Disclaimer, Harry Potter no es mío.
Remus se preguntaba porque lo habrían convocado a Hogwarts, le parecía extraño que después de tanto tiempo el director quisiera hablar con él de algo que no fuera Voldemort. Ya le había dicho hacía tiempo que quería retirarse del Mundo mágico, pero había accedido a la petición del director porque le preocupaba que fuese algo importante, ya que el hombre no había especificado nada, solo le había escrito en la carta "Remus, ven a Hogwarts ahora mismo, por favor, ha pasado algo… interesante"
Aun con la duda se había aparecido en Hogsmeade y se había acercado al castillo en una carroza que había esperándole en el camino. Por eso en ese momento estaba, después de muchos años, enfrente del colegio, a punto de entrar.
– Oh, Remus, que bien que estés aquí – dijo una voz conocida, a sus espaldas.
– ¡Hagrid! ¿Qué haces por aquí? – saludó al gran hombre, que le sonreía con amabilidad.
– Me ha mandado Dumbledore a buscarte – explicó, contento – .Vamos hacía el comedor, me ha dicho que teníamos que ir allí. También hay otras visitas que ha mandado llamar ¿lo sabías? – le contó, mientras se ponían en marcha hacia el Gran Comedor.
– No, no me lo había comentado, solo me ha enviado una nota convocándome aquí – le dijo con sinceridad –. Por cierto, cuanto tiempo sin verte ¿Qué tal te va?
– Yo también me alegro de verte, me encuentro muy bien, yo y mis animales. En realidad, ahora tengo uno que... - se interrumpió de pronto, dandose cuenta de que empezaba a desviarse - ¿Y tú? – le preguntó el semi-gigante.
– Bueno, tirando para delante – contó con un poco de tristeza –. Ya sabes, sin James y Lily ya no es lo mismo.
– Sí, yo también los echo mucho de menos – contestó Hagrid apesadumbrado. Aunque no le dio tiempo a decir nada más, porque justo se detuvieron en frente del comedor, donde estaban todos los alumnos, que hablaban estruendosamente sin saber quiénes eran las personas que estaban en la larga mesa de los profesores, sentados –. Profesor, aquí le he traído a Remus – habló Hagrid con su sonora voz, haciendo callar a los alumno, que observaron al hombre joven que acababa de entrar sin comprender que tendría que ver con que todos ellos estuvieran perdiéndose clases ese día y con todos los demas invitados.
– Oh, Remus, que bien que ya estés aquí. Ven, siéntate en esta mesa, mientras yo hago un anuncio importante – le dijo con alegría, Remus fue andando con Hagrid hacia allí cuando Dumbledore empezó a hablar –. Queridos alumnos, y visitantes, esto que les voy a comunicar es impactante, pero, es verdad. Yo mismo lo he comprobado mediantes múltiples hechizos – hizo una pausa –. He recibido siete libros que provienen del futuro y he querido que todos leamos en conjunto estos interesantes libros. Por ello he llamado a todas las personas importantes que aparecen en los libros, como me ha recomendado la carta de los responsables de este milagro, que aquí está y procederé a leerla ahora – comunicó, pero antes de pronunciar una sola palabra más, todos los que estaban allí prorrumpieron en murmullos y gritos de incredulidad –. Cálmense, por favor – pidió este y los murmullos se disiparon poco a poco –. Bien, cómo iba diciendo, esta es la carta:
Querido profesor Dumbledore:
Si está leyendo esta carta es que nuestro hechizo ha funcionado.
Bueno se estará preguntando qué es esto, se lo explicare, soy del futuro, igual que mis amigos, y estos libros que hemos creado.
Esto es para impedir que muchas vidas inocentes paguen las consecuencias y para el bien de muchas personas, por ello le pedimos que lea esto en el gran comedor con todos los alumnos y otras personas que nombraré a continuación.
Esas personas son:
Sirius Black (aunque este encarcelado, sabemos que podrá tirar de algun que otro hilo)
Remus Lupin
Amos y Cedric Diggory
Los señores Malfoy, con su hijo
Augusta y Neville Longbottom
Alastor 'Ojoloco' Moody
Todos los Weasley
La rata de los Weasly (aunque parezca una petición extraña, es necesaria)
Los Granger (Son muggles así que sería conveniente que les explicase todo antes de llevarlos a Hogwarts)
Los Tonks
Kinsgsley
Harry Potter (a él no hace falta que lo llame, aparecerá cuando todos estén reunidos)
Por ahora esos son todos, pero, seguramente, iremos llamando a más gente conforme pase la lectura.
También tienen que estar todos los profesores de Hogwarts, los alumnos y, por supuesto, usted.
Un saludo cordial.
HG, RW Y HP
P.D: No podrán salir del castillo hasta que no terminen la lectura de los siete libros y también está prohibido maldecir a la gente (sobre todo si esa persona es inocente).
Después de que el director leyese eso, el comedor empezó a hablar sin para, gritando y pidiendo explicaciones.
– ¡SILENCIO! – exclamó Albus Dumbledore, cosa a la que todos hicieron caso –. Tranquilos, Sirius Black esta hechizado de tal modo que no puede hacer daño a nadie – dijo luego, mirando al preso que estaba sentado, con ropas limpias y nuevas, en un sitio de la larga mesa expandida con magia.
Remus, en cuanto lo vio, empezó a enfurecerse. ¿Por qué esta aquí precisamente? Lo matare después de que salgamos de aquí, sí, eso tenlo por seguro, Black. Pensó con odio.
– Bueno, luego de resolver todas esas dudas, creo que es conveniente que empecemos a leer – habló después de que se tranquilizasen todos, cogió el primer libro que reposaba en la mesa al lado suyo y se lo pasó a la profesora McGonagall –. Si hiciera el honor, profesora – le ofreció el director a la mujer.
– Claro, Albus – dijo, aclarándose la garganta, el comedor entero guardo silencio y se oyó perfectamente como la profesora leía el título del libro –. Harry Potter y la piedra filosofal– sonó y, entonces, fue cuando ya ni el director pudo controlar tanto alboroto. Sirius se levantó del sito, exaltado, y únicamente se volvió a sentar en su silla cuando captó una mirada aterradora de Ojoloco. Solo hasta que se calmaron de aclamar el nombre del muchacho, y distintas cosas junto a este nombre, la profesora pudo continuar –. Bien si no me interrumpen más… - dijo echando una mirada severa a todos –, vamos a ver el título del primer capítulo, que se titula… El niño que vivió– leyó y, antes de que otra vez el revuelo se volviera a formar, se oyó un estruendo y un pequeño bulto sucio y andrajoso apareció en medio del comedor.
Un bulto que resultó ser un pequeño niño de ocho años, de cabello azabache revuelto, ojos esmeraldas, gafas redondas y una cicatriz en la frente.
