¡Hola! Bueno, este es mi primerísimo Fanfic. Siempre me dije que el primer Fic que subiera sería un Dramione super dramático y romántico pero por alguna razón sentí el llamado con Piratas del Caribe y después de, ya varios años de hecho, de tener varios en la cabeza por fin decidí ponerlos en papel… bueno, en la computadora.

Llevo ya varios años como lectora de Fics pero como dije este es el primero que escribo así que espero que les guste o que por lo menos no les desagrade tanto.

Ahora sí, aquí se los dejo. ¡Disfrútenlo!

Piratas del Caribe pertenece a Walt Disney Pictures yo solo los utilizo para su entretenimiento sin fines de lucro.


Reencuentro

-Hijo- llamó una bella mujer rubia que no aparentaba más de veinte años aunque su edad realmente rondaba por los treinta- ve a lavarte, la cena casi está lista.- Le dijo mientras se asomaba al patio trasero de la cabaña, una no muy pequeña en realidad gracias al trabajo que ella y su hijo, con ayuda de algunos otros hombres que vivían en los alrededores, habían puesto en su construcción, más uno que otro arreglo posterior. Era un lugar muy cálido y acogedor.

El niño, que era un pequeño morocho con ojos oscuros y delgado –no tan pequeño según él, pero prácticamente un bebé a los ojos de su madre- de 9 años, se encontraba dando estocadas al aire con una espada de madera. Llevaba ya varias horas haciéndolo, aunque para él fuera como si el tiempo no pasara. Mientras ese objeto estuviera en su mano todo era tranquilidad, aunque claro, excepto porque al ya haber oscurecido había roto por accidente un costal con trigo, le voló la cabeza a un espantapájaros y una gallina que iba pasando casi se convierte en la primera víctima de su espada improvisada.

-Pero mamá, casi no he practicado- le contestó el morocho que tenía de ella únicamente el carácter, tratar con él era como hablar con ella misma, aunque su físico a veces la hacía sentir como si hablara más bien con otra persona, otro hombre, uno que pertenecía a su pasado y gracias al muchacho frente a ella de cierto modo también a su presente.

-William- respondió- llevas toda la tarde con esa espada, hoy ni siquiera me ayudaste en casa por estar con eso, además si sigues así vas a terminar destrozando el espantapájaros y te voy a tener que amarrar a ti de un palo para que los cuervos no se coman nuestros cultivos- le dijo sonriendo mientras ponía la mesa- vamos, ya guarda la espada.

-Está bien mamá, pero ¿mañana me enseñas algún movimiento nuevo? Ya llevo mucho tiempo usando los mismos.- Le dijo mientras entraba al pequeño cuarto de baño y se limpiaba la cara y las manos.

-Antes quiero que avances en tus lecciones de literatura, y no te haría daño repasar de vez en cuando tus libros de matemáticas y astrología, y si te soy sincera me gustaría que repasaras algunas normas, solo las básicas, de etiqueta.

-Sabes que me gusta leer, y, de acuerdo, tal vez algún día vaya a utilizar las matemáticas para algo que no sea organizar el cultivo y contar algunos chelines, pero ¿etiqueta? ¿"Normas básicas de etiqueta"? Esas lecciones son tontas, me aburren- bien, quizás a veces fuera un poco exagerado el parecido que su hijo tenía con ella. Le recordaba a sí misma en su juventud, aunque claro, si bien pensaba igual que él, el mundo en que fue criada no le permitió nunca expresarlo del modo en que ella se lo permitía a su hijo, a menos que deseara ser castigada, después de todo, una dama inglesa nunca critica el sistema.- La astrología sí me gusta, mejor enséñame a leer las estrellas para usarlas de brújula por las noches, eso sí me serviría.

-No me digas jovencito- le dijo a niño que llegaba a la sala donde estaba el comedor- Y ¿para qué usarías tu eso si te lo enseñara? No creo que vayas a perderte en el Lago Jhum pescando la cena y necesites una brújula improvisada ¿o sí?

-Claro que no- le contestó su hijo riendo- quiero saber hacerlo para cuando crezca y me convierta en marinero como lo fueron tú y mi padre. Quiero descubrir tierras desconocidas y hallar misterios y peligros, como lo hacen los piratas en las historias que me cuentas.- Y ahí está, los genes de padre y madre saliendo a flote en las palabras de su hijo- eso quiero mamá, aventura, salir de esta isla y conocer el mundo.

-Sabes que un marinero honesto y un pirata no son lo mismo ¿verdad?- le preguntó al niño mirándolo con reproche por sus deseos, totalmente comprensibles según su juicio, pero demasiado peligrosos para permitírselos a su hijo- No es lo mismo surcar los mares y recorrer el mundo como un hombre honrado que hacerlo con la intensión de saquear y robar cuanto se pueda, estando incluso dispuesto a matar por ello.

-No digo que robaría y mataría gente,- contestó el niño que no entendía por qué su mamá siempre se cerraba cuando le hablaba del tema de la piratería, aun cuando eran simples comentarios- solo quiero la aventura, la libertad… y bueno, tal vez el tesoro- terminó con una pícara sonrisita traviesa.

-Pero tarde o temprano terminarías cometiendo algún crimen, ya estarías extorsionando al primero antes de darte cuenta. Eres una ángel hijo, mi pequeño ángel, odiaría verte corrompido por esa vida tan deshonesta y peligrosa.

-Pero que tendría de malo si fuera eso lo que yo quisiera- le contestó el "ángel" empezando a mosquearse por la necedad de su mamá de tratarlo como a una piececita de cristal- De todos modos no es que vaya a quedarme en esta isla solitaria y aburrida para siempre. Te amo mamá, pero sabes que deseo más que nada salir de aquí, como te dije, vivir mi aventura. ¿Por qué te preocupas tanto?- Agregó viendo la cara que la mujer ponía, parecía que se le había atorado un pedazo del pollo que comían- ¿Qué tiene de malo? Está bien, relájate. Digo que me gustan las historias de piratas, no que pienso ser uno, seré marinero, como ustedes lo fueron- Dijo con orgullo mientras comía otro bocado sonriendo.

Elizabeth le sonrió levemente y siguió comiendo, aunque no dejó de verlo por un rato. "Hay William, si supieras mi niño…"

Cuando terminaron de cenar recogieron juntos la mesa y después de alistarse con su pijama William se acostó en su cama esperando a su madre que todas las noches una vez a la semana le contaba una historia diferente, así fuera una que ella hubiera escuchado o leído en algún lugar -que aunque no se atreviera a decírselo a su madre eran sus favoritas, para él no había nada como escuchar las leyendas del Perla Negra o de Davy Jones,- o bien, también estaban las favoritas de su madre, las que ella había vivido con su padre cuando él estaba vivo, en las que le contaba todas las cosas por las que pasaron y todo lo que hicieron juntos, o en algunos casos, cada quien por su lado.

Realmente por alguna razón no sabía tanto de la vida que su mamá tuvo antes de que él naciera, si preguntaba esa era siempre la eterna y monótona respuesta, -Conocí a tu padre desde que éramos niños y de grandes nos enamoramos, viajé mucho con él hasta que estando yo embarazada de ti, un día él se fue a un viaje que no debía durar más de diez días y nunca volvió, me enteré por un navío de la Guardia Real que su barco se hundió durante una tormenta.- Y ya. Eso era todo. Además de los relatos de sus viajes y esta pequeña historia, no sabía nada más de cómo fue su vida antes de que él viniera al mundo, excepto porque en alguna ocasión hacía mucho tiempo le había dicho que tanto su padre como ella fueron mozos desde pequeños en la casa de un hombre muy importante en el puerto de Paul Royal y fue ahí donde se conocieron. Siempre había querido preguntar si le podía contar más sobre eso, pero la primera vez que le habló al respecto recordaba haberla visto tan incómoda que había decidido no volver a sacar nunca el tema. Pensaba que quizás a su mamá la habían maltratado mucho esos malditos "nobles" y por eso a ella no le gustaba hablar de eso.

-¿Listo hijo?- Le preguntó su madre entrando a su habitación.

-Como siempre mamá- Le respondió.

-Bien- se acomodó en la cama junto a él y lo acurrucó a su costado mientras acariciaba su cabello- ya que se ve que esta noche estas muy interesado en los piratas, para que sueñes con esas aventuras que tanto deseas te contaré una de las leyendas que conozco.

William Turner Jr. se acomodó mejor, cerró los ojos y escuchó a su madre con mucha atención.

-Mmmh, aún tengo muchas historias que involucran a una diosa llamada Calypso, pero creo que no te he contado de ella ¿verdad?- Will negó con la cabeza mirándola con atención- Bueno, pues empecemos. Algunas leyendas hablan sobre una diosa, la diosa del propio mar y toda su infinidad, llamada Calypso…


-Entonces, mi estimado Capitán Barbosa- hablaba tranquilamente con un pequeño toque de gracia mientras jugaba con su famosa brújula -sería tan amable de iluminarme sobre porqué abría de acompañarlo junto con los desleales perros sarnosos de su tripulación después de que por segunda vez hurtara MI nave y convenciera a toda la escoria que me acompañaba de abandonarme en Tortuga con ese par de sanguijuelas salvajes que me chuparon hasta lo último, y no me refiero a lo que yo quisiera estarme refiriendo…

-Quizás podríamos empezar por el hecho de que estás encerrado en la prisión de una nave que se hundirá en cuestión de minutos Sparrow –Le respondió el hombre de cabello blanco y largo que se encontraba del otro lado de los barrotes de donde se hallaba el hombre moreno al que intentaba convencer de acompañarlo.

-Capitán Sparrow –lo corrigió Jack guardando la brújula –Y esos son solo detalles técnicos…

-Vamos Jack, quiero decir, Capitán–Intervino Gibbs –Solo dile que sí para que nos saque de aquí de una vez.

-Me parece que alguien quiere caminar por la plancha…

-¿Qué plancha? –Preguntó con sorna Pintel –La volamos hace rato después de mandar a nadar a los que traían disfraz de pingüino azul.

-¿Qué es un pingüino? –Preguntó Ragetti moviendo su ojo de madera – ¿No es ese pajarito raro que no vuela? Yo no vi que llevaran un pico falso, o que caminaran raro, o que…

-¡No seas estúpido! ¡Me refiero a la ropa ridícula que usa la guardia!

-¡Ya basta de estupideces! Sparrow…

-Capitán Saparrow…

-Prisionero Sparrow –Se burló mientras dos de sus hombres habrían la celda –Vendrás con nosotros quieras o no.

Los dos piratas que abrieron la puerta tomaron a Jack de los brazos y lo sacaron antes de volver a cerrar la celda.

-¡Esperen! ¿Y yo qué? –Les habló el señor Gibbs cuando vio que solo sacaron a Jack.

-Por ahora mis intereses solo se centran en Sparrow –respondió Barbosa –aunque creo que si lo desea señor Gibbs, tenemos un precioso barco muy grande que necesita ser limpiado constantemente.

-Tienen que devolver un precioso barco, querrás decir…

-Mejor que limpiar el fondo del mar.

-Bien. -otros dos hombres volvieron a abrir la celda y sacaron a Gibbs como lo habían hecho con Jack –Caballeros, siéntanse honrados de saber que esta noche, aunque vayan a ser solo las celdas, volverán a pisar el gran Perla Negra.


Si dejan Review para saber si les gustó no me enojo. :D

¡Nos leemos en el próximo capítulo!