DOMANDO A LA BESTIA
Capítulo 1. Cambiando las reglas del juego.
Los hermanos
Había pasado un mes del nuevo semestre en la preparatoria Shikkon y los hermanos Taisho se dirigían a la preparatoria en el auto de Sesshomaru, el hermano mayor. En el asiento del pasajero Inuyasha, el hermano menor pensaba en cómo sería su vida si tan solo su hermano fuera diferente.
– ¿Podrías bajarle un poco a la maldita música? – preguntó Inuyasha irritado como siempre y casi gritando.
– Estás en mi auto, si no te gusta podrías venir caminando a la escuela – contestó el mayor.
– Como si tuviera otra alternativa, recuerda dejarme antes de llegar a la entrada – dijo el menor bufando de fastidio.
Y es que este semestre Inuyasha ya no quería llegar junto con su hermano a la escuela pues suficiente había tenido con el anterior. Durante el primer mes de clase su padre lo había llevado a la escuela y ahora era la primera vez que iba con su hermano.
– No soy tu maldito chofer Inu, te bajas donde yo me baje y punto – contestó seco Sesshomaru.
"Desgraciado" pensó Inuyasha y mientras el auto seguía en marcha abrió la puerta.
– ¡Pues entonces al diablo! – gritó Inuyasha, pero antes de que en verdad pudiera lanzarse a un lado de la calle su hermano logró detenerlo.
– ¡¿Pero en qué mierda piensas maldito loco bastardo?! – Sesshomaru quedó un poco fuera de sí.
– ¡Te dije que me dejaras aquí! No quiero que me vean llegar junto contigo, tuve suficiente el semestre pasado y tampoco quiero que nos vean irnos juntos… – dijo molesto el menor.
– Al menos nadie se mete contigo, deberías agradecerlo… –
– ¡Nadie se mete conmigo ni tampoco me hablan! – gritó Inuyasha.
– Bien entonces como quieras – dijo Sesshomaru mientras se orillaba a un lado de la calle – largo de aquí, y no me hagas esperar mucho después de clases o te irás caminando a casa –.
– ¡Jha! Como si pudieras llegar a casa sin mí, te veré aquí mismo a la salida – dijo el menor mientras salía del auto y caminaba.
– ¡Inu olvidas tu maldito almuerzo! – gritó el mayor para que su hermano lo escuchara.
El menor volvió al auto y tomó su almuerzo del asiento trasero.
– Gracias – dijo de mala gana y azotó la puerta para cerrar e irse.
– Maldito mocoso – masculló Sesshomaru en tono molesto.
Inuyasha era solo dos años menor que él, pero Sesshomaru siempre lo trataba como un niño insolente. Su hermanito era un joven muy caprichoso y el consentido de su padre, él tenía la obligación de cuidarlo sobre todo cuando se trataba de llevarlo y traerlo de la escuela y si por alguna razón Inuyasha llegaba solo, a Sesshomaru le tocarían los regaños de su vida de parte de su padre. Maldita sea la hora en que su padre se volvió tan sobreprotector.
La chica nueva.
Kagome Higurashi de dieciséis años acababa de mudarse a Tokio, su padre era militar y se mudaban constantemente. Esperaba afuera de la oficina del consejero que hablaría con ella por ser una nueva estudiante mientras se encontraba pensando cómo sería su nueva escuela.
– Señorita Higurashi puede pasar – la recibió el consejero - vamos adelante que no tengo todo el día –.
La joven salió de su letargo después de esa última frase.
– Buen día gracias y disculpe consejero Takeda – dijo la chica haciendo una reverencia.
– No se preocupe solo dígame Naraku, es parte de la confianza de ser consejero, aunque muchas veces me arrepienta de eso – dijo él.
– ¿Disculpe? – respondió la joven confundida.
– No, nada no sé preocupe, puede hablarme por mi nombre de pila y además esto será rápido tengo otras ocupaciones –.
– Está bien – dijo ella extrañada por la actitud de aquel hombre.
– Tiene muy buenas notas y veo que se ha mudado de residencia en varias ocasiones, cuatro ciudades diferentes e incluso ha vivido en el extranjero – dijo Naraku mientras revisaba su expediente académico.
– Si así es mi padre…
– Es militar claro, ya lo sé y bueno déjeme decirle que en esta escuela no encontrara nada fuera de lo habitual simplemente son los mismos adolescentes idiotas y mal educados que hay en todos lados – dijo él interrumpiéndola.
– ¿Cómo dijo? ¿Disculpe? – ella estaba asombrada y extrañada de la actitud de quien se decía ser consejero de la escuela, se suponía que en Japón la gente era más respetuosa que en otros lugares en los que ella había vivido.
– Ya me escuchó, los adolescentes estúpidos son iguales en todos lados ahora vaya a conocer a sus nuevos compañeros y maestros – dijo él mientras hacía un ademán con la mano señalando la puerta.
– Pero no se supone que usted…–
– Vaya señorita Higurashi es todo –.
– B- bueno, gracias… supongo – la chica salió de aquella oficina muy confundida con la actitud del consejero "¿pero qué diablos fue eso?" pensó y se dirigió a su primera clase.
La chica mala.
Antes de salir al pasillo Kagome chocó con alguien.
– Oye niña fíjate por dónde vas – dijo la chica con la que había chocado.
– ¡Lo siento disculpa! – dijo enseguida muy apenada mientras observaba a la chica que iba vestida toda de negro y con cara de pocos amigos.
– Como sea muévete – contestó aquella chica con un semblante que en verdad daba miedo.
Kagome simplemente se hizo a un lado tan rápido como pudo y siguió su camino mientras la otra chica entró a la oficina del consejero.
– Vaya mocosa que raro verte por aquí – dijo Naraku con sarcasmo.
– No es como si me gustara verte la cara – contestó ella con ironía.
– Si claro, ahora dime ¿qué demonios fue lo que pasó en la cafetería de la escuela? – preguntó él.
– ¿A qué te refieres? Yo no hice nada malo – contestó ella.
– ¿Nada malo eh? El testículo del joven Nakamura Hiten está bien por si te lo preguntabas.
– No debió acercarse a mí de esa forma, además insisto en que él se golpeó solo – dijo la joven con indiferencia.
– Claro Kagura como tú digas, escucha solo mantén la compostura y ya, largo de aquí – dijo el hombre señalando la puerta.
– ¿Disculpa? Es tonto que yo diga esto, pero ¿acaso no vas a castigarme? – preguntó algo contrariada.
– Niña dime ¿acaso tengo cara de querer lidiar contigo el día de hoy? – hizo una pausa para mirarla y no hubo respuesta – ¡Exacto! Ahora solo deja de golpear a tus estúpidos compañeros y sal de aquí, tampoco creas que tienes trato preferencial por ser mi hermana yo trato por igual a todos los adolescentes insoportables como tu – dijo él.
– Claro, ya se lo mucho que amas tu trabajo – contestó Kagura con sarcasmo.
La joven simplemente dio la vuelta y salió de ahí "que maldito loco y se supone que es el consejero" pensó ella para sus adentros.
Kagome se encontraba saliendo de su primera clase de biología.
– ¡Hola! ¿Eres Kagome cierto? – una chica castaña y con coleta alta la saludó.
– Sí, mucho gusto ¿y tú eres? –.
– Mi nombre es Sango, un placer ¿es verdad que has vivido en el extranjero? – preguntó la chica bastante emocionada, a Kagome le pareció linda su actitud.
– Sí, viví algunos años en Inglaterra por el trabajo de mi padre – contestó algo ruborizada, para ella no era la gran cosa, pero muchas personas parecían tomarle mucha importancia a ese hecho de su vida.
– ¡Vaya! Debió ser genial, oye ¿ya te han mostrado la escuela? – preguntó con emoción.
– En realidad no, pensé que el consejero me ayudaría con eso, pero…
– ¿Naraku? JAJAJA – la chica rio con ganas – disculpa, pero es que ese hombre nunca hace su trabajo, en realidad pareciera que nos detestara ¡y de consejero orientador no tiene nada! – dijo Sango.
– Creo que si lo noté – dijo Kagome mientras reía muy relajada.
– Bueno vamos yo te daré el tour por la escuela ya que tengo el título de ser tu primera amiga aquí – afirmó la castaña con una sonrisa en los labios.
– ¡Claro muchas gracias! – Kagome quien no podía estar más contenta con su nueva amiga.
Se fueron a dar su recorrido por la escuela y después de haberle mostrado todo a Kagome ambas decidieron sentarse en uno de los jardines para platicar un rato más.
– ¿Y dime Kagome en Inglaterra tenías novio? – preguntó Sango.
– Bueno, en realidad no, pero había un chico llamado Houjo que me pretendía, aunque nunca llegamos a nada y luego tuve que regresar a Japón –.
– Vaya que mal, yo tampoco he tenido novio aun – contestó la castaña con algo de pesar.
– ¡No puedo creerlo! eres tan linda que seguro cualquier chico querría estar contigo – dijo Kagome con una sonrisa.
– Gracias, pero supongo que ha de ser porque no soy muy popular no siempre tengo mucho tiempo para las fiestas y demás eventos escolares – Sango habló con un poco de pesar.
– ¿Por qué? – preguntó la pelinegra.
– Pues porque mi madre murió hace algún tiempo y ayudo a mi padre con mi hermanito ya que soy la mayor… además Kikyo Tsukino corrió el rumor de que solo compro mi ropa en tiendas de descuento y ofertas, lo cual no es del todo mentira ¡pero ya verá esa desabrida! – dijo la castaña con determinación.
– Se nota que eres una excelente hija – Kagome sonrió – yo también soy la mayor y tengo un hermanito –.
– ¿En serio? Que coincidencia – dijo Sango y ambas rieron – bueno tal vez este año tengamos suerte y conozcamos a algún chico lindo, en esta escuela hay muchos… –
Y entonces por casualidad del destino Inuyasha Taisho pasaba cerca de ellas junto con su amigo Kouga.
– ¿Q-quién es ese chico? – dijo Kagome prendada por aquella aparición.
– ¿El de cabello negro? Es Kouga –.
– ¡NO! El otro, ¡el de cabello plata! –.
– NO, NO, NO, ¡olvídate de él! Es Inuyasha Taisho del grupo de los inalcanzables… –
– Pero es muy apuesto… –
– Sí, es apuesto y agradable, pero es un hecho que los hermanos Taisho no salen mucho y además su hermano es algo… especial – explicaba Sango algo nerviosa.
– Vamos, no debe ser para tanto – dijo Kagome muy incrédula.
– Créeme que lo es… –
Mientras tanto Inuyasha y Kouga platicaban….
– Te lo juro es vergonzoso Kouga, hoy le dije que me dejara a unas cuadras de aquí ya no quiero nique me vean hablar con él no quiero que las cosas empeoren – dijo el menor de los Taisho.
– Aun así, todo mundo sabe que eres su hermano – decía el pelinegro.
– Tal vez, pero al menos sabrán que no soy un idiota como él –.
– Bueno eso es difícil de decir porque sí eres un idiota – Koga se aguantaba la risa.
– Que bien y se supone que somos amigos ¡lobo estúpido! – dijo Inuyasha riendo.
– jaja… Cambiando de tema tal vez este año tengamos suerte con las chicas –.
– ¿A qué te refieres con "tengamos"? ¿No tu salías con Ayame? –.
– ¿Ayame en serio? Digamos que fue entretenido en vacaciones, pero en realidad era algo fastidiosa y no llegamos a nada así que es mejor seguir adelante – dijo mientras le guiñaba un ojo a su amigo.
– Vaya que eres sínico me sorprendes, a mí al menos me gustaría tener alguna amiga con quien platicar porque fuera de ti, Miroku y mi estúpido hermano nadie más me habla… –
– No sabía que eras tan sentimental – Kouga dijo eso con un tonito chocante para molestar a Inuyasha.
– Vamos no seas ridículo, solo quiero tener más amistades y salir es todo ¿de qué sirve ser popular si es por las razones equivocadas? ya se me ocurrirá algo este semestre –.
– Pensemos en eso más tarde, hay que ir a clase –.
Fueron a sus salones.
En la clase de literatura de los alumnos de último año…
– Muy buenos días jóvenes hoy comenzaremos con un tema nuevo – decía el joven profesor Takeda Byakuya mientras asentaba su portafolios en el escritorio – comenzaremos con la poesía, en especial con autores de otros países, para comenzar con la clase díganme ¿qué piensan de la poesía? –.
En eso entra Kagura al salón de clases haciendo que todo el mundo voltee a verla.
– Señorita Onigumo es la tercera vez que llega tarde en la semana – dice el profesor.
– ¿A caso han visto algo interesante? – preguntó la joven a lo que el profesor solo respondió con una mirada asesina – ¿lo ve? Da igual –.
– Solo tome asiento… maldición no me pagan lo suficiente – masculló sin molestarse en que lo escucharan – entonces ¿alguien quiere responder a mi pregunta? –.
Una alumna de cabello negro levantó la mano.
– Dígame señorita Hashimoto –.
– A mí la poesía me parece muy romántica – contestó la chica muy emocionada.
– ¿Romántica? ¿es en serio? – dijo el mejor alumno de la clase, Sesshomaru Taisho.
– Maldición, aquí vamos de nuevo –dijo el joven profesor con tono cansado – bueno joven Taisho comparta su valiosa opinión sobre el tema con nosotros – dijo por demás sarcástico.
Sesshomaru constantemente expresaba sus opiniones en clases con mucha determinación y sin cuidar sus palabras o la manera en la que decía las cosas. Siempre tenía un aire de superioridad al hablar y era algo que irritaba a sus maestros, sobre todo al joven profesor Byakuya ya que al ser esa la clase preferida del peliplata siempre expresaba sus opiniones con mayor entusiasmo y énfasis.
– Es algo muy simple en realidad, se me hace un tema muy estúpido, es en sí un pretexto que los hombres usan para endulzarle el oído a mujeres demasiado tontas e ingenuas – y volteó a ver a la compañera que había alzado la mano – para creer unas cuantas palabras y dejarse llevar a la cama más próxima, me parece un tema poco interesante lo que la poesía puede aportar a mi educación –.
– Vaya Sesshomaru al parecer alguien despertó de mal humor ¿olvidaste tomar tu medicamento contra la amargura? o tal parece que el amor aún no ha tocado a tu puerta – dijo una joven de largos cabellos negros y piel blanca.
– Me preocupo por la educación que estoy recibiendo, pero dudo que alguien como tu Kikyo, que solo se preocupa por no dejar su ropa interior en casa de alguien más pueda entender de lo que hablo –.
– ¡Escucha tu pedazo de … – Kikyo iba a empezar a gritar, pero fue interrumpida.
– ¡Basta, es suficiente ustedes dos! Esto no es un centro comercial o un parque para aceptar comentarios de ese tipo – dijo el profesor alzando su tono de voz.
– Disculpe profesor, solo me parece que debería hacer una excepción y omitir el apartado de poesía de la clase – contestó Sesshomaru.
Mientras todo eso sucedía, Kagura aprovechó para escaparse silenciosamente del salón.
– Claro porque yo estoy aquí para adaptarme a sus necesidades joven Taisho – dijo el Byakuya con sarcasmo – lo último que supe es que yo soy el profesor aquí, ya tuvimos demasiado de usted por hoy así que hágase un favor y vaya a la oficina del consejero a quejarse y lamentarse el resto de la hora –.
– Pero prof…
– ¡Largo! –.
Sesshomaru tomó las cosas de su pupitre y se levantó para salir del aula, se escucharon las risas de Kikyo.
– Gracias profesor Byakuya – dijo la chica.
– Usted mejor cierre la boca señorita Tsukino o será la siguiente.
Kikyo se quedó callada.
Sesshomaru llegó a la oficina del consejero mientras éste hablaba por teléfono de espaldas a la entrada de su oficina.
– Sí, claro aun sigo escribiendo solicitudes ya estoy cansado de lidiar con adolescentes sin cerebro, sí – decía Naraku.
El mayor de los Taisho observa desde la puerta escuchando todo lo que dice el consejero. Naraku por fin voltea y ve a su estudiante parado frente a él.
– Bueno te dejo porque tengo trabajo, hablamos después – dice el consejero y cuelga su celular – pase joven Taisho –.
– Gracias, es bueno saber que se toma en serio su trabajo – contestó Sesshomaru con ironía en sus palabras.
– Claro tomaré en cuenta su comentario – dijo con sarcasmo el pelinegro – así que ¿debo suponer que nuevamente está molestando a su profesor y a sus compañeros? –.
– ¿Acaso debo ser castigado por dar mi opinión? – preguntó Sesshomaru haciéndose el sorprendido.
– ¿Darle un balonazo en la cara a Tanaka Magatsuki es a lo que tu llamas dar tu opinión? –
– Él estaba molestándome – dijo a la defensiva el joven.
– Según dijeron algunos alumnos él estaba hablando con tu hermano menor Inuyasha no contigo –.
– …
– El punto aquí es joven Sesshomaru, te hablaré de tu para que me entiendas mejor – observó al chico sin encontrar negativas – que la gente te ve o te canaliza como alguien… –
– ¿Difícil? – preguntó el joven ante la pausa del consejero.
– Infeliz hijo del demonio es el término más apropiado – contestó Naraku con convicción.
Una sonrisa de incredulidad y burla apareció en el rostro de Sesshomaru.
– Tal vez debas trabajar un poco en tu actitud, gracias – finalizó Naraku.
Sesshomaru se encontró confundido con esas palabras del consejero.
– ¿Eso es todo? – preguntó extrañado de su propia pregunta.
– Sí, puedes reflexionar en eso ya te puedes ir – dijo Naraku mientras veía su celular.
– Esta bien, gracias por su excelente consejo, lo dejo para que pueda seguir quejándose de nosotros – dijo el mayor de los Taisho mientras salía de la oficina.
– Muchacho cretino… odio mi trabajo – masculló aquel hombre una vez que el joven se fue.
Al termino de las clases…
Inuyasha y Kouga salían al jardín de la escuela y eran observados a lo lejos por un par de chicas.
– Mira Kikyo es el hermanito de Sesshomaru ¿no crees que le sentaron bien las vacaciones? Se ve muy lindo – dijo una jovencita de cabellos castaños a su amiga.
Kikyo volteó para mirar a Inuyasha. La verdad era que nunca le había prestado mucha atención al hermano más joven.
– Sabes Ayumi es interesante, pero creo que tienes razón en verdad se ha puesto muy atractivo – dijo con un tono sospechoso –.
– Ahora que lo veo bien él y Sesshomaru se parecen demasiado – comentó observando al joven con insistencia.
– ¡Jah! No digas eso ese chico no tiene cara de traer algo atorado en el trasero como Sesshomaru, no tiene apariencia estreñida y tampoco mira como si nadie lo mereciera, él luce más fresco muy diferente a Sesshomaru – dijo la pelinegra.
– A veces hablas de él como si en verdad lo odiaras, pero por mucho que digas esas cosas no puedes negar que Sesshomaru es muy guapo, de hecho, es el más guapo de la escuela, si no fuera por su actitud estaría rodeado de chicas –.
– Como sea… me pregunto si Inuyasha tendrá novia, bueno en realidad no es como si eso pudiera detenerme – dijo Kikyo con seguridad.
– Vamos ¿hablas en serio? Incluso tu tienes tus límites, además es menor que tu y encima de eso Sesshomaru te detesta dudo que puedas siquiera acercarte a Inuyasha sin que él se entere ¿recuerdas lo que le sucedió a Magatsuki? – dijo Ayumi un poco sobresaltada recordando aquel incidente del que ambas fueron testigos.
– Yo no le tengo miedo a Sesshomaru, además me encantaría ver su cara cuando me vea junto a su hermanito, será genial – dijo Kikyo muy animada.
– Estás loca, pero eso será algo interesante de ver – contestó su amiga ya más interesada en el tema.
– Así es y comenzaré desde ahora, ¡¿Inuyasha?! – alzó la voz para que el joven la escuchara.
CONTINUARÁ…
ATT. TAMINA BENNET STARK
