Capítulo 1: Orígenes
Hubo un tiempo en que el universo era solamente luz y oscuridad formando caos enorme en donde ambas energías se extendían a lo largo y ancho de todo el universo que llegaba hasta el rincón más lejano. No tardaría mucho en que ambas fuerzas chocaran entre si provocando explosiones de energía pura, detonando cada vez que se encontrase la una con la otra. Así comenzó a extenderse la oscuridad sobre la luz, tragándola hasta en los rincones más profundos del universo. Fue entonces cuando el vacío comenzó manifestarse en la realidad pero la luz sería más fuerte, no lo dejaría hacerlo sin luchar para resguardar todo dentro del universo, no se desvanecería sin rendirse dando inicio a la lucha eterna entre la luz contra la oscuridad.
Hubo un choque entre la luz y oscuridad muy fuerte, donde la luz salió ganadora creando un plano diferente al conocido en donde se resguardaría todo lo bueno del mal, la oscuridad y la corrupción, sería conocido posteriormente como el "Sueño". Gracias a ese potente choque, en todo el universo se formaron los primeros planetas y dentro de ellos las primeras montañas, mares, praderas, desiertos, cuevas, etc.; las primeras galaxias y su enorme complejidad comenzaron a extenderse a lo largo y ancho de todo el universo. La luz creaba sonidos preciosos que asemejaban al más hermoso vibráfono que jamás se haya escuchado, creando una melodía que pudo escucharse hasta en la más remota galaxia. Aquella ilimitada y poderosa fuente de energía daba a luz a la primer forma de vida conocida en el universo: Diamante Onírico, así nació ella siendo de luz pura, bondad y amor.
Una figura humanoide comenzaba a tomar su forma e inmediatamente un velo de colores azules claros cubrió aquella figura que llevaba incrustada en su cabeza una gema preciosa: un diamante único en su especie, el diamante capaz de conectar la realidad con el Sueño y que le permitiría modificar cualquier mundo dentro del plano onírico a su antojo. Su estatura es de 30.7 metros y su color azul claro con toques blancos, el aura que lleva cubriéndole es del mismo color ligeramente suave, su poder es enorme así como su bondad y su amor por todas las formas de vida es equivalente al amor que le tiene a toda la creación.
Se refugió por primera vez en un planeta bastante grande en donde comenzó a vivir, pensar y a entender en su existencia. Pasaron miles de años antes de que ella misma comenzara a entender por qué había sido creada incluso teniendo semejante poder a su disposición no podía entenderlo del todo. Aquel planeta donde se encontraba era muy grande, suficiente para tardar años en recorrerlo por completo y sin saber que se encontraba en uno de miles de planetas le era difícil asimilar que era ella la única forma de vida en todo el universo. Pasó un milenio cuando ella aprendió a meditar y con ello una sorpresa venía, sin saberlo su gema en la cabeza comenzó a brillar intensamente indicando que el portal al Sueño se abriría y cuando aquello terminó el portal yacía frente a ella. Se adentró por curiosidad por lo que el portal ahora hacia la realidad comenzó a desvanecerse indicando que se cerraría, Diamante Onírico corrió para intentar atravesarlo en un intento fallido provocando que cayera suelo. Al levantarse contempló que el lugar donde se encontraba pues era el mismo de donde venía así que no se sorprendió tanto, ya sabía exactamente a donde ir para poder pensar, así, probablemente aquel portal saldría de su gema nuevamente para regresar.
Qué mundo tan bello es este... -pensaba mientras caminaba por los verdes pastos del lugar- ¿Acaso todos los otros mundos que se ven desde aquí serán igual de bellos?
Se acercó a un árbol un poco retorcido mientras pensaba que si pudiese arreglarlo para que fuese bello sería muy lindo para el lugar y para el mismo árbol así que sin pensarlo dos veces tomó la rama del árbol y ésta reaccionó a su tacto por lo que comenzó a cambiar de forma tomando firmeza. La sorpresa de Diamante Onírico fue enorme cuando eso ocurrió, no sabía cómo fue que eso había sucedido y simplemente se quedó en silencio por varios segundos tratando de asimilarlo. Entonces volteó, se fijó en otro árbol que no estaba del todo mal pero de igual manera no perdería nada con intentarlo, así que se acercó mientras en su cabeza pensaba en el mismo árbol más bello aún, lo tocó y éste comenzó a tomar la forma que ella pensó entendiendo por fin que ella tenía la capacidad de modificar aquel mundo sin importar que fuese podía moldearlo a su antojo. Pasaron unos cuantos días cuando todo a su alrededor estaba justo como lo había imaginado por lo que comenzó a pensar que si tenía la habilidad de moldear a su antojo aquel lugar haría que conserven su belleza y su forma. Entonces su labor comenzó: se dispuso a moldear todo aquel planeta hasta el último rincón hasta que por fin después de 500 años terminó, se detuvo a contemplar su obra y pensó:
Me gustaría que este y otros mundos conservasen su belleza. Me parece grandioso que no solamente yo pueda disfrutar de esto, sino que otros también. Amaría que algún día alguien más además de mí habitara aquí y disfrutara de lo bello que todo este lugar es.
Mientras pensaba aquello sus pies comenzaron a separarse del suelo y sus intentos por bajar hacían que agitase los brazos fuertemente intentando caer al suelo sin importar como. Se elevó poco a poco hasta llegar muy alto y no sabía como estaba ocurriendo pero habían dos emociones justo en ese momento: felicidad y miedo, uno más fuerte que el otro pues le emocionaba saber que sucedería, aunque por otra parte el miedo de no saber como bajar empezaba a crecer mientras llegaba a la altura de las nubes, se calmó, alejó todo su miedo y preocupación para poder concentrarse provocando que bajara lentamente hasta llegar al suelo. Una vez ahí gritó de emoción pues sabía sin duda alguna que había descubierto más de ella misma, solamente le faltaba una cosa por descubrir y arreglar.
Pasaron unos cuantos días hasta que aprendió completamente a controlar su habilidad para volar por todo el planeta sin que nada ni nadie pudiese detenerla y entonces subió más allá de lo que acostumbraba, esta vez salió del planeta en donde se encontraba mirándolo desde el espacio exterior contemplando los demás planetas que lo rodeaban. Colores esmeralda y carmesí del Sueño se extendían a lo largo y ancho del plano onírico, observó como todos esos planetas estaban ahí sin haber sido tocados por nadie, sin moldear, conservando una belleza diferente a donde se encontraba.
Recordó entonces que originalmente llegó ahí a través de un portal que ella misma creó y aunque no sabía como lo había hecho tenía que volver a hacerlo por lo que tomó una posición y se concentró en ello, tenía que abrir el portal para regresar a la realidad. Pasaron los días y Diamante Onírico aún no había logrado nada, cuando de pronto su gema comenzó a brillar intensamente dando por resultado el portal a la realidad y al llegar sorpresa fue encontrar su obra del plano onírico plasmada en la realidad: el mismo planeta que moldeó dentro del Sueño. No se detendría allí, su curiosidad aumentaba cada vez más por lo que se acercó a uno de los árboles que tenía a su alrededor y con mucha pena dentro de ella por lo que estaba apunto de hacer quebró una de las ramas del árbol pensando que si lo reparaba dentro del Sueño estaría reparado en la realidad. Se concentró nuevamente y el portal al Sueño se abrió, aquel árbol no tenía ningún rasguño y volvió a la realidad, para su decepción el pobre árbol se quedo así confirmando lo que ella pensaba: el Sueño se proyectaba en la realidad solamente después de la primera vez de haber sido moldeado, una segunda no haría efecto.
Así pues, Diamante Onírico descubrió que posee una habilidad nata para modificar cualquier mundo dentro de su plano llamado el Sueño; poder volar a voluntad y abrir portales entre la realidad y el Sueño eran otras habilidades que a partir de aquel momento usaría con más frecuencia pues aprendía a controlarlos. Todo lo que ella cambiase dentro del Sueño se reflejaría en la realidad pero solamente la primera vez que esto ocurriese, una segunda no haría efecto. También descubrió que si un portal en la realidad era abierto para entrar al Sueño estaría en el mismo lugar del mismo planeta pero dentro del Sueño, por lo tanto, si un portal se abría dentro del Sueño para ir a la realidad estaría en el mismo lugar del mismo planeta pero de la realidad.
Así comenzó su deber como heraldo de la luz: moldear y preservar la belleza de los planetas del universo y dentro del Sueño pues en el plano onírico se conservarían para siempre al igual que todo estaría a salvo dentro del Sueño. Su deber es proteger la vida, la luz y su dimensión a la cual le tomó un enorme cariño y se convirtió en el lugar que más ama pues dentro del plano onírico se encuentra su obra, su legado y su razón de ser.
