Disclaimer: todo de Stephenie Meyer.

Fértil

1. Razonamientos

Me desperté en mitad de la noche. No sabía bien porqué y por esa misma razón mantuve mis ojos cerrados sin cambiar mi ritmo de respiración, no quería que Edward se moviera al percatarse de que me había despertado. Recordé vagamente que estaba en la casa de mi próximamente familia política, Charlie había ido a pasar la noche en La Push por no sé que asunto y no quería que estuviera sola, aunque yo sabía muy bien que ese no iba a ser el caso.

Al terminar mis divagaciones de porqué no estaba en mi cama, comencé a sentir un leve movimiento en la de Edward, osea, en la que me encontraba tumbada en ese momento. Seguro que por eso me había despertado. Abrí ligeramente un ojo para encontrarme con algo que no me hubiera imaginado ni en mis mejores sueños. Mi prometido estaba con los ojos fuertemente cerrados y muy concentrado en mover la mano que se encontraba debajo de la tela de sus pantalones. Ahora ya sabía porqué no había recibido un mínimo de atención en todo el tiempo que había estado despierta (obviamente, por mucho que intente controlar la respiración u otras cosas, parece que los vampiros son muy sensitivos…).

Me arrodillé en la cama y agarré su brazo en movimiento, haciendo que sus ojos se abrieran rápidamente en un gesto de sorpresa, reemplazada rápidamente por vergüenza al darse cuenta de la situación. Juraría que si fuera posible, había visto sus mejillas volverse coloradas. Trató de sacar la mano del lugar donde la tenía en un desesperado intento de hacerme creer que no estaba haciendo nada y no pude reprimir una sonrisa al ver sus ojos dorados abiertos a más no poder y su boca abrirse y cerrarse tratando de explicar algo que no podía.

Subí suavemente sobre sus piernas y lo besé dulcemente con la intención de que se tranquilizara. Deslicé la mano que tenía sobre su brazo hasta entrelazarla con la suya y las guíe suavemente bajo sus pantalones. Edward dio un pequeño saltito cuando las dos manos se afirmaron alrededor de su miembro y se empezaron a mover a un ritmo lento. Me reí interiormente ante la idea de que no puso mucha resistencia como había impuesto antes con sus límites, seguro ya haría lío cuando "recuperara la razón". Sabía que lo que tendría que sentir en ese momento sería calentura, o que se yo, se supone que al ver ese espectáculo una tendría que sentirse excitada o algo por el estilo, hablando desde mi poca experiencia. Pero el sentimiento que más me infundaba era una inmensa ternura, y es que verlo con los ojos cerrados y emitiendo pequeños jadeos con lo que seguro era su primera experiencia sexual con otra persona (y obviamente la única, ¡yo!), simplemente era… dulce.

Me sorprendí a mi misma pensando (mientras seguía embelesada viendo como se mordía el labio inferior y respiraba agitadamente aunque no tuviera necesidad de hacerlo…) que la piel bajo mi mano era suavecita… y caliente, ¿No se suponía que los vampiros no tenían sangre? ¿Entonces como era que se le podía parar? Según lo que me acordaba de mis pocas clases de Educación Sexual, las erecciones eran causadas porque mayoría de la sangre del cuerpo se iba hacia el pene, lo que causaba la dureza y la temperatura alta. La única solución posible era que estuviera loca, pero sabía perfectamente, aunque yo misma no quisiera entrar en detalles, que las otras tres parejas de la casa también mantenían relaciones sexuales. Ahora la pregunta ¿Cómo?

Mis extraños pensamientos se vieron interrumpidos por el sonido más lindo que escuche en mi vida: - Ahhh…- sí, Edward había terminado. En sus pantalones, en mi mano. Con curiosidad saqué la mano de donde estaba (sin dejar de ver como el amor de mi vida trataba de volver a su respiración normal, sin el valor de abrir los ojos de pura vergüenza… no lo culpaba.) y me la acerqué a la cara, primero para inspeccionar esa sustancia que nunca había visto en mi vida (¡sí! ¡virgen y con honores!) y segundo, siguiendo con mi anterior razonamiento, deliberando si eso de verdad sería semen.

Mi ángel abrió los ojos con una mirada que nunca le había visto en la vida (y no todos los días lo ayudaba a masturbarse tampoco…).

-Yo… y-yo… perdón, digo… no quise… yo…- lo miré como si estuviera alucinando. ¿De qué se estaba disculpando? Si iba a ser que se sentía culpable de mancharme la mano, era capaz.

-No hay porqué pedir perdón, Edward, lo hice porque quise.- y pensándolo bien, añadí.- Aparte, auque sea a medias, es algo que yo te vengo pidiendo hace tiempo, me extraña que no hayas controlado tus límites como un loco esta vez.-

Me miró avergonzado y movió sus labios emitiendo un sonido tan suave que por poco ni lo escucho.- Gracias… es que yo no quise… despertarte… ni ponerte en ésta posición,… aparte es una falta de respeto para…-

Claro, cómo no me lo había imaginado antes, Edward nació en el siglo pasado (literalmente.) y su concepto de "faltas de respeto" distan mucho de lo que son ahora.

-Shh… ya te perdoné ¿si?, aunque no haya nada que perdonar. Te amo.- Me incliné sobre él y le di un suave beso en los labios que correspondió un tanto tímido.

-Yo más.- respondió él, tumbándome de vuelta en mi lado de la cama.- Pero ahora es mejor que duermas un poco más.- y comenzó a tararear mi nana haciendo que mis ojos se vayan cerrando. Quise acomodarme poniendo mi mano bajo la cabeza en mi usual posición, cuando lo sentí devuelta. Mi mano estaba pegajosa ¿Cómo fue que me olvide? Abrí los ojos y levanté mi cuerpo con un codo.

-¿Los vampiros son fértiles?- Edward me miró como si me hubiera salido una segunda cara, pero al instante su expresión cambió a una tristeza profunda cuando me contestó.

-Bella, los vampiros no podemos tener hijos, capaz, lo mejor para vos sea…-

-¡No, no, no! No me estás entendiendo. Yo quiero pasar el resto de la eternidad con vos y con nadie más que vos. No me importa lo que tenga que sacrificar para eso,… solo me dio curiosidad, porque…- me detuve al instante, seguro mi planteamiento era totalmente ridículo, seguro había una explicación, porque vamos, había tres parejas de vampiros en la casa y en ningún momento escuche hablar de un embarazo; a pesar de que era el deseo más profundo de Rosalie y no tan profundo, pero deseo al fin de las otras dos integrantes femeninas.

-¿Si?- Obviamente, a Edward jamás se le pasaría por la cabeza reírse de mis planteamientos estúpidos, no sin escucharlos primero al menos.

-Nada, solo fue una idea sin fundamentos.- Pero ¡Oh! Sí tenía fundamentos, que suerte que era la única persona a la que mi prometido no podía leerle la mente.

-Vamos, seguro no es tan ridícula.- Bien, esa sonrisa irónica e insoportable tan hermosa que ponía cuando se reía de mi volvió a aparecer en su perfecta cara. Y la fácil tarea de imponerle mi cuestionamiento pasó por mi cabeza como una salvación.

Levanté mi mano manchada con semen al frente de sus ojos y pregunté sencillamente: -¿Qué explicación biológica le das a esto?-

Edward se quedó mirando mi mano (un poco avergonzado, no se puede omitir.) y abrió la boca para responder algo, pero la cerró inmediatamente al pensar, supongo yo, en la contra de su explicación.

-No sé- Respondió al fin, haciéndome feliz.- Pero eso no quiere decir que yo sea fértil.- Y haciendo que me caiga de mi pedestal de felicidad al segundo.

-¿Porqué no le preguntamos a Carlisle?- Sugerí con esperanza.

-Si eso te saca las ilusiones, vamos.- Me respondió levantándome y llevándonos primero al baño. Estábamos pegajosos.


Éste es mi primer fic... bueno, el primero que publico... solo quería explicar que no tengo idea de cómo se hacen las cosas, así que si tardo un montón en seguirlo es porque nunca encontré el botón de new chapter... :D gracias por leer!