Disclaimer: Gran parte del contenido, incluyendo los personajes pueden ser propiedad de J.K. Rowling, quien posee los derechos de Harry Potter y su mágico mundo.

Quién por fuego, quién por sangre

Tiempo: 1978-79 aproximadamente, antes del anuncio de la profecía y del nacimiento de Harry. En el máximo apogeo de los mortifagos.

Lo siento si faltan acentos o tildes, pero el Word en el que trabajo es tonto y mi teclado tiene el acento en alguna parte que sigo sin descubrir. Pero todo lo demás creo que esta bien.

Tengo tanto tiempo queriendo hacer esto, entre muchas cosas mas. Así que como se me esta acabando el verano, y esto es relativamente fácil para mi, decidí crear este pequeño fic como un break de verano antes de seguir con las otras historias que exigen mas de mi cerebro y el cual ahorita no esta disponible. Pero pienso seguir y mi meta es no abandonar nada.

Comenten.

Made in Canadá.


1.-No te atrevas.

Se movían a una velocidad cautelosa, esquivando cada árbol como si se supieran de memoria el bosque entero. Las hojas secas debajo de sus pies crujían al contacto, afortunadamente el ruido era amortiguado por el fuerte viento que soplaba, talvez a su favor.

El crepúsculo daba su inicio, con el sol ocultándose tras las colinas forradas de pinos.

Solo veían las sombras recortadas por la luz naranja pero parecía no importarles, en realidad su presa estaba cerca, la podían sentir.

El inofensivo objetivo, estaba solo, desorientado y con conocimiento de que era perseguido, lo que le causaba un gran miedo, y cuando las personas tienen miedo, cometen actos estupidos.

James Wildfrock, un alto funcionario del Ministerio de Magia y el nuevo juez de la tribuna sobre asuntos de usos delictivos con magia oscura, avanzaba a paso lento por el corazón de aquel campo foreste en el que se vio obligado a internarse.

El pulso le latía con fuerza y su varita era sostenida por su mano de dedos largos, lista para defenderse mientras rogaba en su mente que su alta y delgada anatomía fuera confundida o en su defecto que tardaran mas en localizarlo con aquel centenar de troncos que parecían no acabar.

Sus ojos azules enmarcados en arrugas, se movían constantemente en todas direcciones tratando de abarcar cualquier detalle fuera de lo normal. Exhalo nervioso con la nítida sensación de que era observado, si tan solo no hubiera sido tan incrédulo.

Unos días antes, había llegado ante su corte uno de los peces gordos de los mortifagos, según había declarado el departamento de aurores.

El hombre juzgado era proveniente de una influyente familia con contactos dentro del Ministerio el cual no tenía aun pruebas suficientes para culparlo del todo. Sin embargo, James lo sentencio rápidamente a una pena de por vida en Azkaban, sin esperarse a una investigación formal. El resultado había sido indignación por parte de los familiares del susodicho y criticas por la prensa referente al trabajo que ejercia Wildfrock.

Pero la noticia no tuvo mas revuelo. Los años que llevaba James dentro del sistema de justicia mágica lo respaldaban por mucho.

Aun así todos se preguntaban porque había tomado una decisión tan rápida e imprudente en ese caso. La respuesta era fácil, pensó Wildfrock, el muy cabron de Evan Rosier lo había amenazado de que sufriría las consecuencias si se atrevía a mandarlo a Azkaban.

Como al juez le molestaba de gran manera el pensamiento de que podían aplastarlo y para dejar en claro cuanto poder tenia hizo lo que el mortifago le dijo exactamente que no hiciera. Pero ahora ya no estaba tan seguro de que había sido lo correcto.

…...

El caprichoso viento le impedía ver mas allá de unos cuantos metros, las hojas le estorbaban al igual que la tierra que se levantaba. Ya no podía escuchar nada mas que el ulular del aire, provocando que sus dos futuros asesinos se acercaran a el sin que este se percatase.

Se dio cuenta demasiado tarde, cuando las figuras encapuchadas y con mascaras de plata se posaron enfrente de el y lanzaron al mismo tiempo el terrible rayo verde de la muerte. Luego todo fue penumbra.

Había sido como jugar a las escondidas.

Los esposos Lestrange desaparecieron del lugar sin dejar rastro mas que el pobre y viejo cadáver de James Wildfrock, como clara advertencia del que se atreva a retar al Señor Oscuro. Porque terminara muerto.


Un trabajito de crias para Bellatrix y Rodolphus. Cuestion de nada...