MAID CAFÉ

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PROLOGO

Sakura

Otro día en aquel odioso antro, como lo detestaba. Muchas chicas estarían deseosas por encontrar un trabajo como el mío, vamos, a que idiota no le gustaría vestirse atrevida, sin perder el encanto, y llamar todo el que entre como si fuera tu...amo.

Soy Sakura Haruno, tengo veintitrés años. Estudié medicina en una de las mejores instituciones de Tokio, además de que estuve dos años viviendo en Londres para mejorar mi inglés y otro año en España para aprender español.

¿Y de qué me ha servido todo eso? ¿Acaso he acabado trabajando en uno de los mejores hospitales del mundo? No, ahora estoy aquí, en Tokio, con un empleo en un Maid Café a unas calles de mi actual apartamento,

¿Porqué una chica como yo acabó allí? Fácil, la maldita crisis que perdura después de tantos años en todo el mundo. No estás cualificada para el puesto, decían, necesitamos gente con más experiencia, decían.

¡Joder! ¡Toda mi vida dedicada a unos estúpidos estudios! ¿Para qué? ¡Para nada! Tantos años intentando ser alguien en la vida para terminar vestida de forma ridícula en un café, atendiendo a personas y llamándolas como si fueran mis amos, y no hablemos de las estúpidas canciones que debía entonar.

Ahora mismo me encontraba en el servicio privado de la cafetería, me tenía que enfundar un pomposo vestido color pastel, tenía que peinar mi cabello rosa de forma que adquiriera volumen y ondulaciones, además de llevar por cinco horas seguidas unos zapatos pesados y altos.

Me miré al espejo para maquillarme levemente, brillo, máscara de pestañas, rubor y sombra pastel y ya estaba más que lista. Por último, me coloqué unas orejas de gatito rosas y muy peludas en la cabeza.

Paré frente a la puerta que comunicaba el vestuario con la cocina. Respiré hondo y preparé una sonrisa de esas que hacen derretirse a cualquiera. Iba a abrir la puerta pero me sorprendí y borre mi sonrisa al ver que esta se abría sola.

—¡Frente!- Exclamó una voz al otro lado de la puerta, aunque esta de golpe se abrió rebelando el rostro de Ino, una compañera de trabajo.- Vaya, hoy te toca ir de Neko, ¡qué rollo! Eso me tocó a mi ayer...- Confesó alzando las manos en un gesto resignado.

—Ya sabes como odio esto.- Dije señalando mi aspecto, ella arrugó el ceño, le encantaba su trabajo.- Con suerte solo tenga que soportar este calvario un par de semanas, como mucho un mes.- Añadí mientras ella transformaba su rostro con una mueca de curiosidad.

—¿Porqué dices eso?- Preguntó acercándose a mi mientras se colocaba bien el dobladillo del vestido exuberante. Ella era más voluptuosa que yo, pero eso no es una cosa que me importe mucho, con mi talla noventa y cinco de pecho estoy contenta.

—Mi padre a estado fuera del país y cree haber encontrado una clínica muy prometedora en la que estarían encantados de aceptar a una chica con varios idiomas y excelentes calificaciones.- Expliqué mientras ella me miraba asombrada y asentía comprendiendo.

—¿Dónde está esa clínica que dices?- Cuestionó sin perder su toque curioso, mucas veces le confesaba que trabajar en ese café afectaba su personalidad, es decir, no es un personaje anime o...manga, no debe comportarse como tal en todos los momentos de su día a día.

—En San Francisco.- Abrió sus ojos desmesuradamente, incluso llegué a pensar que se saldrían de sus órbitas como si de un dibujo animado se tratase. Se acercó aún más a mi y agarró mis hombros con un agarre fuerte.

—¡Eso está muy lejos, frente!- Comentó dando pequeños saltos, como si hiciera una rabieta. Yo esbocé una sonrisa triste soltándome lentamente de su agarre y caminando lentamente a la salida. Antes de salir me detuve para volver a hablar.

—Si en mi propio país no quieren que trabaje para lo que verdaderamente estoy cualificada, pues no me queda de otra, tendré que irme...Cerda.- Dicho esto salí de los vestuarios lentamente. Ino no dijo nada, tan solo se quedó en silencio.

Retomé mi sonrisa y me paré justo delante de la entrada, no sin antes coger la bandeja de comida y sujetarla contra mi regazo. Observando por el cristal de la entrada, ladeo el rostro y sonrío aún más cuando veo que una pareja joven decide entrar en la cafetería.

—¡Bienvenidos amos!- Exclamé con un tono aniñado.- ¡Gracias por venir al Maid Café!- Con una mano continué sujetando la bandeja, mientras que con la otra hice un además como si fuera un gatito.

Y, como siempre hacía, conduje a los clientes hacía la mesa que ellos indicaran. Ahí comenzaba mi día, maldita rutina...

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¡Hola!

Sí, sé que no debería comenar con otro Fanfic sin haber terminado los demás, pero no pude resistirme.

Miradme (aunque no creo que podáis), llorando como una magdalena porque acabo de ver por trigésima octava vez la película de tres metros sobre el cielo.

Bueno, a lo que iba, empecé este fic porque me pareció muy curioso este tipo de cafeterías japonesas, son tan...extrañas para mi.

Espero que os haya gustado el mini prólogo, pronto entrará en acción Sasuke...¿ansiosos/as!

¡Espero que sí!

Neko: mitad gato, mitad humano.

¡4 reviews y continúo!