"Hay que soñar en el futuro, sin despreciar el presente."
Caminaba... por un largo pasillo, a mi alrededor unas taquillas se afilaban adornando ambos costados de aquel corredor. La gente iba y venía, todos jóvenes vestidos en jeans y camisetas de colores. La gente me miraba, yo sonreía con satisfacción pero dejando ver cierto desdén. Mis manos posadas en sendos lados de mi cintura, acompañaban el contoneo de mi cintura.
De pronto, me detuve y le miré... esos ojos marrones, siempre profundos e intensos. Su sonrisa amplia dejaba ver sus blancos dientes. A pesar de que llevaba aquel feo suéter de renos y esa falda algo insulsa, le reconocí. Comencé a caminar intentando alcanzarle, el pasillo comenzó a hacerse más largo, alejándole cada vez más y más. De pronto un chico apareció rodeándole la cintura, el era alto y de una complexión poco atlética... le vi susurrarle al oído y como ella se reía mientras le regalaba un par de caricias, quise gritar y decirle que yo estaba allí; ningún sonido salió de mis entrañas. Ella seguía pareciéndome más lejana... deje de correr, mis piernas ya no reaccionaban y comencé a ver como mis pies se fundían, cual cera, en el piso.
-Hermosa, ya estoy aquí... soy yo...-
-¿Tu?-
-Soy el que...- no alcancé a escuchar el resto de esa frase porque el suelo comenzó a desquebrajarse, abriendo un hueco negro debajo de mi. Un hueco que poco a poco se tragaba el resto del lugar, mi acompañante fue absorbido también y en su búsqueda por salvarse, me sujeto por el tobillo arrastrándome con él. Comencé a caer, no se por cuanto tiempo... solo sé que me detuve gracias a que di con una superficie blanca y fría, oí un llanto de bebé y cuando menos lo imagine lo tenía entre mis brazos. Entonces...
El radio de mi despertador comienza a sonar, dejando tocar como saludo de buenos días el tema Revolution de una de mis bandas favoritas. De pronto oigo un par de golpes en mi puerta, y seguido a ellos la gruesa voz de mi padre.
-¡Lucy!... Vamos princesa, es hora de levantarte... No querrás levantarte tarde para el primer día de clases de tu último curso, además es en una nueva escuela- sonrío de medio lado, con un deje de ironía; mientras en mi interior apremio a mi padre con un "Guay, ¡que emoción!"... pero no lo diré, suficiente tiene con el trabajo y sobrellevar el tener que ser padre soltero; no quiero hacerle sentir mal.
-Ya voy papi...- contesto en el tono más dulce, que el hecho de acabarme de levantar me permite hacer.
-Media hora, Lu. El desayuno estará en la mesa, mientras me baño para pasarte a dejar-
Mientras me lavo los dientes, no puedo evitar pensar en lo extraño de mi sueño... realmente ha sido raro, ya que estoy segura de que no estaba en esta época; fue como estar en otro año y en otro lugar.
-¡Hotchner, Lucy! Ya es tarde- oigo gritar a mi padre seguramente desde el vestíbulo, escupo por última vez el agua con la que me he enjuagado la pasta y salgo apurada, tomando de la cama mi mochila. Después bajo las escaleras saltando de dos en dos los escalones, y allí está mi padre con su sonrisa algo fría pero que a pesar de todo me da la valentía para seguir adelante.
-Nos vemos en la tarde, ma'- digo antes de salir de la casa por completo, a un retrato que adorna el pequeño recibidor del lugar.
