Antes que nada, quiero aclarar que ninguna princesa en este fic o en mis futuros fic son inventadas. Todas salen en la serie o al menos tienen una aparición, para saber más de ellas están en el wikipedia de hora de aventuras en español, Categoría:Princesas. No me deja poner el link!

Mientras Bubblegum se encontraba inaugurando un parque que había mandado a construir para que todos los habitantes del Dulce Reino pudiesen disfrutar en familia, un pequeño murciélago observaba el suceso desde la rama de un gran árbol. Permanecía allí ya varias horas y se encontraba oculto de los rayos solares para que no pudiesen hacerle daño mientras miraba.
Esperó toda la semana para asistir al evento y solo para ver de lejos a la princesa que tanto admiraba, porque no quería hablarle, no podía hacerlo.
Sus nervios le traicionaban: - Oh, vamos Marceline, por qué no puedes decirle un simple hola? - se preguntó retóricamente la chica.
- Muy buen trabajo, Princesa, fue una excelente idea. - dijo el mayordomo de la chica rosa.
- No es genial? Espero que podamos hacer más centros recreativos en el Reino - dijo la Princesa muy orgullosa y contenta al cortar la cinta de inauguración. Toda la Dulce gente corrió a abrazar a la soberana mientras otros aprovechaban de felicitarla y agradecerle.
Marceline estuvo toda la semana atenta a todo lo relacionado a la inauguración, sabía que la princesa estaría allí y eso le emocionaba. Pero estaba cansada de no poder interactuar con ella y eso la torturaba, hasta esos horribles caramelos podían verla más de cerca.
Empezó a oscurecer cuando finalmente el evento terminó, la Dulce Princesa se despidió de todos y se fue al Palacio. El pequeño murciélago la siguió discretamente:
- Alteza, le recuerdo que hay que organizar el Baile Real y debemos hacerlo el mes que viene. - le recordó Mentita a Bubblegum.
- Si, lo tengo en cuenta. Estaba pensando en hacer una mascarada. Qué opinas? - preguntó la chica.
- Esplendida idea, Princesa! Comenzaré con los preparativos mañana mismo! - respondió gustoso el caramelo blanco con rojo al salir de la sala.
Bubblegum se dirigió agotada hasta su habitación, estaba muy cansada porque había pasado todo el día afuera y las obligaciones reales le quitaban mucho tiempo. Ni siquiera había ido a ver a su rata Ciencia.
Marceline, como todas las noches, estaba oculta observando desde el balcón de la habitación como la princesa escribía en su diario. En parte le bastaba todo esto porque pensaba que jamás podría establecer una conversación con ella que no fuese más hola y adiós o algún tipo de discusión.
Al día siguiente y temprano por la mañana, la Princesa fue despertada con urgencia:
- Princesa!El Lich! El Lich fue visto merodeando por los caminos cercanos el Reino! - gritó la menta al abrir el cuarto de la princesa.
Bubblegum saltó de la cama y se vistió rápidamente: - Da aviso a los Guardianes de la Promesa Real, pero que no den un aviso general. No quiero que cunda el pánico! - replicó decidida la Dulce Princesa mientras cerraba la puerta.
El pequeño murciélago se despertó lentamente, se había dormido en el armario de la joven y notó la preocupación de la princesa al hablar, pero no entendía que sucedía:
- Llama a Finn y Jake, necesito que estén aquí cuanto antes - ordenó la chica a un Plátano Guardián.
- Enseguida, Princesa. - dijo este.
- Sería buena idea que convocáramos un Consejo entre los monarcas cercanos al Reino, Princesa. Para informarles de la situación. - sugirió el mayordomo.
- Buena idea, avísales a la Princesa Grumosa, el Rey Helado, a Marceline y a los demás que vengan inmediatamente al Gran Salón. - expresó la princesa.
Apenas escuchó su nombre, Marceline saltó de felicidad, pero…necesitaba salir del Palacio y llegar por la entrada principal como si nada hubiese paso. Cómo lo haría? Ya casi son las 9am, por lo que el sol ya estaba presente y no trajo su sombrilla para protegerse. Esperó en la habitación varios minutos hasta que escuchó al Rey Helado quejarse. Esa era la señal, si aparecía entre los demás nadie se enteraría de nada, así que volvió a su forma vampírica y llegó al Gran Salón cuidadosamente.
- Qué es lo que ocurre? - preguntó desinteresada la vampira.
- Es que no te lo contaron? El Lich está suelto otra vez! - gritó la Princesa Grumosa.
- Tranquilas todas princesas, yo las defenderé de ese horrible monstruo - agregó el Rey Helado.
- Silencio, barbón. Jake y yo lo buscaremos y lo aplastaremos, verdad Jake? - dijo Finn.
- Andando, Finn! - dijo el perro mientras se iba con su amigo.
Mentita reunió a todos en un Gran Comedor para discutir la situación mientras Bubblegum llegaba:
- Que vamos a hacer?! - preguntaba la Princesa de Trapo.
- Llamar a Billy, por supuesto - dijo la Princesa Tortuga.
- Creo que Finn puede encargarse sin problema. - comentó LSP cn los brazos cruzados.
Marceline no prestaba atención a la conversación y lo único que quería era ver a la Dulce Princesa. Poco le importaba el Lich, más aterrador podría ser su propio Padre que ese tipo horrendo.
- Silencio, todos por favor. Estamos ante una situación algo caótica, necesito que discutamos esto con cuidado - dijo Bubblegum mientras entraba a la sala.
Marceline la miró con asombro, amaba estas reuniones. El mundo podría estar ardiendo en llamas, pero no le importaba. Sólo necesitaba verla y eso la hacía feliz.
- Necesitamos poner más seguridad! - gritó golpeando la mesa el Rey Helado.
- Tienes tus estúpidos pingüinos, que mas quieres? Qué hay de nosotras? - preguntaba la Princesa Mora.
- Pueden callarse? No estamos seguros si se trata del Lich o no, puede ser una falsa alarma. - explicó el imponente Rey Flama.
- Quiero saber si alguien ha visto algo fuera de lo común estos últimos días. Alguna novedad? - les preguntó la Dulce Princesa a los nobles, pero nadie tenía respuesta así que el Rey Helado comenzó a chillar otra vez mientras todos discutían entre sí y Bubblegum estaba preguntándole a cada uno algo sobre el maligno hechicero, pero la Reina ya no escuchaba.
Marceline tenía la cabeza apoyada sobre la mano izquierda y miraba con atención cada rasgo de la Dulce Princesa. Su cabello era perfecto, su rostro era tan angelical que hasta la vampiresa sentía una paz absoluta y su silueta le provocaba deseo. Era maravillosa, tan increíble que…
- Marceline! Marceline! Te estoy hablando. - dijo Bubblegum mientras le hacía señas con las manos frente a ella.
- Q-qué cosa? - preguntó la vampiresa intentando concentrarse.
- Has visto algo raro? O quizás tu Padre tiene que saber algo sobre él. - dijo PB consternada.
- Sobre quién? - dijo Marceline.
- Sobre el Lich! Quién más?! Si ya hemos estado hablando sobre eso desde hace más de una hora- gritó PB que comenzaba a perder la paciencia. Sabía que pocas veces Marceline les prestaba atención a sus reuniones, pero esta vez era el colmo.
- Y por qué tendría que saber sobre mi Padre? No respondo por él, él tiene su vida y yo la mía….y no, no he visto nada extraño. - dijo la vampira ofendida con los brazos cruzados.
- Si no quieres cooperar puedes irte! Todos estamos muy preocupados aquí por las atrocidades que puede causar esa criatura. - dijo Bubblegum apoyando los brazos sobre el borde de la mesa.
- Pero si ya te dije que no he visto nada. - dijo Marceline frunciendo el ceño. Oh no, otra vez le había respondido mal a su musa, por qué su estúpido malhumor tenía que influir en esto? Deseaba decirle mil cosas, como que la amaba en secreto, que le gustaría pasar todo la eternidad con ella o por último quizás le gustaría tan solo ser su amiga porque con eso se conformaría. Pero no, siempre terminaban discutiendo y la Reina no podía ser cortés con la chica.
- Princesa! - gritó Finn mientras abría la puerta del lugar.
- Qué ocurre, Finn? Lo encontraron? - dijo la Princesa corriendo a donde estaba el héroe.
- No, revisamos por todas partes, pero no hay ni rastros de él. - Manifestó el chico
- Qué les dije? Fue todo un invento. - dijo el Rey Flama. - Qué pérdida de tiempo. - agregó mientras se levantaba de su silla.
- Que no lo hayan encontrado no significa que no esté rondando la zona, Majestad. - dijo PB.
- La próxima vez avisen cuando hayan testigos fiables, no para estas niñerías, Bubblegum - dijo el imponente Rey.
- Qué te sucede, anciano? Que no ves que Bonnibel intentaba ayudar? Qué pasa si el cachos de cabra invade tu Reino? De seguro te quejarías con todos por no haber avisado.- dijo irónica la vampiresa.
- M-marceline, deja que se…- intentó decir la Dulce Princesa haciéndole señas para que no siguiera, pero fue interrumpida.
- No puede tratarte así! Dejen de comportarse todos como un montón de idiotas. - gritó la Reina Vampiro.
- Pero si tú ni siquiera escuchaste de lo que hablamos, no puedes decir nada. - rió el Rey Helado.
- Y que tiene? Todos tenemos derecho a decir lo que pensamos. - dijo la Princesa Grumosa.
- Marceline, cuando realmente te importe algo podrás dar tu opinión. Pero ni tu Padre ni tú están en la posición de esto….vete a casa mejor. - dijo el Rey Flama.
- Hey, qué diablos pasa contigo, pedazo de…- dijo Marceline, pero PB le tapó la boca con la mano para evitar una terrible confrontación.
- Puede irse, Rey Flama! Ante cualquier novedad, le avisaré. - dijo sonriente PB y el Rey dejó la habitación. - Los demás también, pero por favor estén atentos ante cualquier información, gracias por venir!- agregó la chica rosa.