¡Hola!
Hace mil quinientos años que no aparezco por aquí, he estado ausente un tiempo pero... ¡he vuelto!
Por los que no me conocen suelo escribir FF sobre Naruto, pero ahora quiero ampliar mis horizontes y me enfrento a un reto muy grande. ¡Me meto con Shingeki! Espero que les guste éste capítulo tanto como a mi escribirlo... se aprecian sus comentarios para saber su opinión.
Los personajes de Shingeki no Kyojin no me pertenecen, tan sólo la historia que aquí cuento.
Aclaraciones: Es un universo alternativo y es muy yaoi, tendrá contenido explícito y palabras vulgares. Muy vulgares (o al menos eso pretendo xD).
Sin más... ¡les dejo con la lectura!
Juego de Dos
Lo que pasará...
La habitación estaba a oscuras, no se oía nada más que su respiración y sentía como cada vez aquel pequeño slip le apretaba más en la entrepierna. No quería gemir, tampoco moverse y dejarse expuesto a las torturas que le podría proporcionar su amo, bien conocía su frío deseo de torturarlo, cualquier excusa era buena para azotarlo, amordazarlo y hacerle correrse de placer hasta que no hubiera líquido en su cuerpo. Bien lo sabía porque siempre terminaba así, expuesto ante él, abierto y dispuesto a que no sólo poseyera su ano... sino todo su ser.
Capitulo 1:
Estaba cansado de la hipocresía humana, a decir verdad estaba harto de todo ser humano. Incluso de su propia familia, algo que prácticamente era imposible, porque los amaba de todo corazón, pero tenía una edad que ciertos comportamientos le causaba una indigestión que ni el mejor coñac podría hacerle pasar. Y precisamente en ese momento tenía una; había ido a una de las tantas cenas familiares del año que tenía y como era de esperar sus padres habían intentado meterle por banda alguna mujer u hombre que pudiera hacerle centrar la cabeza y dejar su trabajo. Uno que ninguno de ellos estaba orgulloso de ello, y uno que a él le hacía sentir plenamente lleno. Era el fantástico gerente de un hotel lujoso en el centro de Berlin. Quizás no era el mejor de la zona, pero sin ninguna duda contaba con las vistas más preciosas de toda la ciudad y eso nadie podría negarlo, además de eso podía gritar, gruñir y regañar a cualquier persona que se le antojara. Y lo mejor de todo es que nadie se atrevía a contestarle, y obviamente por eso tenía el apodo de Levi "el ogro" y honestamente le encantaba.
- Esos viejos no lo entienden. - gruñó molesto mientras le pedía al camarero otro vaso de whisky con hielo.
- Me temo que tendré que pedirle amablemente que se marche a casa.- comentó algo apenado el barman.
Levi levantó la vista de su vaso con el hielo casi derretido para mirar a los ojos de ese joven con cabello marrón oscuro y unos ojos grandes de color verde-azulado que parecían atravesarle el cuerpo. Por primera vez en sus treinta y cuatro años de vida se sintió divertidamente atraído por una persona. Sonrió con cierta picardía, apoyó la mejilla sobre su mano y envió una mirada desafiadora al joven.
- Se ha bebido una botella entera de Whisky...- intentó explicar el joven algo nervioso por la forma que le miraba él.- y... podría jurar que es incapaz de moverse.- agregó sin mucho convencimiento arrepintiéndose de haberlo dicho.
Al momento que el joven calló, Levi se levantó de la silla con una facilidad abrumadora, se colocó la americana, saco un billete de veinte euros de su bolsillo lo dejó en la mesa y comenzó a caminar hacia la puerta, no sin antes girarse y guiñarle el ojo al apuesto camarero. Sin más salió del bar dispuesto a hacer realidad una fantasía que hacía dos segundos atrás apareció en su mente.
El reloj de su muñeca marcaban las seis de la mañana, sentía que el sueño podía con él y que el cansancio de la semana le estaba cerrando los ojos, pero luchó contra ello para poder admirar como el joven camarero salía del bar, abrigado hasta el cuello con la nariz roja y los ojos brillantes de cansancio. Él sonrió y antes de que el joven pudiera reaccionar lo acorraló en un pasillo y susurró...
- ¿Quieres que te demuestre lo bien que me muevo?- le susurró al oído y acto seguido le mordió el lóbulo de la oreja.
Se alejó para dejar respirar al joven que le miraba con la boca ligeramente abierta, la cara roja y con el cuerpo tenso hasta más no poder. Durante un segundo Levi pensó que no le seguiría, pero cuando escuchó su jadeo y el crujir de sus pies bajo la arena comprendió que esa noche no jugaría solo...
¿Continuará?
