Los personajes utilizados en esta historia no me pertenecen, sino que son de Hino Matsuri, por lo contrario, la historia es toda mía.
.
.
.
¿Adiós?
.
.
.
"Kaname:
Me supongo que te habrás dado cuenta que omití el amado o el querido con el que siempre te escribía, es difícil pero así tiene que ser, te ahorro lagrimas que sé que no derramaras por mí, si estás leyendo esto, es porque decidí irme de tu vida, te dejo un espacio para que continúes, no interferiré nunca más en tu camino.
Te amé, mucho, pero ya no podía seguir con todo esto, sentir que se me destrozaba el alma cada vez que volvías tarde a casa o que al darme vuelta en la cama solo había un lugar vacio y besos sin dar.
Hace meses que toda esa rutina comenzó a serme indiferente, tu rechazo, tu frialdad, todo eso que me destrozaba lentamente, sí, no soy tonta, muchas veces ingenua, pero tu error fue subestimarme, que no notaría el aroma en tu cuerpo, a otra que dejabas ocupar mi lugar, lugar que ya no es mío, lo siento, dejó de serlo el día que decidiste buscar a alguien más.
No es un reclamo, porque no lo es, simplemente es mi adiós, y tal vez un hasta pronto, nuestra vida es demasiado larga y el mundo muy pequeño, sobre todo para aquellos que comparten sangre y responsabilidad…pero tengo un reclamo a mí misma, el no haberme ido antes, puede sonar cruel pero es así.
Hace tiempo que tengo ganas de escribir, leí esta misma carta escrita en mi cuaderno, es de hace por lo menos cinco meses, la reescribí, la actualicé, esta vez para salir a la luz, que llegue a tus manos, no siento nada, no realmente, me quedé a tu lado por tanto tiempo, sabiendo todo, porque no quería que volvieras a estar solo, pero no lo estas, no sé quien es ella, y tampoco me tomé la molestia de investigarlo, así que por qué no ser feliz yo? Dejar de estar sola…
Entiendo todo, entiendo que no pude darte lo que querías, realmente quise hacerlo, realmente me esforcé, cada día de mi inmortalidad lo hice, pero no pude, me lamento por eso, pero no me culpo, porque tú tampoco supiste hacerlo, ninguno es inocente en este juego cruel…pero espero desde lo más profundo de mi alma que seas feliz.
Yuuki …"
Esas fueron las palabras que encontró al abrir el sobre que descansaba en la cama bien tendida, había llegado, tarde, como todos los días, esperando encontrarla acostada, tapada hasta los hombros, con el cabello castaño cayéndole en cascada sobre su hermoso rostro…pero no, estaba vacío.
Se sentó a contemplar aquellas palabras de fina caligrafía, el velador encendido y el con la cara en blanco, una delgada lagrima cayó de sus ojos y sonrió penosamente, se había equivocado, si lloraría por su ausencia, el mismo había escrito este episodio de su vida y se golpeó una y otra vez mentalmente, cayendo en la cuenta de las consecuencias de sus acciones, ella se había ido y era su culpa.
Se tendió en la cama mirando el techo, todo estaba muy silencioso, demasiado, los rayos del sol estaban en su apogeo, lo que indicaba lo tarde que había llegado esta vez, había sido tanto tiempo, tantos años al lado de la castaña, que había dado por sentada su presencia, cuanto se había equivocado.
Un día simplemente se había cansado de ella, del chocolate de su pelo, de lo suave de su piel, del aroma a rosas que la cubría, de sus sonrisas, de todo ella que parecía emanar perfección, ella siempre había sido perfecta a sus ojos, la más hermosa, la más delicada, la más alegre y aún así, esa perfección lo había terminado por cansar.
Recordaba como simplemente un día se había ido, se había salido de la cama y adentrado en las calles oscuras, el aroma a nicotina y alcohol lo llevaron a una mujer, estaba recostada contra una pared demasiado derruida, tenía las ojeras marcadas por las horas que el sueño no había conseguido, tenía las pupilas dilatadas y el cabello de un rubio artificial en un peinado corto y desordenado.
La miró con el ceño fruncido sin evitar compararla con su compañera, eran completamente diferentes, no tenían ninguna semejanza, eran diferentes, pero le atraía de una forma morbosa, toda esa imperfección le llamaba.
Suspiró por lo bajo al recordar con cansancio como se le había colgado de un brazo y se le había insinuado descaradamente haciendo que el aroma a cigarrillo le inundara los sentidos, fue irremediable, lo que paso esa noche nunca se le olvidaría, ni esa ni todas las veces que había vuelto a buscarla, encontrándola de esa forma y después volviendo a su casa donde siempre la veía.
Ella lo esperaba con una sonrisa en el rostro y otras tantas ya dormida, este último caso se repetía constantemente, pero había estado tan ciego que no había notado como graduablemente perdía ese brillo, ya no le sonreía como antes, no le preguntaba cómo le había ido, no le contaba como había sido su día…ya no lo abrazaba al dormir, ni le daba un beso al llegar.
Todas esas cosas se habían perdido en su memoria, había estado drogado en ese ambiente negro al cual se había hecho tan adicto, al cuerpo de aquella mujer que no olía a rosas, al cabello que no era castaño, a esas manos que lo arañaban en vez de acariciarlo.
El sol ya entraba por las ventanas abiertas, y el brilloso reflejo de un objeto junto a él captó su atención, lo tomo y sonrió amargamente, el anillo, su anillo, el que le había entregado en su boda, recordaba sus ojos de un marrón rojizo mirarlo emocionados, se le estrujó el corazón al recordarlo, ella tenía razón, no le había cumplido, ninguna de las palabras que le juro aquel día.
Y se equivocó, ella si cumplió, le dio todo lo que el añoraba, todo lo que él había destruido por mano propia.
…
Habían pasado dos meses, sí, dos meses desde aquella noche, había dejado todo lo referente a ese ambiente, se había alejado de toda esa adicción maldita, había drogas que no lastimaban el cuerpo, pero que consumían el corazón. La había buscado, pero ella no aparecía, se borró del mapa, pero le había mandado los papeles de divorcio con un abogado.
Había estado furioso, demasiado, a punto de romper aquellos papeles, pero no pudo, vio la firma, el pulso firme que rezaba el nombre de su hermana lo había detenido, cuánto más daño quería hacerle manteniéndola atada a él? así que había tomado la pluma y firmó dándole los papeles al hombre, viendo como se alejaba, ya nada los unía e inevitablemente todas las cosas que lo habían atormentado, todo aquello que lo había desvelado durante ese tiempo volvieron a caer sobre él, como agua helada.
Se toco su pecho, el anillo de ella colgaba de una cadena, recordándole el precio que había pagado por su engaño, y se pregunto por qué después de luchar tanto para tenerla a su lado la había dejado ir, por qué después de prometerle amarla y protegerla la había herido.
Miró a aquel hombre ya lejano retirarse con paso solemne, sin mirarlo, dejándolo atrás, tal como ella había hecho y se prometió que costara lo que costara la encontraría y suplicaría a los dioses para que ella por lo menos lo escuchara, pero mientras tanto ese era su… ¿Adiós?
.
.
.
.
.
Bueno mujeres…este fic es triste, dramático, algo que me salió, una idea de la nada, de esas que te golpean con fuerza y dice "Tengo que escribirlo".
Dejé su final abierto porque no sé si lo voy a dejar como un oneshot o si lo voy a continuar, en todo caso tampoco sé, si en el caso de que lo continuara si el final sería lindo, una traición no se perdona así como así, el daño. No es mi estilo hacer fics tristes, por lo general trato de dejar felices a todos pero hoy quise complacer este capricho, tal vez la continuación tenga buen final (si es que hay conti), pero quién sabe.
Y esta vez a Kaname le toco sufrir, porque siempre es Yuuki la que engaña, la indecisa, la que se va con Zero, bueno, el error es de él.
Dejen sus comentarios, siempre son bienvenidos, y si quieren una conti, estoy dispuesta a hacerla, eso dependiendo de si puede llegar por lo menos a diez reviews o más.
Besos!
Flor!
