre el cuchillo se debilitó poco a poco. Reconoció de inmediato al capitán del barco, quien con la mirada seria observaba a la desconocida interponiéndose sobre su hijo protectoramente al notar el chuchillo.

—Tu… tu eres Mugiwara no Luffy… eres Monkey D. Luffy… ¿No? —Preguntó en un susurro, calmándose despacio.

—Así es… ¿Quién eres? —Preguntó seriamente.

La mujer rápidamente desvió la vista del capitán a sus tripulantes, yendo de rostro en rostro buscando a alguien. Con el rostro cada vez más calmado, la mujer comenzó a respirar con más tranquilidad al notar que ya no estaba en peligro. Su mirada pronto se llenó de miedo cuando notó la anaranjada cabellera de Nami. Soltando el cuchillo de golpe, el tintineante sonido del acero tocando la madera del suelo resonó junto a sus veloces pasos. Corrió hacia la mujer y la tomó de los hombros ante la preocupada mirada de todos.

— ¡¿TU ERES NAMI?! —Le gritó aterrada, sacudiéndola fuertemente.

— ¡HEY! —Luffy se acercó rápidamente con el rostro furioso, alejando a la mujer de su esposa.

— ¡ERES LA GATA LADRONA! ¡DEBES ESCONDERTE!

— ¿Qué?... —Susurró dubitativamente mientras aún permanecía conmocionada ante la brusca acción de la chica. Observó los ojos despavoridos de la mujer y un escalofrío atravesó su corazón al notar la mirada de lástima que le lanzaba mientras Luffy la contenía en sus brazos con ayuda de la fruta de Robin.

— ¡DEBES ESCONDERTE! ¡ESTÁ BUSCANDOTE! ¡MANDO A SUS HOMBRES TRAS DE TI! —Gritaba descontrolada observando a la navegante.

La tripulación observaba atónita todo lo que aquella desconocida les estaba diciendo. Entre los brazos de Robin, Luffy soltó a la mujer y se acercó preocupado a su esposa, seguido de Alphonse.

— ¿De qué estás hablando? —Preguntó medio enfadado, con voz exigente. — ¿Quién está detrás de Nami?

Nami miraba con la boca entreabierta a la mujer forcejeando entre los fuertes brazos a su alrededor. Lucía completamente aterrada mientras le seguía gritando palabra tras palabra. La colorina bajó el rostro a sus manos, observando el símbolo de la marina en el pequeño pedazo de tela que aún sostenía.

— ¡TIENES QUE ESCAPAR NAMI! —Era lo único que gritaba una y otra vez.

— ¿DE QUIÉN ESTÁS HABLANDO? —El capitán perdió la paciencia de la preocupación, gritando duramente para que la mujer se calmara.

— ¡ÉL ES LA MUERTE! —Fue lo único que alcanzó a decir, cuando cayó bruscamente inconsciente.

El barco quedó en silencio ante la atónita mirada de todos, con la última frase siendo procesadas en sus cabezas. Los ojos de la tripulación se posaron en la preocupada Reina, quien miraba congelada a la mujer ahora inconsciente entre los brazos de la arqueóloga. Al sentir la vista de todos en ella, Nami buscó a su hijo quien estaba agarrado a la faja de su padre asustado por lo que acababa de suceder. Miró a su esposo a los ojos y al ver la preocupación de Luffy, su corazón dio un vuelvo lleno de susto.

¿De qué estaba hablando aquella mujer?

Espero que les haya gustado este capítulo un poco corto pero introductorio, por favor comenten y opinen a ver qué tal les parece y sus teorías sobre Nami y lo que ocurre :D ¡Nos leemos! ¡Adiosito!