Era un día caluroso y soleado y Lily se encontraba sentada en la hierba, con la espalda apoyada en un árbol que estaba muy próximo al lago. Era sábado, por lo que no tenía que vestir con el uniforme y en su lugar, llevaba unos pantalones vaqueros y una camisa de manga corta azul con unas zapatillas del mismo color que la camisa. Intentaba leer pero el chico que estaba sentado a su lado no le dejaba porque le besaba el lóbulo de la oreja, le tapaba los ojos o directamente le quitaba el libro en intentos de que la chica le prestase atención. El pelinegro que estaba a su lado vestía con una camiseta roja, también llevaba unos vaqueros y unas zapatillas blancas.

-James, estoy intentado leer ¿sabes? -dijo la pelirroja dándole un ligero golpe en el pecho.

-¿Cómo puedes estudiar un sábado? Hay cosas más divertidas para hacer - respondió el chico en un tono jocoso antes de besar el lóbulo de la oreja de la pelirroja.

-He dicho que estoy intentando leer, no estudiar, aunque para ti es difícil entender cuál es la diferencia ¿verdad? No has hecho ninguna de las dos cosas ni una sola vez en tu vida -aclaró sonriendo.

-¿Me estás llamando burro? -preguntó el chico haciendo que Lily soltase una carcajada.

-Sí- dijo ella aún riendo.

La pelirroja cogió el libro que el chico le había quitado poco antes y volvió a intentar leer, pero su acompañante estaba empeñado en que no lo hiciera, así que la cogió de la cintura y la colocó sobre sus piernas para sujetarla e impedir que retomase la lectura y así poder besarla con más facilidad.

-¿Te he dicho que me encantas? -preguntó el chico separándose de ella solo para decir esas palabras y volverla a besar.

-Sí, me lo has dicho -contestó ella separando su boca a escasos milímetros de la del muchacho -más de 50 millones de veces desde que nos conocimos en primero -dijo ella riendo para después volver unir su boca a la del pelinegro.

No se oía nada más que el sonido de una brisa suave, el piar de los pájaros y el sonido del agua del lago. Esos sonidos se entremezclaron con los que los jóvenes hicieron cuando la chica puso sus brazos alrededor del cuello de su chico, él introdujo la lengua en la boca de su novia y el beso se volvió más apasionado. En ese momento el sonido de la brisa suave, el piar de los pájaros y el sonido del agua del lago se mezcló con los gemidos y jadeos de los jóvenes novios que sentían que la pasión los consumía.

Cuando la necesidad de respirar se hizo irremediable, ambos separaron sus bocas finalizando la danza de sus eso - dijo James mirando a los ojos a Lily - Me encantas.

Tras estas palabras se sonrieron y volvieron a besarse apasionadamente mientras se tumbaban en la hierba para dar más rienda suelta a su pasión./span/p