Yo tengo un Amigo invisible que me aaaama, me aaaaamaaa. Su nombre es ¡AlehMcFly!
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Este fic participa en el Amigo Invisible Invierano del foro "Amor de Tercera Generación"
Si tuviera los derechos de Harry Potter estaría revolcándome en mis millones, señores.
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Ella pidió: Una historia de Albus, Rose y Scorpius (si hay amor entre ellos dos, mejor) en alguna travesura en plan 'El nuevo Trío Dorado'. ¡Disfrútalo o muere! XD
La apuesta
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—Ni creas que te dejaré hacerlo, Scor —la voz de Rose se hizo escuchar pese a que se trataba de un susurro, lo suficientemente bajo como para no llamar la atención de quienes vigilaban los pasillos.
Decidió no revelar su posición a Rose. Sabía que eso la enfurecería.
Scorpius se mantenía quieto observando el cielo a través del techo encantado del gran comedor. Le gustaba pasear por ahí a altas horas de la noche. Esos paseos nocturnos le aclaraban la mente y le ayudaban a concebir la mejor forma de ganar la apuesta contra Albus. El problema era que solo una vez había conseguido ganar una apuesta contra su amigo, y eso fue hace mucho tiempo atrás.
Era de noche, una noche de cielo despejado con pocas nubes y estrellas brillantes que dejaban ver su luz a través de los techos encantados de Hogwarts. Scorpius las observaba en silencio tirado en medio del gran comedor sobre la fría piedra, pero no le preocupaba que lo atraparan, pues permanecía oculto gracias a su capa de invisibilidad que su padre le regaló alguna vez.
La misma capa que le ayudó a vencer a Albus por primer y única vez en su vida.
—Me lo ha contado Albus —Prosiguió ella el ver que Scorpius no le respondía—, así que ya me ocupé de informar al profesor.
Ese anuncio consiguió enfurecer al chico lo suficiente como para revelar su posición a todo ser viviente en el castillo.
—¡Traidora! —Gritó.
Por supuesto al instante tenían un par de ojos encima. Un prefecto de Hufflepuff. Paseaba su mirada con sospecha por todo el gran comedor. Scorpius sabía que la capa lo ocultaba muy bien, solo debía quedarse ahí tirado en el piso sin moverse, y Rose... bueno ella tenía una capa invisible incluso mejor que la suya propia, la que pedía prestada a sus primos.
Después de un rato el prefecto debió suponer que no había nadie, por lo que salió de ahí dejandolos a solas de nuevo.
—Escucha, Scor. No tuve otra opción, y él me dijo que siempre que no hicieras nada no te castigaría.
—¿No tenías otra opción? ¿que tal cerrar la boca?, a mi me parece una muy buena opción —escupió con la cara roja de furia. Aunque ella no pudiera verla.
Mejor así porque Scorpius se sentía traicionado, muy traicionado. Nunca pensó que Rose se chivaría con un maestro. Nunca lo había hecho, incluso les había ayudado con varias coartadas. Pero esto era demasiado.
Se levantó y dirigió el paso hacia la torre de Ravenclaw con los puños apretados y la mandíbula tensa. No quería que ella la siguiera por lo que no se quito la capa, no quería que le hablara, no quería verla. Estaba tan herido que podía terminar diciéndole cosas de las que se arrepentiría después.
¿Por qué a ella le importaba tanto ese profesor de marras?
Porque le gusta, susurró su conciencia y eso consiguió ponerlo de peor humor todo el camino hasta la aldaba de águila, a la que casi hace volar en pedazos por no ser capaz de descifrar el maldito acertijo.
…
Al dia siguiente la clase transcurrió con normalidad. Una normalidad plagada de detalles como el ver al profesor de DCAO más cauto de lo normal; o tal vez ya se estaba poniendo senil y paranoico el viejo ese. En verdad quería creer que Rose no lo había delatado, pero la forma cómo ella lo observaba, con embelesamiento y chorreando baba al igual que prácticamente toda la población femenina del colegio... ¿Qué demonios le ven?
—¿Viste? Tiene un halcón ¡un halcón! ¿No es genial? —comentaban algunas, como si tener un bicho de esos fuera la gran cosa, él también podría tener un halcón si quisiera. Estúpido profesor de DCAO. De solo pensar en que ese sujeto haya conseguido que Rose lo delatara le hervía la sangre.
Estuvo esquivando a Rose todo el día, en las clases que Ravenclaw compartía con Hufflepuff se sentó junto al solitario Runcorn. No era la compañía más amena, pero no era la compañía de Rose y eso era más que suficiente para sentarse junto al silencioso muchacho; cuando compartían clases con Slytherin se sentaba junto a Albus.
El que se haya peleado con su prima no hacia mella en la amistad de los dos chicos.
—Es un estúpido, y un inepto —escupió con desdén en cuanto se reunió con Albus en clase de Pociones.
—No digas eso, Scor. Es un buen profesor y lo sabes.
—Ay no, Al ¿tú también? —Se quejó ganando que su amigo pusiera los ojos en blanco.
Scorpius frunció el ceño.
—Oye, no me veas así. Es un sujeto admirable
¿Acaso todos habían perdido la cabeza? ¿Era al único al que ese hombre conseguía ponerle los pelos de punta? Vale, admitía que sabía de lo que hablaba, pero el que fuera tan versado en la defensa contra las artes oscuras solo podía significar que las conocía muy bien, y eso era motivo suficiente para creer que no debían tenerlo de maestro... ¿Verdad?
—Lo que tienes es celos.
— ¡Yo no tengo celos!
—Sí, yo también siento envidia, pero con chillar y quejarte no conseguirás nada.
—Que no tengo envidia, maldita sea.
Albus lo observó imperturbable. Luego simplemente se encogió de hombros. "Di lo que quieras, pero sabes que tengo razón", pareció decirle con ese gesto.
—De todos modos con todo y lo bueno que es conseguí colarle la tinta invisible —decidió comentar Albus, como quien no quiere la cosa. Por un momento el abrupto cambio en el tema de conversación dejó a Scorpius descolocado—. Todo lo que escriba en los pergaminos desaparecerá, deberá hacer el trabajo dos veces, y tú me debes 10 galeones.
Habían hecho una apuesta con Albus. Por lo general se dedicaban a hacer bromas a otros estudiantes, sin embargo debido a la poca simpatía que sentía Scorpius por su profesor de DCAO propuso a Albus una apuesta más fuerte, el fichaje perfecto. Hasta que Rose decidió enamorarse del sujeto y echarlo todo a perder arruinando los intentos de ambos chicos, hasta que finalmente se chivó.
Era ligeramente reconfortante saber que Albus, pese a todo, no había olvidado su pequeña apuesta.
—¿Sabes qué es lo mejor? —Intervino Albus con esa sonrisa maliciosa que solo significaban problemas
—¿Uh?
—Que el profesor te culpará a ti gracias a Rose.
Mierda.
En ese momento recordó la razón por la que había dejado de apostar contra Albus antes de escoger un maestro como blanco. El maldito siempre conseguía salirse con la suya. Albus Potter era una serpiente en toda regla, y por alguna razón él carecía de esa habilidad para conseguir lo que se proponía. El sombrero no se equivocó cuando decidió enviarlo a Ravenclaw.
—Eres un… —no se le ocurría qué decir. Por una parte se sentía feliz por saber que su amigo había conseguido poner al profesor en ridículo; por otra parte le enfurecía saber que no fue él mismo quien lo consiguió y que ahora gracias a Rose lo castigarían hasta el día de su graduación, muy seguramente.
—¿Quieres ir a Hogsmeade? —El cambio de tema de Albus fue tan poco sutil que consiguió romper el hilo de sus pensamientos.
— ¿Tan pronto me vas a cobrar los galeones?
—Sí, eso en parte. Pero como te van a castigar pronto y probablemente pasarás el resto del año limpiando trastos, seguro que te apetece aprovechar ahora que tienes tiempo.
—Vale, tienes un punto —tenia todo el sentido del mundo la proposición de Albus, y como él a fuerza de costumbre se volvió tan buen perdedor, no tardaba mucho en dejar de mostrarse incrédulo y frustrado.
Además, así conseguiría seguir evitando a Rose. Especialmente ahora que tenía más razones para estar molesto con ella.
— ¿Otra apuesta o se te arruga? —Albus parecía entusiasmado, pero a estas alturas Scorpius definitivamente dejaría de apostar. Eso de perder no solo mellaba el orgullo o acababa con su dinero; también conseguía castigos y enojaba a sus padres.
Mala idea.
—No, a este paso me vas a arruinar.
Ambos rieron, de solo pensar en la absurda posibilidad de ver la fortuna Malfoy amainada por las apuestas perdidas de su heredero.
—Y mira que lo digo en serio —lo dijo un poco en broma, y un poco en serio. Gracias a Merlín Albus supo leer entre líneas y dejo el tema, al menos de momento.
…
Con los conocimientos de ambos, salir del colegio no era un verdadero desafío. Si bien los pasadizos que se mantenían cerrados después de la guerra permanecieron así, la sala de los menesteres se había recuperado y con él su famoso pasadizo que tantas vidas salvó en su momento.
Recorrerlo les llevaba a Cabeza de Puerco, un pub abandonado hace mucho, desde que su propietario murió, sin mencionar que era un acceso muy discreto al pueblo.
Era su refugio y lo mejor fue cuando encontraron la trampilla en el suelo que los llevaba a una muy nutrida bodega de licores. Era, por supuesto bebidas para magos mayores de edad, no para dos mocosos de quince años. Pero eso daba igual, él era un Malfoy con un apellido infame amigo del Potter oveja negra de la familia. Viéndolos juntos era difícil saber quien corrompió a quien. Aunque ellos sabían que su amistad surgió del entendimiento mutuo a partir de saberse cuasi-parias de sus respectivos círculos.
Como sea, emborracharse hacia parte de esa clase de cosas estúpidas que hacían los chicos como ellos por el puro placer de saber que llevaban la contraria al resto del mundo. Bendita adolescencia.
Aunque claro, nadie se enteraba nunca de eso.
Se hicieron con una dotación nada despreciable de alcohol. Suficiente para dar una fiesta, solo que ellos eran solo dos, y planeaban quedarse ahí, bebiendo y probablemente jugando al ajedrez mágico, o apostando. Porque según Albus: Las apuestas le daban emoción a la vida.
—¿Por qué no simplemente le dices a mi prima que la quieres? —La voz de Albus sonaba pastosa, pero eso no impidió que Scorpius le escuchara con claridad.
Scorpius frunció el ceño, Albus debía estar muy borracho para andar diciendo eso.
—¿Y a ti que demonios te pasa? Si eres tu precisamente el que dice que matara al que se le acerque—era gracioso que dijera eso él precisamente, quien se mostraba gruñón con cualquiera que se acercara a su prima, casi como si fuera su hermana menor.
El licor había espesado su mente y tardo en reaccionar, tuvo que esforzarse para conseguir a su mente trabajar cuando vió esa sonrisa de "Te atrapé" en el rostro de su amigo. No tardó mucho en darse cuenta que no habia negado a Albus que le gustaba Rose.
Maldito Potter.
—Si no le dices tú, le digo yo —amenazó su amigo con esa maldita sonrisa aún.
—No lo harás
—Si lo hare
—No, no lo harás
—Sí. Lo haré
—No te creerá —canturreó Scorpius con la confianza propia que da el alcohol cuando le recorre las venas. Estaba seguro que ella no se creería eso. Menos aún si venia de boca de Albus.
—¿Qué te apuestas?
¡Ajá! entonces todo es un plan de Albus para llevarlo a eso.
—¿Por qué insistes tanto? ¿Qué hice yo para merecer esto? —Vale, eso último sonó un poco a reina del drama, pero en verdad sentía que a Albus le divertía verlo hacer el ridículo.
—Perder. Ser un maldito perdedor — y Scorpius pensó en mil formas de esconder el cadáver de Albus, porque empezaba a sentir un poco de ganas de estrangularlo ahí mismo.
—Gracias, amigo.
—Eres obscenamente rico y no te duele perder unos cuantos galeones. Por eso no te esfuerzas en las apuestas y es aburrido ganar siempre.
—Entonces deja que te gane.
—Eso sería menos divertido, e insultante con tu persona —bueno, sí. Ganar por lástima sería más humillante en opinión de Scorpius.
—Pues déjame en paz No pienso aceptar una apuesta de nuevo ¿me oíste? ¡Jamas!
Albus sonrió de nuevo y Scorpius supo que cosas horribles sucederían. Era un mal presagio y de repente no sintió la cabeza tan aletargada. Esa simple mueca de Albus consiguió ponerlo en alerta.
— ¿Cómo llegamos a esto? ¿Qué tiene que ver Rose?
—Si no ganas le diré a Rose todo.
¿Y sigue con eso?
—No te creerá
—Puede que sí, puede que no. Como sea le contaré todo lo que se me ocurra después de este lapsus etílico, y juro que tengo una imaginación interesante; pero si tu, por algún milagro llegas a ganar... seré una tumba y nunca más volveré a mencionar esto a nadie, ni lo usaré nuevamente contra ti. ¿Aceptas?
— ¿Tengo opción?
Albus sonrió satisfecho consigo mismo.
—Bien, el objetivo es el mismo: el profesor de Defensa.
—¿Estás loco? —Un de las reglas de sus apuestas era no escoger el mismo objetivo dos veces. eso era estúpido.
—Te va a castigar así que dudo sospeche de ti precisamente por eso.
—Y lo tendré cerca un buen tiempo —completó en un susurro, más para sí mismo que para su amigo.
—Que no se diga que no te doy ventaja.
—Me descubrirá de todos modos.
—Mal, esa no es la actitud que espero. Así no me ganarás.
—Por cierto, me vengaré de esto. Ya lo verás, Albus.
—Por nada.
APARTADO DE LOS DESCUIDOS: La madre de los clichés 3G: Albus en Slytherin y oveja negra de la familia. No me importa, así me gusta :3
1. Borracheras de adolescentes con mala, muy mala resaca. En especial para Scorpius, ñejejeje Albus es malo :D
2. Sí, Scorpius va a Ravenclaw y Rose a Hufflepuff XD
3. Esto iba a ser un oneshot, pero lo partí en un threeshot :D el siguiente capítulo será "La broma" y el último "El secreto" y juro que si no se sorprenden con el secreto me corto una mano (No, no lo haré)
4. Espero que te guste mi amiguisima invisibilisima (?)
