Autor Original: Bijoux25
ID: 1951298
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Pensamiento de Ayanami.
La ventana está fría, enfriando mi mano a través del guante. Un poco de condensación se había acumulado en el cristal, emborronando mi visión del mundo exterior. Pasé el lateral de mi mano por la pequeña zona de la ventana, limpiándola para poder v. Las nubes eran gruesas y grises, viéndose como si estuviesen a punto de comenzar a dejar caer esos pequeños copos de agua congelada que se acumularía y cubrirían el paisaje. Los niños de este mundo parecían amar mucho la nieve. He visto cómo sus ojos brillan cuando descubren que el paisaje se ha vuelto blanco y se ha congelado. Bailan en él, recogen puñados y se los lanzan los unos a los otros, construyen falsos hombres. No pueden tener suficiente.
No entiendo eso. ¿Cómo pueden apreciar un mundo tan vacío? ¿Qué ven en un lugar que es simplemente blanco, sin cambios más allá de lo que puede ver el ojo? ¿Qué puede ofrecerles? ¿Qué tiene un paisaje liso creado por la nieve que el normalmente colorido y cambiante no?
Suspiró mientras me encuentro pensando en el día en que conocí a Eve, la hija del Jefe de los Cielos. Había dicho algo de ser hermosa como la nieve. Parecía amarla tanto como los niños. Recuerdo sentirme como si no estuviese captando algo profundo sobre esos pequeños copos que ella parecía entender con facilidad, y disfrutaba de esa comprensión.
¿Es por eso que los humanos aman tanto la nieve? ¿Por qué es hermosa? Si ese es el caso, entonces todavía no lo entiendo. ¿Qué es tan hermoso sobre una sustancia que cubre los intrincados detalles y colores del paisaje normal, dejando frío, simpleza y nada de color?
Escuché la puerta abrirse tras de mí y me giré para ver a Hyuuga entrando, sosteniendo dos tazas en una mano por sus asas. Cerró la puerta detrás de sí mismo y se acercó a mí, pasando una taza a su mano vacía y ofreciéndomela. Él tomó un sorbo de lo que podía oler que era café ahora, mientras cogía la taza de cerámica. Se apoyó en mi escritorio y miró por la ventana conmigo. Ahora las nubes, finalmente, se habían soltado las pequeñas motas blancas, que caían hacia el sueño.
"Me encanta cuando nieva" dio Hyuuga, dando un paso al frente y tocando el cristal en donde uno de los copos se había pegado "Por supuesto, esas cositas son hermosas" tocó de nuevo para darle énfasis "Pero lo que de verdad me gusta es como todo lo que no cubren es mucho más brillante" se giró ligeramente y me miró, sus ojos zafiro visibles sobre el borde de las gafas de sol y una pequeña sonrisa curvando sus labios.
Una imagen de lo vibrante y hermosa que se veía Eve contra el blanco fondo apareció en mi mente. Me pregunto si eso es lo que quería decir en aquel entonces. No es la nieve en sí misma, sino las personas en contraste con ella lo que la hace tan hermosa. Me dije a mi mismo que se lo preguntaría cuando finalmente nos reuniésemos de nuevo, pero hasta entonces, solamente puedo esperar que sea eso lo que estaba diciendo. Es el único modo en que puedo entenderlo.
"¿Crees eso también, Aya-tan?" preguntó Hyuuga, enderezándose y mirándome, una mirada de complicidad en su rostro. Solo puedo asentir y agarrar la taza en mis manos con más fuerza.
