Creo que mucha gente no debe de entender porqué nuevamente me encuentro en una situación así y para ser sinceros ni yo mismo entiendo porqué he vuelto a caer nuevamente en esta rutina tan lamentables para algunos y patética para otros, pero ¿quién no dice que alguien hace algo patetico por amor

— ¿Amor? — Murmura el joven asiático, acostado sobre su cama con el celular a un costado del él, reproduciendo como por quinta vez la misma canción.

Supuestamente eso era lo que sentía nuestro querido Coreano hacia su "hermano mayor" o era al menos lo que a su cabeza le gusta creer cada vez que se encontraba cerca del chino, porque era eso o el chino había hecho algo dentro de su cabeza para que anduviese todo el maldito día en ella. Y no era algo de lo cual se quejara el menor de los dos asiáticos, claro que no. Yong Sólo podría afirmar con seguridad que era todo lo contrario a lo que el normal de la gente podría llegar a pensar o clasificar derecha mente como una obsesión malsana con un integrante de su propia familia, aunque no es algo sanguíneo pero se entiende el punto al cual se quiere llegar con todo esto.

— No entiendo porque sigo emocionándome con cosas asi los dos sabíamos que era lo que iba a pasar.

— Y de lo cual no quisiste escuchar por lo visto— Habló el honkones de manera calma estoica mientras mantenía su cuerpo apoyado en la pared de la pieza del surcoreano.

Pegando un grito un tanto fuerte (y un tanto agudo para sus supuesta masculinidad) y un brinco a todo tope, logra caerse de la cama junto con el aparato electrónico que no dejaba de reproducir aqueja pegajosa canción en su idioma natal. Después de todo, él siempre había creído que su música era la mejor y eso podía comprobarlo quien fuese.

— ¡¿ Hace cuanto tiempo estás aquí, daze?! — Alzando la voz, Yong Soo mira fijamente a su "hermano" León, un Honkones un poco más bajito que él, de complexiones más serias en su rostro, siendo principalmente por las cejas gruesas y pobladas que adornaban su a perfilado rostro y además que anduviese serio la mayor parte del día.

— Desde que comenzaste a llenar la casa de tus lloriqueos, creo— Viéndole fijamente con una ceja alzando y de brazos cruzados.

Espera poder saber que demonios había pasado entre estos dos y no precisamente porque le importara el bienestar del surcoreano, sino más bien porque siempre SIEMPRE que ocurría algo que relacionara a Yao con Yong en la misma frase conllevaría a drama y llanto por parte de los dos por a lo menos 2 semanas. Ya podía verlo, ambientes tensos, Yao sintiéndose mal por una parte mientras que Yong se quedaría en su cuarto, encerrado como el idiota que es para que luego de ello hagan como si nada de esto hubiese pasado en realidad hasta que nuevamente el surcoreano hiciese su movida y el chino (como es habitual en él) lo rechace por completo. Sinceramente suena como un dolor en el culo de nunca acabar.

— ¡No estaba llorando! Aún — Murmurando la ultima parte con sus mejillas levemente sonrojadas, desvía la mirada para no encuentrarse con la mirada acusadora de León la cual seguramente le estaría diciendo "Es como si te pagaran por ser idiota. Es eso o vienes así de nacimiento".

— Como sea, ¿a que se debe ahora? ¿Nuevamente te encontró urgando en su ropa?

— ¡Te dije que eso fue una vez, daze! — Haciendo un pequeño berrinche mira al honkones para soltar un suave suspiro— No es por eso

— No me estas diciendo nada concreto y sinceramente si no quieres hablar es un tema tuyo. Sólo puedo decirte que deberías de dejar de hacerte esto y avanzar con la situación. Ambos sabemos que Yao no va a cambiar y sus sentimientos hacia ti tampoco lo harán.

— ...

— No me interesa si te gusta esta verdad o no, pero es lo que hay — Acercándose a su hermano deja un pequeño saco con pañuelos desechables para finalmente salir de allí, cerrando la puerta tras de si.

Tirando el saco lo más lejos que puede, se sumerge nuevamente en su cama, sin antes tomar su celular del suelo y mirar fijamente la pantalla, la cual tenía de fondo una foto en donde podía verse a Yao tomando té tranquilamente en el patio trasero de su casa.

— ¿Por que tiene que ser todo tan complicado? Sé que no soy "el señor perfecto" —Haciendo comillas con sus dedos con un claro disgusto en su voz— pero tampoco creo ser tan mala persona para ti, ¿no? — Mirando fijamente la pantalla decide por cortar la música y dejar el teléfono en una mesita de noche cerca de su cama para finalmente introducirse a su cama y poder descansar un poco o al menos, ese era su plan inicial.

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Muchos podrán estarse preguntando que demonios había pasado entre estos dos como para que Yong Sólo pudiese verse tan afectado con esto.

Todo se remonta a un mensaje recido en su celular por parte de su querido hermano Yao luego de la constante insistencia del menor por teléfono para que ellos dos pudiesen tener un agradable almuerzo. Solamente ellos dos, sin ni un tipo de interrupción o malos recuerdos que pudiesen afectar la psiquis del mayor de todos los asiáticos.

"Creo que no es tan mala idea de que cenemos los dos en mi casa. Después de todo no creo que Kiku haya visto mi mensaje de todas maneras. Así que puedes venir, pero si intentas algo raro, no dudaré en sacarte de patadas de aquí ¿Está claro?"

Cuando Yong había recibido el mensaje fue temprano en la mañana sin siquiera poder creer lo que estaban leyendo sus ojos. ¿Es una jodida broma o era verdad lo que sus ojos estaban leyendo en esos momentos?. Sinceramente responder eso no era algo importante para el sur coreano, por lo cual solamente decidió de correr como desaforado por todo su departamento y dar brincos cual condenado que acaba de sacarse la lotería.

— Mierda, debo de responder, pero ¿que le pongo? ¡Debe ser algo genial! pero que le haga pensar que estoy tranquilo y que no parezco un idiota corriendo de un lado para otro— Tomando el aparato comienza a dar vueltas por el living de su casa, tecleando y borrando de manera compulsiva, sin poder llegar a sentir que a su cerebro llegase alguna respuesta buena para su querido aniki. Después de todo es de Yao quien estamos hablando ¡no podía responder cualquier estupidez!

Mientras se encontraba pensando, logra salir de su trance al escuchar la llegada de un segundo mensaje por parte de su amado Yao.

"Creo que estás ocupado. ¿Puedes o no? Para ver si podemos dejarlo para otro día"

¡Mierda,mierda y más mierda! ¡Tenía que responder lo que fuese como a de lugar!

— "Claro. No hay problema. Puedo ir hoy en la noche a cenar, ¿te parece si lo dejamos para las 19? " — Intentando de controlar lo nerviosa de sus manos, logra enviar el mensaje, cruzando sus dedos para evitar sonar como un maldito estúpido y desesperado por amor.

"Está bien. Nos vemos"

— Por poco y no la cuento — Completamente aliviado y con el corazón a mil, vuelve a releer el mensaje del asiático sin poder quitar la sonrisa de su rostro ni el rojo de su rostro. Ahora entendía cuando la gente decía que podía sentirse como si volaran cuando hablaban con la persona que le había robado el corazón, porque eso es lo que precisamente era Yao para Yong Soo , el responsable de mantenerlo despierto por las noches y sonámbulo en el día, pero con una cara de idiota que ni el mismo de la podía.

— Creo que no hay problema si hoy almuerzo ligero daze— Soltando una suave risa, camina tarareando una canción en su idioma natal sin ser capaz de dejar la sonrisa de su rostro y el descontrol de su corazón.

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Era realmente sorprendente cuanto podía alegrarle un simple mensaje de texto, pero este no era cualquier mensaje de texto, claro que no. Se trataba del mismismo Yao quien había pensado en el él y le había tomado en consideración para cenar ellos dos a solas.

Sabía que aquello era lo más lejos que podia llegar a tener con el mayor de los orientales, sobretodo por la desagradable idea de saber que el corazón de su querido hermano estaba robado por alguien del cual ni siquiera sabía expresar sus emociones o siquiera era capaz de atesorar los sentimientos profesados desde hace tantos años.

— Aún no entiendo que tenga él que no tenga yo, pero sinceramente no me interesa pensar eso ahora, porque ¡Hoy será la noche en la cual él se dará cuenta que me ama! Claro que si daze. Después de todo, el romance se creo en Corea~ — Sonriendo con el pecho inflado y la cabeza en las nubes, decide arreglar todo para que la velada de ellos dos fuese perfecta.

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-17.30 pm-

Sin siquiera ser capaz de probar bocado alguno, intenta de distraer su cabeza viendo uno que otro dorama, sin poder evitar imaginarse aquellas escenas románticas con su querido asiático de cabello largo y ojos color ámbar.

Sintiendo sus mejillas arder, decide apagar el televisor y fumar un poco en el balcón para matar un poco de tiempo antes de salir de su casa. Sinceramente daba gracias de a lo menos haber podido desayunar algo, sino estaría a punto de desmayarse por los nervios y además por la falta de comida en el estomago o al menos más de la que habitualmente el coreano solía ingerir, pero hablando en serio, ¿quién podría comer con los nervios a flor de piel?.

— Me pregunto si será buena idea de que lleve algo para tomar. Dicen que un buen vino puede amenizar un poco las cosas, aunque no sé mucho que vinos pueda gustarle a Yao.

Pegando una larga calada a su cigarro para luego botar el humo lentamente por su boca, mira impaciente el reloj, sintiendo los minutos pasar de manera tan lenta y desesperante que sinceramente lo estaba matando.

— ¿Podrías ir más rápido? — Mirando su elegante reloj de muñeca suelta un suave suspiro para quedarse mirando hacia el horizonte por un leve momento.

¿Hace cuanto tiempo llevaba con estos sentimientos hacia Yao? Sinceramente ya había perdido la cuenta y no era algo que le molestara en realidad, sino más bien todo lo contrario, aún cuando presentaba un pequeño gran problema con nombre y apellido: Kiku Honda.

No era que odiase al japones ni mucho menos, era parte de su familia después de todo. El problema con toda esta situación es el sufrimiento que el japones generaba de manera frecuente en Yao, dejándole muchas veces devastado por su manera tan "única" de ser, dejando un gran vacío en el corazón del chino. Yong sabía de estas cosas y no era necesario que Yao le dijese a la cara lo mal que sentía por Kiku, siendo una persona muy buena en lo que respecta ocultar sus sentimientos, principalmente para no preocupar o dañar a otros. Después de todo, era el mayor de todos los asiáticos y debía de estar constantemente dando el ejemplo o al menos eso solía decirle a Yong cuando éste le pedía que se soltase un poco más con él, pero no, eso no pasaba muy seguido al no ser Kiku, ¿no?

Cada vez que veía su rostro le daban unas horribles ganas de abrazarle, acunarlo en su pecho y decirle que todo estaría bien, que toda la pena se iría y que él estaría allí para cuando lo necesitara sin importar nada a su alrededor, incluso si eso pudiese lastimarle.

— Pero creo que no soy lo que él quiere en su vida — Murmurando termina su cigarro para mirar su reloj y ver nuevamente la hora— ¡¿18.15?! ¿Como mierda pasó esto? — Pegando un grito de los mil demonios, sale corriendo de su apartamento hacia la calle, considerando el hecho de que Yong Sol vivía en el centro la cuidad y la casa en la cual se estaba quedando a alojar el chino quedaba a las afueras de esta, debido principalmente a que el asiático le desagradaba tanto ruido junto, siendo algo un tanto irónico al considerar del país de donde venía el asiático. Ironías de la vida, supongo.

Sin pensarlo dos veces se lanza ante el primer taxi que ve para caso gritarle al pobre conductor, pagando una gran cantidad de dinero para que le dejase lo más cerca que pudiese de la dirección que le había mandado Yao durante el día.

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Luego de la hora más larga que a podido vivir sentado Yong en su corta existencia, sale disparado del vehículo sin antes cancelar la inflada tarifa impuesta— ¡Quédese con el cambio!.

Corriendo como alma que lo quiere llevar el diablo, busca entre las casas la que más se asemeja a la casa en donde se encontraba Yao, sintiendo sus pulmones desintegrarse por la cantidad de aire que estaba ingresando en ellos.

— Definitivamente... tendré...que de-dejar...de comer...tanto — Jadeando a más no poder, detiene de a poco el paso hasta que finalmente logra encontrar la casa prometida.

Una rustica casa de tipo tradicional sin más protección que una pequeña reja, la cual logró abrir con mucha facilidad, dando paso al ingreso al patio delantero del inmueble, siendo esta la peor decisión que pudo haber tomado Yong Soo en esa tarde.

Frente suyo se encontró con una escena que sinceramente no desearía haber visto jamás. Yao y Kiku, ambos dos se encontraban en la cocina de la casa del mayor, besándose con tal cariño y pasión que para Yong fue como si le hubiese pegado una cachetada en todo lo que puede llamarse rostro. Sin ser capaz de moverse o siquiera decir algo, viendo que luego de terminado el beso, ambos asiáticos entrelazan sus manos, escuchando una pequeña risa por parte de Yao, viendo en su mirada algo que Yong jamás podría generar en él por más que lo deseara: un amor devoto, un amor complementario y sincero hacia una persona.

Sintiendo sus ojos llenos de lágrimas, intenta lo mejor que puede contener su llanto y salir de allí sin ser descubierto, siendo esta ultima parte imposible, ya que al momento de salir de allí, la puerta al ser cerrada, generó un fuerte rechinido lo cual hizo que la magia entre los dos asiáticos terminara y tuviese que salir para ver que demonios había pasado.

Luego de caminar sin rumbo por la calle, de noche, sólo y sin dinero, siente como una mano se posiciona en su hombro, causando un sobresalto en el cuerpo del surcoreano.

— ¡Hasta que finalmente me escuchas! ¿Sabes cuanto llevo llamandote?

— Lo siento — Murmura sin ser capaz de ver los ojos de Yao, intentando a toda costa topar su mirada con la ajena, ya que sabia que solamente bastaría eso para derrumbarle por completo.

— Te estuve esperando para cenar, ¿Pasó algo?

¿Como no era capaz de darse cuenta de toda la mierda con la que Yong estaba lidiando en esos momentos?

— ¿Por que debería de pasar algo? Estoy bien, pero surgió algo. Siento no haberte avisado antes. De seguro te esforzarse mucho en cocinar algo para los dos.

— ¿Necesitas ayuda? Sabes que tu hermano puede ayudarte en lo que necesites aru~ para algo somos familia— Soltando una alegre carcajada, golpea suavemente la espalda de Yong, pero antes de que pudiese seguir haciendo aquello, el surcoreano detiene su mano, agarrándole desde la muñeca sin mirar sus ojos, los cuales se encontraban repletos de lágrimas a punto de explotar con una sola palabra del chino, solamente eso bastaba para enviar literalmente a la mierda al representante de la República de Surcorea.

— ¿Y-yong? —Murmura extrañado, encontrándose finalmente con la destrozada mirada del surcoreano.

— ¿Era necesario que hicieras esto? ¿Era necesario que me restregaras en la cara lo feliz que eres con ese infeliz?

— Yong, ¿de que...

— Callate. Aún no termino contigo— Alzando de a poco la voz, mira a Yao con aquellos ojos que jamás le había podido dedicar, no a él, pero ¿de que valía la pena después de la humillación que había recibido por parte de Yao?

— Yong, e-estas muy alterado. Si quieres podemos conversarlo en mi casa aru.

— ¿Conversar? ¿En serio? ¿De que quieres conversar? ¿De lo idiota que he sido contigo? ¿De lo mucho que Kiku te hace feliz en estos malditos momentos? Ah no, ¡Ya lo tengo! Quieres hablar de lo mucho que te desagrada el hecho de que sienta algo por ti que no buscaste la mejor manera que decírmelo de esta puta y retorcida manera? — Alzando cada vez más y más la voz, sintiendo como las lágrimas caen intensamente de sus ojos y sus mandíbulas se apretando de la rabia y frustración que lo estaba inundando en estos momentos.

— ... — Completamente congelado por la actitud del menor de los dos, mirar fijamente al surcoreano sin saber que hacer.

— Sé que no soy él y sé que es a él a quien amas, pero ¿tenías que decírmelo así? ¿Tenías que hacerme ver como el tipo que te ha roto tantas jodidas veces te besa como si absolutamente nada hubiese pasado? Todas esas veces que llegue a tu casa al oírte llorar por teléfono al ser el primer imbécil en responderte cuando necesitabas a alguien para llorar, llorar a mares diciendo cuanto lo amas mientras yo— Casi gritando empuña sus manos sintiendo sus ojos arder de pena y su garganta bloquearse por la cantidad de aire y sollozos que se quedaban atrapados al querer todos salir al mismo tiempo— mientras yo sentía como literalmente me estabas rompiendo el corazón y pensando "no importa. Sé que si permanezco a su lado como nadie...si permanezco a su lado como nadie podría amarme como yo lo amo a él"— Escuchándose la ultima parte más como una suplica que como otra cosa, Yong mira fijamente los ojos de Yao reflejándose en ellos toda la desesperanza que sus palabras estaban expresando en aquellos momentos.

Acercandose a él le toma por las muñecas viendo sus ojos para sacudirle levemente, manteniendo el ceño levemente fruncido por la frustración de esos momentos, ¿por que demonios tenía que hacerle sentir como un mounstruo en toda esta situación?

— Siempre fui claro contigo y te dije que te quería como un hermano puede querer a otro familiar y nada más. Nunca te di esperanzas de nada aru, ¿por que demonios pensaste todas esas cosas? Nunca ha sido ni será mi intención dañarte a pesar de las veces que sueles sacarme de quicio.

Saltándose rápidamente de su agarre, sin quitarle la mirada de encima, acomoda un poco sus mangas para luego salir caminando sin antes voltearse y dedicar sus ultimas palabras a Yao.

— Creo que no es algo de lo cual debas de preocuparte ahora ni nunca, ya que me encargaré de desaparecer de ella como a de lugar.

Emprendiendo nuevamente su camino sin importar todas las palabras dedicadas por parte de Yao hacia su persona decidió seguir caminando, solamente caminando con la esperanza de poder olvidarse de todo esto y poder avanzar con su vida ya sea por la razón o la fuerza.