STARGATE vs. ALIEN

(Escrito por Federico Hernán Bravo)

Nota del autor: Alien y su entorno pertenecen exclusivamente a Twentieth Century Fox Corporation y a Dark Horse Comics.


CAPITULO PRIMERO

DOCTOR DANIEL JACKSON. BASE CENTRAL DEL SGC.

POR LA NOCHE.

Dicen que las cosas mas raras pasan siempre de noche.

Cuando trabajas para el SGC, lo raro es sinónimo de usual en estos lados, sin embargo, cuando la alarma comenzó a sonar a aquellas horas, debo decir que me saco de mi dormitorio y de la comodidad de mi cama con la velocidad del rayo. Apenas si tuve tiempo de ponerme mi camisa y de abrocharme el cinturón de los pantalones, que me vi envuelto en una marejada de gente que iba y venia, corriendo por los cilíndricos y asfixiantes pasillos del complejo, ocupando los usuales puestos de emergencia.

La alarma atronaba a toda fuerza sobre nuestras cabezas y mientras trataba la dudosa tarea de calzarme una de mis botas, apoyado en una intersección de caminos, una figura conocida me alcanzó, dándome una enérgica (pero no menos afectuosa) palmada en el hombro.

-Daniel Jackson – dijo el recién llegado, deteniéndose para mirarme con sumo interés - ¿Necesitas ayuda?

Se trataba de Teal'c. Mientras hacia malabares para que la bota calzara en mi pie (me doblé un dedo haciendo fuerza) lo observé negando efusivamente con la cabeza, y dije, tratando de hacerme oír por el atronador sonido de la sirena:

-No hace falta. Ya estoy.

Teal'c asintió y continuo su apacible marcha hacia la zona de la cabina de control del StarGate. Es curioso. Conozco al Jaffa desde que comenzó esta odisea de trabajar en el SGC y siempre ha sido igual, salvo algunas pequeñas y contadas excepciones. Suele tener un carácter bastante calculador y muy centrado cuando medio mundo pareciera abandonarse a la desesperación. Lejos de tomarlo a mal, en lo personal, que Teal'c reaccionara así en casi todas las emergencias que teníamos me llenaba de cierta seguridad.

La bota difícil calzo en mi pie y ya no hubo mas excusas que retrasaran mi marcha. Muy pronto me uní a él y al resto del SG-1 en la cabina de control, para contemplar el acostumbrado girar sin cesar del anillo del Portal, marcando símbolo tras símbolo en su virar. Algunos soldados estaban apostados en la zona de embarque, armas listas en mano, observando con cierta aprehensión el espectáculo.

-¿Qué sucede? – inquirí.

-Marca sin autorización desde el exterior – me comunico un operario. Estaba sentado ante una PC ultimo modelo, tecleando algunas ordenes en ella, intentando de alguna forma, a su manera, entender que sucedía y por que – Al parecer, alguien intenta acceder a nuestras… coordenadas sin permiso.

-Malo, muy malo.

Me volví para ver y allí estaba mi viejo amigo y nuestro nuevo General en Jefe, O'Neill. Creo que quizás nunca me acostumbrare a llamarle "General" del todo. Hammond hacia un buen trabajo en su sitio y no es que O'Neill no lo haga en su lugar, pero… bueno, es difícil dirigirse a una persona que, en cierta forma, ha sido tu compañero de aventuras en el SG-1 durante estos últimos años como a tu "superior en jefe".

-Extiendan el Iris – ordenó O'Neill, sin quitar la vista del Portal, que seguía girando sin cesar, marcando los símbolos.

Hubo un par de tecleos en una computadora cercana y entonces el Iris apareció. La segunda cosa que siempre me dejaba sin habla cuando me encontraba ante el StarGate, después del brillo casi acuoso del "agujero de gusano hiperespacial" al abrirse, era el Iris.

El Iris era una plancha del mismo metal que el Portal, que se extendía cerrándose sobre si mismo cuando las emergencias así lo requerían. Cerrado el Iris, el acceso de cualquier "visitante" del exterior estaba vedado.

Se suponía que nada podría pasar esta hábil protección, pero siempre sentía algunas dudas respecto a si en verdad funcionaria el día en que Anubis o algún poderoso Señor del Sistema Goa'uld intentaran de veras invadirnos por allí.

-General O'Neill… Señor, recibimos una transmisión – informó otro operario, delante de otro monitor de computadora, volviéndose hacia mi amigo – Código A-5, Prioridad Alfa.

¿Una transmisión? Aquello ni siquiera yo mismo lo esperaba.

-¿Cuál es su procedencia? – preguntó O'Neill.

-Es de la Base Tartarus, señor…

La Base Tartarus. Inmediatamente, todos reconocimos el nombre.

La Base Tartarus era una colonia nuestra enclavada en un mundo lejano, al borde de la galaxia, bautizado solamente como PX-1979. Se trataba de un mundo desolado, con una atmósfera compuesta de monóxido de carbono y de gases sulfurosos. La vida era casi prácticamente imposible allí y cuando el SGC decidió instalar la base en ese mundo lejano, tuvimos que pedir la colaboración de los Asgard y de Thor para poder montar pieza por pieza aquella mini-ciudadela científica, donde mas de un millar de personas transportadas trabajaban para nosotros.

-Páseme la comunicación – O'Neill se sentó en el sitio del operario, mientras una imagen borrosa y llena de estática aparecía en la pantalla. Otra cosa que podía cruzar el Portal en ambas direcciones (a parte que la gravedad) eran las comunicaciones vía satélite – Aquí el General O'Neill. Identifiquese usted. No puedo verle con claridad.

-¡Ayuda, ayuda!- la voz sonaba desesperada, gritando al borde del terror mas puro. Se me congeló la espina dorsal y sentí el estomago como un témpano. Eché una mirada a mis compañeros del SG-1 para comprobar sus emociones, encontrándome con cosas muy increíblemente diferentes. Mientras que Teal'c seguía casi impasible, con los brazos cruzados detrás de la espalda, mirando a O'Neill, la Coronel Carter por el contrario, me devolvió la mirada de manera afectada. Era obvio que en esta ocasión, compartíamos similares emociones - ¡SOCORRO!

-¡Calmese usted! ¡Dígame que sucede! – el terror puro de aquella voz gritando sobre la estática y la imagen borrosa que no dejaba identificar al hombre (era un hombre, claro) que nos hablaba pareció contagiar al General también. O'Neill se estaba reclinando mas sobre el monitor y el micrófono para hacerse entender con claridad - ¿Qué sucede? ¿Están siendo atacados por Goa'ulds?

Hubo una ligera pausa y la imagen se borroneó totalmente, pero el audio seguía conectado. Oímos al misterioso hombre del otro lado lanzar un par de juramentos y luego, un sonido sibilante, como de algo que se arrastrara por el suelo. A continuación, sonido de disparos (muchos) y al final, gritos y mas gritos sin orden de muchas personas.

Fue lo único que escuchamos antes de que la comunicación se cortara y el Portal se cerrara, dejándonos con un mar de dudas y una incertidumbre de mil demonios…

Solo éramos cuatro para la gran sala de conferencias del SGC a aquellas horas.

Había algunos soldados apostados en la puerta, afuera, vigilando atentamente cada palmo de distancia del corredor. En vano, ya que la seguridad en el complejo era quizás la máxima y la mejor de todo el maldito mundo.

Solo un loco intentaría meterse en el cuartel general.

Usualmente teníamos a esos locos husmeando por aquí, pero esta noche no. Esta noche, el SG-1 tenía otros problemas más urgentes en puerta.

-Base Tartarus – Carter nos enseñaba algunas tomas fotográficas de la base en cuestión. Era realmente grande. La mayor parte, enclavada en el subterráneo, como una replica del SGC central – Lo ultimo en diseño de equipos de investigación científica. Una ciudadela en si misma. Los Asgard ayudaron a hacerla. Las condiciones del mundo donde se asienta son… realmente inhóspitas para la vida humana.

-Muy bien, muy bien – sentado en la cabeza de la mesa y haciendo tamborilear sus dedos, el General O'Neill se arrellanó en el asiento que antiguamente ocupara Hammond. Insisto; me es difícil todavía verlo allí, ocupando ese lugar - ¿Alguno de ustedes podría decirme que cree que pasó? ¿Qué fue todo ese show de gritos sinfónicos digno de un film de horror?

-Base Tartarus no es un sitio que pudiera estar bajo blanco Goa'uld, señor. Los Asgard nos dijeron que los Señores del Sistema no se acercan a esa zona.

-Muy bien, Carter. Descartado los Goa'ulds. El problema sigue igual – O'Neill suspiró - ¿Qué es entonces?

-Podrían ser muchas cosas- aventuré yo – quizás algún experimento que se saliera de control… ¿No manejaba Base Tartarus un complejo laboratorio de investigación genética?

-Entre muchas cosas – me aclaró Carter – Pero, creo señor, que lo mejor que podríamos hacer es… ir allí en persona y ver que ocurre.

O'Neill volvió a suspirar. Sabía por que.

Como el nuevo General del Proyecto StarGate, debía tomar decisiones. Cualquier decisión errada o fuera de lugar nos pondría a todos en… muchos aprietos. De su decisión dependíamos muchas personas.

Jack lo sabia y esto, en especial, lo estaba matando.

-Muy bien, muy bien. Los mandare allí. Pero lo harán acompañados de un numeroso grupo de soldados… - hizo una pausa, miro a Carter – Por las dudas.

-Creo que la mejor estrategia seria que solo fuéramos nosotros solos, señor. Es decir, el SG-1. Mover un destacamento de soldados, si en realidad se trata de algún enemigo o algo así, solo hará que las cosas se pongan difíciles. Si me permite sugerir, lo mejor seria esto.

O'Neill movió despacio la cabeza, pensativo. Creo que lo que más odiaba de su puesto de General del SGC era el hecho de que él ya no acudía más a las misiones, salvo casos especiales. Nadie podría culparlo de sentirse así. Era mucho riesgo… demasiado.

-Sé que me voy a arrepentir de esto, Carter – dijo a la final, extendiendo las manos – Adelante. Tienen mi permiso.


DOCTOR DANIEL JACKSON. PLANETA PX-1979.

AL OTRO LADO DEL STARGATE

Asquerosamente muy tétrico.

La Base Tartarus apareció ante nosotros de forma singular apenas cruzamos el StarGate, las armas en alto. El Portal se hallaba en el interior del complejo, en un gran salón y lo primero que vimos fue un desorden impresionante en la zona, como si se desarrollara un gran combate allí. Había cables arrancados de paneles frontales de las paredes y sendas manchas de sangre reciente, junto con más desorden y basura que no debería haber existido nunca en un sitio supuestamente dedicado a la investigación científica.

El Dispositivo de Llamada del Portal se encontraba allí, cerca, medio machacado, pero Carter confirmó que funcional. El aire era espeso y rancio. Olía a…

-Muerte – dijo Teal'c, con su Lanza en la mano, mirando hacia todas direcciones. Ahora fruncía el ceño y utilizaba todos sus sentidos de Jaffa para percibir hasta el más mínimo sonido. Lo cierto es que no los había. El silencio era de… muerte – Aquí hubo un combate – señaló a las paredes y los cables arrancados – Una pelea muy reciente – siguió diciendo, mientras revisaba las manchas de sangre.

-Y creo que no la ganaron los nuestros – dije. Lo admito, humor negro. Solo un poco. Lo cierto es que estaba aterrorizado. Me asegure de que mi arma estuviera cargada.

El Portal se había cerrado a nuestras espaldas con un sonido seco. Fue la señal para comenzar a avanzar. Nos internamos por un pasillo contiguo y nos recibió una penumbra increíble. Algunas luces del techo estaban destruidas, otras lanzaban su luz a intervalos intermitentes. La electricidad fluctuaba.

-¿Qué sucedió aquí? – le oí murmurar a Carter. Sabia que Sam estaba tan desconcertada como yo lo estaba.

-Marcas de arañazos – Teal'c se había detenido en mitad del pasillo. Señalaba hacia una pared – De arañazos de alguna criatura.

-Has dicho "de una criatura" – recalqué - ¿Por qué…?

-Ese tipo de marcas no las pudo hacer mano humana alguna – me informó, enarcando una ceja – Han prácticamente rasgado el acero.

Nos quedamos en el más completo silencio, mirándonos los unos a los otros como tontos. Estábamos comenzando a pensar que la sugerencia de Jack de mandar refuerzos con nosotros tal vez no fuera tan mala.

-¿Unas?

-No lo creo.

-¿Qué otra cosa conocemos que pueda hacer cosas como esto? – Carter, que solía ser la "científica" del grupo, se mostraba realmente confundida – Si no es cosa de los Unas… entonces, ¿Qué?

Lo ignorábamos y francamente hablando… la respuesta no iba a gustarnos.

Pero encontramos algo muy peculiar apenas avanzar unos tramos más. Arrojado en un rincón, entre restos destruidos de una columna, estaba un hombre.

Por sus ropas, se trataba de uno de los científicos que trabajaban allí. Estaba golpeado de forma increíble y lleno de tierra. Carter comprobó rápidamente si tenía pulso. Si, estaba vivo, pese a su estado.

-Pero creo que esta muy mal herido – Carter me miró, preocupada – Daniel, este hombre necesita atención medica urgente.

-No creo que la sección medica de este sitio siga funcional, Sam – dije – Lo único que se me ocurre es que debería verle la doctora Fraiser, pero…

-Yo lo llevare – Sam, junto con Teal'c, ayudaron al sujeto a ponerse en pie. Estaba totalmente inconsciente y la sangre salía por varias de sus heridas.

Protesté, pero Carter era muy testaruda en este aspecto. Cuando algo se le metía en la cabeza, era difícil hacerla cambiar de idea.

Fue ella la que decidió regresar con el único aparente sobreviviente a casa, marcando los símbolos en el Portal y asegurándonos de que volvería cuanto antes… y quizás, con refuerzos, que era lo más probable. Sentí una oleada de angustia cuando el brillo del StarGate se apagó y Teal'c y yo quedamos solos en aquel sitio en ruinas… solos y al acecho de cualquier cosa que rondara por los pasillos anegados de oscuridad.

-Muy bien… Esta será una espera larga. Dos opciones, Teal'c – extendí dos dedos de mi mano – O esperamos a Sam aquí, para recibirla con los refuerzo o…

-¿Recorrer el lugar y tratar de encontrar mas sobrevivientes?

Asentí. Teal'c pareció pensarlo durante un rato.

-Es muy arriesgado.

-Lo sé.

El Jaffa miró hacia un rincón. Lo volvió a meditar otro segundo más.

-De acuerdo, pero lo mejor seria mantenernos juntos… por las dudas.

El sitio realmente estaba destruido.

Con Teal'c recorrimos varias secciones de la ciudadela científica de Tartarus, encontrando el mismo panorama de desolación detrás de otro. Lo más curioso y peculiar era la falta de cadáveres en el lugar. Por más búsqueda que hicimos en la base (y era enorme) no encontramos a mas nadie en ningún sitio.

Otro misterio para tener en cuenta.

Cuando Teal'c y yo pensábamos regresar a la zona del Portal y ver si Sam habría llegado, encontramos, sobre una mesa de acero inoxidable manchada de sangre, una cosa muy peculiar que obtuvo toda nuestra atención: una criatura alienígena.

-Parece una araña – comenté, tocándola con la punta de mi arma lista a disparar si se movía. Fue en vano, pues estaba muerta – Si, es como una gran araña… con cola.

Me volví hacia Teal'c. Fruncía el ceño.

-¿Alguna pista?

-No es Goa'uld, definitivamente – dijo – Y no se parece a nada que yo haya visto antes.

Dejamos a la araña (no tengo otro nombre mejor para darle) en el sitio donde la encontramos y seguimos marchando. Nuestros vacilantes pasos nos condujeron a una gran sala contigua, otro de los tantos laboratorios de Tartarus. Lucia igual que todo el complejo. Vidrios rotos, manchas de sangre y basura acumulada en los rincones. El instrumental científico también se encontraba allí, hecho añicos.

Pero había algo más, algo que nos dejo muy sorprendidos… más de lo que ya estábamos.

-¿Qué es esto?

Había algo pegado al piso. Como unas formas esféricas y tengo miedo de admitirlo, como si fueran enorme huevos. Unos huevos del tamaño de un hombre agachado o más o menos, colocados ordenadamente en el piso.

-Parecen formas orgánicas – Teal'c tocó una de aquellas cosas con su Lanza – Como…

-Huevos – dije y se me volvió a helar la sangre – Teal'c, ¿sabes lo que esto significa?

Ni falta hacia decirlo.

Estábamos en presencia de alguna clase de vida alienígena desconocida. Y quizás la causa de la desaparición de todos en la base y la destrucción posterior.

Pero no había tiempo para meditar.

Algo se acercó a nosotros desde un rincón en sombras.

Y no era humano.

-¡Dios!

¿Cómo describir al ser que apareció, siseando, desde aquel sitio? Era humanoide, al menos, en apariencia, pero era negro como el ébano. Una suerte de inmensa cola se sacudía por detrás, llena de vértebras y lo recubría una suerte de exoesqueleto o coraza protectora. Algo en él me hizo recordar a los insectos, pero la semejanza se terminaba allí. La cabeza de la criatura… del Alien, era larga y casi en punta.

Un detalle de sobremanera alarmante era que no tenia ojos…. Y que exhibía una boca enorme dentada, de la cual, comenzaban a caer unas babas asquerosas por el suelo.

El Alien chilló, con un grito desgarrador, ultraterreno, que jamás pensé llegar a oír en mi vida. Se puso en posición como de ataque y amago con arrojársenos encima. Teal'c, mas rápido que yo en reaccionar, me propinó un fuerte empujón hacia un costado. Fue justo a tiempo. La criatura pasó rozándonos y por poco sus afiladas garras (tenia manos inmensas) desgarraron nuestras carnes.

No hubo ni un solo momento de vacilación. El ser hostil intentaba atacarnos de nuevo. Abrí fuego con mi arma, descargando sobre su acorazado cuerpo una lluvia de balas potentes. Se le abrieron unas cuantas heridas en ese exoesqueleto suyo, pero cuando su sangre salio disparada hacia todos los rincones y un poco de ella chocó sobre mi hombro, sentí que me quemaba vivo.

-¡Aah! – exclamé, bajando la guardia y llevándome una mano a la herida. Siseaba todavía y sangraba - ¡Sangre ácida!

Teal'c se disponía a disparar al Alien con su Lanza, pero al ver esto, se detuvo. Si el rayo del arma hacia estallar al monstruo, él y yo terminaríamos bañados en esa sustancia ácida, quemándonos terriblemente.

El Alien atacó al final. Se arrojó sobre él y si no hubiera colocado a modo de protección su Lanza delante suyo, Teal'c hubiera muerto de un mordisco de aquella bestia. Las garras del Alien se aferraron de la Lanza y entre los dos oponentes se desarrolló un fuertísimo combate de empujones, midiendo sus fuerzas hasta el límite.

Teal'c no resistiría mucho. El peso del Alien estaba sobre él. Desde mi lugar, herido como estaba, me sentí inútil. ¿Qué podría hacer?

Algo salio de la boca del monstruo. Una lengua… ¡No! Era como otra cosa… como una segunda criatura o una extensión de él, con otra boca dentada.

-¡CUIDADO, TEAL'C!

Aquella cosa quiso morder al Jaffa. Teal'c, haciendo un esfuerzo sobrehumano, empujó a la bestia hasta hacerla rodar fuera de su alcance.

-¿Estas…?

-¡AHÍ VIENE DE NUEVO!

El grito de Teal'c resonó en el lugar haciendo ecos. El Alien corría a toda velocidad hacia nosotros, listo para despedazarnos.

-¡AL SUELO!

La voz vino directamente de nuestras espaldas. Obedecimos automáticamente. Una vez en el piso, sobre nosotros pasó volando una llamarada potente de fuego.

El fuego chocó de lleno con el monstruo y lo hizo retroceder. Chillando, se colgó de la pared y se escabulló por un tubo de aire.

Se había terminado.

Teal'c y yo nos levantamos del piso, doloridos y magullados. Mi herida seguía sangrando y doliendo. Nos volvimos para ver a nuestro salvador, encontrándonos con una nueva sorpresa.

Al principio, creí que se trataba de Carter, que había regresado con la ayuda prometida y nuevas armas, pero un vistazo mas analítico me indicó que se trataba de otra mujer y no de nuestra amiga. Estaba vestida con los restos de un uniforme militar y llevaba un lanzallamas sobre los hombros. A pesar de la suciedad de su rostro era bonita y nos miraba preocupadamente a ambos.

-¿Se encuentran bien? – nos preguntó, acercándosenos.

-Estoy herido – dije, señalándome el hombro – Esa… cosa… su sangre… es como.

-Ácido – corroboró la muchacha. Bajó el lanzallamas y me revisó – Tienes que curarte eso. ¿Y él? – señaló a Teal'c – ¿Cómo esta?

-Me encuentro bien – respondió mi compañero, asintiendo.

-Vengan. Acompáñenme. No es bueno estar aquí, tan cerca de un Nido y mucho menos, con tantos de ellos rondando cerca. Vengan…

La misteriosa muchacha comenzó a avanzar saliendo de aquel sitio. Teal'c y yo la seguimos.

Bajamos con sumo cuidado por unas escaleras y nos adentramos en una inmensa galería repleta de iguales ruinas como todo el complejo. Allí hicimos un breve alto en donde la muchacha se arrancó un pedazo de su roto traje militar para hacerme un improvisado vendaje sobre la herida sangrante.

-Esto no parara la hemorragia, pero servia hasta llegar al ala medica – me dijo – No debemos quedarnos mucho por acá. Ellos están por todos lados.

-¿Quieres decir que hay más de esas cosas? – le pregunté, mientras continuábamos nuestra marcha.

-Están en todos lados… en cada rincón, esperando – la chica alzó el lanzallamas y se detuvo en una intersección de caminos. Barrió el frente con una llamarada potente. No había nadie ni nada.

-Por cierto… ¿Eres parte del personal de Base Tartarus?

-Lo era. ¿Ustedes son del SGC central, verdad?

-SG-1 – la corregí – Llegamos después de una transmisión de auxilio.

-¿Y pudieron pasar por el Portal sin problemas?

-Claro. ¿Por qué?

La cara de la chica mostró consternación. No se esperaba eso.

-La zona del Portal estaba infestada de ellos. Es raro que me digan eso… pero creo entender el motivo – suspiró – se quedan sin "comida" muy pronto. Son voraces… muy voraces.

Asentí. Teal'c miraba inquisitivamente a la chica. Me di cuenta que la evaluaba. ¿Podíamos confiar en ella?

Había salvado nuestras vidas, así que yo creía que si.

-Daniel Jackson – le tendí una mano – Él es Teal'c.

-Soy la Teniente Ripley… o lo era, cuando esto funcionaba.

-¿Qué sucedió aquí, Teniente?

-El infierno, eso sucedió… estamos en el mismo corazón del infierno, amigos míos.

Continuara…