Diario de un alma dormida

Gruesas gotas de lluvia chocaban contra el cristal de la ventana de mi habitación. Un completo caos la invadía por todos lados, pero ya no me importaba.

Al sonido de un potente trueno reaccioné. Me levanté de mi cama, donde había estado llorando las últimas dos semanas. Salí de mi cuarto y me encaminé por un oscuro pasillo hasta la entrada de mi casa.

Salí en silencio de mi hogar, que entonces me parecía una prisión. Caminaba sin rumbo fijo, donde me llevaban mis pies y mi corazón, mientras mis lágrimas se mezclaban con la lluvia y yo temblaba empapada, ocultando así el dolor que sentía. Conforme avanzaba los recuerdos se agolpaban en mi mente torturando mi corazón, que ya estaba malherido.

Al fin, llegue a mi destino. Caminé entre un mar de tumbas y panteones, hasta que mis ojos divisaron una en concreto. Varias velas blancas, cuya llama había extinguido aquella tormenta, y un ramo de rosas marchito dejado dos semanas atrás, rodeaban una fotografía, medio oculta entre las sombras.

Un relámpago iluminó la imagen, que mostraba el rostro del muchacho que yacía en esa tumba. Me arrodillé y tomé aquella fotografía entre mis manos. Con sumo cuidado, saqué del marco aquella foto y la cambié por otra en la que aparecíamos él y yo.

Después, leí una vez más el epitafio, que rezaba "Julian Ross 1980-1999 Los que te quisieron te recordarán para siempre". Me guardé la fotografía en el bolsillo tras haberla besado. Retiré el ramo marchito y las velas blancas y me recosté boca abajo sobre el frío mármol de aquella tumba.

El frío se apoderó lentamente de mi cuerpo empapado de lluvia y lágrimas. Dejé de luchar. Ya no me quedaban ganas ni fuerzas para seguir luchando. Y lentamente, mis ojos se fueron cerrando, para no volver a abrirse nunca más.

Al día siguiente, hallaron mi cuerpo inerte sobre la tumba. Mis padres vieron la foto cambiada y comprendieron lo que deseaba que hicieran conmigo. Me enterraron junto a él y cambiaron el epitafio, el cual, ahora, rezaba lo siguiente: "Julian Ross & Amy Ross 1980-1999 Juntos para siempre. Los que os quisieron, lloran ahora vuestra muerte." Se lamentaban por mi muerte. Pero no lo entendían. Yo había muerto cuando él murió. Ahora podía descansar en paz. Tan sólo estaba dormida.