Y en su habitación no existe más que amor, se paro el reloj ya deben ser las diez.

Y precisamente había tanto amor que todos los objetos allí estaban tirados, mal ordenados y con la ropa en cada espacio y rincón de la habitación. El reloj de pared estaba cuarteado y con el cristal roto en la soledad de una esquina junto a una silla llena de ropa sin colgar. así que su noción del tiempo era desconocida en ese momento.

Watson su psicólogo personal le había dicho que debía de controlar sus emociones, no dejarse llevar por cualquier situación de ira o desengaños si no se vería forzoso a regresar le toda una lista de medicamentos para estrés, depresión etc. Tal vez las hormonas le afectaban de forma considerable, pero eso no era excusa. — Auto-control. Envuélvete en esa palabra. Aprender a controlarte.

Pero todo lo hacia mal, últimamente en ese estado femenino se había dado cuenta de algunos aspectos en su relación. También se había dado cuenta que podía ser sumamente hiriente y celoso/a solo por el hacer de unas cuantas palabras. ¿Que le pasaba? Oh. . . No quería comprobar que los franceses podían ser los reyes del drama , pero su estado le ponía con los nervios de punta y dejaba que la los sentimientos y el corazón espiritual lo condujeran hacia ese impacto crucial. Cuando estoy con el, el tiempo me da igual. La habitación estaba destrozada, mañana la señora de la limpieza arreglaría todo menos ese estado tan conflictivo.

¿solo quiero ser mujer y nada más? El no era mujer, físicamente si. Pero su alma no; Rafaelle abrazó sus piernas contra su pronunciado pecho femenino mientras permanecía en el frío suelo de la habitación.

Quand je suis avec.