Matrimonio perfecto

Por: Andy Yogima

Capítulo 1. Compromiso.

Miro la bella sortija que decoraba su dedo. Brillante, hermosa. Era una sencilla pieza delgada hecha de oro, con un diamante blanco en forma de lágrima que tenía la peculiar característica de cambiar su color con los efectos del sol y la luna. Por supuesto el valor monetario era lo de menos, aquella joya era el símbolo que representaba su compromiso. Sonrío girando su rostro. Su prometido dormía tranquilamente en el asiento de al lado, parecía un pequeño niño descansando después de un largo día de juegos.

Hacía un par de días que él le había pedido matrimonio. Y finalmente tras decir "si", habían planeado dar la feliz noticia a los padres de ella antes que a nadie, parte de una vieja tradición muggle. Ahora se encontraban camino a la casa Evans, a bordo de un autobús.

Sonrío mirando con ternura al hombre. Volvió a mirar su anillo, suspirando.

-La esposa de James Potter, ¿quién lo hubiera pensado? –se dijo acariciando el cabello de James quien sonrío entre sueños. Miro la ventana colocando la mano sobre el pecho de su prometido, sintiendo su respiración. Lenta pero constante.

Seis años conociendo a James Potter, durante los primeros seis cursos en Hogwarts. Suficiente tiempo para odiarlo. En aquel tiempo jamás se le habría pasado por la cabeza la sola idea de ser amiga de James, menos aún de casarse.

Pero todo había tomando un giro brusco en séptimo año, cuando el líder de los Merodeadores había sufrido un cambio casi total en su persona. Seguía siendo un tonto arrogante, egoísta y burlón pero al menos era más tratable. Situación que a ella como a muchos agradaba bastante.

Cuando comenzaron sus citas, muchas cosas cambiaron. Y cuando se hicieron novios, Lily pudo contribuir en la actitud del chico. Había veces en que podía condicionarlo para hacer o dejar de hacer algo que a visión de la pelirroja no era correcto y el chico era inmensamente feliz de poder complacer a su novia. Claro desde entonces hasta la fecha, él era muy tierno cuando estaban a solas, ante los demás seguía teniendo su clásico estilo Potter.

Terminaron Hogwarts meses después. Y continuaron su noviazgo. Cuatro años después James le propuso matrimonio. Desde que iniciaron su amistad hasta el día que formalizaron su compromiso, todo había sido perfecto entre ellos. Claro con sus típicas peleas dado sus temperamentos a veces tan similares.

Ahora ellos dos, Remus, Sirius y Peter estudiaron para ser aurores dada la inminente lucha contra Voldemort. Cada uno de ellos, por supuesto, con sus propios motivos. De los cuales, Lily solo conocía los de James. Los suyos, claro, siempre había sido su sueño desde que conoció la carrera. En cuanto a James, según le había explicado él, nunca había estado seguro de lo que quería estudiar. Su problema era que su padre lo estaba obligando a estudiar para conseguir un puesto en el Ministerio de magia. (Como ministro, precisamente)

Aquella discusión padre-hijo había terminado con la intervención de Dumbledore, quien luego de una conversación con el heredero Potter (de la cual, Lily no sabia nada), había ayudado al chico a decidirse por auror. Ante la furia de su padre con quien, desde entonces, no se comunicaba.

Como última fase del entrenamiento para auror cada uno de los estudiantes había sido enviado a diferentes países para tomar un curso adicional. Lily se había quedado en Londres y James acababa de regresar de su curso.

Volvió a la realidad sintiendo la mano de James cubriendo la suya sobre el pecho de éste. Miro al hombre a su lado, aún durmiendo con una ligera sonrisa dibujada en el rostro. Lily sonrío, su prometido siempre con esa curiosa forma de verse tan guapo incluso durmiendo.

Lentamente el autobús iba perdiendo velocidad hasta detenerse. Los pasajeros tomaban su equipaje descendiendo rápidamente.

-James –murmuro moviendo un poco al hombre- despierta, ya llegamos –dijo dulcemente.

-Mmm… ¿tan pronto? –bostezo estirando los brazos.

-Han sido cuatro horas –informó poniéndose de pie.

-Estaba realmente cansado.

Bajaron del autobús, caminaron cerca de 10 minutos y tomaron un taxi. James se notaba asombrado por lo diferente del Londres muggle, pero aún así trataba de disimular. No era la primera vez que lo visitaba pero siempre le asombraba lo opuesto que era al Londres mágico.

Poco después de aceptar su propuesta de matrimonio, Lily había pedido informar a sus padres. Luego, James avisaría a sus amigos, que aún estaban lejos del país en sus respectivos cursos. Y así planearon la boda, formando un trato entre ellos. Lily se encargaría de organizar la boda y todo lo que conllevará. Mientras, James planearía la luna de miel. Al final, Lily sabía que su prometido idearía todo tipo de locuras… siendo un Merodeador.

La voz del chofer indicando que habían llegado, termino con el sinfín de ideas que se estaban formando en su cabeza sobre como sería su luna de miel y si sobreviviría.

Descendieron del auto, tras pagar la cuenta se encaminaron al número 17 de Riverstone, la casa donde Lily vivió los primeros once años de su existencia y un poco más cada verano y vacaciones del colegio.

-¿Nervioso? –preguntó mientras atravesaban la acera.

-Mmm… no –murmuro.

-Bien –sonrío sabiendo que mentía- porque ya te lo he dicho, mis padres son buenas personas. Sé que les agradarás.

Llamaron a la puerta. Por un segundo el tiempo pareció detenerse para James. Estaba nervioso, claro no mucho, pero aunque fuera poco no debía demostrarlo. Un mal hábito que tenía pero que había sido muy útil en varias ocasiones.

La puerta se abrió un segundo después. Un hombre alto y fornido de cabello castaño, piel bronceada y ojos color café atendió el llamado. Era el señor John Evans, quien al reconocer a su hija, la abrazó efusivamente, invitándolos a pasar.

Instalados en la sala, James y Lily esperaron a que el señor Evans volviera acompañado por su esposa. James miro a su alrededor discretamente. Había múltiples fotos en diversos tamaños, decorando la estancia. Todas eran de la familia Evans. Lily figuraba en varias. También el señor Evans y una mujer pelirroja de ojos verde oscuro y piel blanca. Mujer, que James supuso era la madre de Lily. Siguió observando las imágenes, en busca de la "famosa" Petunia Evans, la hermana de Lily. Que según su prometida jamás le había agradado Lily a pesar que la chica siempre se había esforzado por ser amable con Petunia. Al no encontrar ninguna foto de la chica pensó en preguntar a su futura esposa, pero fue interrumpido por la llegada de la señora Esther Evans.

Era algo baja de estatura, y tal como la había visto en las fotografías. Inmediatamente él y Lily se pusieron de pie. El primero estrechando su mano y la joven recibiendo un cálido abrazo de su madre.

Una vez servido el té y un par de postres. Los señores Evans tomaron asiento frente a la pareja, a la espera del motivo de su visita.

-Bueno, es que… les hemos traído noticias –hablo Lily, nerviosa sin saber como empezar. Entrelazó su mano con la de James en busca de apoyo.

-Supongo que serán buenas –comento la señora sonriente, ante la reacción de su hija.

-Bueno, si.

-Señor y señora Evans –intervino James, sabiendo que 'su momento' había llegado- yo… he venido, porque quiero pedir la mano de su hija en matrimonio.

Un silencio inevitable se formo en la sala. La señora Evans sonrió, bajando la cabeza para esperar la reacción de su marido. Aquel era un tema del que los Evans ya habían discutido con anterioridad cuando Esther noto el cariño que James le tenía a su hija, había dicho a su esposo que se preparará para algo como 'matrimonio'. John tomó un sorbo de su té, evaluando la situación. Levantó la vista, encarando a… ¿su yerno?

-Bien –se puso de pie. James lo imito.

Por una extenuante fracción de segundo James y el señor Evans se miraron fijamente, estudiando cada facción del otro. Lily y su madre los observaban sentadas, esperando que ninguno cometiera una tontería siendo sus personalidades bastante similares. Finalmente el mayor de ellos extendió el brazo al frente.

-Bienvenido a la familia –sonrió. James estrecho su mano compartiendo la sonrisa. Lily y Esther se abrazaron riendo.

-Bueno –hablo la señora- supongo que se quedarán a cenar –comento más relajada olvidándose de aquella pesada tensión.

-Claro, si no les molesta –corroboró la menor, interpretando las palabras de su madre como una invitación a hospedarse el tiempo requerido.

-Solo así vienes a visitarnos, Lily –comento su padre- para traernos noticias de… este tipo. Imagino que la próxima vez que vengas traerás un hijo en brazos.

-Supongo que estarán cansados por el viaje –intervino la señora de la casa- ¿por qué no van a tu habitación, hija?

-Gracias, mamá.

-Les avisaré cuando la cena este lista –sonrío.

La pareja subió a la habitación mencionada. Lily miro complacida, que todo estaba tal y como lo había dejado. Su cama junto a la ventana con la mejor vista de la casa. Un gran librero, atestado de ejemplares múltiples. La mesita de noche, aún guardaba su lámpara favorita decorada con estrellas. Había un ropero, un biombo, tocador y una puerta conjunta que daba con cuarto de baño único para la habitación. Cerca del techo había una repisa que sostenía gran variedad de muñecos de peluche.

James examino asombrado, la habitación. Con ayuda de su varita transformó la cama, ampliándola de tamaño. Lily se sentó en ella, ofreciendo a su prometido sentarse a su lado.

-Wow –dijo James recostándose con Lily a un lado aferrándola a si.

-¿Mmm?

-Creí que tu padre diría… bueno, que no estaría de acuerdo.

-Te dije que él era agradable… ¿estás cansado? –preguntó acomodándose contra su pecho.

-Un poco –murmuro cerrando los ojos.

Durmieron cerca de tres horas. Los señores Evans habían entrado a la habitación encontrando al futuro matrimonio profundamente dormido, por lo que habían cambiado la hora de la cena por una más tarde.

-Vaya, creo que si estaba cansado –bostezo aún abrazado a su prometida.

-Si… y me contagiaste –sonrío la pelirroja tratando de separarse.

-¿A dónde crees que vas? –rió chocando su frente con la de ella.

-Ah… ¿con mis padres?

-No, no lo creo –sonrío aún más, juntando sus labios.

En un ágil movimiento coloco a Lily bajo su cuerpo apresándola con su peso. Lenta pero apasionadamente comenzaron a besarse, hasta que el oxígeno les hizo falta y obligo a James a descender por su cuello dejando un camino húmedo de besos hasta llegar a sus hombros.

-James… -susurro tratando de empujarlo.

-¿Mmm?

-James –rió- debemos ir a cenar y… y planear la boda…

-¿No puede esperar? –preguntó a manera de puchero.

-No. Pero creo que 'esto' es lo que debe esperar –dijo suavemente acariciando el pecho de James con el dedo índice formando círculos- ¿no te parece?

-Mmm, no estoy muy seguro pero… -el resto de la frase fue interrumpida por los suaves labios de su prometida.

-¿No tienes hambre?

Llegaron al comedor, luego de un pequeño recorrido por la casa para que James se familiarizara con el lugar, encontraron a los Evans sentados frente a la mesa, con exquisitos platillos ya servidos. El matrimonio ofreció asiento. Poco después, disfrutando de la comida especialmente preparada para la ocasión, la conversación se volvió amena hasta llegar al inevitable tema: la boda.

-Lily, cariño. Sabes que, bueno… tú padre y yo somos los únicos que… -carraspeo sintiéndose notoriamente incómoda- que sabemos que estudias magia y…

-¡Ah, es cierto! –interrumpió bajando los cubiertos, utilizando rápidamente la servilleta- hemos decidido realizar una boda muggle… bueno, normal.

-¿En serio? Oh, bueno. Eso arregla todo –sonrío más tranquila.

-¿Cuándo piensan realizar la ceremonia? –interrogó el señor Evans.

-En junio –dijeron a la vez.

-Vaya, eso no lo habíamos discutido –comento Lily mirando de reojo a su prometido.

-Bien –volvió a tomar la palabra el mayor de ellos- creo que primero deberían discutir el asunto en privado. Aún tenemos tiempo para planear la boda.

-Lo que si necesitamos es una lista de invitados –dijo Esther sintiéndose más emocionada a cada segundo. Miro a Lily- si invitas a la familia, tenemos que avisarles por anticipado.

-Si, lo sé –titubeo bajando la mirada- creo que debemos hablar de eso después, ¿te parece?

Esther miro un segundo a su hija notando lo que quería decir. Tosió débilmente tomando un poco de agua. Miro de reojo a su marido que también trataba de entender a lo que se refería la joven. James no comprendía muy bien la situación, pero estaba seguro que lo que fuera incomodaba en cierta forma a su prometida. No comento nada esperando el momento oportuno para hablarlo con ella.

Rápidamente cambiaron el tema de conversación, remontándose hacia la niñez de la pelirroja. Un tema, que la señora Evans sabía, fascinaría a su yerno. En efecto, poco después, el chico se había olvidado de la boda. La vida de su prometida antes de conocerla le resultaba muy interesante, sobre todo porque quería conocer mejor a su futura esposa.

Terminada la cena, John y James salieron a dar una vuelta, lo que Esther supuso, sería la conversación suegro-yerno. Conversación que John había comentado a su esposa hacia ya algún tiempo, sostendría con el hombre que Lily eligiera como esposo, solo para recalcar algunos puntos importantes. Aquello dio tiempo para que Lily pudiera hablar tranquilamente con su madre.

La señora Evans relato a grandes rasgos lo que habían sido los pasados cuatro años, en Riverstone, cuando 'la pequeña Lily' salió de Hogwarts y decidió prepararse para ser auror. Naturalmente la joven se había tomado su tiempo para explicarle a sus padres lo que conllevaba ser auror. Omitiendo ventajosamente el hecho de haberse enfrentado un par de veces contra Voldemort. El mago más poderoso y tenebroso del mundo mágico. Hecho que los Evans conocían.

Por supuesto, relacionarse y/o enfrentarse a Voldemort era algo que podía ocurrir todos los días en el mundo mágico. Pero Lily jamás lo mencionaba ni mencionaría. No quería alarmar a sus padres por algo que era irremediable que sucediera.

-¿Y Petunia?

-Bueno, ella…

Interpreto el silencio de su madre como una especie de negativa. Hacía poco se había enterado (por una carta de Esther) que su hermana había contraído matrimonio, enviando invitación solo para sus padres pidiendo que ni Lily ni ningún conocido de ella se presentará.

Desde niñas, Petunia le tenía cierto recelo a su hermana menor. Pero ésta siempre guardó la esperanza que la mayor madurará y se olvidará de aquellos sentimientos… Ahora sabía que eso nunca sería posible.

-Supongo que habrá que borrarla de la lista, ¿no? –sonrío débilmente sin mirar a Esther.

-Lo siento…

-No es tu culpa, es… -miro la ventana sintiendo un vacío en el pecho- ¿me disculpas? Estoy algo cansada.

-Claro, ve a dormir –sonrío lánguidamente sin moverse del sillón.

Lily abandono el asiento subiendo a su habitación. Cerró la puerta tras de si recargándose en ella. Un par de lágrimas rebeldes escaparon de sus ojos dejando caminos húmedos por las mejillas. Respingo dejándose caer, permaneció sentada abrazando sus piernas. Escondió la cara suspirando… y se sintió como una tonta. Por años, Petunia siempre la había insultado, molestado y humillado hasta el cansancio. ¿Cómo se suponía que iba a cambiar?

Levantó la cabeza secando las lágrimas. Ya estaba oscureciendo, James no tardaría en llegar y si la veía llorando no se contendría para matar a Petunia, aunque fuese su hermana. Aquello era una ¿cualidad? muy peculiar en James, el sobreprotegerla como si estuviese hecha de cristal. No permitía que nada ni nadie le hiciera llorar. Y eso a veces la hacía sentirse halagada, pero a veces era frustrante.

Un extraño sonido en la ventana llamo su atención obligándola a ponerse en pie. Una bella lechuza blanca con ligeros tintes en marrón, aleteaba del otro lado del cristal pidiendo entrada. Corrió a la ventana y al abrirla descubrió una pequeña nota atada a una de las patas del ave. La caligrafía en ella era muy fina y supo inmediatamente de quien era: Albus Dumbledore.

Leyó el papel una vez, y tuvo que hacerlo de nuevo para cerciorarse que no había leído o entendido mal. Sonrío ampliamente. Con o sin Petunia aún tenía a su familia, amigos y muchas personas más que harían de su boda el día más feliz de su vida.

Abrazo el papel entre sus manos, tendiéndose sobre la cama sin dejar de mirar la ventana, por donde la lechuza ya había emprendido el vuelo de regreso. Había pensado dormirse, pero ahora esperaría a que James volviera para darle la buena noticia. Sabía que su prometido también se alegraría.

Queridos James y Lily:

Tal y como me pidieron. Les aviso que Sirius y Remus ya han vuelto. Ahora se

hospedan en Hogwarts a la espera de noticias por su parte.

Espero que se encuentren bien.

Saludos.

Albus Dumbledore

Continuar

Notas de la autora: OK. Aquí estoy de vuelta, con una nueva historia tal y como lo indica el summary ) ¿Lo importante? Sus comentarios, espero recibir sus dudas, amenazas, sugerencias, etc., etc. Aunque hasta ahora esto parece una historia típica de la boda de James y Lily, no lo es. ¿Por qué? Porque puedo enloquecer a medio fic y destruir la boda P Claro, eso depende de sus reviews. He de aclarar que la pareja principal será J&L y de ahí se relacione alguna otra, no es seguro que haga otras parejitas secundarias pero ya veremos que pasa.

Aunque el fic se llama: "Matrimonio perfecto" puede ser tomado como una ironía, así que puede o no ser 'perfecto', dejaremos que las circunstancias escriban la historia.

Gracias por su atención y espero ver a todos los que se toman la molestia de iniciar está nueva aventura conmigo en el próximo capítulo.

Besos y cuídense.

Su amiga,

Andy Yogima.