Hola esta es mi primera historia espero y les guste, es una adaptación del libro Corazon Intrepido de Diana Palmer, será NALUUU.
Fairy Tail y sus personajillos no me pertenecen, si lo hicieran Nashi ya existiría, gray y Juvia estarían casados al igual que Erza y Jellal jajaja ok no…y obvio el libro en el que se basa esta historia no me pertenece.
Prólogo
Natsu Dragneel se sentía solo. Su último hermano soltero, Loke, se había casado hacía un año. Natsu estaba solo con la asistenta, que iba dos veces por semana y amenazaba constantemente con jubilarse. Eso lo dejaría sin sus bizcochos, a no ser que fuera todos los días a desayunar a un restaurante y aquello era prácticamente imposible teniendo en cuenta su horario.
Se echó hacia atrás en la silla de su despacho, de aquel despacho que ya no compartía con nadie. Se alegraba por sus hermanos. Excepto Loke, la mayoría de ellos tenían ya hijos. Zeref y Mavis tenían dos niños. Gajeel y Levy, uno. Jellal y Erza, un niño y una niña. Natsu se dio cuenta de que hacía tiempo que no tenía una relación. Estaban a finales de septiembre. Los rodeos acababan de terminar y había habido tanto trabajo en el rancho que no había tenido tiempo de salir ni una sola noche.
En ese momento, sonó el teléfono.
-¿Por qué no te vienes a cenar? -le preguntó Loke nada más descolgar.
-¿Te parece normal invitar a tu hermano a cenar en tu luna de miel? -sonrió Natsu.
-Nos casamos hace casi un año -apuntó Loke.
-Por eso, todavía estáis de luna de miel -no Natsu.
-El trabajo no lo es todo. Es mucho mejor el amor.
-Qué te lo digan a ti, ¿verdad?
-Bueno, haz lo que quieras, pero la invitación está en pie. Ven cuando quieras, ¿de acuerdo?
-Gracias, lo tendré en cuenta.
-Bien.
Tras colgar, Natsu se estiró. Junto con sus hermanos tenía cinco ranchos, pero era él quien se ocupaba de casi todo el trabajo físico con el ganado, como ponía de manifiesto su enorme cuerpo. A menudo se preguntaba si no trabajaba tanto para no pensar en otras cosas. De joven, las mujeres habían revoloteado a su alrededor y se había hecho de rogar para aceptar sus invitaciones, pero ahora, a los treinta y tantos, las aventuras de una noche no le satisfacían.
Había pensado pasar un fin de semana tranquilo en casa, pero Lisanna Strauss, una amiga íntima de Lucy Heartfilia, lo había convencido para que la acompañara a cenar a Houston y al ballet. A Natsu no le hacía mucha gracia lo del ballet, pero Lisanna le había explicado que no podía ir sola porque tenía el coche en el taller. Era una mujer guapa y sofisticada, pero Natsu no quería nada con ella porque no quería que le fuera contando nada de su vida privada a Lucy, que estaba patente e incómodamente enamorada de él.
Sabía que Lisanna jamás le habría pedido que saliera con ella en Jacobsville, Texas, porque era un sitio pequeño y Lucy se enteraría enseguida. A Natsu le habría gustado hacerlo para que Lucy se diera cuenta de que era un hombre libre, pero aquello no habría favorecido en absoluto su amistad con su padre, Jude Heartfilia.
Lo bueno que tenía salir con Ino era que se libraba de ir a cenar a casa de los Heartfilia. Jude era uno de sus mejores amigos, además de ser su socio, y le encantaba su compañía, pero había dos elementos en su casa que detestaba: su hermana, Anna, que era una cotilla pero que no vivía con ellos, y su hija Lucy, que tenía veintiún años y era psicóloga. Había vuelto loco a Gajeel analizando sus preferencias alimenticias y Natsu solía buscar excusas para no ir a casa de Jude si estaba ella. No era fea. Tenía una cabellera rubia y larga y tenía buen cuerpo. Lo malo era que estaba enamorada de él y todo el mundo lo sabía.
Natsu no la tomaba en serio porque la conocía desde que tenía diez años y llevaba aparato dental. Era difícil olvidar esa imagen. Además, no sabía cocinar. Su pollo calcinado era famoso en la ciudad, como sus bizcochos, que eran armas letales.
Al pensar en aquellos bizcochos, Leo descolgó el teléfono y llamó a Lisanna.
-Hola, Natsu -lo saludó encantada.
-¿A qué hora quieres que te recoja el sábado?
-No le dirás nada de esto a Lucy, ¿verdad?
-Sabes que procuro verla lo menos posible -contestó Natsu impaciente.
-Por si las moscas -bromeó Lisanna é lista a las seis.
-¿Y si me paso a las cinco y cenamos en Houston antes del ballet?
-¡Perfecto! Me apetece mucho. Hasta luego.
-Hasta luego. Natsu colgó y marcó el número de los Heartfilia. Por desgracia, contestó Lucy.
-Hola, Lucy -le dijo con simpatía.
-Hola, Natsu -saludó ella sin aire en los pulmones-. ¿Quieres hablar con papá?
-No, bueno, era solo para deciros que no voy a poder ir a cenar el sábado. Tengo una cita.
-Ya -dijo ella tras una pausa apenas perceptible.
-Perdón, pero ya había quedado hace tiempo -mintió Leo- y se me había olvidado cuando le dije que sí a tu padre. Dile que lo siento.
-Claro -contestó Lucy-. Pásatelo bien.
Estaba rara.
-¿Pasa algo? -preguntó Natsu dubitativo.
-¡No, claro que no! Hasta luego, Natsu.
Lucy Heartfilia colgó el teléfono y cerró los ojos completamente decepcionada. Llevaba toda la semana planeando el menú, practicando aquel pollo tierno y suculento y la creme brulée porque sabía que era el postre preferido de Natsu. Le había costado, pero incluso sabía utilizar el aparatito para poner el caramelo por encima. Todo el trabajo tirado a la basura.
Estaba segura de que Leo no tenía una cita de antes. Se la había buscado para no ir a cenar con ellos. Se sentó junto a la mesa del pasillo, con el delantal y la cara llenos de harina. Desde luego, era todo menos la cita perfecta. Llevaba un año intentando que Leo se fijara en ella. Había flirteado con él abiertamente en la boda de Alsack y Bisca hasta que lo había visto fruncir el ceño enfadado por haber agarrado al vuelo el ramo de novia.
Se había muerto del corte ante su mirada reprobadora. Meses después, había intentado encandilarlo con sus virtudes, pero no había servido de nada. No sabía cocinar y, según su mejor amiga, Lisanna, que le estaba ayudando a cazar a Natsu, parecía un figurín. Lisanna la aconsejaba mucho y le decía todo lo que a Natsu no le gustaba de ella para que Lucy lo fuera puliendo. Incluso estaba haciendo todo lo que podía para acostumbrarse a los caballos, al ganado, al polvo y al barro.
Pero si no conseguía que Natsu fuera a su casa para mostrarle sus nuevos conocimientos, ¿de qué le servía todo aquello?
-¿Quién era? -preguntó Espeto, la asistenta, desde lo alto de la escalera? -.¿Era el señor Jude?
-No, era Natsu. No puede venir el sábado a cenar. Tiene una cita.
-Oh -sonrió Espeto con simpatía-. No te preocupes, habrá otras cenas, cariño.
-Claro que sí -sonrió Lucy levantándose-. Bueno, cocinaré para papá y para ti -añadió decepcionada.
-Natsu no tiene obligación de venir el fin de semana porque tenga negocios con tu padre -le dijo con amabilidad-. Es un buen hombre, pero algo mayor para ti... Lucy no contestó.
Sonrió y volvió a la cocina.
Natsu se duchó, se afeitó, se vistió y se montó en el Lincon negro que se acababa de comprar. Estaba listo para pasar una noche en la ciudad y, desde luego, no iba a echar nada de menos el pollo quemado de Lucy. Sin embargo, la conciencia le remordía un poco. Tal vez fuera por todas las cosas que Lisanna le había dicho de Lucy.
La semana anterior le había estado contando lo que había dicho de él. Iba a tener que tener cuidado con lo que decía delante de Lucy porque no quería que se hiciera falsas ilusiones. No le interesaba lo más mínimo. Era una cría. Se miró en el espejo retrovisor. Su pelo era color rosa, tenía la frente ancha, la nariz ligeramente torcida y una boca grande de dientes perfectos. Comparado con la mayoría de sus hermanos era atractivo. Además, no le hacía falta ser guapo porque tenía dinero de sobra. Sabía que a Lisanna le parecía de lo más atractivo precisamente por su cuenta bancaria, pero era guapa y no le importaba sacarla por Houston y enseñarla, como los trofeos de pesca que llenaban su despacho.
Un hombre tenía sus debilidades. Sin embargo, al pensar en la decepción de Lucy al decirle que no iba a ir a cenar y en cómo se sentiría si supiera que su mejor amiga la estaba traicionando, sintió una punzada de remordimientos que no le gustó nada. Se puso el cinturón y encendió el motor. Mientras avanzaba por la carretera, se dijo que no tenía motivos' para sentirse culpable.
Estaba soltero y nunca había hecho lo más mínimo para darle a entender a Lucy Heartfilia que quería ser el hombre de su vida. Además, llevaba solo demasiado tiempo. Una velada cultural en Houston era lo que necesitaba para aliviar la soledad.
Aqui el prologo déjenme Reviews, si quieren que la continue o no, también dejen sugerencias de libros para adaptar, ya saben recibo peticiones de SasuSaku, Nalu, Naruhina, Jerza, Gruvia, Shikatema... también de parejas de otros animes como diabolik lovers...etc, cuídense los quiero, como dato extra: las sugerencias me las pueden enviar a PM...
