Día de pesca

Will amaba esos días en los que no debía preocuparse de nada, no había nada mejor que llevar a su familia de pesca al río. Le gustaba no sólo enseñarle a Abigail como atrapar a aquellos infortunados peces sino también descansar de su trabajo, también ver a sus perros chapotear no muy lejos de ahí, no podía llevarlos a todos pero ese día era el turno de Winston y él estaba muy feliz intentando atrapar su propio pez.

—A este paso Winston atrapará uno primero que yo—dijo la chica rindiéndose al hecho de que el can tendría más éxito.

—Sólo necesitas ser más paciente—sonrió el castaño enrollando un poco la caña—¿No vienes? —Se giró un poco a mirar al rubio que sólo estaba sentado bajo un árbol observándoles.

—No, estoy bien aquí—respondió con simpleza para seguir mirándoles.

—¡Tengo uno! —Exclamó Abigail halando con fuerza la caña.

—No lo jales mucho o se irá.

Graham logró ayudarla a atrapar al pez, el cual por supuesto dio buena lucha. Aquel evento se repitió varias veces más, incluso Winston atrapó su propio pez y parecía muy feliz con ello. Ahora, Hannibal y Will guardaban todo el botín en una cava para que los peces no se dañaran.

—Estás todo mojado, deberías secarte y cambiarte de ropa o pescaras un resfriado.

—Que chistoso doctor Lecter, eso es poco común en usted—le siguió el juego tras cerrar el maletero del auto—. He de suponer que trajiste ropa extra ¿cierto?

—Como siempre—asintió orgulloso.

Cuando recibió una toalla y la ropa seca, Will empezó a secarse y cambiarse, no es como que le importara mucho si el rubio le veía, la prensa lo había bautizado como su esposo y se había acostumbrado a eso, no es como que le diera mucha importancia. Además, no era algo en lo que quisiera pensar en su día libre, ese día en el que no tenía que preocuparse de ir a matar a nadie, ese día en que no debía pensar que cenaría a una persona cualquiera de la cual no sabía nada pero que para su desgracia habría sido víctima de su esposo.

Era un día que valía toda la pena del mundo, un día en el que podía relajarse, un día en el que podía hacer lo que más le gustaba y en el que podía estar con Abigail o al menos su visión de ella. Hannibal era muy consciente de sus alucinaciones así que prefería dejarlo pescar en solitario para que sintiera que le enseñaba a su difunta hija adoptiva.

—Ven Winston—el castaño llamó al can que se subió a la parte trasera del vehículo, Abigail había hecho lo mismo en su mente—. Hoy yo prepararé la cena.

—Por supuesto que no—se negó Lecter antes de subirse y poner en marcha el auto.

Los días de pesca no era los esposos asesinos, no eran el par de caníbales fríos y sin corazón, ese día eran algo similar a una familia, por eso a Will le gustaban mucho esos días.

FIN

Aquí está mi regalo de San Valentín para mi amado Tobías, espero que te haya gustado cielo, sé que es corto y realmente no sé si lo hice bien pero me esforcé mucho. Nos leemos :3