LO INEVITABLE
Cap 1: "Lo Inevitable Floreció"
Un joven de unos 15 años salió rápidamente de una gran mansión, el chico traía consigo una mochila y llevaba puesto unas ropas bastante arregladas; era seguido por una anciana la cual parecía ser la ama de llaves.
- ¡Joven Ulquiorra, vuelva! Sus padres se preocuparan – La viejita se detuvo siguiendo las acciones del joven.
- Señora Edilda, solo hágales leer la carta que deje en la oficina del señor Cifer… Si es que tiene tiempo para algo tan insignificante, y… Gracias por preocuparse, le prometo que volveré en algunas semanas – tranquilamente se retiró el de oscuro cabello con unos profundos ojos que imitan a un par de esmeraldas.
- Cuando vuelva le preparare el plato que desee, cuídese joven Ulquiorra – sonrió la humilde mujer. El azabache se detuvo y voltio hacia la abuela.
- Un último favor… no les digas a mis padres que escape, que ellos solos se den cuenta de mi ausencia – el joven intelectual le sonrió por última vez antes de desvanecerse en los arbustos del gran jardín de aquella mansión. Pero antes que todo, necesitaba despedirse de alguien más.
Llego a un amplio jardín con una increíble variedad de arbustos, árboles y flores. Escucho un sonido proveniente de un arbusto y del cual se asomó un conejito al cual de inmediato sostuvo entre sus brazos suavemente. Sonrió hasta que recordó la razón de su visita, despedirse, su sonrisa se esfumo y en el momento en que lograría finalmente pronunciar aquellas dolorosas palabras… escucho pasos.
Escondido en un arbusto por el susto, se causó una herida en su rodilla y se encontraba obligado a callar sus gritos de dolor; luego de unos segundos su pequeña acompañante escapo de su lado.
Tenía curiosidad, si es que esa persona es Tanaka o Sebastián, ya que si ellos lo descubrían simplemente lo delatarían.
Se escuchó una femenina risa animada, sentía como sus pasos se acercaban a causa de admirar al conejito – Que tierno – se escuchó a unos pocos metros-
- ¿Quién eres? – el ojiesmeralda se sentía arrinconado, levanto la mirada y encontró unos plateados ojos admirándolo con curiosidad. La inocente joven de unos 13 años no se dio cuenta del miedo que le causo al sorprendido joven.
Él decidió salir de aquel doloroso escondite, pero al ya estar libre… se tropezó. Claramente la causa de su torpeza era la ardiente herida que resaltaba en su rodilla izquierda, la niña intento de levantarlo pero ella misma tropezó sola y con el fuerte movimiento su anaranjado y largo cabello se agito.
El frio joven suspiro y se levantó del suave pasto y al conseguir un aceptable equilibrio, ayudo a la distraída joven.
- Niña, que torpe eres – gruño el adolorido y pálido joven.
- Disculpa… - se culpó - ¡Déjame que te cure¡ - concluyo la alegre joven.
- No confió en alguien como tú – la desconfianza floreció en el pequeño intelectual.
- ¡Hey! Debo agradecerte de alguna manera, y soy buena cuando se trata de simples heridas – bufo la pequeña ojigris.
Finalmente el pequeño ojiesmesmeralda acepto la oferta y se dirigieron al hogar de la de sedoso cabello. En el camino la de hermosos ojos plateados se detenía a admirar cada planta que aparecía y en su cara resaltaba una sonrisa. Llegaron a una cabaña que se situaba en el fondo del gran jardín. Al entrar observo el interior con gran curiosidad mientras era guiado por su animada compañera. Finalmente ella le paso una silla para que él se acomodara y empezara finalmente la curación.
- Me sorprendes niña, mientras me desinfectabas no dolió – le costaba admitirlo al ojiesmeralda pero tenía el deber de alagarla.
- Te lo dije – rio levemente estando orgullosa de su talento.
Luego de unos minutos la pequeña enfermera camino hacia la cocina y al devolverse traía consigo una bandeja con comida, dulces. El azabache miro extrañamente un…¿ malvavisco?, al parecer aquel dulce tenia relleno de tomate, lo cual le extraño demasiado. Pero al probarlo jamás pensó que tendría tan buen sabor, se sorprendió.
- ¿Quién eres? – finalmente pregunto al borde de la curiosidad, el azabache no entendía como una niña estaba en su jardín y como cocinaba tan bien.
-Inoue Orihime, ¿y tú? – la alegre voz de la pequeña le llamaba la atención.
- Ulquiorra Cifer – No quería mentirle a la inocente chica.
- ¡Oh!...- la pelinaranja se sorprendió – Que extraño pero bonito nombre – sonrió infantilmente.
Así que aún no sabe quién soy, pensó el ya enojado joven.
- ¿Qué hacías en el jardín? – pregunto por fin.
-Pues es obvio ¿No?, cuidar las plantas o por lómenos estudiarlas – Los grises ojos de ella tenían un brillo especial y único.
- Entonces dime, ¿Por qué me ayudas, niña? – El azabache no soportaba lo misteriosa que era la actitud de la persona que lo sano.
- ¿Por qué preguntas eso? Es porque estas herido y me gustan tus ojos - sonrió inocentemente; ella sonríe demasiado, pensó algo incómodo el joven. Se quedaron en un largo silencio.
- Sabes, mi abuela y mamá trabajan en esta mansión. Mi abuelita Edilda y mi madre Jun – Con razón sus ojos grises tienen ese tono de humildad, concluyo mentalmente el ojiesmeralda, es su nieta. No respondió y siguió callado.
- Cifer-san, ya puedes volver a tu casa… si quieres – el tono de voz de la ojos plateados se tornó solitario, no tenía la alegría que la destacaba.
- No quiero – confeso el azabache sorprendiendo a la niña – Me escape – quería desahogar sus secretos.
- Ah, ¡Por eso te escondías! – Sonrió la anaranjado cabello al entender, su alegre sonrisa se esfumo - ¡Pero tus padres se preocuparan! – lo regaño, pero él no cambiaba su expresión.
- Niña… - la interrumpió - ¿Alguna vez has visto a los dueños de esta mansión? – necesitaba asegurarse de algo
- Mmmm… la verdad es que no… ¿Cuál era su apellido? – se quedó la inocente chica pensando hasta que finalmente ella abrió los ojos sorprendida – Cifer – el de 15 años suspiro, se tardó mucho en darse cuenta.
- Ya entiendo la razón de que te escaparas – sonrió humilde al ojiesmeralda, sorprendiendo nuevamente al ojiesmeralda ¿Acaso ella entendió tan rápido aquello?
- Si deseas puedes quedarte en el cuarto de mi hermano – dijo animadamente con un brillo en sus ojos.
- Me gusta la idea, pero ¿Tu hermano no volverá pronto? – algo feliz se encontraba el azabache ya ue encontró donde quedarse y no era necesario despedirse de su mascota.
- No… el no volverá – Su mirada se tornó cristalina -… No se pueden revivir a los muertos, Cifer-san – Sonrió tristemente con la mirada baja. Rayos, pensó el ojiesmeralda arrepintiéndose de sacar ese tema.
- Disculpa – es lo único que se atinó a decir.
- No te preocupes… el cuarto es aquel – apunto un cuerto al final de un pasillo, aun observaba sus pies – Disculpa si esta algo desordenada pero… Nadie ha movido algo de esa habitación, en los últimos 5 años – la joven bostezo – Buenas Noches – Se alejó y entro en una habitación cerrando detrás de ella la puerta.
El joven intelectual se sintió horrible en el interior, se quedó en silencio esperando el llanto que jamás llego. Silenciosamente se asomó dentro del cuarto y observo como la "niña" dormía plácidamente, se acercó y se dio cuenta de la pequeña sonrisa que iluminaba su rostro – Sora… - susurro y luego una lagrima se deslizo por la rosada mejilla de la pelinaranja, limpio la evidencia de la tristeza que se encontraba en el rostro de la persona que lo acogió; luego se retiró para examinar la hermosa cabaña.
Encontró varias imágenes de una niña de color rojizo junto a un universitario de negro cabello, el ojiesmeralda se percató de aquello, aquel era el hermano de la bella durmiente de aquella cabaña
Los rastros de canzancio aparecieron y decidió finalmente entrar en aquella habitación abandonada, suspiro y entro silenciosamente pero sus pasos hacían eco en la muertas paredes. Al finalmente estar en medio de aquel cementerio observo bien encontrando un cuarto ordenado y sobre un escritorio se posaba un jarro con flores frescas.
Se recostó en la suave cama y repentinamente cayo en los brazos de Morfeo.
Al despertar, en el escritorio se encontraba una bandeja que reemplazo a las flores, al ver lo que traía dudo si acaso era comestible, pero por simple educación se sintió obligado a comerlo hasta el último bocado; se sorprendió demasiado otra vez aquel plato con extraños ingredientes es delicioso.
Al cambiarse de ropa inspecciono la cabaña encontrándose con ningún rastro de vida presente, decidió salir de aquella acogedora cabaña para buscar en el extenso jardín a la niña que lo ayudo.
La encontró regando plantas en el jardín Este(si, el jardín se divide de esa forma por que es jodidamente grande). Ella se percató de la fuerte presencia, se detuvo y le dirigió una animada sonrisa. Como ha sucedido últimamente, esa pelinaranja lo sorprendió una vez más.
- ¿Te gustaron las tostadas bañadas en chocolate? – No soportaba el no preguntar, él era una de las pocas que probaron su cocina.
- Me cuesta aceptar que probé eso, honestamente me pareció delicioso – admitió el frio azabache.
Fin 1º Capitulo
Este es el primer capitulo de este nuevo fanfic, espero que sea de sus agrados.
Dejen sus reviews y asi me animare a subir los próximos capítulos mas rápido
:3
Disclaimer: Bleach no me pertenece, si no que al gran Tite Kubo-Sama *w*
Me gusta el suspenso -
