Bueeeeeeno ¡Aquí estoy Yo! Bueno ._.U Sinceramente no tengo idea que día es, ya que esto lo escribo o escribí desde que hice el capitulo xD Así que espero les Guste; Naruto: Soul Chronicles (La traducción es fácil de adivinar pues) Y espero les guste.
Este fic lo escribí y dedico a mis amigas más queridas ; Mina, Luna, Vania Y Karen, por supuesto que tambien va dirigido a mi hermano pecesito azul y demas amigos xD
En fin; Luna me animo a publicarlo, ya que no me animaba, asi que no sean malos conmigo D:!
No soy buena describiendo muy bien el aspecto de las personas, es algo trágico xD. Tampoco sé si me describo bien en las escenas de acción ._.U es más, no estoy segura si describo bien todo XD.
En fin, Mas adelante se verá que mete uno que otro personaje de otra serie (Creo que por ahora solo son 2) Así que espero que les guste y me dejen sus comentarios para poder seguir escribiendo. ¡Espero y lo disfruten!
¡Naruto no me pertenece!
Suspiro resignado ¿Acaso no podía dejar de hacerlo? La respuesta siempre era la misma; No.
Removió sus cabellos dorados con desesperación al no poder escapar de sus propios pensamientos y una sonrisa triste surco su rostro, ya sentía pena de si mismo y depender de atormentarse a si mismo, para sentirse vivo.
Era patético, el mismo se consideraba patético.
Sentirse vivo quizás era una excusa vaga, pero cierta hasta cierto punto. No quería olvidarla, no quería que su recuerdo se extinguiera de su mente.
Paso su mirada lentamente por el escritorio, ese escritorio que le pertenecía a los Hokages y, por consiguiente a el: El Rokundaime Hokage ¿No?
Sus ojos se toparon con dos portarretratos, algo viejos y con polvo que el no se molestaba a limpiar. Igual que siempre. Observo con detenimiento la primera fotografía, limpiándole un poco y apreciando mejor los rostros que se veían ahí. El mismo aparecía en esa fotografía, sonriendo como nunca.
Cuando estaba ella
Sacudió su cabeza cuando sus ojos enfocaron unos perla dentro de la otra fotografía y miro al techo.
Era Hokage, el mas fuerte de Konoha, el héroe de la cuarta guerra ninja y aun así, el estaba vació como un cascaron viejo.
Patético volvió a resonar en su mente, pero sabia que de alguna forma tenia razón esa voz en su interior, solo estaba vivo por que ella lo hubiese querido así y solo podía vivir atormentándose con ella para sentirse vivo.
Podría decirse que era Ironía.
Nunca le había agradado Hiashi, llego a guardarle rencor por como había llegado a tratarla a ella pero después de aquel día, estaba seguro de que le odiaba.
Lo odiaba como nunca odio a nadie.
Por él, el líder del prestigioso clan Hyuga y su necedad, ella ya no estaba.
Apretó su mandíbula, un poco más y sus dientes seguramente terminarían hechos pedazos.
Miro al frente al escuchar unos pasos, y después la puerta se abrió, dejando ver a Sasuke con ojos despreocupados, pero esa no era la situación.
– Tenemos problemas, Dobe – Pronuncio tranquilamente, sus palabras y rostro no concordaban. – Atacan la aldea. –
Y si era así ¿Por qué el no había logrado escuchar nada? Ah si, estaba sintiendo lastima por si mismo. Patético.
Se levanto con rapidez del escritorio y, en vez de molestarse de salir por la puerta, lo hizo por la ventana sin decir palabra alguna.
El azabache observo cada una de sus facciones antes de salir, y se dio cuenta que de nuevo pensaba en ella. No era nada nuevo, tampoco su actitud silenciosa y cautelosa; pero de hecho le molestaba.
Su orgullo no le dejaba admitirlo libremente, pero si, le molestaba que aquel rubio que consideraba como su hermano estuviera apagado, le molestaba que no fuese ruidoso.
Pero como buen Uchiha, no lo admitiría.
– Seis años, eh – Pensó tranquilamente mientras salía a toda prisa de la torre.
Pero la tranquilidad era la mascara de la preocupación.
Casi no había tenido contacto con ella, pero bien sabía que su amigo ojiazul le adoraba. ¿Cuánto habían estado buscándola? Un año entero, hasta que su propia familia la había dado por muerta ¿Cuánto había pasado desde su desaparición? Seis años.
Seis años de muerte silenciosa para Naruto.
En su rostro apareció una sonrisa ladina, para después ir donde el Hokage había marchado.
~O~
Su capa ondeaba al ritmo que el corría por los tejados divisando puntos negros que se movían con rapidez unos metros adelante y, a pesar de eso solo se escuchaba el viento golpeándolos al igual que sus rápidas pisadas sobre los tejados.
Sonrió secamente al mismo tiempo que el Uchiha avanzaba a su lado.
No pasaron ni 3 segundos antes de que varios ANBUS ya tuvieran acorralados a los individuos, y que estos comenzaran una pelea.
Eran 4 en total los que se encontraban; vestidos con capuchas negras que impedían ver los rostros, rastreo chacra y se dio cuenta de que eran los únicos ¿Un ataque con 4 ninjas? ¿Acaso era una broma?
Ambos se detuvieron en un tejado cercano, para poder divisar más de cerca por si tenían que interferir.
El mas grande hizo sellos y después de esto una gran espada con una cadena en el mango de esta apareció en sus manos, mientras que los ANBUS esquivaban sus ataques saltando ágilmente hacia atrás, parecía pesada esa espada.
Los ojos azules enfocaron a los 3 cuerpos aparentemente mas pequeños que estaban ya rodeados por ANBUS, estos lanzaron una ola de kunais a una velocidad sumamente rápida, pero para sorpresa del Hokage, estos lograron escapar con una técnica tan simple como caminar, la técnica de sustitución.
Parecía que fuesen igual de rápidos que los ANBUS.
El azabache miro la escena por unos segundos para después observar a Naruto y este asintió con la cabeza, para después que ambos en un rápido movimiento se encontraran en la pelea.
Si bien no usaban toda su fuerza, esos tipos eran rudos. Y de alguna manera ambos se querían "divertir".
Los movimientos de ambos bandos eran precisos, uno de los encapuchados sonrió debajo de la mascara corriendo directamente hacia el Hokage con un kunai en la mano, mientras el rubio hacia sellos y lograba crear dos clones de sombras.
Y aun así el silencio reinaba en la aldea.
Se escabullo por debajo de el, para aprovechar y clavar aquel kunai en su pierna pero algo hizo que se impactara contra el frió suelo de la aldea para después girar antes de que el rassengan que el rubio había formado antes se impactara directamente.
Son fuertes.
Sintió como un golpe se aproximaba a su rostro por detrás, en su punto ciego y lo contraataco con un golpe de mayor fuerza y velocidad con su pierna, retándose uno a otro.
Mientras el Hokage se las arreglaba con dos de los tres sujetos pequeños, el Uchiha esquivaba cada uno de los golpes que el aparentemente mas grande le propiciaba con su espada, no era difícil para el, parecía un juego de niños; algo con que entretenerse, no abría necesidad de activar el Sharingan.
Si bien la velocidad de aquel sujeto era buena, el la superaba y eso se apreciaba en los movimientos con los que el Uchiha bloqueaba aquella gran espada con sus manos y piernas, haciendo que de la misma fuerza el golpe se le regresara a su adversario.
Con un chidori seria suficiente.
Y entonces quedaba el otro integrante, que peleaba codo a codo con dos del escuadrón ANBU mientras hacia ágiles movimientos para esquivar y contraatacar al mismo tiempo.
Dio una patada al aire mientras se encuclillaba para poder derribar al otro que estaba enfrente, con una velocidad increíble cabe decir, liberando chacra.
Fue hay donde, de un golpe Naruto y Sasuke salían disparados pocos metros de su adversario, por distracción.
¿Aquella sensación era una locura, verdad?
Chacra extrañamente conocido, y desconocido.
Ambos miraron al frente, para volver a enfrentarse a sus adversarios y terminar, ya se habían divertido.
Una sonrisa ladina apareció en sus rostros dispuestos a correr hacia ellos.
Él portador de la espada la levanto en alto, señalando al rubio Hokage, desafiándolo y aun en la oscuridad de la capucha se pudo ver una sonrisa divertida.
Él otro sujeto que se encontraba aun en una batalla con los ANBUS se detuvo precipitadamente y dirigió su mirada a un punto fijo, estático.
Y el silencio fue derrotado.
Y las batallas se detuvieron ante esta pequeña presencia.
– ¡Mamá! – Chillo un pequeño, algo bajo y probablemente un niño que portaba una capucha negra, igual que con los que combatían en esos momentos, pero en el se podía apreciar su rostro.
Los cuatro sujetos lanzaron miradas de miedo al pequeño, él Uchiha y Hokage de confusión.
– ¡Rin! – Grito él que se encontraba frente a frente con Naruto, dejando escuchar su voz femenina.
Cada quien observo con sus ojos la escena, ya fuera rápidamente o de manera lenta, pareciera que las cosas salieron de control.
El pequeño seguía corriendo hacia ellos con rapidez, mucha rapidez mientras en sus manos tomaba algo por debajo de su capa, Shurikens que lanzo con agilidad hacia los dos ANBUS que se encontraban combatiendo con él encapuchado.
Tenia miedo ¿Por qué precisamente ahora tenia que desacatar las ordenes? Y aunque sus ojos no pudieran ser observados, estos estaban cargados de horror.
– Clones – Murmuro el pequeño que se detenía ya ah una distancia considerable con una gran sonrisa en su rostro.
– ¡No! – Un grito femenino que fácilmente podía parecer desgarrador surgió de los labios que se encontraban ausentes de la batalla de sus compañeros con aquel azabache y Hokage, los que ahora también estaban atónitos.
Y pudieron divisar, como dos ANBUS surgían de las sombras y se preparaban para un ataque, iban enserió con el niño.
Ella no permitiría que dañasen a la razón por la que seguía viva.
Los otros tres sujetos se tensaron al ver como su compañera salía corriendo hacia el pequeño niño llamado Rin y ella lo envolvía en sus brazos protegiéndolo, provocando que lentamente su capucha descendiera por el movimiento inesperado, dejando ver sus largos cabellos negro-azulados.
Y algo muy dentro de Naruto se desgarro y él mismo no sabía la razón, solo observaba con ojos asombrados al igual que sus rivales.
Sasuke busco con la mirada a él rubio pero, ya no estaba donde mismo.
De un segundo a otro, se divisaron sellos que ambos ANBUS creaban, el fuego salía disparado hacia ellos junto con una ola de shurikens cubiertos en el mismo fuego.
El pequeño se aferro a ella sin cerrar sus ojos, azules, que se encontraban embriagados por el miedo del infante, su Mamá le cubría y era obvio que saldría lastimada por su culpa.
Y esperando sentir el fuego lo mas cerca posible a la magnitud de quemarse, este no llego pero fue sustituido por una ráfaga de viento helado.
Sus ojos se dirigieron a alguien que, para su percepción se había movido extremadamente rápido y se encontraron con unos ojos azules que le miraban confundido, y durante unos segundos pudo divisar un pequeño circulo de viento que estaba sobre ellos tres para después comprender que él había sido el causante de este y por consecuente que ni él ni su madre hayan salido lastimados, haciendo que una gran sonrisa de inocencia surcara su rostro.
Aquel hombre extraño les había salvado.
– ¡Es muy fuerte! – Pensó ilusionado el pequeño ojiazul.
Y con su ensoñación hacia aquel sujeto desconocido de ojos azules y esa capa rojiza, no se dio cuenta que esa mirada era exclusivamente para su madre, que tenia los ojos abiertos dejando escapar una lagrima de miedo, al mismo tiempo que miraba confundida a quien se suponía era el Hokage y por consecuente, debía matarlos, al menos dejarlos malheridos ¿No?
Ello habían atacado su aldea, mas sin embargo los salvo.
– ¿Por qué… por qué nos protegió entonces?... – Aquella pregunta mental quedo en el aire al sentir su mirada entrando en su ser.
Pudo contemplarlo completamente y noto que de sus ojos comenzaban a asomarse unas lagrimas traicioneras.
Él era extrañamente conocido, y desconocido.
– ¡Naru! – Un grito se escullo, pero ninguno de los dos les presto atención por dos razones.
La primera era que aquellos ojos perla que no veía hace mucho tiempo, le regresaron parte de su alma y se sentía más vivo que en los malditos seis años que habían pasado. Estaba a unos metros, no, estaba a unos centímetros de ella después de tanto tiempo pero…
Ella le miraba como un extraño, confundida. Pero eso no le importo ¡Ella estaba viva! ¡Estaba ante sus ojos! ¿Qué más le podría importar?
Oh si, planear la muerte lenta de Hiashi Hyuga.
Y la segunda razón, se sintió confundida por los sucesos anteriormente ocurridos ¿Quién se tragaría tan rápido que el kage de una aldea te salva a ti y a tu hijo después de intentar atacar dicha aldea? Era tan ilógico como que el cielo fuera verde.
Pero también estaba otra cuestión ¿Por qué parecía que aquel hombre tan fuerte pareciera estar a punto de llorar y quebrarse? ¿Por qué demonios esos ojos le hacían tan familiares y tan hermosos? ¡¿Por qué se sentía tan confundida? ¡Era frustrante!
Ninguno aparto su mirada uno del otro, como si no necesitaran parpadear o simplemente esa necesidad no existiera. Ella apretó un poco más al pequeño Rin en sus brazos, estaba claro que tenía miedo.
Y como si se tratara de un rayo, algo paso por su mente mientras seguía observando esos ojos azules y una lagrima bajo por su rostro para después quedar inconsciente en los brazos de su pequeño hijo.
– ¡Mamá! – Grito saliendo de su ensoñación el pequeño, enfocándose en su madre.
Hizo un pequeño esfuerzo para que su madre no cayera al frio suelo, no tenía la suficiente fuerza para cargar a un adulto.
Y antes de que pudiera pedir ayuda a sus tíos, aquel hombre que consideraba la persona más fuerte que conociera (claro, después de su mamá) estaba de rodillas a su altura y tomo a su madre en sus brazos suavemente. Observo un momento a su madre, parecía tan tranquila dormida, pero no era hora de dormir ¡Estaban en una misión muy importante!
– Mami, no es hora de dormir – Susurro con una sonrisa radiante en sus labios mientras movía un poco el brazo de su progenitora.
Observo por unos segundos el perfil de ella, su Hinata estaba en sus brazos y por un momento una preocupación lo invadió ¿Y si era un sueño? ¿Qué aria entonces si fuese un sueño? Nada, no podría hacer nada y eso era frustrante.
Y entonces escucho el susurro de aquel niño peliazul y giro su mirada y le vio algo confundido ¿Acaso le había dicho "Mami"? Si, si escucho bien, aquel niño había llamado a Hinata Mami ¿Cómo era eso posible?
Ambos ojos azules se cruzaron, y el menor solo le brindo una sonrisa, una sonrisa zorruna.
Algo cálido comenzó a expandirse en el pecho del rubio Hokage.
– Gracias – Su sonrisa se ensancho un poco más y después se acercó un poco más a él y le susurro con un rostro travieso – ¡Es muy fuerte! –
Naruto alzo su mano y la coloco en la cabellera negro-azulada del pequeño y revolvió sus ya alborotados mechones mientras sus labios se despegaban, pretendía decir algo pero…
Un golpe lo había dejado K.O en el suelo.
– ¡Aléjate de Naru y de Rin! – Chillo una voz femenina a sus espaldas, que ya tenía en brazos a Hinata ¿Cómo la habían llamado?
Se levanto sobando su cabeza calmadamente mientras que unos ojos jade lo observaban con odio puro.
Los ANBUS les habían rodeado de nuevo, pero estaban a la expectativa y esperando las ordenes del Azabache o del Hokage.
¿Cuándo había cambiado de una pelea a un encuentro de intercambio de palabras?
– ¿Naru? – Preguntó extrañado Naruto, al mismo tiempo que comenzaba a observar los rostros de quienes les habían atacado, por así decirlo.
Aquella que tenía en brazos a Hinata tenía unos ojos jades muy desafiantes, bueno, solo hacia él. Su cabello era largo hasta la cintura o un poco más y tenía unos pequeños mechones de pelo en el rostro, un pequeño mechón sobresalía de su cabello al estar un poco parado...
Un poco más atrás, otra figura femenina se encontraba hay. Sus cabellos se encontraban sujetados por una coleta, eran morados al igual que sus ojos, su mirada era tranquila y parecía ser mayor que la pelirroja.
Y por último, el más grande. Este era un hombre de piel algo tostada. Su cabello estaba revuelto y era del mismo color de sus ojos, negros. Tenía una pequeña cicatriz en la mejilla.
– ¿Cuándo esto dejo de ser una pelea? – Comento, con algo de burla el Uchiha mientras daba unos pasos para quedar a la altura de su amigo, sonrió de lado al darse cuenta de la situación.
– Eso mismo me pregunto yo – Comento suavemente mientras se acercaba a la pelirroja y posaba sus ojos Morados en Hinata – Por qué la… ¿Por qué demonios salvaste a Naru y Rin? Nosotros intentamos atacar su aldea – Hizo una pausa mientras miraba de reojo a Rin que no quitaba los ojos de encima del rubio Hokage y el también de dirigía miradas – No creo que sea un acto humanitario, ¿Qué demonios pasa aquí? – Finalizo, señalando con la vista al pequeño y a Hinata.
Naruto bajo su mirada lentamente, sus cabellos rubios cubrieron sus ojos y una sonrisa surco su rostro.
– ¿No sé supone que nosotros debemos hacer las preguntas? Usted misma lo ah dicho, intentaron atacar Konoha y – Carraspeo un poco su garganta, levantando su mirada mostrando sus ojos nublados – Se les puede acusar de secuestro –
– ¡¿Qué? ¡¿De qué demonios hablas? – Exclamo indignada la pelirroja, su furia hacia ese hombre aumentaba.
Sasuke guardo silencio, observo a su amigo rubio y la actitud de la chica. Comenzó a relacionar los hechos y poso su mano en el hombro de Naruto y lo apretó. Miro de reojo al pequeño ojiazul y después al rubio. Sonrió.
– Dobe – Suspiro para tranquilizarse – Creo que esto debe tratarse en otro lugar – Señalo mientras observaba a la Hyuga dormida en los brazos de la pelirroja.
– ¿Por qué deberíamos aceptar hablarlo? – Hablo al fin el hombre, que se mantuvo a raya de la situación como espectador, no quería decir algo que pusiera furiosas a sus dos compañeras.
– Por la simple razón, que es más peligroso para ustedes no hablarlo, si no quieren aclarar el asunto de por qué tienen a la Hyuga con ustedes para no ser acusados de secuestro ninja grado S, tengan por seguro que están muertos – Hablo claro, fríamente, tanto que a los presentes les dio miedo.
– Hyuga… Es un clan de Konoha y Naru no tiene aldea, así que sería imposible – Comento algo más tranquila la pelimorada mientras consideraba la idea de hablar con esos dos hombres, después de todo y aunque le molestara aquel hombre rubio había salvado a Rin y Naru.
Naruto y Sasuke se miraron por unos instantes ¿No tener aldea? ¿Naru?
El azabache suspiro, era lo que pensaba, la Hyuga no recordaba nada. Tal vez ni si quiera su propio nombre.
Y eso era un problema.
