Cuando cierro los ojos te veo sentado en la orilla de la playa, mirando el atardecer con las olas mojando tus pies y la brisa moviendo tus castaños y revueltos cabellos.
Cando cierro los ojos mis labios pronuncia tu nombre como si fuera los de aquel hombre que mira a las estrellas y les ruega pos su deseo.
Cuando cierro tus ojos veo como tu rostro se gira hacia mi y tus ojos verdes me miran calentando mi alma y tu sonrisa, cálida como el sol que en una ocasión sobre tus tierras nunca cayó, derrite el escudo frío escudo que me impuse y logra llegar a mi corazón.
Cuando cierro los ojos veo como te levantas y caminas por la orillas hacia mi, aumentando el ritmo progresivamente y estirando los brazos para que cuando llegues a mi lado recibas un abrazo que sabes que yo no te voy a negar.
Cuando cierro los ojos siento el tacto de tu piel contra la mía, tu olor de primavera, a sol a playa, tu cabeza oculta en mi pecho, los pelos de tu coronilla acariciando mi barbilla, te noto sonreír en mí.
Cando cierro los ojos noto como tomas mi mano entre las tuyas y las acercas a tu rostro, buscando una caricia que aunque no la pidas yo te voy a dar.
Cuando cierro los ojos siento tus labios sobre los míos, me encanta esa sensación, el sentirte tan cerca es el paraíso.
Cuando cierro los ojos nos veo caer sobre la arena, tú te ríes mientras rodeas mi cuello con tus brazos y las alas cubren nuestros costados.
Cuando cierro os ojos noto tu nariz contra la mía, dándose un beso de nomo, beso tu cuellos, tú suspiras.
Cuando cierro los ojos, noto mis manos corre tu cuerpo húmedo y algo pegajoso por la sal.
Cuando cierro los ojos, te noto sonreír contra mi pecho mientras caen nuestras escasas prendas.
Cuando cierro los ojos te veo sonrojado, con la respiración agitada y los labios algo hinchados.
Cuando cierro los ojos te escucho pronunciar mi nombre entre cortados suspiros.
Cuando cierro los ojos te veo enteramente mío.
- ¿Iván?- oigo tu voz adormilado a mi lado, tus ojos verdes brillan bajo las estrellas, tu mano busca la mía entre la arena fina de la solitaria playa.
Al final la encuentras y los pones en tu cadera ahora cubierta por el bañador ya lo sabe por un instante y aparto algún mechón desordenado y rebelde que me impide que me impide ver tu rostro en totalidad.
Ya no quiero cerrar los ojos, lo que tengo delante de mí es mucho mejor de lo que recuerdo.
