~ YOUR DARKNESS ~
Capitulo 1.
Mientras miraba sus pies siendo arrastrados por aquel oscuro pasillo, dejando un rastro de sangre en el frió piso, sentía el ardor en sus brazos, consecuencia de la fuerza con la que aquellos tipos lo tomaban.
A pesar de que se maldijo mil veces por no poder evitar que las lágrimas salieran ahí estaban.
Cuando llegaron a aquel cuarto, si es que se podría llamar así, pues las paredes eran de piedra, y la humedad hacia que el lugar se sintiera helado, parecía más bien un calabozo y el no dudo que lo fuera. Los tipos que lo llevaban lo aventaron dentro y su cuerpo azoto fuertemente contra el piso de tierra, la herida sangrante en su espalda le ardió, al igual que los golpes en el abdomen que ya había recibido por muchos de aquellos tipos a los que ni siquiera podía verles la cara.
No supo cuanto tiempo estuvo ahí, a veces ni siquiera podía callar los gritos que sus heridas le producían, a penas y podía sentir las piernas, sentía un inmenso frió y su cuerpo temblaba.
Su mirada llena de odio se levanto cuando escucho el ruido metálico de una puerta abrirse y pronto una mujer que nunca en su vida había visto entro. Casi de inmediato pensó que la palabra "mujer" estaba equivocada, eso no podía ser una mujer.
Aunque parecía tener todas las características de una… era alta, tenia cintura y pechos, además aunque no se le podía ver del todo el rostro sí que parecía ser el de una mujer; aun así no quiso confiar demasiado, la criatura parecía tener garras de pájaro en vez de pies y manos, y su mirada era oscura.
Ella se acerco al cuerpo inerte del niño que aun yacía tumbado sobre el suelo, se puso en cuclillas a su lado y tomo su rostro entre aquellas filosas garras. El peli azul no pudo hacer más que mirarla con todo el odio que tenia dentro y ella sonrió satisfecha.
-mira que tenemos aquí… el pequeño príncipe – dijo pasando su lengua por sus labios, gesto que al peli azul le ocasiono asco, apretó los dientes – no deberías mirarme así, si te comportas no tenemos por qué hacerte daño.
-¿q… que es lo que quieren? – pregunto con la poca fuerza que le quedaba.
-tranquilo – le susurro mientras una de sus garras acariciaba aquel tatuaje de rojo oscuro que tenía el chico en el rostro, al ser la garra tan filoso ocasiono una leve herida de la cual ya comenzaba a brotar unas gotas de sangre – pronto lo sabrás
Después de eso soltó su rostro haciendo que este azotara nuevamente contra la tierra, y con una sonrisa salió de aquel lugar.
El se quedo solo otra vez, en aquel lugar tan lúgubre. Le tomo más de media hora tomar valor para mover su cuerpo, por lo menos lo necesario para sentarse y recargarse contra la piedra. Aun cuando lo hizo el esfuerzo hizo que su respiración se volviera entre cortada, y se sentía mareado, su visión comenzaba a ser borrosa y supuso que no quedaba mucho tiempo para que perdiera el conocimiento.
Sonrió… no importaba lo mal que estuviera, o la increíble tortura que le pusieron, estaba orgulloso de haberles pateado el trasero a varios de esos tipos y aun mas se alegraba de haber podido salvar a su hermana.
-Lucy… Wendy… - susurro. Sabía que la peli azul estaba bien, ella no había corrido ningún peligro, en cambio Lucy… él se había sacrificado para que ella escapara y al parecer lo había logrado por que no estaba en ese lugar, aun así cabía la posibilidad de que no fuera así, eso era lo que temía.
Y todo por su culpa…
Escucho unos pasos acercarse, parecía que alguien corría hacia donde estaba el. Levanto la cara a pesar de sentía que si hacía demasiado esfuerzo se desmayaría.
Segundos después apareció en su campo de visión la dueña de los pasos y el no pudo evitar abrir los ojos con sorpresa.
Era tan solo una niña, de vestido blanco roto, con aquellos grilletes en sus manos, cabello corto pero muy bonito, de un color extraño que él nunca había visto en el cabello de nadie, escarlata.
-Scarlet… - susurro sin saber siquiera por que, al parecer estaba tan débil que ya no podía diferenciar bien entre sus pensamientos y lo que quería decir. -¿Quién eres? – dijo el despacio, ya casi no podía hablar y esperaba que al menos ella pudiera escucharlo, ella estaba callada al parecer intrigada por como él la había llamado primero - si te descubren aquí te castigaran.
-eso no es importante – respondió de inmediato, sacando unas llaves y abriendo la puerta con total facilidad.
-¿de dónde las has sacado?
-las robe obviamente ¿estás bien? – dijo yendo a su lado, puso un brazo de él sobre sus hombros y lo ayudo a levantarse. El no pudo evitar pensar que su voz era dulce y melodiosa.
-¿Quién eres? – volvió a preguntar y sintió una extrema calidez en su corazón cuando ella le sonrió.
-me llamo… y vengo a sacarte de aquí, vi lo valiente que fuiste al defender a tu hermana ¿tu cómo te llamas? – el iba a contestar, pero se detuvo, por mas prisionero que era no podía ir por ahí diciéndole su nombre a quien fuera; la niña no insistió.
-¿Cómo has llegado hasta aquí?
-eso no importa, se que estas herido pero tienes que esforzarte un poco más, saldremos de aquí, ya hay un túnel esperando por nosotros.
Y el ya no dijo nada mas, se dejo guiar por la niña a su lado, y pronto salieron de la zona de las celdas.
Pero claro no duraron mucho tiempo cuando los descubrieron y a pesar de que se esforzaron en huir, él ni siquiera podía caminar de manera correcta.
-vete – le dijo el soltándola y cayendo al piso; a sus espaldas los pasos de muchos soldados se escuchaban – si nos atrapan nos torturaran, vete tú, estaré bien. – dijo agachando su mirada, era obvio que no podría escapar, pero al menos lo había intentado.
Se confundió cuando sintió el cuerpo de ella sentarse a su lado y nuevamente ayudándolo a pararse.
-no te rindas… YO TE SALVARE – y volvieron a emprender camino.
Y mientras el cojeaba ayudado por ella, no pudo evitar mirarla; no había caso, los soldados estaban demasiado cerca, y además ni siquiera estaban cerca de donde se supone estaría el túnel, serian atrapados no habría de otra y aun así podía ver en sus ojos una determinación envidiable.
-¡Los tenemos! – y sin mas ambos se vieron rodeados por todos esos soldados de uniformes negros y caras tapadas.
Uno se acerco y tomo a la niña del brazo alejándola de él.
-¡suéltame!- gritaba ella mientras pataleaba; él no podía hacer nada, ya había caído al suelo nuevamente. Pero sonrió al ver que ella logro pegarle en la barbilla al tipo que la sostenía; nunca en su corta vida había presenciado un acto de valentía como aquel, pareciera que ella no le temiera a nada.
-maldita mocosa, te enseñaremos a respetar a tus superiores.
Y entonces el peli azul vio como otros dos la tomaban de los brazos y otro más de las piernas, la inmovilizaron, y al que había golpeado saco un cuchillo de entre sus ropas.
El chico se asusto, eso no podía estar pasando, no a quien le había intentado ayudar, no a ella que tan solo era una niña.
No supo de donde saco fuerza, pero logro impulsarse para pararse, fue entonces que sintió una patada en su espalda que lo mando otra vez contra el suelo, el dolor hizo que soltara un gruñido, y ya no pudo levantarse, no con un tipo pisándolo y el sin fuerza.
Y un grito le hizo volver a ver hacia la niña a la que agarraban con fuerza.
Y ante sus ojos observo la manera tan cruda y cruel en la que el hombre clavaba su cuchillo en la cara de ella. El miraba horrorizado y escucho aquel grito desgarrador de la garganta de ella. El tipo movía el cuchillo en el espacio donde estaba su ojo, lo movía como si disfrutara y reía, al igual que los otros dos que la sostenían.
Y entonces hubo silencio…
El del tatuaje solo miro como los tipos la soltaban y el cuerpo de ella caía sin resistencia, con el rostro y las ropas manchadas de su sangre.
Nuevamente las lagrimas recorrieron su rostro al ver el cuerpo inerte de la niña peli roja frente al, y ahí lamento tanto ser tan débil, tan inútil, tan…
-Joven Jellal
Abrió los ojos de golpe, y su mirada paseo por todo a su alrededor, se sentó aliviado al ver el interior de su carruaje, y se dio cuenta de que estaba sudando bastante y respiraba con dificultad. Se tallo los ojos tratando de despejarse.
No podía evitar asustarse cada vez que tenía ese sueño… o sería mejor llamarlo recuerdo; el grito desgarrador que había dado esa niña de pelo escarlata aun lo escuchaba y se sentía peor al no recordar ni siquiera su nombre.
A pesar de todo, de que por su culpa murió al intentar ayudarlo, el no podía recordar el nombre que ella había pronunciado.
-Joven Jellal – Volvió a escuchar que le hablaban y por fin abrió la pequeña ventanilla del carruaje que daba para ver al chofer.
-¿Qué pasa?
-perdón por molestarlo, ya estamos llegando al palacio.
- está bien, gracias – y cerro la ventanilla dejando que aquel hombre siguiera manejando a los caballos.
Su mirada paso a la ventana a su lado y corrió la pequeña cortina que la cubría, sonrió al ver aquella hermosa vista, el sol saliendo entre esas montañas.
Esa imagen que hacia tanto tiempo no veía, se sentía nostálgico y emocionado.
Y cuando el carruaje entro a la parte más poblada del reino no pudo evitar maravillarse con cada cosa que pasaba frente a sus ojos.
La gente sonriente caminaba por las calles, sonrió al ver esa panadería de la esquina, no había mejor pan que ese, la biblioteca en la que de niño solía meterse, aquellas calles por las que muchas veces el y su hermana solían pasear, bien envueltos en capuchas para que nadie les reconociera, pero que divertidas se daban, sobre todo cuando se encontraba con niños de esos rumbos, las tardes más divertidas de todas.
Le dio gusto que el reino estuviera de esa forma, tan alegre y precioso; pues la última vez que había estado ahí había sido en un escenario nada grato.
Y por fin, cuando diviso aquel hermoso castillo frente a él sonrió de la manera más sincera que podía; pronto se dio cuenta de que había estado tan maravillado con todas esas vistas que no se había vestido apropiadamente.
Se puso su capa real, con sus botas y pronto volvió a tener ese porte de príncipe galante del que siempre se había sentido orgulloso.
Y cuando al fin el carruaje se detuvo y sus lacayos abrieron las puertas de este, el bajo, con toda la seguridad que poseía.
Frente a él una gran fila de soldados le hacían camino hacia la puerta del palacio que ya estaba abierta. Camino calmadamente hasta entrar y aunque hacía años que no estaba ahí si recordaba el camino hacia la sala real.
Abrió las puerta sin siquiera esperar a ser anunciado. Y frente a él, en aquel trono de oro puro encontró a un señor rubio, de rostro duro y al mismo tiempo cálido, a su lado claro la hermosa reina igualmente rubia sonrió amablemente y sus ojos brillaron.
El camino hacia ellos y cuando estuvo cerca, apoyo una rodilla en el suelo y con una mano cerca de su corazón inclino la cabeza.
-Reyes de FairyTail… es para mí un honor estar aquí. – y volvió a levantar el rostro. Sin embargo no pudo evitar hacerse un poco para atrás con el impacto del cuerpo de la hermosa mujer que ya lo estaba abrazando.
El sobo su cabello rubio y sintió las lágrimas de ella sobre su hombro.
-Mi querido Jellal – ella se alejo para verlo a los ojos y ambos sonrieron felices de tenerse ahí entre sus brazos – mi niño… ¿Qué tal tu viaje?
-todo ha estado bien madre – dijo levantándose ya ayudando a la mujer con el elegante vestido a hacer lo mismo.
-Layla… - hablo el rey mientras también iba poco a poco acercándose a la pareja que recién acababa de saludarse - no deberías ser tan enérgica – dijo divertido – aunque debo decir… que también estoy muy contento de tenerte aquí Jellal – y sin más el hombre de bigote le abrazo, dándole unas palmadas en la espalda, y el correspondió.
-estoy en casa.
-y además estas guapísimo ¿tienes novia? – pregunto su madre al parecer bastante emocionada, el solo pudo sonreír, saber que nada había cambiado le hacía sentir bien.
-Layla, querida no hay que agobiarlo con muchas preguntas ahora – Jellal miro a su padre, parecía ser comprensivo – lo haremos en el desayuno, andando. – aunque claro el tampoco había cambiado.
Y así los tres se dirigieron al comedor, donde ya estaba toda la servidumbre acomodando un gran banquete. Su padre obviamente tomo lugar en la cabecera del comedor, su madre a su lado y él en el que había sido su asiento antes de irse, justo al otro lado de su padre.
-¿y mis hermanas?
-durmiendo querido, has llegado muy temprano, Wendy ya debe estar lista – hablo con toda tranquilidad mientras llamaba con la mano a una mujer con traje de maid, cabello rosado y bastante atenta – Virgo, ve por Wendy, dile que el desayuno está listo y su hermano esta ansioso por verle. Después ve al cuarto de Lucy, ella aun debe estar dormida, solo avísale lo mismo ¿de acuerdo?
-Lucy está muy floja últimamente – anuncio el rey, mientras bebía de su café.
-es la adolescencia cariño, aunque también ha engordado un poco, habrá que decirle que mejore sus hábitos – respondió Layla. El peli azul sonrió nuevamente, estaba ansioso por ver a sus hermanas.
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-hime-sama
Apretó sus ojos al escuchar la voz de la mucama y como tocaba la puerta con fuerza, se aferro mas a la almohada entre sus brazos, no queriendo despertar.
Pronto escucho la puerta abrirse y los pasos de Virgo caminar hacia el gran ventanal de su habitación, entonces la mujer corrió las cortinas dejando que los rayos del sol le pegaran en la cara, ella frunció el ceño molesta.
-Virgo… quiero seguir durmiendo.
-princesa, su madre ha mandado a decir que el desayuno está listo.
-¿Qué? ¿Tan temprano?
-¿va a castigarme hime? – La rubia quien ya estaba sentada sobre su cama sonrió nerviosa.
-no Virgo, no lo haré… dile que bajo en unos minutos. – dijo ella volviéndose a acostar y cubriéndose con la enorme colcha rosa.
-claro princesa, por cierto, su madre también a mandado a decir que el joven Jellal está esperando para verlas, a ambas princesas – al escuchar aquello se quito la cobija de encima y miro a su mucama sorprendida.
-¿Jellal? ¿El está aquí?
-ha llegado esta mañana.
-¿era hoy? – Dijo golpeándose la frente al percatarse de lo distraída que era - ¿Cómo es que no me acorde? – y una sonrisa enorme surco su rostro, después de tanto tiempo de ver a ese hermano tan amado, por fin hoy podría verlo.
La emoción la inundo por completo y sin siquiera escuchar lo que su mucama tenía que decirle salió corriendo de ahí, a toda velocidad con dirección al comedor.
Sus pies descalzos caminaban por todo el piso del palacio, doblando en cada esquina a toda velocidad, con la sonrisa y la emoción en su rostro, no podía esperar.
Y entonces tres esquinas antes de poder llegar al comedor choco contra alguien; el impacto hizo que callera al suelo, llevándose su trasero todo el impacto.
-¿Lushy? – aquella voz hizo que la rubia abriera los ojos de golpe, los cuales había cerrado por el brusco golpe. Su mirada café se encontró con la oscura de él, y después miro su enorme sonrisa, con aquellos colmillos que no podía ocultar y su cabello resplandeciente ante los pocos rayos del sol que se colaban por los ventanales del pasillo - ¿Qué haces aquí? – pregunto el dándole la mano para ayudarla a levantarse, ella acepto.
-¿yo? Pues vivo aquí, de hecho ¿y tú?
-trabajo aquí… de hecho
Ella sonrió, no eran extrañas aquellas pésimas y sencillas bromas entre ellos.
-en realidad – continuo él – me refería a… ¿Qué haces aquí en pijama?
Y al instante la rubia se miraba a sí misma, había olvidado por completo que apenas se había levantado, que traía solo puesta su pijama, que probablemente su cara estaba horrible al igual que su cabello sería un desastre.
Y es que ella no tendría problema en que Jellal la viera así, el problema era precisamente encontrarse con el chico que tanto le gustaba y que de hecho estaba frente a ella. Se sonrojo levemente.
-yo… es que mi hermano a regresado, me emocione tanto que olvide mis fachas – dijo sonriendo y bajando la mirada – iré a cambiarme.
-está bien, te esperare fuera de tu cuarto para escoltarte al comedor cuando termines ¿estás bien princesa? – ella lo miro, totalmente cautivada por su cálida voz y asintió.
-te he dicho que tu puedes llamarme Lucy, lo has hecho hace rato – el peli rosa le enseño su enorme sonrisa nuevamente.
-y se me ha pasado, no debo llamarte así en el castillo princesa, no es correcto – ella inflo su cachetes en un puchero que aunque no sabía, a él se le había hecho muy adorable.
-no es que a mí me importe.
-pero a tu padre si, y Erza me mataría si se entera – ella rio ante el comentario y asintió.
-tienes razón, aunque yo guardaría el secreto, como siempre.
Y ambos se sonrieron cómplices de sus propios secretos. Lucy desvió la mirada al notar que llevaban demasiado tiempo así, y que de hecho ella seguía en aquellas fachas.
-iré a cambiarme.
-bien – asintió el peli rosa – en un momento la alcanzo.
La rubia asintió y se encamino nuevamente hacia su habitación, pero antes regreso la mirada hacia él, descubriendo así que el chico no le había quitado la mirada de encima y poniéndola un poco nerviosa y mas sonrojada.
-Natsu
-¿sí?
- buenos días – le dijo con una tímida sonrisa. El tras sorprenderse nuevamente le correspondió la sonrisa.
-buenos días a ti también princesa.
Y por fin ella siguió su camino, aunque claro con el corazón acelerado y con el rostro de un rojo bastante ardiente.
En cuanto entro a su cuarto cerró la puerta a toda velocidad, y se tomo unos segundos recargada sobre ella mientras trataba de calmarse, su corazón estaba demasiado agitado.
Minutos después se dispuso a entrar al baño, encontrándose con que su baño ya estaba preparado, se desvistió y se sumergió con calma en el agua tibia, dejando que la tranquilizara y sus pensamientos dejaran por un momento al chico de cabellos rosados que tan loca la tenía.
Saco su mano del agua y una sonrisa se dibujo al ver la marca de su reino, la marca de Fairy tail del color rosa bien tatuada en aquella parte de su cuerpo; pero la sonrisa se borro, no toda era maravilloso, después de todo bien sabía que si se había hecho esa marca no era por gusto.
Las familias reales no debían tener sus marcas en partes visibles del cuerpo, aquello había sido un acto de rebeldía, que aunque les había molestado un poco a sus padres, comprendieron.
Después de todo bajo aquella marca estaba una cicatriz bastante grande. Los recuerdos la golpearon de repente.
Cerró los ojos con fuerza.
Aquellas personas jalándola, tratándola de subir a aquel carruaje.
Jellal gritando y peleando con todos para que pudieran huir.
Alguien golpeando fuertemente a su hermano y el cayendo al piso casi inconsciente.
Jellal gritándole que escapara y ella sin poder moverse.
Y alguien tomándola de la mano…
Y la sonrisa vuelve a aparecer y se acaricia la muñeca deleitándose con su marca rosa… como el color de cabello de él, de quien la salvo ese día, de su héroe… pero eso nadie lo sabía. O eso creía.
Cuando se dio cuenta de que ya había tardado demasiado, por fin salió. Tomo un vestido de su armario, era rosa y muy bonito, uno de sus favoritos, le dio flojera recogerse el cabello por lo que dejo que callera suelto sobre sus hombros. Se sonrió al espejo y salió de su habitación.
Natsu la miro y sonrió al ver a la hermosa princesa frente a él. Lucy no pudo evitar sonrojarse, odiaba sentirse así con él.
El peli rosa le ofreció su brazo y pronto caminaron hacia el comedor.
-no sabía que tu hermano iba a venir – dijo el interrumpiendo el silencio que se había hecho entre ambos.
-sí, yo lo había olvidado – sonrió – pero estoy muy feliz, tiene mucho tiempo que no lo veo, Wendy en cambio lo ha visto hace poco.
-¿y por que tu no lo habías visto?
- el vive lejos y ya sabes que mi padre no me permite salir del palacio.
-pero al menos debería dejarte acompañar a Wendy, ella es menor y la deja ir. – Lucy bajo la mirada tristemente haciendo que el peli rosa se arrepintiera de decir eso. – sabes… no soy quien para cuestionar al rey, así que olvídelo por favor, princesa.
-no… en realidad yo pienso igual que tu.
Se sonrieron amablemente y pronto llegaron a las grandes puertas que daban al gran comedor, justo a fuera Lucy sonrió mas al encontrarse a cierto peli negro.
-¡Gray!
-ah princesa – respondió el sonriente, a pesar que sus ojos eran los gélidos de siempre. El peli negro se inclino hacia ella en forma de saludo – buenos días.
-buenos días – respondió ella - ¿Cómo les fue en la batalla?
-todo bien princesa, aunque ya sabe que yo no puedo dar ese tipo de informes.
-si hubiera ido yo habríamos acabado más pronto – susurro el peli rosa haciendo que Gray le diera una mirada asesina.
-¿Qué dices pelo de chicle?
- ya me oíste maldito estríper.
-para tu información llevo dos días sin quitarme la ropa.
- eso no quiere decir nada idiota – Gray respondería pero recordó la presencia de la rubia que los miraba entre divertida y nerviosa.
- lo siento princesa – se disculpo y luego le dio un zape al peli rosa – deberías respetar y no hablar de esa forma frente a Lucy… digo frente a la princesa.
-oh es verdad, lo siento Luce… perdón, princesa.
Lucy se cubrió la risa con las manos para que no sonara tan escandalosa, siempre le parecía divertido ver las peleas de esos dos, siempre y cuando no llegaran a extremos claro, además a ella no le molestaba que ellos le hablaran con esa naturalidad de hecho, era cuando más feliz se sentía.
-no me importa, ya saben – respondió ella amablemente, miro a Gray únicamente – si ya estás aquí eso significa que Erza también ¿verdad?
Gray sonrió pero negó con la cabeza.
-Ella debía atender asuntos con el superior de Crocus, por cualquier cosa.
-Ya veo – dijo la rubia bajando la mirada decepcionada.
- pero ella estará aquí para la tarde, no te preocupes Lucy. – la rubia asintió sintiéndose un poco mas emocionada. – mientras tanto, deberías entrar, la están esperando princesa.
-ah, sí claro… lo había olvidado.
-eres una distraída Lucy. – dijo Natsu riendo. – perdón, princesa.
-pueden usar el princesa solo cuando estemos frente a mis padres o Erza, ya saben que conmigo no hay problema.
-es mejor así – interrumpió Gray – llamarte por tu nombre de pila en el palacio no es correcto, dejémoslo así princesa.
-bien – dijo haciendo puchero.
-bueno – dijo otra vez el peli negro ya listo para abrir las puertas del comedor – adelante.
Y las puertas se abrieron ante ella.
Lo primero que vio fue a sus padres al fondo, pero claro justo del lado derecho de su padre estaba él, quien ya se había levantado de la mesa y le sonreía de una manera que logro hacer que ella se llenara de melancolía y que un par de lagrimas corrieran por sus mejillas.
Y empezó a correr. Jellal abrió sus brazos y ella lo embistió. El abrazo era fuerte y ella lloraba sobre el pecho de él, quien recargaba su barbilla en la cabeza rubia de ella mientras le sobaba la espalda con ternura.
-por fin… - comenzó a decir ella entre sollozos – por fin después de tanto tiempo puedo verte.
-me da tanto gusto verte Lucy, no sabes cuánto te eh extrañado – dijo abrazándola y acariciando su cabello.
Y siguieron ahí, abrazándose durante un par de minutos, diciéndose lo mucho que se habían extrañado, bajo la mirada dulce de su familia y la atenta de los dos guardias quienes miraban desde afuera.
-ptsss Natsu – le hablo el Gray al peli rosa, quien parecía estar bastante atengo a cualquier cosa que la rubia hiciera - ¿Qué hay contigo y Lucy?
-¿de qué hablas?
-oh vamos… no eres tan tonto como pareces así que dime de una vez que te traes – Natsu frunció el ceño y después puso su mirada al frente.
-es la princesa, no hay más que eso.
-ya… ¿una lástima para ti no? Aunque si me lo preguntas yo creo que le gustas
-¿tú crees?- no pudo evitar que su voz sonara emocionada ante lo dicho por el pelo negro, que al ver la reacción de su amigo sonrió complacido, Natsu se enojo por haber caído en esa trampa tan fácilmente. – cierra la boca stripper.
-ya te dije que llevo dos días sin desnudarme.
-y solo eso lograste- el peli negro se miro a sí mismo y se exalto ¿Cuándo se había quitado la camisa? – jajajajaja que pervertido.
-cierra la boca cerebro de carbón.
Y cuando estaban a punto de golpearse mutuamente un carraspeo llamo su atención, venia dentro del comedor y se sonrojaron al verse descubiertos por toda la familia real.
Las mujeres o sea la reina, Lucy y la pequeña Wendy sonreían divertidas, el rey Jude si bien no estaba riendo tampoco estaba del todo serio, y el príncipe al que apenas habían conocido esa misma mañana los miraba intrigado y un poco sorprendido.
Ellos volvieron a su posición con extrema rapidez y nerviosos, si Erza descubría que se no se habían comportado de manera correcta frente a sus majestades serian castigados. Un escalofrió les recorrió la espalda.
Lucy quien seguía sonriendo miraba a los dos guardias de la puerta, divertida por las reacciones que su guardia personal a veces tenia.
-no deberías verlo demasiado – el susurro de su madre la hizo voltear sonrojada, la mujer la miraba divertida y ella bajo la mirada avergonzada.
-ma… mamá, no sé de que hablas.
-anda a mi no me puedes engañar – le decía en tono bajo solo para que ella escuchara – después de todo soy tu madre.
Lucy iba a contestar, pero la voz de su padre le interrumpió.
-haremos una gran fiesta para darte la bienvenida Jellal.
-no es necesario. – respondió el peli azul.
- no te estamos preguntando, ya mandamos a repartir las invitaciones – dijo Layla divertida – apuesto a que vendrán chicas lindas – la mujer le guiño el ojo y Jellal sonrió nervioso - ¿a Ultear no le molestara cierto?
Gray volteo hacia la familia real cuando escucho aquel nombre; no entendí lo que tenía que ver el príncipe con ella, alguien muy querido para él.
Jellal en cambio se rasco la nuca divertido, bien conocía a su madre y lo que quería lograr sacando aquel tema.
-no le molestara madre… porque no somos nada – el del tatuaje casi suelta una carcajada al ver el puchero que su madre hacia ante esa respuesta.
-¿y por qué no? Has pasado mucho tiempo en Grimore Heart, además es una chica bastante bonita, ¿Por qué has tardado tanto?
- somos amigos, además ¿Por qué la prisa porque yo tenga una novia?
-ya va siendo tiempo de que te cases Jellal – interrumpió Jude – pronto tomaras el trono.
-¿Quién es Ultear? – pregunto con su tierna voz la menor de la mesa.
-es la princesa del reino de Grimore Heart, dicen que es muy hermosa – le respondió Lucy – aunque yo nunca la eh visto ¿es así Jellal? – el peli azul se llevo una mano a la barbilla pensando en su respuesta, después le dio una sonrisa amable a sus hermanas.
-es bastante hermosa, aunque su carácter es muy fuerte y a veces parece un ogro – dijo riendo al recordó lo explosiva que podía llegar la princesa de aquel reino. Gray fruncio el ceño, no le agradaba esa familiaridad que al parecer el príncipe tenia con la mujer.
-¿entonces te gusta? – pregunto Lucy emocionada.
- ya dije que no, somos buenos amigos.
-pero… ¿no la elegirás a ella como esposa?
- no lo sé Lucy, tendría que pensarlo, realmente ahora no estoy interesado en buscar una esposa – trago saliva cuando noto la mirada enojada de su madre – pero… si tuviera que elegir una pues Ultear es una gran opción, nos llevamos bien. - respiro aliviado cuando su madre sonrio.
Lucy aplaudió emocionada.
-será una boda increíble.
-hey aun no hemos decidido nada – se apresuro a decir Jellal.
-pues no creo que haya mucho que decidir, no creo que ella se niegue – dijo despreocupada su madre, Jellal suspiro, no podría ganar contra la terquedad de las mujeres de su vida.
-Lucy… - hablo Jude serio mientras bebía de su copa de vino – sería bueno que comenzaras a pensar en matrimonio también.
Aquello hizo que Lucy quien se había levantado de su asiento por la emoción volviera a sentarse, confundida por las palabras de su padre. Natsu desvió la mirada hacia ella por unos segundos.
-pe… ¿Por qué?
-cumplirás 18 en un mes, y como la princesa de Fairy Tail es la edad correcta para contraer matrimonio, en la fiesta de tu cumpleaños vendrán varios príncipes, ahí elegirás al mejor para ti.
-pero yo aun no quiero casarme, además Jellal tiene 20 y apenas se va a casar.
-es diferente, Jellal puede gobernar sin una mujer a su lado, tu no.
-eso es completamente machista.
-así es la sociedad cariño – le dijo su madre con una mano en su hombro, la sonrisa de la mujer era forzada, al parecer tampoco estaba contenta con aquella decisión; Lucy bajo la mirada aceptando resignada.
Gray miro la manera en la que el peli rosa apretaba sus puños, pero su rostro era de total calma.
-estoy emocionada por la fiesta de mañana – hablo nuevamente la reina al ver el silencio en el que se habían sumido – y también por el hecho de que Erza regresa hoy, ella se encargara de la guardia de mañana ¿cierto?
-al igual que Natsu y Gray, ellos estarán a cargo como siempre, no hay mejor seguridad querida.
-ah mamá – Lucy de alguna manera volvía a sonar emocionada ante la mención de la mujer - ¿Erza podría ayudarme a elegir mi vestido?
-¿Por qué lo haría? – La voz seria de su padre le hizo bajar nuevamente la mirada – esas no son tareas de Erza.
Jellal miraba la plática entre sus padres y su hermana, no tenía idea alguna de lo que hablaban y sin embargo aquel nombre… "Erza" le quedaba sonando en sus oídos.
-¿Quién es ella? – pregunto curioso.
- la mejor guerrera del reino por supuesto – respondió Jude orgulloso – la comandante número uno, todas sus batallas son ganadas, nosotros confiamos plenamente en ella.
-¿Por qué nunca había escuchado de ella?
-oh cariño seguro que si lo has hecho, pero no con ese nombre… entre los soldados aliados y enemigos ella es mejor conocida como Titania.
Y sí, claro que había escuchado de la mejor guerrera del mundo, de la mujer más fuerte que nunca había sido vencida en batalla, incluso había escuchado historias extraordinarias que decían que muchas veces había sido herida gravemente pero la mujer siempre se levantaba para seguir peleando. La guerrera de cabello escarlata, Titania.
-¿el nombre de Titania es Erza? – pregunto para corroborar.
-así es, es una chica fantástica, y también muy buena amiga de Lucy.
-ella es muy hermosa. – dijo Lucy.
-y muy valiente – esta vez Wendy se unió para alabar a la chica.
Una idea surco por la mente de Lucy y sonrió emocionada mirando a su madre.
-¿Erza y Jellal podrían casarse? – ante la pregunta Jude y Jellal escupieron de sus bebidas.
-¿Qué dices Lucy? – Pregunto sorprendido – si no la conozco.
-eso no es problema, ella es increíble.
-es una tontería Lucy – hablo Jude bastante serio – ya saben que ustedes solo pueden casarse con aquellos de sangre real, debemos conservar el linaje.
Nuevamente el rostro de Lucy y esta vez también el de Wendy, se llenaron de desilusión.
-además Erza ya tiene bastantes pretendientes, escuche por ahí que recibe más de diez propuestas de matrimonio al mes.
-eso es verdad, aunque ella dice que solo le importa pelear por el país, sobre todo ahora. – respondió la rubia.
-puede ser – dijo la reina pensando y sonriendo – pero es una mujer, no me sorprendería que ya tuviera a alguien especial en su vida – y su mirada fue a parar hacia los guardias en la puerta. - ¿verdad Gray?
El peli negro se exalto al escuchar su nombre de la boca de la reina, y volteo un poco nervioso.
-¿perdón su majestad?
-¿tú y Erza son novios no? – el rostro del peli negro se hizo completamente rojo, ya estaba acostumbrado a la familiaridad con la que a veces la familia les hablaba sobre todo a él, Natsu y Erza, pero eso no implicaba que estuviera preparado para las preguntas vergonzosas que la mujer mayor solía hacer.
-n… no su majestad.
-oh ¿de verdad? Es una lástima, ustedes se ven muy bien juntos. – Dijo sonriendo bastante divertida… - sus ojos pasaron al peli rosa - ¿Qué me dices tú Natsu?
-¿eh?
-se conocen desde niños ¿cierto? – el peli rosa se llevo la mano a su barbilla.
-pues, cuando éramos niños solíamos bañarnos juntos.
Toda la familia real abrió la boca, sorprendidos por esa declaración, Gray se golpeo la frente, no podía creerlo estúpido que era su amigo al decir aquello.
-me pregunto si eso cuenta.
-y… ya veo – dijo la reina nerviosa, por primera vez arrepintiéndose de la pregunta que había hecho – no sabía que tenían tanta confianza.
Natsu sonrió sin siquiera pensar que lo que había dicho podía malinterpretarse, Gray soltó un suspiro resignado.
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Caminaba entre los jardines, acariciando lentamente con sus dedos los pétalos de las flores que pasaban a su lado… el aroma la inundo y sonrió.
Volteo levemente; ahí donde estaba el arco que indicaba la entrada al gran jardín estaba Natsu, platicando animadamente con otros dos guardias que aunque ella había visto no conocía.
Y es que ella no hablaba con nadie más del castillo que no fueran su familia, los espíritus de su madre, Erza, Gray y el mismo Natsu; llevaban tanto tiempo de conocerse que su relación era de amistad pura, aunque ya tenía más de medio año que ella se sentía diferente con el peli rosa.
-¿en qué piensas? – una voz conocida la hizo regresar la vista hacia delante.
Se encontró con su hermano recién llegado. Jellal miro hacia donde antes miraba la rubia y después regreso su mirada a ella, una sonrisa picara se produjo en sus labios.
-no me digas que estas enamorada del guardia ese. – Lucy frunció el ceño.
- es Natsu, no el guardia ese, y no, no estoy enamorada de él – dijo tratando de creerse sus propias palabras.
-ah – dijo despreocupado, fingiendo que le creía a su hermana – y a todo esto ¿Quiénes son? Veo que los tratan con mucha familiaridad.
-Natsu, Gray y Erza llevan bastante tiempo sirviendo a mis padres, y de hecho son conocidos como los mejores guerreros del reino.
-¿enserio? ¿Y entonces por qué no están luchando? Escuche que hace dos días se infiltraron varios soldados de Álvarez y atacaron cruelmente muchos pueblos.
-y estuvieron ahí, Erza fue la primera en partir y después Gray la alcanzo, vienen de ahí.
-¿y Natsu?
-mi padre dio la orden de que no importara que sucediera siempre debe haber uno de los tres en el castillo, para protegernos.
-vaya… sí que mi padre confía en ellos ¿no? – dijo el príncipe y Lucy asintió. – pero hay algo que sigo sin entender. - la rubia lo miro y él se acerco para susurrarle – ¿por qué si se supone que está aquí para protegernos a todos… desde esta mañana ese tipo llamado Natsu solo esta a tu alrededor?
Lucy se alejo de su hermano y se sonrojo de manera brusca cuando noto su sonrisa de superioridad.
-no sé de que hablas- Jellal se encogió de hombros, no iba a insistir.
-haré como que te creo – Lucy inflo los cachetes.
-Jellal, parece que vienes más molesto que nunca – aquello hizo que el peli azul soltara una sonora carcajada.
-¿tú crees? Lo siento – y entonces jalo a la rubia para envolverla en sus brazos, ella correspondió de igual manera – te extrañaba, sabes que molestarte solo es una forma de demostrártelo.
-hay mejores formas ¿sabes?
- pero son aburridas.
-que conveniente – el sonrió de gran manera y ella se sintió feliz de tenerlo ahí - ¿y qué tal tu primer día aquí? ¿Lo has disfrutado?
-sí, bastante, recorrí el castillo de arriba abajo, nada ha cambiado – dijo mirando al cielo – después quise pasar tiempo de calidad con mis hermanas, fui a montar con Wendy y ahora quería estar contigo, ya sabes… antes de ir a cenar y las platicas incomodas sobre matrimonio regresen.
Lucy bajo la mirada y su sonrisa se borro por completo. El peli azul se arrepintió de haber sacado el tema.
-no deberías tomarte tan apecho lo que dice mi padre.
-sabes que no es cierto, tu puedes darte el lujo de ignorarlo, yo no. – Jellal se rasco la nuca mientras soltaba un suspiro de resignación.
-escucha; sobre lo que dijo, de que nosotros debíamos casarnos con personas de la realeza… es más una sugerencia que una obligación – Lucy lo miro confundida – tu sabes que los únicos que poseemos magia somos los que tenemos sangre real ¿cierto? – La rubia asintió – bueno, para mantener el linaje de la magia se nos obliga a procrear con personas que la tengan y así no perderla. No es que sea verdad, es tan solo un mito pero se da la idea de que si nos casamos con personas que no tengan magia entonces el linaje se romperá y la magia irá desapareciendo poco a poco.
-pero tú lo has dicho, nadie sabe si es verdad.
-mi padre piensa así, no puedes culparlo, para él la magia es esencial en los reyes de cada reino, es lo que nos diferencia de las demás personas. – Lucy desvió la mirada hacia el peli rosa rápidamente, claro su hermano se dio cuenta pero no dijo nada.
-a mi no me importa eso, lo único que quiero es casarme por amor – sintió que Jellal le palmeaba la cabeza y miro hacia arriba encontrándose con una sonrisa melancólica.
- te dije que no era bueno leer todas esas historias de amor Lucy
-¿dices que no crees en el amor? – el peli azul se encogió de hombros.
- no es que no crea, simplemente no lo busco y tu tampoco deberías hacerlo… se que dije que no te tomaras muy a pecho lo que dice mi padre pero también deberías tener en mente que al ser la princesa de este reino, primero está el deber y luego tu – Lucy bajo la mirada nuevamente, decepcionada por aquellas palabras, y es que ella sabía todo eso, pero de alguna manera aun había un poco de esperanza. Jellal le tomo la barbilla para que lo viera nuevamente – pero… para mi tu siempre iras primero Lucy.
La rubia sonrió, enternecida por las palabras de su hermano mayor.
-¿Qué hay de Ultear?
-¿otra vez con eso?
-dijiste que la elegías a ella.
-no, bueno si. De hecho mis palabras exactas fueron algo así como que ella era la mejor opción. – Lucy levanto la ceja. – no tengo ganas de elegir a nadie Lucy, mi prioridad no es casarme o enamorarme, elegiría a Ultear por el simple hecho de que nos llevamos bien, creo que incluso podríamos considerarnos amigos.
-que desperdicio, tu realmente podrías elegir a alguien más y no utilizas ese beneficio.
-¿de qué hablas? Yo estoy igual que tu.
-papá no se enojaría si elijes a alguien más, eres su adoración.
-eres tú su adoración Lucy – la rubia pone los ojos en blanco y Jellal la abraza por los hombros – andando.
La cena paso calmadamente, esta vez las conversaciones fueron más entre los reyes y el primogénito de la familia, sobre el reino, la guerra y política. Lucy agradeció infinitamente que el tema del matrimonio no se tocara otra vez.
Su mirada viajo por las puertas cerradas del comedor; sabía que no estaba Natsu afuera, por que al llegar solo estaba Gray y otro guardia que no conocía.
La rubia jugó con su alimento. No tenía la mas mínima idea de en donde se encontraría el peli rosa y eso le molestaba, Natsu no tenía órdenes estrictas de protegerla especialmente a ella, sin embargo era así, el chico buscaba la manera de siempre estar cerca y protegerla, y ahora que precisamente no sabía ni donde estaba se sentía un poco de lado.
El mal humor iba en incremento y cuando se dio cuenta de que todos habían terminado de cenar y su padre había pedido que llenaran sus copas de vino (exceptuando a Wendy y a ella claro) para seguir platicando, ella estuvo por despedirse, hasta que un guardia entro y se acerco a su padre.
-su majestad – pronuncio el hombre – la señorita Erza acaba de llegar ¿le digo que espere frente al trono?
-no, no es necesario, puede venir aquí.
-entonces la hare pasar – y el rey asintió.
Lucy que había estado al pendiente decidió no moverse, no tenía mucho tiempo que había visto a Erza, sin embargo siempre era agradable platicar con ella, además el escuchar de sus batallas e historias era de sus pasatiempos favoritos.
No mucho tiempo después de que l guardia saliera, unos pasos resonaron.
La familia real los reconoció, pues aquel pasado ruido solo podía ser provocado por el andar de cierta pelirroja y la armadura que esta portaba. Y las puertas se abrieron.
En ese instante Jellal se detuvo, la copa que había llevado a su boca para beber el vino ni siquiera había tocado sus labios. Y es que por las grandes puertas una mujer de mirada decidida, figura divina y de hermoso cabello escarlata caminaba con mucha seguridad hacia ellos.
Se detuvo justo al lado del rey, se inclino en una pierna y agacho la cabeza.
-es un honor estar de vuelta.
-Erza, es bueno verte, aunque claro nosotros ya sabíamos que volverías, nunca dudaríamos de ti.
La nombrada se levanto firme y derecha y sonrió amablemente ante las palabras de su rey.
-¿informe?
-el informe detallado estará en pergamino mañana mismo. Pero en general la batalla estuvo bien, no eran muchos los soldados de Álvarez y no ocasionaron gran problema, no hubo muertes pero si heridos de gravedad, aun no sabemos qué es lo que querían conseguir al atacar el reino de Magnolia.
-excelente como siempre Erza, ¿Cómo está Makarov? – pregunto Jude bastante interesado.
-en perfecto estado señor, de hecho debo decir que el príncipe Laxus ayudo valientemente en la batalla, puedo añadir que incluso tenían todo bajo control.
-ah que maravilloso, ese chico sí que es todo un guerrero ¿recuerdas a Laxus, Jellal? – dijo el de bigote volteando hasta hacia su hijo.
Jellal al escuchar su nombre se dio cuenta de que se había quedado mirando demasiado tiempo a la mujer recién llegada.
-eh… ah sí, el siempre se jacto de ser muy fuerte.
-tú también lo eras, ahora que lo pienso no te había preguntado ¿sigues entrenando? – Jellal sonrió dándole tranquilidad a su padre.
-por su puesto, mis habilidades mágicas están en su mejor punto e igualmente no hay caballero que pueda vencerme en un combate cuerpo a cuerpo o con espadas – Jude soltó una gran carcajada, Layla sonrió ante el gran escándalo que estaba dando su esposo, ya sabiendo que el hombre ya se encontraba un poco tomado.
-eso es lo que quería oír, siempre me impresiono lo poderoso que eras a pesar de tu edad.
-pues yo creo que Erza podría darle una paliza – añadió Lucy en tono de burla llamando la atención de todos los presentes.
-es verdad, no los eh presentado – dijo alarmada Layla – Jellal cariño, ella es Erza Scarlet, la guerrera más poderosa de todos los reinos.
A pesar de que la mujer no era precisamente de la realeza era tan hermosa como una. Y precisamente Jellal se caracterizaba mucho por su gran caballerosidad, por lo que se levanto acercándose hasta la mujer quien ya desde antes lo miraba intrigada.
-es un placer señorita Scarlet– dijo tomando su mano y besándola delicadamente. Aquel gesto produjo en la pelirroja un leve sonrojo que nadie noto… excepto el peli azul que sonrió asombrado ante tal belleza - eh escuchado ya bastante de usted.
-ah… eh… pues… - Erza carraspeo intentando calmar aquellos nervios que no sabía por qué habían salido a flote – sí, yo no había escuchado de usted eh…
-es Jellal – interrumpió Layla sonriente, y muy emocionada al ver la reaccion de la chica ante la galanteria de su hijo – mi hijo, el mayor y futuro rey de Fairy Tail, estuvo lejos un tiempo, pero ya ah regresado para tomar su lugar y sus responsabilidades.
Ante aquellas palabras Erza abrió los ojos con sorpresa y volvió su mirada hacia el peli azul quien sonreía amablemente. De inmediato la pelirroja se inclino hacia él en una reverencia.
-lo siento mucho, no sabía que me encontraba frente al príncipe, puede golpearme si lo cree necesario.
Jellal miraba a la mujer totalmente anonadado, decir que no esperaba aquel comportamiento tan nervioso de la chica llamada la mejor guerrera del mundo era lo mejor, aun así le divirtió.
-no se preocupe, son pocas las personas que sabían de mi – Erza levanto el rostro y sonrió ante la amabilidad del hombre. – ahora Lucy… - el príncipe se dirigió esta vez hacia su hermana pero aun sin moverse de su lugar, justo frene a la pelirroja. - ¿Qué decías sobre vencerme en un duelo?
-yo solo digo que Erza es la mejor en batallas, y nunca nadie ah podido vencerla, ni siquiera Gray y Natsu juntos lo han logrado.
-querida hermana me ofende que pienses así, pero no me preocupa, puesto que te has perdido de mis grandes habilidades al no vernos en tanto tiempo – el peli azul se dirigió hacia Erza una vez más - ¿Qué me dice señorita Scarlet? ¿Le apetece un duelo?
A Erza le tomo un par de segundos entender del todo la pregunta, pero cuando lo hizo sonrió divertida.
-como usted ordene príncipe.
Y ahí sus miradas conectaron de tal manera que solo podían sentir la calidez del otro, sentimientos que ninguno de los dos había sentido antes se hicieron presentes en su corazón, y mientras los demás miraban callados a la pareja que no dejaba de mirarse, estos dos sonrieron y un brillo inundo ambos pares de ojos.
Y cuando concordaron que el duelo seria mañana ella se despidió y salió de ahí. Lo último que Jellal vio de ella al desaparecer fue su larga y hermosa cabellera escarlata, tan parecida… a la de aquella niña que había dado la vida por él, algún tiempo atrás…
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Mi primera historia de FT, solo quiero decir que me iré un poco lento, planeo que sean mas o menos 30 capitulos, la pareja principal es Jerza y la secundaria Nalu, pero probablemente el Gale y el Gruvia entren en unos cuantos capitulos XD
Cualquier comentario es bienvenido siempre y cuando sea con respeto. Los primeros capítulos los actualizare rápido, pero probablemente a partir del quinto me tarde un poco mas... siempre igual de largos.
Saludos!
