Una luna de miel en Bali


- Cursiva: Pasado.

o: Separaciones Espacio-Temporales.

Disclaimer: Resta decir que todo lo relacionado con Bleach que me gusta, está hecho por Kubo Tite y es de él.


0. Prologo

¿Por qué tenía que estar aquí, en un avión con Rukia Kuchiki?

Toda esta historia de aciertos y desaciertos comenzó hace sólo unos meses. La paz lograda luego del triunfo sobre los Quincy no podía durar para siempre, Ichigo Kurosaki lo sabía, y ser un shinigami conllevaba ser un soldado listo para acatar órdenes y él aceptaba eso ya que se consideraba a sí mismo como un shinigami, no obstante algo en el tono en el que Shunsui le dio la orden para estar tres meses en la isla de Bali derrotando vacíos le hizo dudar, parecía un descabellado plan de su papá, Isshin Kurosaki, un shinigami disidente que hoy ejercía como un modesto médico en la ciudad de Karakura y que solía estar fuera de sus cabales.

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Shunsui sostenía un sobre con las indicaciones y se lo ofrecía a Ichigo.

¡Que rápido lo has captado Ichigo-kun! Como Capitán comandante estoy preocupado por la continua alza de vacíos en la zona. Indonesia es un país con mucha espiritualidad, siempre ha habido un numero alto y constante de ellos pero según los reportes de los últimos shinigamis de la zona, el número se ha duplicado en el pasado semestre.

Pero ¿No debería quedarme en Karakura…?

¡No!—Dijo tajantemente… demasiado rápido—Ya has terminado el instituto, como shinigami oficial de la decimotercera división y héroe de guerra es importante que amplíes tu mundo, estas misiones son muy comunes para los novatos.

La cara de preocupación de Ichigo, lo insto a seguir.

Además, Ichigo-kun, considerando que es tu primera misión he hablado con Jushiro, y le ha parecido excelente que sea Rukia-chan quien te acompañe para que te enseñe ciertas cosas que como no pasaste por la academia shinigami debes desconocer…

¿Rukia-chan? Le habría protestado si no fuera porque Nanao Ise entro hecha una furia en la oficina sosteniendo una foto de ella en traje de baño, dispuesta a golpear hasta la muerte al "Capitán Comandante" Líder y reflejo fiel de los valores de los shinigamis.

Ichigo alcanzo a tomar el sobre y salió del lugar por seguridad personal.

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—¿Crees que será divertido vivir ahí?— La cara de Rukia era de emoción. Le encantaban los lugares altos y mirar por la ventana del avión a Indonesia era más de lo que podía pedir.

—¿Y no crees que estas demasiado emocionada?—Ichigo dijo con cansancio mientras bostezaba. En viaje duraba seis horas y llevaban cuatro viajando. Cogió nuevamente el libro que descansaba en sus piernas para seguir leyendo.

Rukia leyó el título del libro que el shinigami sostenía—¡¿Pero qué carajo estás leyendo?!

Ichigo entorno los ojos y la ignoró. Aún quedaban dos horas., tiempo suficiente para terminar de leer la fierecilla domada, obra célebre de W. Shakespeare.

Sin quererlo, la expresión de Ichigo se suavizó, después que Rukia vivió dos meses en su armario no habían vuelto a cohabitar y la verdad, es que extrañaba esos días, incluso las peleas. Ahora casi llegando a los diecinueve la relación entre ellos había evolucionado y ya no se trataban tan mal.

Rukia le piñizcó el brazo por ignorarla.

Bueno, sólo a ratos.

Pero concentrémonos en lo importante, Bali, un lugar hermoso, playas paradisiacas y mucho, pero mucho trabajo, según la apreciación de Shunsui, pensándolo bien, quizás cualquier movimiento se podría considerar para él mucho trabajo, así que no se fiaba mucho de esa razón para enviarlo allí.

Ichigo tenía curiosidad porque les habían asignado una casa en PadangBai al este de Bali, y según había investigado era un lugar bastante tranquilo ¿Realmente iban a trabajar ahí por tanto tiempo? Tres meses era bastante tiempo. No obstante Rukia lo había tranquilizado, señalándole que la misión en Karakura también era de un tiempo similar y no había nada extraño en esto.

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Al bajar del avión ambos estaban desorientados y cansados ¿Cómo llegar? Sin embargo, para su sorpresa, una mujer los abordó. Era baja, largo pelo rubio ondulado, ojos azules y delgadísima.

—¡Ichigo Kurosaki y Rukia Kuchiki!—Ellos asintieron—Sabía que eras tú, Ichigo, me dijeron que tu pelo naranja era llamativo, pero realmente me has sorprendido. Soy Mai—Estrecho su mano con ellos— ¡Los llevaré hasta su casa! Soy su vecina. Pueden pedirme lo que necesiten. Verán que éste es un lugar aburrido, no tardarán en querer volver a una ciudad con todos los servicios básicos. Estoy como cooperante de una ONG hace tres años, solo me queda uno y vuelvo a Francia... me asignan otro más y me convierto en árbol. En serio, ese el nivel de inactividad. ¿Están listos para dar clases de Japonés?

Ellos solo se limitaron a mirarla, sin comentarios.

Demasiado enérgica, pensó Ichigo. Esa mentira, la de dar clases de japonés, les permitiría vivir allí sin levantar sospechas de su verdadero trabajo.

Al salir del aeropuerto se encontraron con que ella les llevaba hasta una moto.

—¿Iremos en eso? —Pregunto Ichigo señalando la moto con recelo. Se veía bastante inestable y definitivamente él no iba a subir un medio de transporte de color rosa.

—¡Claro!—Ella hizo un mohín como enfadándose, pero luego sonrió—Esta pequeña es la única que me mantiene cuerda en este lugar. Rukia, tu irás tras de mi e Ichigo al final. Total, si se cae, a nadie le importa ¿Verdad Rukia?

Cuerda no, ciertamente. Los dos se miraron dudosos. Un poco de viento y esa cosa se desarmaría.

—¡Vamos! ¿No se irán a quedar ahí? Son siete horas a pie—La verdad es que solo era una, pero no lo tenían porqué saber. Vieron con preocupación el camino, y al final terminaron por acceder.

Definitivamente esa mujer estaba loca. Nadie en su sano juicio conduce una moto a ciento ochenta kilómetros por hora con tres personas a bordo. Ichigo abandonando todo recato abrazaba con fuerza a Rukia, quien le daba codazos ya que no la dejaba respirar. Los insultos se perdían en el ruido del viento.

Frenó de lleno al llegar a un poblado costero.

—¡Estás loca! ¿Qué mierda tienes en tu cabeza? —Le gritó Ichigo aun con la adrenalina por cien, bajó de la moto y se enfrentó a la mujer.

Pero Rukia se bajó también, y tenía otros planes, le dio un derechazo a Ichigo. El idiota seguramente le había dejado las manos marcadas en su vientre tratando de no resbalar y caerse al pavimento balinés.

—¡Idiota!— Se gritaron al unísono.

Mai se rió. Se llevaría bien con ellos. Se aclaró la garganta interrumpiendo su amorosa pelea.

—Deberían prestar atención al pueblito donde vivirán estos meses—Los voltearon al lugar que Mai señalaba con la mirada. Pueblito era mucha distinción para el lugar. La isla no era muy grande, pero nada más llegar se dieron cuenta porque los Vacíos le tenían preferencia, estaba lleno de energía espiritual.

Tuvieron que subir interminables escaleras hasta llegar a la casa que se suponía, era su nuevo hogar.

—Esta es su casa. La que ustedes ven más allá es la mía—Dijo Mai y les señaló una casa que estaba aún más arriba y se perdía entre los árboles—¡Mañana los pasamos a buscar para darles la fiesta de bienvenida!

—¿Pasamos? ¿Vives con otras personas Mai-san?—Preguntó Rukia con curiosidad.

—Ah, si. Dos y media más. ¡Ya las conocerán! Ahora me muero de hambre ¡Nos vemos mañana!— La muchacha se perdió rápidamente entre las innumerables escaleras.

Rukia sacó la llave de su bolsillo. Abrió el candado y entró al lugar. Ichigo parecía receloso, quizás en que estilo de hogar vivirían los shinigamis en sus misiones, considerando lo extraños que solían ser. Se preparó para alguna excentricidad.

Entraron por un pequeño pasillo y llegaron a una sala en la que había un televisor y un sofá a la derecha, en el centro un comedor de seis sillas y a la izquierda una cocina. Tras el comedor una puerta, que Ichigo abrió encontrándose con el amplio baño, se parecía mucho al estilo de las casas japonesas modernas.

—Ichigo—Llamó Rukia.

Ichigo salió del baño buscando a la shinigami. Entro a la habitación del primer piso. Paredes blancas, cama de plaza y media, escritorio y vista al mar.

—Lo sé. Me dirás que esta es tu habitación ¿Verdad?— El chico se cruzó de brazos. Difícilmente la habitación del segundo piso podía superar a esta.

—No es por eso, y si te gusta, quédatela—Dijo ella rodando los ojos—Te llamaba para saber qué diablos vamos a comer, me muero de hambre.

Él suspiró, ahora que Rukia lo comentaba, también sentía un vacío en el estómago. Ichigo camino hasta la cocina y abrió las estanterías, ahí se encontró con varios alimentos que los anteriores shinigamis habían dejado, no muchos. Los estudió con desconfianza viendo si tenían fecha de vencimiento.

Cuando Ichigo se iba a disponer a freír un poco de arroz, el timbre sonó.

Rukia fue a abrir la puerta, Ichigo también se asomó curioso ¿Quién lo buscaría? Gemelas de quince años aproximadamente saludaron de manera divertida, ambas vestían bikini.

—Vaya, vaya. ¡Eres nuestra nueva heroína!—Dijo la gemela de la izquierda—¡Estás haciendo cocinar a un chico!

Ichigo sonrojado y con vergüenza iba a replicar que no, maldita sea, nadie en este puto mundo lo obligaba a cocinar, pero las gemelas habían desaparecido. Rukia le miro encogiéndose de hombros.

Volvieron cargando varios bolsos.

—Aquí está su equipaje—Dijo una—¡Y hay una entrega especial para los recién casados!—Dijo la otra.

Ambos se sonrojaron —¡No estamos casados!¡Somos amigos!

—Entonces…—Se preguntó contrariada una de las gemelas—¿Para qué alguien les habría enviado esto?

Su hermana divertida por la situación abrió la última caja que trajeron al lugar.

Había muchas botellas de champaña, vino y otros aperitivos, copas, un guarda-hielo, trajes de baño, varias cajas pequeñas y una cámara de video de alta resolución.

Traía una nota.

Ichigo dejo lo que estaba cocinando, se acercó a la caja y tomó la nota interesando por saber quien estaba tan loco como para enviar eso, identificándose.

"¡Ichigo y Rukia-chan! Esto va con mucho cariño de la familia Kurosaki. Karin dijo que no era suficiente pero a mi me lo parece ¡Quiero tener nietos! Pónganse en labor.

Con amor, Isshin"

El chico arrugó la nota con furia creciente.

—¿Qué es esto? —Pregunto Rukia sosteniendo una de las cajas pequeñas en sus manos. Los colores se le subieron al rostro al muchacho, pero las gemelas lo salvaron del incomodo momento.

—¡¿Pero qué clase de cocinero eres?!—Rieron—Tu arroz se quema.

Ichigo olvido todo y se acercó a su ahora demasiado tostado arroz echándole agua en el momento.

Una de las chicas abrazo a Rukia quien pareció descolocada por la alegría de las menores—¡Nos vemos pasado mañana en las clases de japonés! ¿Me das uno de esos?—Pregunto con cara inocente.

Rukia miró lo que aun sostenía —¿Por qué no?—La chica sonrió.

Las gemelas salieron por la puerta con el regalo de Rukia riéndose.

—¡¿Pero qué mierda hacen los chicos de aquí?!—Preguntó retóricamente totalmente sonrojado mientras picaba unas verduras, Rukia lo miró de nuevo con una nueva valoración de su compañero.

—Y bien… ¿Me vas a explicar que era eso?

La forma torpe en que Ichigo casi se corta un dedo con el cuchillo le informó que no era tan buena idea seguir preguntándole. Quizás quedaría sin cena con lo cabezota de Ichigo y se moría de hambre. Ahora que lo pensaba…

¿Desde cuándo Ichigo cocina?


Sorry por eliminarla y ahora resubirla. La verdad es que recibi unos mensajes un poco tétricos, ja ja ja.

Igual, viendole el lado positivo, aproveché de hacerle unos ajustes a la trama.