UN AMANECER A TU LADO

El suave y cálido viento acaricio suavemente su larga melena oscura, cerro los ojos disfrutando de

esa breve y delicada caricia. Abrió los ojos y observó ese hermoso paisaje del que solo disfrutaba

en el Sengoku, en esa época a la que llegó y se enamoró de un hanyo llamado inuyasha el mismo

que estuvo enamorado de una sacerdotisa, Kikio, que da la casualidad de que ella era su reencarnación y por bromas del destino habia resucitado e incluso muerta seguia amando al hanyo.

Suspiro resignada. Lo había pensado hace tiempo pero hoy ponía en práctica su idea, había

pensado en irse y convertirse en una sacerdotisa mas fuerte, bueno a ella jamas le importó mucho

ser sacerdotisa pero estaba mas que harta de que todo el mundo, incluso naraku y sus malditas

extensiones, la tomaran como una niña NO,se acabó.

Se lo había comentado a sus amigos, menos a inuyasha, no convenía que lo supiera aparte de que

estará muy "ocupado" con kikio como hace dos semanas kagome ya se había dado cuenta

de que las escapados nocturnas de hanyo no eran precisamente para vigilar los alrededores.

Bien, ya se habia despedido de sango,miroku,le había dejado a shippo unos dulces y ya era amanecer, miró por última vez esa aldea donde encontró amor, alegrías, dolor,...

Agitó su cabeza de un lado a otro si seguía así no se iria nunca. Se dio la vuelta y se perdio

en la espesura del bosque.

NO ESTO ES INCREÍBLE-el hanyo se paseaba de un lado a otro sin parar de gritar, se detuvo un

segundo y clavo sus dos ojos ámbar en las tres personas que seguian sentadas como ajenas a

el rabioso hanyo-¿COMO NO ME DIJERÓN NADA?

De repente una joven exterminadora de cabello oscuro y ojos de un café muy hermoso se levanto

de un salto y miró al hanyo con la rabia escrita en sus ojos -¿CREES QUE A MI NO ME DUELE

QUE MI MEJOR AMIGA SE HALLA IDO?ES SU VIDA ES LIBRE DE HACER LO QUE

QUIERA. Ademas a ti que te importa ¿no tienes ya a kikyo?-esto último lo dijo en voz baja

intentando controlar su ira.

El hanyo dio un leve gruñido y se fue pegando un gran salto, la exterminadora cerró los ojos

con fuerza intentando evitar que una traviesa lagrima se escape de ellos, le dolía mucho que

por un estúpido hanyo su amiga estuviera sabe dios donde y la duda de si estaba a salvo la

estaba matando pero no podia ir a por ella,no, le prometio que no lo haría. Sintió una mano en

su hombro se dio la vuelta encontrandose con dos ojos zafiro cargados de dolor por la joven

sacerdotisa.

-MALDITA MUJER ACABARÉ CONTIGO-gritó un demonio con forma de ogro, sus ojos

rojos brillaban en la oscuridad de la noche al igual que el cabello de la joven que tenia en frente

,situó suavemente su mano en una katana que sobresalia de sus ropas mientras el demonio se lanzaba sobre ella-AHHHHHH-gritó el ogro antes de caer al suelo partido en dos pedazos.

Estúpido-pronunció la mujer guardando la katana en su funda, llevaba una capa oscura con capucha

que ocultaba un kimono rojo intenso con un obi negro que sostenía la katana anteriormente usada

la joven de nombre Kagome siguió caminando no había dado dos pasos cuando se detuvo-Podrías

salir de tu escondite, odio que se escondan de mi-dijo suavemente antes de que una silueta apareciera delante de ella.

-Humana ¿quien eres?-pronuncio un demonio de cabello plateado, ojos ambarinos fríos y calculadores y con una media luna en su frente -sesshomaru- susurro Kagome tan bajo que ningún

ser humano podría haber oído pero para el Gran Lord del Oeste lo entendio perfectamente

-¿Quien eres humana?¿Como sabes mi nombre?¿Acaso me conoces?-la curiosidad se leía fácilmente en sus hermosos y fríos ojos.

-Soy Kagome ¿Te suena mi nombre?-al instante se quito la capucha que ocultaba su rostro revelando unos ojos marrones brillantes delineados suavemente con sombra negra, sus labios de

un rojo intenso que parecía una invitación a probarlos y su cabello oscuro con reflejos azules.

-kagome, la mujer de inuyasha- dijo con burla"no puede ser ella esta muy cambiada..muy hermosa...umh..demasiada mujer para un idiota como inuyasha"-pensó el youkai recorriendo su cuerpo con una mirada lujuriosa.

Kagome que se dio cuenta de esa mirada sonrió sensualmente y se acerco al demonio-quitame los ojos de encima o te los arrancare-le amenazó mientras descaradamente deslizaba un dedo por

su cuello.

Sesshomaru no podía dar crédito la estupida niña humana que acompañaba a su hermano ahora era toda una mujer y le estaba provocando descaradamente, sonrió internamente ninguna mujer se resistía a él ya fuera humana o demonio. Abrazó su cuerpo con su brazo derecho y con el izquierdo

sujeto el rostro de ella(en mi historia sesshomaru tiene dos brazos ok?) y le plantó un salvaje beso,

se sorprendió cuando ella introduzco su mano entre su cabello plateado respondiendo el beso de una

manera salvaje y lujuriosa, no se lo esperaba, estaba seguro que era muy inocente en estas cosas pero con esos besos le estaba demostrando lo contrario, bajó su mano por su espalda hasta llegar a

su firme trasero y lo empujó hacia su entrepierna ardiente.

De pronto sintió que era lanzado hacia atrás chocando contra un árbol, se levantó furioso, sus ojos

mostraban un rojo carmesí en lugar de un frío ámbar clavó su mirada en la mujer que hace unos momentos tenia entre sus brazos, la encontró con una sonrisa de superioridad en sus ojos-Vas a

tener que buscarte a otra jajaja-le sacó la lengua antes de desaparecer en una esfera de energía.

-Esto no se queda así humana-susurró al viento antes de irse a una aguas termales cercanas.

Por otro lado Kagome había llegado a una laguna iluminada por la luna,se sentó suavemente en la orilla,"Tres años han pasado" pensó con nostalgia "Seguro que miroku se ha declarado a sango

, y ahora tendrán muchos hijos...me alegró por ellos"dirigió su mirada al cielo"he estado viajando tanto tiempo siguiendo a Naraku, daría lo que fuera por seguir así, pero debo volver a la aldea donde empezó todo"se levantó y caminó hacia la aldea de la anciana Kaede "¿Qué pensaran todos cuando la vean así se enfadar,se alegraran?"cerró los ojos y dejó que la brisa nocturna hiciera bailar

su cabello, mientras avanzaba hacia la aldea donde empezó todo.