Bridgette se encontraba rodeada de libros. Estaba en una librería con Félix esperando que él se decida en comprar, al notar como revisaba con suma atención las portadas como las contraportadas, de unos cuantos libros. Le dio la sensación de que estarían un buen rato en la librería.
Así que con una sonrisa se dirigió a otro estante, para echar un vistazo.
— ¿Puedo ayudarte en algo? —Preguntó un joven.
—Solo estoy mirando— Dijo Bridgette sonriendo— La verdad no soy muy de los libros.
Al decirlo las mejillas adquirieron un tono rosado al sentirse una tonta por admitir eso en una librería.
—Lo mismo digo— Dijo sonriente el empleado— Soy más de las películas— Hizo una pausa— Salgo un rato, si...
No obstante antes de que termine, Félix la agarro fuertemente del antebrazo y la atrajo para atrás, ocultándola con su cuerpo.
—Nos vamos— Espeto mirando al empleado con furia en sus ojos— Nos vamos— Repitió hacia Bridgette mientras salían del establecimiento.
— ¿No vas a comprar nada?
—No —Entretanto hacia una nota mental. De nunca regresar a esa librería.
Poco tiempo después, Félix la llamo por su nombre y dejo de caminar.
—No sonrías— Repuso. La aludida lo miro sorprendida pero ya no sonriendo al acatar las órdenes de su novio.
Sin embargo, no pudo evitar hacerlo como de sonrojarse al notar como Félix aun seguía tomándola del brazo como una pareja amorosa.
—No sonrías— Repitió al ver que no le hacía caso.
—Si no sonrió, voy a parecer amargada como tú —Félix frunció el ceño, Bridgette mostro sus dientes en una sonrisa -esa maldita sonrisa- para atenuar el ambiente— Sonrió porque estoy feliz y no puedo no hacerlo si estoy contigo.
El susodicho intento no sonrojarse por lo dicho, aunque podía sentir sus mejillas levemente calientes.
— Cada vez que sonríes un estúpido piensa que puede coquetearte.
Ella estuvo segundos sin entender. Hasta que...
— ¿Me estuvo coqueteando?
Félix no podía creer lo inocente que era, sino estaba con ella, estaba seguro que habría cientos de idiotas persiguiéndola. Él asintió.
—No sonrías.
—No puedo—Contesto. Antes de que Félix frunciera el ceño por negar su petición/orden, ella, sonrió de forma dulce y hermosa. Sus ojos empezaron a brillar al observarlo— Ya te lo dije, no puedo si estoy contigo y mucho menos si te estoy mirando.
Félix pudo ver de nuevo esa sonrisa que lo enamoro. Casi al mismo tiempo y sin darse cuenta, él sonrió de la misma manera y Bridgette vio esa inusual sonrisa, esa, que sabía que realizaba únicamente a ella.
