Quisiera Ser ~
Capitulo 1: Pañuelo de Lágrimas.
La oscuridad de la noche se esparcía sin prisas bajo una densa llovizna, que otorgaba al paisaje un aspecto más melancólico, pero no por ello menos hermoso. Pues no había algo mejor que sentarse en el alfeizar de la ventana y observar el bello paisaje que ofrecía la ciudad de Seattle bajo la lluvia… tal vez si existía, pero no me estaba permitido pensar en ello y mucho menos en ella, ya que con eso sólo conseguiría atraer sentimientos que no estaban distantes de la magnitud que poseía la pena con que el cielo lloraba en este instante.
Me levante rumbo a la cama, en busca de ese sueño reparador que me permitiría mañana sobrevivir a la jornada de trabajo, pues ese que es placentero y te arrastra al mundo onírico estaba vetado para mí, al amar con tal magnitud sin ser mi por asomo correspondido.
Los sentimientos y pensamientos que me obligaba a reprimir desde hace un par de años, se dieron rienda suelta, mientras me revolvía incomodo entre las mantas. Incapaz de conciliar el sueño, me permití viajar hasta sus recuerdos, a esos que a pesar de que dolían como mil cristales incrustados en mi corazón, irónicamente lo hacían latir desbocado por el sólo hecho de pensar en ella. En su belleza sin igual y que me idiotizaba a puntos inalcanzables, en sus ojos con la calidez de la más dulce y sabrosa taza de chocolate e incluso a esos labios que eran mi perdición y con los que ya había perdido la cuenta de las veces que había soñado con su sabor y su textura contra los míos, mientras mis manos recorrían su cuerpo moldeado por los dioses… estaba perdido.
El timbre retumbo en las paredes de mi silencioso apartamento, y maldije al responsable, aún cuando mi corazón mantenía la sospecha de quien podía ser el responsable que aporreaba ahora mi puerta, cuando pasaban de la una y treinta de la madrugada.
Suspirando me aleje del calor que me proporcionaba el hecho, deslizando la bata por mis hombros rumbo a la puerta de la sala, que en estos instantes era aporreaba mi puerta como si le vida se le fuese en ello. A estas alturas mi corazón latía sin control contra mi caja torácica, pero no me detuve a comprobar quien era, simplemente la abrí, y mi podre corazón se salto un latido con la imagen que encontré del otro lado.
-Edward- susurro la razón de mi existencia con la voz desecha por los sollozos que sacudían su pequeño cuerpo empapado, antes que sus finos brazos de enroscaran en mi cintura y sus dolorosas lágrimas humedecieran mi pecho desnudo.
La situación había sido tan común en los últimos meses, que tan sólo me limite a rodearla con mis brazos y arrastrarla dentro, para cerrar la puerta tras ella.
-¿qué paso esta vez?- deje acariciando los rizos húmedos de su cabello, que despedían ese aroma a fresas que me volvía loco.
Su rostro se alzo y el dolor que me trasmitieron sus ojos en cogió mi corazón – Jacob… él…-su dulce voz se quebró al menos dos veces antes que volviese a enterrar su rostro en mi pecho y continuar bañándome en sus lágrimas.
Mi mandíbula se encajo de golpe y con tanta fuerza que mis dientes protestaron, estaba furioso y el dolor de su llanto sólo estaba aumentando la ira que bullía en mis venas y que deseaba más que nada partirlo en pequeños trocitos con mis propias manos y cobrarme una a una las lágrimas que surcaban el rostro de mi bello ángel.
-¿qué hizo Jacob, te hizo daño?- gruñí con los dientes apretados, dejando que mi rabia desdibujara su maldito nombre.
Pero ella no contesto, continuo llorando con su cuerpo encajado al mío que la consolaba por acto reflejo.
-¿Bells?- continué ante su silencio que estaba matando ms nervios y de paso acabando con la poca paciencia que poseía.
Se revolvió en mis brazos, mirándome por un par de segundos para luego cerrarlos con fuerza y estremecerse contra mi cuerpo. Fue entonces que recordé que ella estaba empapada y posiblemente congelada hasta los huesos.
-ya me lo contaras. Ahora vamos a que te pongas algo seco y bebas algo caliente-
Asintió sin soltar su agarre en torno a mí, por lo que camine con ella en mis brazos de vuelta a mi habitación, depositándola en sus pies una vez dentro me separe de ella para entrar al armario en busca de ropa que ella pudiese usar. Cogí un par de pantalones deportivos que habían encogido dentro de la lavadora mi sudadera de la universidad y un sweater azul.
-lo s-siento- su voz sonó rasposa y sus ojos se anegaron en lágrimas cuando su mirada se cruzo con la mía, que sin dudas mostraba confusión. –si-siento haberte sacado d-de la cama a estas horas…-
-de eso nada- bese el tope de su cabeza –vístete y te veo en la cocina con una humeante taza de café-
Asintió al tiempo que envolvía su castaña cabellera con una de las toallas que le tendía.
Arrastre los pies hacía la cocina, cerrando mi bata y secando de paso mi pecho en el proceso. Una vez ahí encendí la cafetera y cogí un par de tazones de la alacena. Vertí el contenido en ambos una vez que la dichosa maquina se detuvo y el aroma del café se esparció por la cocina.
Bebí un largo trago y el calor del líquido apaciguo un poco la ira que me rostizaba las venas. Recurriendo a todo mi autocontrol y esbozando la mejor de las sonrisas que fui capaz, voltee seguido por el suave aroma que despedía su cuerpo, alargándole la otra taza por sobre la isla de la cocina.
-gracias- acomodo el cabello sobre uno de sus hombros, acelerando mi pulso con ese simple gesto.
-¿mejor?-
Asintió con la vista fija en sus pies. –ven acá- gire en mi asiento abriendo los brazos para recibirla.
Mi corazón se sintió completo cuando su cuerpo se amoldo al mío y su respiración acaricio la piel de mi cuello, mientras su cabeza reposaba sobre mi hombro.
-¿quieres contarme lo que paso?-
Su cuerpo se tenso y sus brazos estrujaron mi cintura. –él… él… t-tiene a o-otra- susurro entrecortadamente al tiempo que gruesas lágrimas volvían a bañar su rostro de porcelana.
La separe lo justo para acunar su rostro entre mis manos y que mis pulgares pudiesen secar sus rebeldes lágrimas. Bese sus mejillas con ternura, aún cuando por dentro deseaba romper un par de cosas entre ellas el cuello del mal nacido de Jacob. Su rostro se enterró en mi cuello y yo tan sólo pude acariciar su espalda en pequeños círculos intentando calmar las sacudidas que los sollozos producían en su pequeño cuerpo.
-él no vale tus lágrimas- susurre molesto, más para mí que para ella.
-pero y-yo lo quiero-
Y entonces mi corazón se rompió en miles de pedacitos con sus simples palabras. El deseo de correr llego rápido y con esa misma rapidez la deseche, pues este era el papel que yo había elegido tomar en esta historia, el ser el mejor amigo, el pañuelo de sus lágrimas, sin más recompensa que una cálida sonrisa tras secar las lágrimas que otro había puesto en sus ojos.
"Soy tu mejor amigo
tu pañuelo de lagrimas,
de amores perdidos"
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Holap!
Si, aquí estoy una vez más con una nueva locura que surgió en mi mente mientras estaba en la playa con mi mejor amiga en las vacaciones, escuchando como ella prácticamente gritaba al corear las canciones de uno de sus grupos favoritos… por lo que va dedicado para mi Clau.
Soy plenamente conciente que no he actualizado mis otras historias, pero trabajo en ellas con todo mi esfuerzo entre el tiempo que la Universidad me deja en estos días sobre todo con las clases de biomecánica ¬¬ y bueno ya las tengo casi listas y sólo me falta tipearlas en mi pc, pues las aburridas clases de neuro y fármaco y ya tengo los caps listos en mis cuadernos xD!
Este será una especie de mini fic, que espero actualizar semanalmente, pues ya tengo un par de caps escritos y bueno cada uno tendrá un trocito de esta canción, aún cuando no me he decidido de cómo acabara ¿opiniones al respecto?
Será hasta el próximo cap.
Besotes!
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Bye.-
