Así como las suaves olas limpian poco a poco la blanca y suave arena, así quiero que con su vaivén se lleven todos tus recuerdos de mi mente y mi corazón.
Que el romper de la marea matutina consiga sacarte de mi vida, que se lleve esos retazos que dejaste entrelazados en mi historia, que te lleve consigo y no me deje recordarte.

Azul y eterno, el océano me recuerda tanto a ese amor veraniego que llegó sorpresivamente e inyectó en mí el deseo de salir de mi cómoda burbuja y enfrascarme ...en las mas inusuales aventuras junto a él.

El otoño llegó aconpañado de una sutil advertencia, como susurros que decían que nunca te quedabas mucho tiempo en un lugar, o con una persona. Yo estaba cegado por tu encanto y no quise escuchar hasta que las visitas menguaron con segura lentitud, hasta que dejaste de tomar mi mano si alguien mas nos veía, hasta que las charlas dejaron de ser tan largas, hasta que te importaba menos no hallarme, hasta que terminaste olvidando que mis promesas de amor infinito, hasta que dejaste de mirarme a los ojos, hasta que ya no veía el océano sereno en los tuyos sino una creciente tempestad porque te sentías atrapado.

Así pasaron aquellos días en los que el morir de las flores y los árboles secos y marchitos me reconfortaba porque ya no me sentía el único ser en el planeta que estaba muriéndose con la ausencia del fuego de tus ojos y el calor pasional que dejaste de profesarme.

Al acercarse el invierno visité por última vez ese pedazo distante y oculto de la playa llevando conmigo las piedrecillas azuladas que solía recoger cada que visitábamos aquel lugar secreto que vio nuestro amor florecer porque me recordaban a ti cuando estabas lejos... y las esparcí lo mas cerca del oleaje, esperando que la marea se las llevase lejos, tan lejos como tu te habías ido.

Esperé semana tras semana hasta que comprendí el por qué mis "te amo" siempre recibieron una sonrisa silenciosa de respuesta. Entonces mis ojos se abrieron dejando escapar el manantial de lágrimas que había estado reteniendo desde la última vez que te di la despedida sin saber que era el final para tí. Nunca fuimos enemigos tu y yo, pero terminamos siendo dos desconocidos.

El mar nunca más se verá igual a mis ojos. Algo en él ha cambiado, algo que me persigue cuando vuelvo a esta playa. Algo a lo que debo darle el adiós definitivo.
Y aquí estoy extendiendo mi mano, estrechando el fantasma de la tuya en una silenciosa despedida antes de soltarte para poder caminar hacia adelante.

Adios, mi Sol dorado de verano.
Adiós, océano sempiterno de mi alma..


Kanon es el personaje de Saint Seiya que más me ha gustado.

Hubo un tiempo en el que me metí de lleno al mundo del roleplay donde lo interpretaba y conseguí un Radamanthys para él, pero el usuario que lo manejaba tomó otro rumbo y ya no sentí ningún deseo de seguir con Kanon.

Veo estas breves líneas como el adiós de aquella historia bonita aunque muy corta.

Gracias por leer.