N/A: Casi tres años con este fanfic archivado, tengo un desastre de historias regadas en diferentes carpetas que ahora para estar segura de que he publicado y que no, tengo que mirar mi propio perfil. *_*

Esta mini-historia consta de tres capítulos, aquí dejo el primero.

Los personajes son de Kishimoto, sólo me pertenece la historia aquí presentada. Queda prohibido, copiar, publicar o adaptar esta historia.


San Naruto—

By ASUKA02

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—Dejaste ir al único hombre que valía la pena.

Sakura torció los ojos al escuchar el comentario de su madre, no era la primera vez que la escuchaba decir eso, ningún hombre que le presentó a su madre le agrado tanto como Naruto, pero él no era un hombre disponible.

Mebuki pensaba que el antiguo vecino de la casa de al lado era el chico ideal para su hija.

—No lo deje ir, él se fue, sintió el llamado de dios, ¿cuántas veces tengo que decirlo? —se quejó Sakura llevando la taza de café a sus labios.

La pelirosa y Naruto habían estudiado juntos la primaria y secundaria, siempre la cosa fue amistad entre ellos, al menos durante todos los años de estudios así lo vio Sakura, como a un buen amigo. Sin embargo Mebuki veía en ellos una futura pareja, el padre de sus nietos.

Pero el muy imbécil después de un viaje para reencontrarse consigo mismo se le había metido en la cabeza la idea de dedicar su vida a dios, Mebuki había hecho todo un drama por eso, Sakura había aceptado con asombro la decisión de su amigo.

El chico más escandaloso de la clase, era ridículo que él quisiera convertirse en sacerdote, era simplemente absurdo, pero sucedió, le llevo varios años pero lo consiguió.

—Debite seducirlo o algo. —se quejó su madre con ambas manos en las caderas.

—¡Mamá!, estás obsesionada con Naruto, olvídalo ya —protestó levemente ruborizada.

—Si yo fuese tú…

—No quiero saberlo. —la interrumpió Sakura desesperándose por la insistencia de su madre.

Mebuki no siguió, pero Sakura sabía que la conversación no terminaba allí, esa noche antes de dormir, Sakura hizo algo que no hacia hace mucho.

Hizo una oración y le pidió a dios conocer algún buen hombre con el que pudiera casarse, ya que su madre la tenía loca con el mismo tema de siempre, de que iba a morir sin verla casarse, de que iba a morir sin tener nietos, de que iba a morir y Sakura iba a quedarse sola.

Tres semanas después la cirujana estaba durmiendo de lo más cómoda cuando su madre entró a su habitación haciendo un escándalo.

—¡Sakura, hija, sal de la cama rápido!

La pelirosa se removió en la cama y balbuceó —mamá, no hagas que me arrepienta de vivir contigo.

Durante años Sakura había vivido sola en su propio departamento, pero cuando su padre falleció y su madre comenzó a tener problemas de salud la pelirosa volvió al lugar donde había nacido y donde pasó la mayor parte de su vida.

—¡Él regresó!. —chilló Mebuki agitada y muy emocionada.

Sakura bostezó mientras se sentaba en la cama —¿Quién? —preguntó frotándose los ojos.

—¡Naruto y ya no es sacerdote! —gritó la rubia inquieta y muy feliz.

—¡¿Como dices?!, —Preguntó incrédula, el sueño desapareció completamente.

Mebuki sonrió con las manos en la cintura.

—Esta es tu oportunidad hija, no la dejes pasar, haz lo que sea necesario, ese es el hombre que necesitas.

Sakura sacudió la cabeza dejándose caer nuevamente en la cama, le daba vergüenza seducir a un hombre religioso, y peor aun si se trataba de Naruto.

—Mamá, sal y déjame dormir por favor, ayer realice una cirugía muy larga, aun me duelen los pies —dijo mientras se arropaba con el edredón, no le gustaba que su madre estuviera tan pendiente de su inexistente vida amorosa. —déjame dormir.

Mebuki torció la boca en señal de disgusto.

—Está bien, te dejo, pero luego no te quejes, cuando las chicas del pueblo se enteren que ya no es sacerdote se meterán en su cama, ya lo veras.

Mebuki salió de la habitación y Sakura ya no pudo volver a dormir, el regreso de Naruto era extraño y muy curioso, coincidía con su petición de un buen hombre como para casarse.

Sakura miró al techo —¿qué significa esto dios?

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En la vivienda de al lado, Naruto estaba limpiando su casa cuando tocaron a su puerta, no estaba en condiciones para atender visitas, pero era un hombre muy amable como para fingir que no había escuchado el sonido de la puerta.

Dejó la escoba a un lado, se secó el sudor de la frente con el antebrazo mientras seguían tocando la puerta, —¡ya voy!

Dejaron de tocar y se apuró a lavarse las manos, pues pensó que era Mebuki-san que había olvidado decirle algo.

Cuando abrió la puerta se llevo una grata sorpresa. —Hola Naruto.

—¡Sakura-chan!, ¿cómo estás?, —Se apresuró a darle un abrazo que ella apenas tuvo tiempo de responder.

—Estoy bien, ¿qué tal tú vida San Naruto?, me alegra verte de nuevo. —le dijo mientras sonreía.

Él rió entre dientes, San Naruto era el apodo que le habían puesto sus amigos cuando supieron que quería ser sacerdote.

—¡Yo estoy bien, bueno, algo sucio y he tragado mucho polvo mientras limpiaba, pero que bueno verte Sakura-chan! —le dijo con su acostumbrado buen humor.

Ella lo miró con más detalle, si, era verdad que estaba algo sucio, también había perdido masa muscular, estaba un poco más delgado, pero seguía siendo atractivo.

—Traje el almuerzo —anunció enseñándole varios envases de plástico. —ensalada de papas, arroz, pollo y lentejas.

—Harás que babee, —bromeó él dejándola pasar —¿pero qué pasó?, tú madre me invitó a comer.

Sakura suspiró colocando los envases en la mesa limpia que estaba cerca de la entrada principal, aun faltaba mucho que limpiar, habían muchas cosas guardas en cajas.

—Ella insistió en que comiéramos solos, es que ahora que sabe que no eres sacerdote, cree que podemos casarnos, se ha inventado toda una novela. —dijo ella actuando como si nada, aunque estaba algo nerviosa.

Naruto tosió varias veces impresionado, —¿Mebuki-san dijo eso?, vaya, jeje, no pensé que le agradara tanto como para quererme en su familia.

Haruno jugó con los envases y estando a espaldas de él respondió —Siempre tuvo la idea de que íbamos a enamorarnos y casarnos, —se giró repentinamente para verlo y cambió el tema, —¿donde están tus platos?

Naruto la guió hasta el comedor que ya ella conocía, había estado muchas veces en esa casa hasta el día que él se marchó para estudiar, el rubio y ella eran vecinos de casi toda la vida.

Sacó de una caja varios platos y ella lo ayudó a lavarlos y servir la comida, Sakura quiera preguntarle porque había dejado la Iglesia, pero temía que fuese un tema delicado para él, pero al final hizo la pregunta.

—Entonces, ¿por que ya no eres sacerdote?

Naruto sonrió, —comenzaba a preguntarme porque no me habías preguntado eso.

—Esperaba a que tú mismo lo dijeras, pero ya veo que sigues siendo un cabeza dura, te gusta hacerme sufrir, ¿eh?.