CAMBIO DE PLANES

Otra vez de camino a casa.

La familia Parkinson y la familia Malfoy siempre han tenido una relación muy estrecha. Ya de pequeños Draco y yo, Pansy, jugábamos por nuestros terrenos. Íbamos por los bosques, lejos, hasta nuestro rincón favorito, la cascada. Ésta es immensa, además de preciosa y espectacular. A mí personalmente me encanta tumbarme en las rocas y tomar el sol mientras Draco me lee El Profeta.

Ah, y allí fue donde perdí la virginidad. Con Draco, claro. Hará unos dos años. El chico ha mejorado mucho desde entonces. Aunque no sólo él.

Cada día me acercaba a su casa, saludaba cordialmente a Lucius y Narcissa Malfoy, y me iba con Draco a descubrir nuevos rincones mientras discutíamos de política o comentábamos libros y poesías. La verdad es que siempre acabábamos en el mismo lugar. La cascada. Y con las mismas intenciones de siempre.

Me encantaba, por supuesto. No es que me gustara el sexo en general. Sólo me gustaba con Draco. Los otros chicos no me producían nada más que indiferencia o asco. Bueno, no todos.

Lucius Malfoy era... interesante.

Concretamente, muy interesante.

Bien, dejemos al padre y continuemos con el hijo.

Draco. Sí, bueno. Al cabo de los meses nuestra relación se fue deteriorando, como es natural. Al final quedábamos directamente en el lugar ya indicado y hacíamos lo que teníamos que hacer. Nada más. Ni política, ni libros, ni poesía, ni baños románticos ni nada.

Un día ocurrió algo un poco sobrecogedor. Hasta quizá morboso. Bueno, digamos que un poco morboso sí. Vale, más morboso que sobrecogedor.

Mmmph, para que negarlo. Fue morboso a más no poder. Dios.

Cuando Draco y yo volvíamos de la cascada, la rutina marcaba unos momentos para pegarnos el lote e irnos a nuestras respectivas casas. Muy espontáneo, sí.

La questión era que cuando Draco me estaba besando el cuello muy apasionadamente, mientras yo dejaba caer pequeños gritos de placer totalmente fingidos, noté una presencia. Algo. Más bien, alguien. Agudizé la vista y descubrí unos ojos muy azules mirándome fijamente. Muy profundamente. Quizá demasiado.

Lucius Malfoy.

Su mirada me acariciaba. Podía notarlo. Algo dentro de mí se desbocó. La situación era, ya de por sí, erótica al máximo. Draco Malfoy acariciándome y besándome mientras su padre me observaba. Era como si el mismo Lucius lo estuviera haciendo. Y eso me gustó. Me gustó mucho. Muchísimo.

Mejor dicho, me obsesionó. Fue como una explosión. Un descubrimiento.

No pude dejar de pensar en ello en días. No fui a la cascada. No quería ver a Draco. Sólo a Lucius.

Lucius, Lucius, Lucius. Maldición.

N/A:

¡Hola, hola, hola queridas lectoras!

¿Pansy/Draco o Pansy/Lucius? ¿O somos unas pervertidas y pensamos en un trío?



Diiiigo... Cof, que... vamos, esto, que aquí tenéis el primer capitulillo. Seguramente habrá un segundo, y punto. Aunque si gusta puedo seguirlo, supongo ;)

Escribir sobre Lucius, Draco y Pansy no me supone mucho esfuerzo. Son de mis preferidos.

Pues nada, yo siguo pensando en eso del trío... Ai, no. Que vamos, ¡qué me voy a estudiar que estoy de exámenes!

Sí, eso.

Ah, y dejadme un reviewcito para mi colección, que últimamente no me quiere ni Dios.

Me despido mientras continuo en segundo capítulo. Así que... ¡Un beso!

LaLi/Amarth/Perver/Slyth