Capítulo 1: El enigma de la carta

 31 de julio. Esa mañana Harry Potter terminaba de desayunar. El menú había sido horrible: jugo de zanahoria con brócoli y rabanitos. Al parecer, la dieta de su primo Dudley no traía mayores consecuencias que un creciente mal humor por parte del chico (si es que a ese ballenato se le podría decir "chico"). Con la mayor rapidez posible, Harry regresó a su habitación. Cuando abrió la puerta, un estridente coro de lechuzas resonó. Él sabía que era su cumpleaños, pero nunca había recibido tal cantidad de cartas. Poco a poco las fue reconociendo a todas.

 Una era Hedwig, que mostraba orgullosa un gran paquete. Otra revoloteaba como loca por el cuarto, esa era Pigwigeon, la lechuza de Ron. Al lado de Pigwigeon, había una mucho más grande. Cerca de la ventana, había dos provenientes de Hogwarts; Las dos llevaban una carta. Las tres restantes no las conocía, pero se imaginaba quiénes las habían enviado. Finalmente, Harry habló, saliendo de su asombro.

 –Bueno...–Las siete aves le dejaron las cartas y se fueron, pero la última, de color rojizo, hizo una inclinación con sus alas antes de partir.

 –Qué extraño. ¿No, Hedwig?– preguntó– Su dueño debe ser muy especial. – Hedwig ululó, como diciéndole que abriera las cartas recibidas. Harry tomó el paquete que su lechuza le había traído. Era una carta de Hermione. Harry la leyó con curiosidad.

                  Harry:

                          ¡Feliz cumpleaños! ¿A qué no sabes algo? ¡Soy prefecta! La Profesora Mc Gonagall me mandó una lechuza la semana pasada, dándome la noticia. Espero que todo vaya bien con tus tíos. Te mando algo mucho más alegre como regalo. He estado investigando desde que legué a mi casa sobre las nuevas asignaturas que tendremos este año ¡Son muy interesantes!  Espero verte antes del 1 de septiembre. Pero igualmente quiero desearte un muy feliz día.

                                                       Saludos

                                                                    Hermione

P.D.: ¡No te imaginas las sorpresas que te esperan!

 –Espero que las nuevas materias no sean también difíciles – dijo Harry– ¿Dónde está el paquete?– preguntó. Hedwig se lo alcanzó; Harry rasgó el papel y se quedó con la boca abierta.

 Un gran libro, de una cubierta azul lustrosa, candado y dibujos muy extraños, se encontraba bajo el envoltorio negro con estrellas. En la portada tenía escrito su título con grandes letras doradas: "Descubra los secretos de la Magia Antigua". Harry intentó abrirlo, pero era imposible.

 "¿Qué sorpresas más tendré este año?"–Se preguntó. Hermione nunca le mandaba cartas con enigmas, ¿a qué venía esto? Intrigado, Harry abrió la siguiente carta. Era más extraña que la anterior. Estaba escrita con caligrafía esmerada y redondeada, y en el centro de la hoja, un acertijo. Harry lo leyó atónito, en voz alta:

Lejos de ti me crié, sólo conociendo tu nombre,

Sin saber que te tenía detrás del horizonte.

Y aunque no lo sepas aún, ni puedas enterarte;

ya estoy aquí, para cuidarte.

 – ¿Quién será?– se dijo Harry. Jamás había recibido algo parecido. Era una poesía, eso ya lo sabía; pero ninguno de sus amigos tenía ese hábito. Hedwig ululó. Una nota igual a la anterior se le había caído. Era de la misma persona que había escrito la anterior.

 – ¡Otra más! ¡Esto es inaudito!–dijo Harry– ¿Quién le enviaría tantos acertijos?   

Ella es cual ángel pelirrojo, auxilio peregrino,

Que ayuda al que encuentra en su camino.

Pozo de los desanimados, ella siempre está ahí,

Lista para asistir.

Más nervioso, Tomó la siguiente lechuza. Era de Sirius.

   Querido Harry:
¡Feliz cumpleaños!¿Cómo te tratan los muggles? Espero que muy bien. Ojalá te guste mi regalo, estoy seguro de que lo necesitas mucho.
Escríbeme cuando lo necesites,
SIRIUS.

Harry abrió el paquete que estaba a su lado y, desenvolviéndolo, encontró un reloj nuevo. Inmediatamente se quitó el anterior, el cual lo usaba sólo por costumbre (ya que desde la
segunda prueba del Torneo de los Tres Magos no le funcionaba), y se puso el nuevo.

 –Veamos la siguiente– dijo intrigado. Harry la abrió y dijo – ¡Es de Ron! 

Harry,

                     ¡Feliz cumpleaños! Hermione me contó lo de las nuevas asignaturas. ¡Está como loca! Estoy pasando el verano en la casa de la novia de Percy, Penélope Clearweter, porque en mi casa se están haciendo algunas reparaciones. La casa es muy muggle, y todavía no me acostumbré (la semana pasada casi rompí una pieza de cerámica y Percy se enojó muchísimo). También están en la casa los primos muggles de Penélope, son muy amigables. Te mando un pequeño regalito con Pigwigeon.

                                                               Te escribiré pronto,

                                                                                                     Ron.

 Harry no conocía a Penélope personalmente. Cuando estaban en segundo, el basilisco había atacado a Hermione y a ella. Pero no murió porque su amiga le había avisado que éste se les abalanzaba. Tomó el pequeño paquete que venía adjunto a la carta y rompió el envoltorio. Un libro diminuto estaba en su interior. "Equipos de quidditch de América del sur y Asia volumen 1" era su título. Harry decidió que lo leería después.

 Las tres cartas restantes eran de Hagrid, la habitual de Hogwarts, y la última, del Profesor Lupin. Ésta decía casi lo mismo que la de Sirius: que se cuidara, que estuviese siempre alerta y una novedad, que vendrían Aurors al colegio ese año. Lupin fundamentaba que era para proteger Hogwarts, pero no lo engañó; Harry sabía que era para vigilarlo a él, cosa que no le causó gracia.

 En ese mismo momento, la voz de Tío Vernon resonó enfrente de la puerta de la habitación de Harry.

 –Tú, sal de ahí. ¡AHORA!

 –De acuerdo–respondió Harry.

 –Mañana a la mañana nos iremos a veranear a la isla de Córcega. –Dijo Tío Vernon, escupiéndole en la cara– Pasarás el resto del verano en la casa de la Sra. Figg ¿Entendido, niño?–finalizó.

 –Sí–dijo, con voz inexpresiva–entendí.

 –Eso espero– dijo– La Sra. Figg no sabe absolutamente nada de tu anormalidad y seguirá así mientras te encuentres en su vivienda. ¿Entendido, niño?–volvió a preguntar.

–Sí, de acuerdo.

–Entonces empieza a alistar tus pertenencias ¡YA!

Harry volvió a entrar en su cuarto y empezó a guardar sus regalos de cumpleaños y las cartas. Se acordó de Ron, y decidió escribirle.

                                           Ron:

                                          Pasaré el resto del verano en la casa de mi vecina, la Sra. Figg. Si quieres escribirme estaré ahí.

             Harry

Definitivamente ese no era el día perfecto. Se iría a la casa de la Sra. Figg a la mañana siguiente, Hermione le había regalado un libro imposible de abrir, vendrían Aurors a Hogwarts para protegerlo, tendría nuevas materias, le habían mandado acertijos, y empezaba a sentir un sentimiento indefinido hacia Ginny, la hermana menor de Ron.

–La cosas no me pueden ir peor– se dijo – pero tengo que estar tranquilo. De lo contrario, ¿cómo descubriré que es lo que me pasa?

Se sorprendió. Realmente le gustaba Ginny y no se había dado cuenta. Desde que había regresado de Hogwarts había estado soñando con ella. Recordó la vez en que la Profesora Trelawney les habló de los sueños premonitorios: sueños que te decían cosas que pasarían en el futuro. Para comprender su significado había que analizarlos, dado que cada persona los podía tener de formas y sentidos diferentes...

Pero Harry no le creía a la profesora. Menos Ron. Y menos que menos Hermione. Aún así, Harry recordaba con exactitud cuando ella había hecho una predicción verdadera. Y ahora, estar casi desconectado del mundo mágico no era muy agradable. No podía serlo de otra manera: Voldemort había retornado a fines del año escolar; uno de sus vasallos, Colagusano, había matado a Cedric Diggory; y los mortífagos, los oscuros seguidores de Voldemort, habían regresado junto a su señor. Para su mayor inquietud, Dumbledore había recomendado que no trataran cosas muy personales si le escribían, por si los mortífagos llegaban a interceptar las cartas.

Finalmente Harry Potter se quedó dormido. Debía descansar; a partir de mañana la más grande de las aventuras daría comienzo: la restauración de la legendaria "orden del fénix"...