Los personajes no me pertenecen. Salieron de la enorme imaginación de Rumiko Takahashi. Yo sólo los utilizo para mi historia.


|| BONES ||


Prólogo


—¿Qué tan mal están?

—Los niños están con vida, pero inconscientes—. Alcanzó a escuchar, como si se tratara de una voz lejana. ¿Estarían hablando de ella? No recordaba nada que no fuera el sofocante humo negro que provocó la explosión en el edificio donde vivían. De eso si estaba segura, que fue una explosión la causante de todo.

Abrió los ojos tan pesadamente, que sólo alcanzo a ver una tenue luz que le calaba, provocando que los volviera a cerrar. Los dos hombres que estaban en la habitación continuaron su plática.

—Le aseguró que sobrevivirán. Lástima que no pueda decir lo mismo de los padres. Me contaron que los encontraron ya muertos en el elevador. Es una pena por los pequeños. Llevan un día entero en el hospital y ningún familiar ha venido a preguntar por ellos— explicó el doctor con un tono de verdadera empatía hacía los ahora huérfanos. El hombre bien vestido que lo acompañaba giró su mirada a la niña de diez años.

Ahí estaba, dormida, o eso decía el médico, esa niña de cabello negro con muy evidentes heridas que no sanarían pronto.

—Sus padres eran empleados míos, no tengo inconveniente en hacerme cargo de todos los gastos. He tratado de contactar a algún familiar, pero me ha resultado imposible. De igual manera, lo seguiré intentando— Aseguró tan calmadamente, que el doctor no dudaba que él no los abandonaría.

Todo era escuchado por la inmóvil niña. Los dos adultos pensaban que todavía dormía profundamente como su hermana y sus dos primos.

Sólo que ella sí estaba consciente, y escuchaba ahora su triste realidad. Si era cierto todo lo que esos dos hombres decían, las personas que murieron eran sus padres. Porque mientras su hermana, sus dos primos y ella competían sobre quién era el primero en subir hasta el sexto piso para llegar a su departamento, sus padres y tíos se quedaron en el auto bajando las maletas. Seguramente, habían tomado el elevador justo en el momento del siniestro. ¿Fue su diversión quien los salvó? ¿Y si era la única en ese lugar? La incertidumbre de saber sobre su hermana y primos era tan grande y frustrante, por el la necesidad de querer levantarse de la cama y gritarle a esas dos personas que escuchaba hablar. Pero tenía el inconveniente de sentir su cuerpo tan cansado y pesado.

—Confiaré en usted. De verdad siento lástima por ellos. La más pequeña es la que se encuentra en peor estado. — Comentó el doctor. Aunque ahora fue un tono más bajo en el que habló, el poco ruido del área especial del hospital era tan escaso que incluso alguien tan lastimada y somnolienta como ella, le era imposible no escuchar.

—"¿La más pequeña? ¿Kanna?"— Supuso. ¿Estaría sufriendo más ella? Alrededor suyo era inquietantemente calmado. Odiaba eso en su situación. Deseaba correr y gritar. Despegarse de esa cama y salir a buscar ayuda. Que alguien, le asegurara que todo estaba bien para ellos.

—Posiblemente es la que tarde más en recuperarse. No sólo físicamente, sino también psicológicamente. La enfermera que la cuida me ha dicho que la ha visto llorar dormida, al menos cuatro veces en lo que lleva aquí— explicó el doctor. El hombre que lo acompañaba se mostró serio. No esperaba un comentario así. Le dolió en el fondo escuchar que sólo era el principio de todo lo que a los niños les esperaban y rogaba porque sus dos hijos no pasaran por algo similar. —Los dos varones y la niña de aquí posiblemente queden con cicatrices, pero no pasarán de eso.

Un adolescente entró a la habitación, con una mirada de completa ignorancia hacia la situación. El hombre que acompañaba al doctor era su padre. El adolescente de cabello plateado miró alrededor del cuarto, siendo la niña recostada en esa cama la que llamara por completo su atención. Tenía muchos raspones en la cara, y su cuerpo estaba tapado por una sábana.

La menor volvió a tomar fuerzas y trato de abrir los ojos, pero los cerró de golpe. Los dos adultos no se percataron de la acción. En cambio, el adolescente si lo hizo, sin pronunciar ninguna palabra. Ya quería marcharse, solo que la curiosidad de saber lo que pasó era mucha, seguramente importante para que su ocupado padre estuviera hablando con el doctor.

—¿Tiene algo de tiempo? En lo que algún familiar aparece, ¿puede hacerse cargo de algunos papeles que pide el hospital?— preguntó el doctor, confiado en que él accedería sin reproches.

—Por supuesto. No tengo inconveniente— respondió sin dudar.

—Muchas gracias, Taisho-san. Es agradable conocer personas que se preocupan por otros—. El señor sonrió por el halago. El primero en salir de la habitación fue el doctor, quien esperaba al señor en la puerta. Taisho, al notar que su hijo estaba observando con detalle a la niña, le dijo:

— No tardaré con esos papeles. Por mientras, ¿puedes cuidarla?— pidió con su mano en el hombro de su hijo, seguro de que él estaría dispuesto a brindarle un poco de apoyo a la menor. Ya que él era así, o al menos, su padre veía que luchaba por serlo.

—De acuerdo— pronunció dando unos pasos para sentarse en el mueble a un costado de la cama. Con una sonrisa en su rostro, abandonó el cuarto, confiando en su hijo.

— "Ya no tengo padres. Nadie me asegura que tenga a mi hermana y a mis primos. "

Un nudo comenzó a formarse en su garganta. En su corta vida, el sentimiento de vacio era desconocido y aterrador. Su vida ahora se resumía a nada. ¿Para qué llorar si ya no lo iba a recuperar? Contuvo todo el llanto, apretando muy fuertemente los ojos. Para ella, llorar era patético en cualquier situación.

Por más saliva que tragaba para pasar el nudo y evitar los gestos en la cara, los gemidos no impidieron que una sola lágrima saliera de sus ojos. Luchaba contra todo lo que sentía, a pesar de que el llorar era algo tan natural. Y lo único que lograba era llamar más la atención del chico, quien enseguida se paró a un lado de ella.

Con su mano derecha limpió esa pequeña lágrima. Al sentir el leve rose de sus dedos, abrió los ojos y cruzó su mirada con los ojos color ámbar del niño. ¿Quién se suponía que era ese chico? Fácilmente, lucia unos años más grande.

—Llora, sólo yo estoy aquí— dijo indiferente, pero a la vez sonaba como una orden. Él no podía abandonar ese sensación de seguirla mirando, con esos ojos tan serenos pero a la vez imponentes.

No era su intención transmitirle paz, solo que él estaba tan cerca. Nadie más estaba precisamente ahí. Él no la protegía, pero sí ordenaba que llorara, que no habría burlas.

Los ojos querían cerrarse y dormir nuevamente, y la vez, sus ojos no querían perder esa mirada. Esos ojos color ámbar, que le decían que él jamás sentiría lástima. Era patética la lástima, porque solo lastimaba más.

Poco a poco, fue perdiendo las fuerzas y las irremediables lágrimas brotaron aún con los ojos abiertos, hasta que por fin se cerraron por el cansancio.

Él estuvo a su lado hasta que se durmió, para después marcharse con su padre.


Notas de la autora:

Hola a todos y bienvenidos a mi nuevo y raro fanfic, del cual me tome mi tiempo para hacer unos cuantos capítulos antes de publicarlo. Y la verdad, no sé como lo verán ustedes, pero la historia que tengo planeada me gusta mucho. Nunca pensé en escribir algo así, sobre todo porque llevo como dos años rompiéndome la cabeza para un fic romántico entre Kagura y Sesshomaru, mis personajes favoritos, y en realidad, la historia creo que está lejos en centrarse en algo romántico. Lo habrá, pero el angst será el ingrediente principal de todo esto. Y Naraku tiene mucho que ver, por algo también es protagonista, y es por este hombre que les advierto que el fic no se centrara en su totalidad en Kagura y Sesshomaru, aunque el prólogo muestra lo contrario. Hay mucho más detrás de este prólogo que no precisamente tiene que ver con estos dos.

Tengo que corregir el siguiente capítulo, pero ya está. Tal vez lo publique como dentro de diez días, si es que no me desespero y lo publico mañana, hahaha.

Y ya para irme, este fanfic esta dedicadísimo a Agatha Romaniev , persona con la que me encanta platicar y que me ayudó mucho en la realización de este fic. Y culpable de un par de cosillas que pasaran, ya les explicare cuando llegue el momento.

Ok, que tengan linda noche. Nos vemos dentro de muy poco.

Gracias por leer n_n