Los personajes no me pertenecen.
Blaine se pregunta, mientras baja la escalera de Dalton tranquilamente, tratando de esquivar a los alumnos para llegar a su destino, cual es el objetivo de vivir, porque, de todos modos morirás algún día, así que, ¿para qué? ¿Con cuál propósito? Blaine cree en Dios, pero no cree en todo lo que dicen de él; que es bueno, que es su salvador y esas cosas. De hecho, el piensa que es malo, porque si no lo fuera, no existiría la guerra, no habría hambre, no lo habrían golpeado en ese baile y no existirían las largas noches de llanto por que su padre no lo quiere como antes, en resumen; no habría odio.
Él quiere saber, quiere saber que hay más allá del planeta, de la galaxia, del universo. Quiere saber a dónde vas cuando mueres y, lo que más anhela saber, no es exactamente el propósito de vivir, sino el propósito de su vida.
Sin embargo, él no puede seguir con esos pensamientos, ya que una dulce voz detrás de él lo interrumpe con un nervioso, pero audible "disculpe". Blaine voltea solo para encontrarse con los ojos más hermosos que haya visto jamás. "Am… Hola, ¿Puedo hacerte una pregunta? Soy nuevo aquí." Dijo el desconocido con una sonrisa, la cual, piensa Blaine, podría fácilmente iluminar toda una habitación.
Blaine no sabe que un día estará en New York tratando de cumplir su sueño como siempre quiso. Él no sabe que ese sueño se hace realidad. Él no sabe que un 8 de julio, después de terminar la grabación de su disco, entrara a su departamento y alguien estará esperándolo con la cena lista. Él no sabe que un día estará hincado, con una cajita que contendrá un hermoso anillo mientras dice esas palabras que toda mujer y hombre gay quiere escuchar, con alguien a quien ama enfrente de él, el cual tiene las manos en su boca y sus ojos, azules como el cielo, con lágrimas que luchan por no salir. Blaine no sabe que un día estará en el hospital, comiéndose las uñas de los nervios, con alguien a su lado en las mismas condiciones que él, porque su hija está a punto de nacer. Él no sabe que un día estará, después de un día de festejar su décimo aniversario, en la sala de su apartamento con un hombre dormido entre sus brazos y una niña de nueve años en otra habitación, pensando, mientras escucha la respiración calmada de su amado. Pensando que, tal vez, Dios no es tan malo como dicen, que, tal vez, el objetivo es amar y ser amado, o ser feliz, o tal vez la vida ni siquiera tiene un propósito en sí. Tal vez, tú tienes que encontrar tu propio destino y seguirlo hasta conseguirlo. Como una meta, pero algo más fuerte. ¿El amor, quizás? Si es así, él ya lo encontró.
Tal vez… Tal vez… Tal vez… el mundo está lleno de "Tal vez" Pero Blaine ahora no quiere un "tal vez" él quiere algo concreto, algo preciso, algo real. Más tarde se daría cuenta de que existen muchas preguntas y puedes vivir sin las respuestas, pero eso aún no lo sabe. El solo sabe que no ha visto ojos más bellos en todo el mundo. Y que esos ojos, serán los mismos que lo recibirán ese 8 de julio, serán los que algún día estarán derramando lágrimas de felicidad al escuchar las palabras "¿Te casarías conmigo?", serán los que un día estarán a su lado esperando el nacimiento de su hija, serán los que un día le harán saber que si existe un propósito en la vida y que si se puede ser feliz. Pero eso aún no lo sabe.
.-Mi nombre es Blaine- Responde el morocho con una pequeña sonrisa tendiéndole la mano.
-Kurt.- Contesto el ojiazul algo desconcertado. Su Kurt, piensa un Blaine unos cuantos años más tarde, pero eso, todavía no lo sabe.
