Bueno, seguramente estaréis preguntándoos ahora mismo, ¿qué hace vuestra protagonista encerrada en el baño de un avión? Y os lo voy a responder.

Sinceramente ni yo sé por qué lo he hecho, simplemente sentí el impulso de ir, todo a raíz de un sueño que tuve anoche, sí. Del día a la noche, o en este caso de la noche al día, decido irme de un continente a otro solo por un sueño. Sí, es ridículo, pero tras ese sueño he sentido el llamado de una estrella. ¿Una estrella? Pensaréis, ¡sí, una estrella! Pero para que entremos en materia os tendré que explicar sobre lo que ocurrió.

Bien, anoche cuando me acosté tuve este extraño sueño, es así como lo recuerdo…:

"Géminis…" Me llamaba la voz. "Géminis, despierta." Al ver que se dirigía a mí no tuve otra opción que devolverle la mirada. "Por fin." Soltó entre un suspiro.

"¿Por qué me llamas por mi signo zodiacal?" Pregunté, al parecer mi pregunta debía ser divertida, ya que soltó una carcajada.

"¿Qué quieres decir con tu signo zodiacal? ¿No te creerás esas tonterías humanas, no Géminis?" Ante su pregunta no supe qué responder, ¿por qué me separa de los humanos? "No recuerdas a tu hermana? ¡Soy yo! ¡Libra!"

"Disculpa, pero no tengo ninguna hermana… Y estoy segura de que debo estar soñando ahora mismo." Murmuro, pero de alguna forma esperando que me escuche.

"Géminis. Tú todavía no has despertado, ¿verdad?" Ugh, como voy a despertar si estoy en un sueño. De todas formas, la chica solo sonrió ante mi expresión de duda. "¡No te arruinaré la sorpresa! Pero te daré un regalo, te otorgaré la percepción de las estrellas, así, cuando despiertes sentirás el llamado de las estrellas que nosotras estamos recibiendo. ¡Apresúrate, ¿sí?! No me lo puedo creer, Géminis, siempre eres la última en despertar…"

"¡Espera! No entiendo nada de lo que me estás diciendo, ¿qué quieres decir con despertar? ¿Acaso no estoy durmiendo ahora mismo?" Ante mi pregunta ella ladea la cabeza de un lado a otro pensando qué palabras debería escoger para responderme.

"Géminis, tú y yo somos parte de uno. Quizás ahora te parezca un disparate, pero es así. A más te aproximes al llamado de la estrella poco a poco recobrarás los recuerdos de tus vidas pasadas. Si me estás viendo ahora mismo es porque mi alma está resonando en la tuya, ¡debes de ir a ese lugar y una vez más nos reuniremos juntas para el llamado de la estrella! ¡Te estaremos esperando!" Por su expresión puedo afirmar que me está diciendo la verdad, pero es tanto que no puedo analizarlo a la vez.

"¡Libra!" Soy capaz de llamar antes de que desaparezca y despertarme. "¿Cómo sabré dónde está ese lugar?" Ella al escuchar mi pregunta solo sonríe ampliamente.

"No estabas escuchándome, ¿verdad? Estabas tan metida en esa cabecita tuya que has omitido lo que te he dicho, como siempre." Como una hermana mayor que regaña cariñosamente a su hermana me dice con una sonrisa. "Ya te lo dije, te daré mi capacidad de sentir el llamado de la estrella, de todas formas, yo ya sé dónde está ese lugar. Y si te pierdes, querida, mandaré al viento enviar mis palabras para que te guíen. Ahora, es hora de que despiertes, abre los ojos y dirígete hacia ese lugar." Y como si fuese adivina poco a poco desapareció y yo lentamente desperté con la mirada fija y perdida en el techo de mi habitación como habitualmente hago.

Una y otra vez, no importa cuánto lo pensase, no recordaba lo que soñé. Me duché y desayuné como haría habitualmente, y mientras veía la televisión con un tazón de cereales en la mano el viento golpeó la ventana y de alguna forma se las apañó para entrar por la pequeña rendija que dejé abierta, pese a el tamaño consiguió desplazar mi cabello a un lado. El viento susurró algo a mi oído al pasar junto a mi cabello desaliñado, de alguna forma me puso un mechón tras la oreja con el mismo cariño que lo haría una madre.

El viento susurró "Géminis, acude al llamado de la estrella…", entonces recordé todo de mi sueño, esa mujer que me hablaba, Libra, y como me dijo que al despertar me otorgaría su capacidad de "escuchar el llamado de la estrella", fue entonces cuando, como quien a cinco minutos de entrar en clase se acuerda de que se ha olvidado de hacer los deberes. Una sensación que permanecía latente en mí despierta repentinamente.

El despertar de algo es una sensación familiar, pero distante a la vez. No sabría cómo ponerlo en palabras, pero lo más exacto sería un impulso que me dice dónde debo ir para reunirme con esa estrella. Como una madre que siente cuando su hijo está mintiéndole, por así decirlo.

Pese a que iba a ser un día de no hacer absolutamente nada mi cuerpo automáticamente se movió hacia el armario, me vestí y tomé un taxi desde mi apartamento en Shinjuku hacia el aeropuerto principal de Japón, donde se efectúan los vuelos internacionales más importantes.

Una vez allí me las apañé para llegar a el avión #A23 sin pagar, ¿cómo? Con una excusa, ¡claro! Me acerqué a la azafata y en inglés le pregunté… (A/N: Por comodidad del lector lo dejaré en castellano (?))

"Disculpa, acabo de llegar a Japón y esto… ¿No estará mi maleta en la bodega? Llevo un rato esperando y he preguntado y dicen que no les ha llegado nada con el número que les otorgué." Dije a la mujer, manteniendo el contacto visual y fingiendo preocupación, ella simplemente me pidió disculpas anticipadamente y fue a preguntar a otra azafata.

Claro, evidentemente no iba a estar de brazos cruzados mientras esperaba, usé mi poder y dividí mi cuerpo en dos, dejando uno encerrado en el baño (de mujeres obviamente) y el otro esperando donde hablé con la mujer. Tras unos diez minutos esperando me confirmó que no había nada en la bodega y un discurso de que si la compañía se ocuparía en caso de que no se encontrase y me reembolsarían por los contenidos, etc…

"Muchas gracias, quizás mis padres han llegado y no los he visto y cogieron mi equipaje, volveré a revisar de todas formas. Ha sido muy amable." Acto seguido me dirijo a la salida, o eso aparento, cuando veo que no hay nadie volteo una esquina y acto seguido mi cuerpo desaparece y la mitad del alma que fraccioné al separar mi cuerpo en dos vuelve a el cuerpo encerrado en el baño. "Perfecto, simplemente perfecto. Jodidamente perfecto. ¿Para qué comprar un billete de avión cuando puedes esconderte en un zulo decorado como un baño y viajar gratis..."

Y así es como llegué a esta situación, rumbo a un país que ni conozco y sin nada encima más que un bolso que tiene mi cartera con la documentación, una libreta y un bolígrafo, pañuelos, una botella de agua y galletas saladas. Sí, soy un genio, estoy en un baño encerrada por no querer pagar un billete. Llamadme rácana pero no sé cómo sobreviviré con veintiséis mil yenes encima y unos quinientos mil (que, ojo, son de la beca universitaria) en el banco (A/N: En total son casi 4000€ o casi 5.000$ americanos, sé que diréis "¡Pero eso es mucho!", pero nuestra protagonista es independiente y el dinero en el banco es, en parte, para la matrícula y el alquiler, you know). Quizás la conversión de moneda esté a mi favor, quizás no. Pero no sé cuánto tiempo tendré que estar ahí. Por suerte solo sé que no les dije nada a mis padres sobre mi viaje, seguramente me dirían que o bien ya es mi edad de viajar y ver mundo o que he perdido la cabeza por ir a un país desconocido repentinamente.

Yo optaría más por la segunda opción…

De todas formas, mis padres deben estar ocupados con la tienda como para venir de Takayama a Tokio, y más acercándose el final de Julio, lo cual implica que hay muchos turistas en el pueblo así que es imposible para ellos el visitarme y me escriben una carta, como hacen habitualmente, además…

"Señoras y señores pasajeros, les rogamos que por motivos de seguridad se aten los cinturones y no se levanten del asiento hasta que el avión despegue…" Dice el interfono que puedo escuchar desde aquí. Oh, sí. Me agarraré al lavamanos, no les jode… Bueno, la culpa es mía, lo admito. Pero anda que no podía entrar en el baño de primera clase que seguramente es mucho más grande, si es que...

Una vez pasada la fase de despegue oigo a alguien intentar abrir la puerta del baño, a lo cual falla, luego esta persona le comenta a una azafata como la cerradura no abre, esta tras comentarlo dice que irá a por la llave maestra ya que todos los pasajeros están en sus puestos y no hay nadie en el baño… ¡Mierda, la llave! Rebuscando en mi bolso soy capaz de sacar un clip para el cabello que tenía dentro y meterlo en la cerradura, así la llave será incapaz de pasar y pensará que está atascada. De todas formas, tengo un plan de emergencia si eso falla, y no, no implica meterme en el baño.

Después de un par de minutos oigo a la llave intentando forcejear, pero tras un tiempo intentándolo desiste y oigo un suspiro.

"Esta puerta lleva tres vuelos por lo menos estando atascada, se supone que en este descanso hoy alguien debía llamar a un cerrajero, pero ya estamos en el aire no hay nada que se pueda hacer… Lamentamos este desliz, pero si le compensa puede usar el baño femenino de primera clase." A partir de ahí dejé de escuchar y pude oír como anunciaban por megáfono las últimas palabras de la asistente.

Como no tenía nada que hacer por las próximas, ¿qué son? ¿Diez horas? Quizás ahora nueve, decidí multiplicar mi cuerpo una vez más para que el segundo se acercase a revisar el avión. Ciertamente, está todo vacío, no quiero decir que el avión esté desolado, pero hay muchos asientos libres, si me siento en uno supongo que no importará, también muchos pasajeros están dormidos. Por si acaso, no llamaré a Géminis, todavía.

Esta vez sentada en algo más cómodo (y sin compartir asiento con nadie al lado ni un niño llorón que dé patadas a mi asiento, yaaaay) bajo la bandeja para poder apoyar la libreta y dibujar lo que vea por la ventana. Ciertamente no se ve mucho ya que el cielo está encapotado.

Unos quince minutos bosquejando hasta que la sección del avión se vuelve poco a poco más ruidosa, en este caso por unos hombres. Sí, duh, ya sabemos que hay un escarabajo. ¿Qué sois niños de jardín de infancia que tienen ese hobby de cazar insectos? Como si me importase, si se me acerca el bichejo lo dejaré estar. O lo aplastaré, tanto da que da tanto.

Aunque como cotilla que soy abrí un espejo de mano que saqué del bolsillo e hice ver que me acicalaba (que, por cierto, estoy hecha unos zorros) para ver qué sucede donde se encuentran en pie los hombres y pese a poder oír el zumbido de las alas del escarabajo no se ve reflejado en el espejo, ¿qué demonios? Bah, debo estar muy cansada como para ver un pequeño insecto, mejor intentaré dormir. Dicho esto, subo las piernas al asiento apoyo la cabeza contra la pared de la ventana y cierro los ojos, ignorando las voces de los hombres, ¿desde cuándo hay espectáculos en los vuelos? ¿Y ahora que está todo el vagón durmiendo? En serio, ¿cómo están todos durmiendo? ¿Les han dado acaso café con somníferos? Estos hombres son ciertamente ruidosos… Me cubro la cabeza con un cojín que tomé del compartimiento superior, donde se guardan las maletas de mano, y así poder atenuar los sonidos en el vagón.

….

Intento acallar el sonido en el vagón con mis propios pensamientos, pero esto es imposible ya que cuando el ruido desaparece el avión levemente se inclina a la izquierda. ¿Qué más podría pasar? Ya sé que es mi culpa por no pagar el pasaje, ¡pero esto es demasiado, Karma!

En lo que me arrepiento mentalmente no pagar pasaje las asistentas de vuelo pasan rápidamente por los asientos a rogar que se pongan sus cinturones de seguridad y chalecos salvavidas. Asombroso, simple y jodidamente asombroso (t/n), te has ido a meter en el ÚNICO avión que iba a tener problemas, siendo este el método de transporte más seguro. No tengo más remedio que llamar a Géminis y retirar el broche de la cerradura antes de hacerlo, así como desbloquear la puerta y luego, con mi alma ya completa, hacer como se me ha dicho.

No pasó nada emocionante más allá que tener que cometer un aterrizaje forzoso y acabar en balsas hasta que llagasen helicópteros, ¿adivinad con quién compartí balsa? Sí, con las asistentas de vuelo y los hombres ruidosos de antes, ha sido muy incómodo para mi cuello tener que estar todo el rato ocultando mi rostro, pero eso antes que una denuncia.

A 35Km de Hong Kong no tengo más remedio que dirigirme ahí junto a otros pasajeros para poder coger un vuelo que me lleve a mi destino, y esta vez pagaré mi billete, ya no me la juego más con el azar.

Después de vagar durante un par de horas por Hong Kong preguntando a los locales cuál era la forma más rápida de llegar a Egipto llegué a esta conclusión: Los aviones en Hong Kong hacia Egipto se encuentran actualmente en huelga por un convenio que no fue respetado en el país africano, en cambio sería más rápido si cogiese un barco hacia Singapur y de ahí tomas el avión, ya que las compañías aéreas suelen ser más veloces y no tan destinadas a los negocios. Después de mi fática experiencia no hay nada que quiera menos que viajar en avión mucho tiempo…

¡Además en Singapur la ropa es más barata! No puedo ir con la misma ropa durante tres días…, suspiro y me las apaño para comprar en Hong Kong una mochila donde llevo lo básico en ropa, paso de ir con una maleta.

El viaje a Singapur fue tranquilo, sin ningún contratiempo más que algunas nubes (sí, esta vez SÍ compré billete), al tratarse de un barco turista el viaje tardó cinco días, lo cual son dos días más que en un barco de negocios ya que este hace paradas en ciertos sitios para los pasajeros.

Pero…

¡¿Por qué estos hombres ruidosos otra vez?! ¡Vaya donde vaya, en avión, Hong Kong o Singapur me encuentro con ellos! Aghhh… ¿Por qué será que el destino me junta con ellos? Aunque, ahora que me fijo hay dos más en el grupo, una niña y un joven con cabello estrafalario. Pero ¿por qué siento este leve pálpito al igual que el llamado de la estrella que me espera en ese lugar? Quizás ellos saben algo, ¿debería preguntarles?

Oh, sí, muy inteligente por tu parte (t/n), pregúntales como si nada "Hola, llevamos tiempo coincidiendo y, sé que suena extraño, ¿pero saben algo de una estrella? Es que he de ir a un lugar donde me llama una estrella, hahahaha", no. Lo mejor será seguirles a cierta distancia por el momento.

A más cerca estoy más puedo sentir el pálpito acelerarse, como si algo me indicase o me llamase diciéndome que estoy en el lugar indicado, ¿pero porqué hay otra estrella aquí? ¿Significa eso que he de proteger a esas moles de carne andantes? ¿Es en serio? ¿No están demasiado mayorcitos como para protegerse solos? Como si alguien los fuese a mirar fijamente con esa apariencia… Libra, ¿es esto una broma?

¡Ah, los he perdido de vista cuando estaba en mis pensamientos! (Esto me recuerda a algo que me dijo Libra en mi sueño) ¿Dónde están? Miro a mis alrededores y me adelanto un poco no vaya a ser que les haya perdido en girar una esquina, aunque estoy en un lugar recto. ¿Cuánto tiempo llevo metida en mis pensamientos? Aggh…

Por impulso me da por mirar hacia atrás y ahí estaban ellos, sí, justo detrás de mí y mirándome fijamente. (A/N: *inserte katakanas donde ponga "amenazador" *)

"Ni siquiera acabamos de poner un pie en Singapur y ya tenemos compañía de nuestro amiguito Dio…" Murmura el hombre de cabellos blancos, ¿se refiere a mí? Uhhh…, qué diablos no conozco a ese amigo suyo, quizás ni me habla a mí mejor doy media vuelta y me voy, esto no era buena idea desde un principio. Por lástima no caerá esa suerte de poder irme de rositas como si nada, ya que al girar solo veo a un hombre, ¿de mi edad? No, él parece ir a preparatoria aún por su traje, este estudiante estaba frente a mí y justo entonces me fijo que no hay nadie más en este paseo marítimo.

"Ah, ¿os referís a mí?" Murmuro y suelto una risita nerviosa, en vez de liberar tensión en el ambiente solo parece añadir más y me fijo como el joven poco a poco se acerca a mí con pasos amenazantes, doy dos pasos atrás por cada uno que él da hasta percatarme que me están acorralando, ¡sé que suena difícil, pero esto es un malentendido…!

Cuando giro el cuello para mirar en la situación en la que estoy soy jalada por el cuello de mi top para estar al nivel de los ojos azul vibrante frente a mí, nuestra diferencia de altura ya era obvia, pero ahora lo es incluso más ya que apenas la punta de mis pies toca el suelo cuando soy levantada.

"Maldita… ¿A qué se debe que nos persigas…?" Con una voz ronca y una mirada fija que no se separa de mi iris (c/o) dice sin parpadear, no sé que responder así que mi cerebro toma el piloto automático y dice lo primero que se me ocurre.

"Me habéis llamado la atención." … Fantástico, putamente fantástico, (y/n). ¡Esto es serio!

"¡Si vienes a acabar con nosotros al menos ten el valor de admitirlo, perra!" Mierda, le he hecho enfadar. Sin soltarme del cuello, a lo cual yo para no estar suspendida como un muñeco estoy agarrándome de sus muñecas, aparece un brazo de color lila a su lado, el cual luego me fijo que es otra persona más, pero esta no se ve humana, tiene un toque onírico, como si no fuese una persona, sino una especie de espíritu. ¡Da igual, debo de dejar de fijarme en esta cosa! "Así que puedes ver a mi stand, eso solo me indica que puedes ser una amenaza para nosotros… ¡Te eliminaré ahora mismo!" ¡Maldición lo miré demasiado! El llamado stand retira el puño como para golpearme.

"Ah, ya veo…" Murmuro. "Pero, estoy aquí." Al decir eso se percata de que lo que él sujetaba en sus manos, o sea, parte uno de mis dos cuerpos (ya que anteriormente decidí dividirme en dos para buscarlos al perderles de vista) ha desaparecido y ahora me encuentro a su espalda, lo cual provoca que se gire rápidamente a encararme. "¡No tan rápido!" Alzo la voz, y con esto levanto las manos para mostrarme indefensa. "No entiendo nada de lo que me habláis, Dio, stands, acabar con vosotros… ¡Pero mis intenciones no son herir a nadie! Simplemente creo que todos vamos al mismo lugar, pero de alguna manera el destino os sigue poniendo en mi camino, lo cual me lleva a haceros una pregunta…" Bajando mis manos y colocando una junto a mi cabello y otra en mi cintura les pregunto. "¡¿Tenéis algo que ver con una estrella?!" Mi pregunta parece haberles tomado por sorpresa, que, al parecer no es del todo grata.

"Viejo…" Murmura el joven de cabellos negros, a lo cual el hombre de cabellos blancos de antes se cruza de brazos y murmura.

"Ciertamente, puedo sentir que dice la verdad, y si quisiera habernos atacado podría haberlo hecho en esa balsa… Jotaro comprueba su frente." ¿Mi frente? En esto que se acerca a mí y me retira el cabello hacia atrás mirando el nacimiento de mi cabello, luego retira la mano y le hace un gesto al señor que ha hablado anteriormente. "Está bien señorita, nos puedes seguir, pero tendrás que explicarnos qué te ha impulsado a ir a Egipto." ¿He pasado la prueba? Eso creo, ahora solo tendré que escoger mis palabras.

"Le explicaré todo lo que sé, señor…" Tras mi pausa en la cual pregunto indirectamente su nombre me lo da, al parecer este señor se llama Joseph, Joseph Joestar. "Como decirlo…" Miro a mis alrededores mientras me observan fijamente y pienso como poner en palabras mis pensamientos de una forma que sea creíble lo cual es difícil, increíblemente difícil. "Verá, me fue concedida la habilidad de escuchar la voz de las estrellas. De alguna forma, el llamado de las estrellas es más fuerte en cierto lugar de Egipto, desde aquí es algo débil, pero, vosotros también emanáis una voz estelar de alguna forma. Yo y mis hermanas nos estamos reuniendo en Egipto al llamado de la estrella que nos pide que le asistamos."

"¡¿Y de verdad esperas que me crea esa basura?!" Grita el joven de cabellos negros, a lo cual me giro hacia su rostro.

"Un momento señor Joestar…" Musita el hombre de tez morena. "Esa marca en su brazo… No es un tatuaje, ¿por casualidad alguna de tus hermanas se llama Libra?" Boqueo para coger aire al sorprenderme que lo haya adivinado.

"¿Cómo lo sabes? ¿La conoces?" Inquiero al hombre.

"No, pero esto es más allá de lo esperado… Tú, ¿tienes alguna habilidad especial?" Después de su pregunta me quedo pensando un rato.

"¡Sí! Yo puedo copiar mi propio cuerpo, al hacerlo mi alma se divide en dos, de esta forma puedo retornar al cuerpo que yo desee. Como hice antes." Mi respuesta le deja pensativo y entonces abre la boca para hablar.

"Géminis, ¿eh? Eso tiene sentido, ya que la constelación representa dos gemelos." Murmura un chico de cabellos rojizos, mirándome.

"Esto es una sorpresa…, pero señor Joestar parece que tenemos aliados. Más allá de las cartas del tarot, ¡esto son constelaciones! Y, señor Joestar, ¡parece que por algún motivo su linaje está protegido por éstas! Deben haber percibido el cuerpo de Jonathan siendo usado y por ello asisten en su ayuda." ¿Porqué ellos? No lo entiendo, ¿son ellos parte de una estrella como yo?

"Sí, eso estaba pensando, Avdol. Lo que has debido sentir es la marca de nuestro hombro, no sé a que se debe su origen, pero mi padre, el padre de mi padre y el padre de mi abuelo todos la tenían…" Murmura, y después de un tiempo. "Y Jotaro también la tiene, es decir, ¡tu misión es protegernos!"

"Attendez!" Dijo el hombre de cabellos estrafalarios y blancos, mas no canosos. "¿Entonces se nos unirá a nuestra aventura?" Con su pregunta todos intercambian miradas y al final todos se centran en el mayor de todos, Joseph.

"Mhm… Ciertamente no podemos quedarnos aquí de brazos cruzados y esperar que hagan el trabajo por nosotros aún si nos protegen, tampoco podemos dejarte sola si de todas formas vamos a coincidir te pondremos en peligro, y como dices poder sentir exactamente donde se encuentra Dio nos serías útil en nuestro viaje." Todavía no sé a quien se refieren con ese tal Dio, ¿debería preguntarles…?

"¿Quién es Dio?" Pregunto ladeando la cabeza a un lado, la pregunta sorprende al señor y el joven de cabellos blancos aprieta los dientes y cierra los puños, no parece ser alguien amistoso.

"¡Dio es la encarnación del mal! ¡Dio mató a mi abuelo Jonathan y se quedó con su cuerpo, después de cien años despertó de su letargo y ahora su objetivo es acabar con el linaje Joestar!" … ¿Es esto en serio? No sé qué decir, pero me lo creeré ya que si la llamada se encuentra donde ese hombre y puede que las estrellas protejan a este linaje por algún motivo que no comprendo todavía o que no logro recordar. Mis pensamientos se ven interrumpidos por una risa.

"C'est super! ¡Al fin tenemos una mujer en nuestro grupo, esto era un festival de salchichas!" Creo que mi expresión lo dice todo y el silencio que reina ahora entre nosotros también. "¿Qué? ¿Me vais a decir que no os alegráis?" Acercándose a mí el hombre de cabello alto se acerca a mí y pone su brazo alrededor de mi cuello y sobre mi hombro. "Alors, ¿me dirías tu nombre mademoiselle?" Retirando su mano, y brazo, de mi hombro por mi propia comodidad le respondo.

"(t/n), (t/a) (t/n)…" En vez de notar mi indirecto rechazo a su cándida personalidad solo suelta una carcajada, pero pronto se acalla por un carraspeo de la niña que estaba antes junto a ellos.

"¿Qué quiere decir que no teníais una mujer antes en vuestro grupo?" Con un sonoro 'hmph' gira la cabeza hacia el lado, claramente enfadada, pateando el suelo y dándonos la espalda.

Y así es como me he unido a estos hombres, y ahora estoy andando junto a ellos por las calles principales de Singapur, por lo que parece no planean ir por avión ya que el aterrizaje forzoso en el anterior se debió a que se encontraron con el escarabajo ese (el cual era un stand de estos que tanto mencionan), y no quieren exponer a inocentes. Están buscando un hotel donde pasar la noche antes de tomar un tren hacia India, mientras andábamos por la calle alguien se topó con la chica pequeña, al parecer se llama Anne, y le dio en el hombro, ella le pidió perdón, pero el hombre solamente la miró con desdén y siguió su camino, ante la indiferencia del sujeto no tuve más opción que abrazar a Anne a mi cintura y llamarle.

"¡Oye, tú!" El hombre se giró hacia mí. "¡Te has chocado con mi hermana, ¿qué menos que pedirle perdón?!" Me mantiene la mirada durante un tiempo y sin vacilar yo se la mantengo hasta que sonríe y sacude los hombros.

"No sabía que tenía una hermana tan linda, supongo que tendré que disculparme por si cuando se desarrolle acaba viéndose un poco como ella. Lo siento, niña." Al ser llamada niña Anne parece estar a punto de saltarle a la yugular, en esto que le pongo la mano en la boca antes de que me cause problemas y la sujeto aún más fuerte con tal de que no se vaya.

"Suficiente, gracias." Con eso me giro y suelto a la chica la cual ya se estaba preparando para morderme la mano.

"¡¿Pero qué mosca te ha picado?! ¡¿Por qué has hecho eso?!" Suspiro y sigo andando, esta vez más cerca de ella.

"Una mujer debe hacerse respetar." Digo sin más y siento como acelera sus pasos para llegar junto a mí.

"… De todas formas no me agradas…" Masculla, manteniéndose a mi lado.

Una vez entrados en la recepción de un hotel la mujer menciona como el hotel está en temporada alta y las habitaciones están separadas entre sí, acercándome al anfitrión le tomo de la camiseta, frente a mi gesto me pregunta qué sucede.

"Esto, señor Joestar… No es necesario que coja una habitación para mí, no quiero hacerle gastar dinero en mí, así que por mi parte puedo dormir en un sofá o algo." Sonrío al soltar las últimas palabras, realmente no quiero jugármela con la amabilidad de este hombre.

"Non, non, non, non! No puedo dejar que una mujer duerma en un sofá teniendo una habitación para mí. Podríamos compartir habitación, ¿qué me dices, chaton?" Mi sonrisa amable se distorsiona mientras lentamente le encaro.

"Preferiría el dulce abrazo de la muerte a estar encerrada más de una hora contigo en un lugar tan íntimo." El joven pelirrojo, que ahora sé que se llama Kakyoin, se ríe y se dirige hacia mí.

"Bueno, eso solo te deja en la opción de estar con nosotros o Anne…" La chica al ser mencionada y sentir las miradas sobre ella se enfada con todos y suelta.

"¡De ninguna manera! ¡Yo no voy a compartir habitación con ella!" Señalándome con el dedo remarca su desaprecio hacia mí, aunque me pregunto porqué no le caigo bien…

"Es una situación difícil, pero supongo que con mi nieto y Kakyoin es la mejor opción. Entonces quedamos así. Señorita…" Me pierdo en su conversación con la recepcionista mientras miro mis alrededores, sin duda el lobby está lleno hasta los topes, ante la decisión de estar con ellos el nieto del señor Joestar, Jotaro, suelta un suspiro y susurra algo mientras se baja la gorra para que le cubra los ojos. Creo que solo estoy siendo una molestia mayor al negarme a hacer gastar dinero a este señor, ¿cómo se lo podré pagar? ¿Puedo invitarle a algo…? Quizás podamos tomar unas bebidas en la noche, oh quien sabe… Miro hacia arriba al ver al peliblanco, Polnareff, irse a su habitación.

"Me adelantaré, no he tenido descanso desde Hong Kong y me gustaría tomar una ducha." Todos le terminamos siguiendo y subiendo las escaleras hasta separarnos en habitaciones diferentes, yo termino siguiendo en silencio a los dos bloques de músculo delante de mí (en serio, ¿qué comen para estar tan fuertes?).

"Aquí es." Extendiendo la mano Kakyoin abre la puerta con la llave que nos fue previamente dada, hace a un lado la puerta y espera a que pasemos al pasar yo él entra y cierra la puerta. "Dejaré la llave sobre el escritorio, no os olvidéis." Me quedé en pie, totalmente inmóvil, '¿qué hago?' me preguntaba una y otra vez, en cambio Jotaro lo primero que hizo fue tirarse en la cama de la derecha, la más alejada del balcón, y cerrar los ojos. No sé qué les ha pasado en su viaje a Singapur, pero parecen abatidos. "¿Qué sucede, (t/n)? Ven, siéntate." Sonríe hacia mí y da palmaditas sobre la cama para indicarme que me siente a su lado. "Ah, es una lástima que tenga que dormir en el sofá, esta cama parece muy cómoda."

"Esto, puedes quedarte aquí si deseas." Suelto sin pensármelo dos veces.

"No, no. ¿Cómo sino vas a conseguir tu sueño reparador?" ¿Porqué sonríe tanto este hombre? Me hace estar algo incómoda, cuando llevo un rato en silencio me levanto y abro la terraza para observar las vistas y mientras contemplo Singapur desde el balcón llaman al teléfono, no consigo captar bien del todo lo que dicen, pero sé que ocurre algo cuando Jotaro se apoya contra la puerta corredora de la terraza y se dirige a mí con un tono cortante, como siempre.

"Oye, tenemos problemas. Podríamos estar bajo el ataque de un enemigo." Sin decir nada más se va y supongo que con la intención que le siga junto a Kakyoin. ¿Insinúa que yo debo ser protegida? Hmph…

Al salir de la habitación nos dirigimos a la de Anne, donde le informan que es peligroso salir y que no abra a desconocidos, para su protección me dejarán con ella, lo cual la hace protestar con un.

"¿Qué? ¿Ella? ¡Pero, estoy segura de que Jojo puede protegerme mejor!" Ante su reproche yo alzo una ceja y me cruzo de brazos.

"¿Insinúas que soy incapaz de mantener a una niñita a salvo? Dejádmela, yo me encargo." Dicho esto, y sin previo aviso, entro en su habitación para su descontento, antes de irse y cerrar la puerta Kakyoin me dice.

"Gracias, (t/n)." y luego la puerta se cierra.

"¡Tú! ¡¿Por qué tenías que ser tú?!" Yo simplemente cojo aire y lo suelto en un sonoro suspiro.

"No te agrado, ¿verdad?" Mi respuesta le toma por sorpresa. Yo solo sonrío y miro a otra parte. "Bueno, no tienes porqué apreciarme, solo estoy aquí para cuidarte, sé que no te parezco tan robusta como Jotaro o Kakyoin, pero créeme que puedo crear verdaderas catástrofes con estas manos."

La habitación se vuelve silenciosa durante un tiempo hasta que decide encender la televisión para que haya ruido de fondo, pero ni yo ni ella la estamos mirando, yo solo me dedico a andar de arriba abajo revisando cada rincón.

"Quizás…" Decido agacharme para revisar debajo de la cama cuando llaman a la puerta.

"Voy yo." Dice la niña sintiendo como los muelles crujen por encima de mi cabeza al levantarse, yo extiendo la mano para sacar de debajo de la cama… ¿La llave? No llevamos ni dos horas aquí y ya la ha perdido, de verdad… Oigo la puerta abrirse y salgo de debajo de la cama, desempolvándome la ropa.

"Mira, ya has perdido la llave, ¿de verdad que no quieres estar conmigo?" Le regaño al acercarme a ella, lo cual pone una expresión extraña, es entre un sonrojo y una cara de sorpresa, pero sé que me está suplicando que me calle. "Oh, Kakyoin, Jotaro. ¿Pasa algo?"

"No, nada en absoluto. Solo íbamos a dar una vuelta e íbamos a preguntarle si quería salir después de estar recluida en esta habitación." Apartando la mirada hasta que al final de la frase hace contacto visual conmigo me dice fríamente.

"Ya veo, pero, antes de que os vayáis…" Desatándome la cinta del cabello que ata el final de mi trenza (A/N: La protagonista, independientemente de como os imaginéis de largo el cabello, llevará por lo general el pelo suelto y una pequeña trenza de espiga, o bien una normal, a un lado, por lo general el izquierdo) paso la llave por la cinta carmesí y me agacho para atarla en el cuello de la chica dándole un par de vueltas para que parezca una gargantilla, uniendo un extremo con el otro en un lazo. "Tira de aquí, para soltarla." Le sonrío y me incorporo una vez más.

"¡Ya lo sé, no soy una niña!" Ladeando la cabeza y tomándolo como su forma de agradecerme aparto la mirada y juraría que le oí decir un inaudible 'gracias'.

"Tened cuidado." Una vez he dicho eso, recibiendo una especie de gruñido por parte de Jotaro en forma de afirmación, me pierdo entre los pasillos aún sin saber qué hacer. Quizás debería ir a ver a Avdol y el señor Joestar, veamos…

Después de preguntar en recepción a quien nos atendió anteriormente me dirijo a la habitación y llamo a la puerta, en respuesta a esto recibo un 'adelante' y me fijo que la puerta está abierta.

"Oh, (t/n)." Exclama el hombre de cabellos canosos.

"Buenas tardes, Avdol, señor Joestar." Sonrío dejando la puerta como me la encontré antes de abrir.

"¿Qué te trae aquí?" Me pregunta sentándose uno de los sofás y yo sentándome en el que se encuentra enfrente de este. "¿Quieres algo de beber?"

"No es necesario, solo vine porque Jotaro y Kakyoin se llevaron a Anne a dar un paseo y no tengo las llaves de la habitación..." Miro a mis manos y luego a su rostro mientras hablo.

"No hace falta ser tan cortés, (t/n)." Dice Avdol acercándose donde nosotros y sirviendo dos vasos y una taza, el mío lo llena con té helado, el suyo con… ¿té verde? Y el último con café espresso. "¿Te comentaron algo sobre qué ocurrió con Polnareff?" me pregunta mientras vierte las bebidas en cada recipiente.

"No, señor…" Murmuro llevándome el vaso a los labios y dándole un pequeño sorbo después de agradecerle silenciosamente a lo cual el hombre de piel oscurecida afirmó con la cabeza y me sonrío.

"Veamos…" Acomodándose en el sillón el hombre frente a mí piensa como resumirme lo que va a contarme. "Polnareff fue atacado por la carta El Diablo, pese a estar en buena condición se encuentra actualmente detenido en comisaría por lo sucedido, ahora mismo debe haber un abogado de la fundación Speedwagon tratando el caso, ya que…" Sus palabras son interrumpidas por el teléfono a lo cual me pide disculpas y se retira a cogerlo.

"De todas formas, me gustaría preguntarte algo sobre tu stand, Géminis…" Me dirijo hacia el hombre egipcio, Avdol, para mirarle.

"Siempre decís eso…, pero ¿qué es un stand?" Pregunto mientras remuevo mi bebida con la pajita para que se esparza el frío.

"Un stand es lo que conocemos por una manifestación física del alma de cada poseedor de este. Pero, solo los que tengan este poder pueden verlo, por eso no hay duda de que tú también posees uno." Su respuesta me hace pensar y eso me lleva a las palabras que una vez Libra me dijo.

"No, nosotras no poseemos stands. Lo nuestro va más allá del alma o de poderes. Como sabrás hay tres constelaciones que poseen el mismo elemento, y en total son doce constelaciones que comprenden los cuatro elementos de la vida. Naturaleza, tierra, aire y agua. Recientemente mi hermana me dijo que cuando las tres constelaciones del mismo elemento se juntasen en un mismo lugar entonces se fusionarían para dar lugar a un solo poder que pudiese manipular el elemento que las tres constelaciones poseen. Por el momento nuestro poder se encuentra dividido en tres, es decir no es un stand como lo llamáis, sino parte de este." No sé si mi respuesta ha sido del todo satisfactoria, pero a esto él cruza los brazos y se queda pensativo murmurando 'ya veo…' flojito. Mientras dirijo mi mirada hacia la terraza la puerta se abre para revelar a un Kakyoin que acaba de entrar.

"¿Eh? ¿Ya has vuelto?" Inquiero al verle entrar por la puerta cuando no hace más de una hora que se han ido.

"¿Volver? Disculpa, pero no entiendo a que te refieres, no recuerdo haberte dicho que había ido a la piscina." Me responde, ¿se ha ido a la piscina y no me avisa?

"¿Te has bronceado en uniforme?" Comenta el señor Joestar.

"¿Algún problema con eso?" Adentrándose en la habitación, se acerca a mi lado mientras Joseph sigue hablando por teléfono. "¿Dónde me había ido?"

"Ah, esto… Viniste hace poco con Jotaro que me dijo que os llevabais a Anne de paseo." ¿Habría escuchado bien? No, estoy segura de que dijo eso.

"Está bien, ese no era Kakyoin." Acercándose detrás de nosotros tras colgar el teléfono pone su mano en mi hombro. "Me ha llamado Anne informándome que era un impostor, ella está a salvo, pero Jotaro está con él." Alzando mi rostro para dirigir mi mirada a su rostro abro la boca y exclamo, quizás demasiado alto…

"¡¿No deberíamos irle a ayudar?!" Viéndome agitada me da unas palmaditas leves en el hombro.

"No te preocupes, confío en que mi nieto podrá con quien sea." Pese a que sé que su intención es calmarme no puedo evitar preocuparme, ¿qué haría si a quienes se supone que he de proteger les ocurre algo? De todas formas, intento calmarme a mí misma diciéndome que sentiré su presencia más si se encuentra en problemas, en dado caso no tendré problemas de salir corriendo por donde sea.

Pese a que ellos parecen calmados y se sumergen en una charla trivial sobre el país, el viaje a emprender y yo solo me dedico a mirar por la ventana y preguntarme si estará bien Jotaro, no puedo sentir un llamado más fuerte de lo común así que debe estarlo.

Después de un rato mirando por la ventana en la cual puedo ver como se aproxima el atardecer y a veces uniéndome en su conversación entran a la puerta y me giro para ver a Anne, Jotaro y Polnareff entrar por la puerta (un francés, un japonés y una singapurense, esto da para un chiste…).

"Oh, Jotaro te veo de una pieza. No me esperaba menos de mi nieto." Ignorando a su abuelo se dirige a la mesa donde estamos sentados y mira a Kakyoin durante unos segundos antes de abrir la boca.

"… Ya veo, estabas aquí…" No dice mucho más y entonces mi mira por un instante y luego retira la mirada, el joven francés se acerca a mi lado y se sienta en el reposabrazos de mi sillón.

"Ma chéri, qué sabia fuiste al escoger no haber venido conmigo, ¡de haberte pasado algo en esa habitación hubiese destrozado el hotel hasta los cimientos!" Una vez más rodea mi espalda hasta llegar a mi hombro opuesto y me apega a él, en concreto a su cintura mientras me sacude un poco de lado a lado al balancearse mientras hace su dramático monólogo. "Alors, qu'est que nous ferons, hmm?" ronronea cariñosamente. "¿Quieres que vayamos de compras? ¿Quizás dar un paseo por el mar? ¿Ir a un bar?"

Sin palabras casi musito lo primero que me viene a la mente.

"Ah, yo…"

(A/N: Esta votación está cerrada, ya que el siguiente capítulo ya salió)

A. "Supongo que iré de compras contigo…" murmuro apartando la mirada, pobre hombre, acaba de ser atacado quizás le haga ilusión…

B. "¡Ya había quedado con Kakyoin para dar un paseo por la playa!" Sin darme cuenta las palabras habían salido de mi boca, a lo cual el pelirrojo me mira con una expresión confusa, pero…

C. "Quería pasearme por las calles de Singapur, sin ti." Hago énfasis en el sin ti, para remarcar que no me apetece ir con él.

D. "Realmente creo que me quedaré un rato más hablando con Avdol y el señor Joestar." Digo con una sonrisa en el rostro al dirigirme a él.