Aventuras de Candy y Neal en la zona de la primera guerra mundial.

los personajes son propiedad de Kyoko Mizuky y Yumiko Igarashi.

Este fic está traducido del original "The War and the Rose", autora:Kellyelin, con la colaboraciòn de Ster's Girl, en la correciòn de estilo, ¡muchas gracias a ambas!

¡100% Nealfic!

Capítulo I

Candy se encontraba en la total depresión, desilusionada de los hombres en los que había puesto sus expectativas e ilusiones, Terry, al abandonarla, la dejó sumida en la tristeza y ahora que Albert se había ido, se sentía realmente desolada, tanto así que ella quería evadirse de su realidad. Eso la llevó a tomar la decisión de alistarse como enfermera voluntaria en la guerra, e irse a Europa.

Ella platicó con Annie, acerca de sus planes y la hizo prometer, no decirle a nadie, especialmente a Albert, Annie por supuesto le dijo a Archie.

Neal, que se encontraba en la ciudad visitando a su familia por unos dias y disfrutando de sus vacaciones en la Universidad, también decidió ir a ver a Archie, ya que ellos habían mejorado su relación, hablaron de muchas cosas, se pusieron al día en cuanto a chismes familiares y muchas cosas más, incluyendo, por supuesto el tema de la guerra, que es cuando Archie mencionó el hecho de que Candy había decidido ir al frente, como enfermera voluntaria.

-Pero... ¿porqué? -dijo Neal con calma, fingiendo que no le importaba, aunque su corazón estaba ardiendo de curiosidad.

-¡Esta guerra se ha alargado demasiado tiempo…! Se ha cobrado la vida de Stear… y Candy dijo que él la inspiró…

-Por cierto… si ves al tío William, no le comentes lo que piensa hacer ella, no quiere que nadie se entere, dijo Archie.

Y así fue como Neal decidió visitar a Candy.

El siguiente día, uno de los sirvientes le hizo un anuncio a Candy.

-El Señor Leagan está aquí, señorita…

Candy se sorprendió, pues hacía años que no sabía nada de él. De hecho, la última vez fue cuando Albert rechazó su propuesta de matrimonio, en esa fiesta de compromiso fallida.

«¿Qué lo trajo aquí?» se preguntó intrigada, ella no volvió a acordarse de él en estos últimos años. Y tan pronto como ella lo vio, se enfrentó a él con molestia.

-¿Qué haces aquí? –preguntó la joven rubia.

-No debería extrañarte, tal como le dije al sirviente, soy Neal Leagan, tu primo -dijo honestamente con una sonrisa.

-Candy, ¿cómo estás? –dijo Neal, a punto de tomarle la mano para besarla.

-¡Vete de aquí! –Candy quiso gritar para llamar al sirviente, pero entonces Neal se acercó rápidamente a ella para callarla; dándole un largo y profundo beso en los labios. La abrazó con tanta fuerza, que ella no pudo moverse; por más que intentó hacerlo, no importa cuánto se esforzara.

A diferencia del pasado, Neal ya había crecido y dejado de ser el niño débil, al cual Candy siempre le ganaba cuando llegaban a enfrentarse. Ahora es más alto y más fuerte, en pocas palabras; es un hombre en toda la extensión de la palabra, de modo que Candy no pudo empujarlo ni golpearlo como hubiera querido.

Finalmente Neal la soltó, y le dijo algo mirándola a los ojos.

-Déjame quedarme un momento, por favor…

-¿Cómo te atreves? –Candy levantó la mano furiosa, dispuesta a darle una cachetada, pero rápidamente él agarró su muñeca para evitar el golpe.

-¡Cálmate Candy! ¡Sigues siendo tan violenta como siempre! ¿Acaso tú no me extrañaste todos estos años? -Dijo sarcásticamente con una media sonrisa en su cara.

-¿Qué es lo que quieres? –exigió Candy, con rabia en su voz.

Neal fue directo al grano y le preguntó.

-¿Por qué quieres ir a la guerra?

-¡Ese no es asunto tuyo! –contestó ella, desviando la mirada con molestia.

-Es mi asunto, ahora que estoy enterado, ¿sabes lo peligroso que es estar en el frente de batalla?

-¿Pero eso a ti qué te importa? –le espetó al joven, ahora desafiando su mirada.

-¡Porque te amo! –ladró Neal, casi perdiendo el control -¿Que no es obvio?, permíteme hacerte una oferta para llevarte allá.

-¡Me niego rotundamente! –cruzando los brazos y alzando la barbilla desafiante, Candy siguió mostrándose hostil.

El joven Leagan tuvo que pensar rápido y sacarse un as de la manga.

-¡Si te niegas, le diré al tío William acerca de tu plan!

-¡Dile! Está tan ocupado en sus negocios, que no creo que se dé cuenta si me voy.

Su voz empezó a quebrarse y unas lágrimas asomaron a sus ojos.

-¿Así que esa es la razón por la que te quieres ir? El tío William te dejó, ¿no es verdad? -preguntó Neal, mirándola fijamente.

Ella bajó la mirada y no le respondió.

-Permíteme que yo te lleve, si estas de acuerdo, yo te dejo allá, de lo contrario, le diré al tío William. Te lo digo en serio -le advirtió en tono amenazante.

Candy pensó que haría todo, con tal de perderlo de vista lo más pronto posible, aparte que de verdad no quería que Albert se enterara, así que decidió aceptar su propuesta.

-Está bien… acepto, ¡Pero con una condición! No quiero que me beses cuando estemos en el barco.

Qué condición más dura y frustrante. Neal estuvo a punto de mandarla al diablo, pero el amor le pudo más.

-¡Estaremos días enteros viajando en el océano…¿y no quieres que te bese? ¡Eso será muy difícil! –dijo Neal con una mueca en su rostro, intentando convencerla.

-¡Aceptas o no! –lo apremió Candy

-Ok, es un trato, no te besaré en el barco, lo prometo. –fue la respuesta del joven moreno.