Un suspiro gélido salió de su boca, sí, hacía frío y no necesariamente porque una pista de patinaje de hielo lo rodeaba, sentía frío en sus huesos y ese sentimiento era diferente. Su cabello negro estaba hecho hacia atrás y una ropa de brillantes envolvía su piel blanca como la nieve en mantos oscuros como la noche, era todo un cuadro de contrastes. Mantenía sus ojos cerrados, no quería abrirlos. Le gustaba imaginar un recuerdo feliz antes de comenzar, y los mantenía cerrados hasta el último segundo, ese donde la música comenzaba a sonar y él comenzaba a moverse. Era algo suyo, algo que nadie más hacía, era parte de quién era.
"Mi nombre es Yuri Katsuki -decía en su mente- quedé de segundo lugar en el Grand Prix Final del año pasado, detrás de Yuri Plisetski. Es un resultado mucho mejor que el de hace dos años, pero aun así perdí. Algunos creen que no soy lo suficientemente bueno y, por un tiempo, yo también lo creí, porque todos me lo decían."
Un empujón lo hizo para adelante con gracia, mientras arqueaba su espalda hacia atrás y levantaba sus manos. Estaba sonando la Melodía de los Tártaros, una canción bastante deprimente en la opinión de algunos. Pero para Yuri, esto definía bastante bien su vida. No por lo deprimente, pero la Melodía de los Tártaros narraba la historia de un hombre que luchaba incansablemente para salir de los tártaros donde se hallaba en sufrimiento y dolor. Por más que lo intentaba no podía salir, pero tampoco se rendía.
Así era él. Así se había sentido siempre.
Tomó impulso luego de una curva cerrada y, usando sus piernas como propulsores elevó en los aires girando su cuerpo dos veces completas sobre su eje y cayó con gracia a tierra en medio de volteretas.
"No puedes hacerlo, no eres lo suficientemente bueno, siempre habrá alguien mejor que tú, y si no es así, siempre estará Viktor, a él nunca lo superarás".
Algunas de esas frases las escuchaba con la voz de quién se lo había dicho, algunos con buenas intenciones, pero igual dolía.
Su vida había cambiado tanto además. Viktor estaba en Rusia en una visita de negocios y luego para pasar tiempo con la familia, Yuri estaba en japón prácticando, buscando ser alguien sin ayuda de Viktor, pero sentía que no era nadie, sentía que solo era importante cuando él estaba a su lado y que sus 5 minutos de fama los tuvo gracias a él. ¿Por qué era tan negativo? Pero, a fin de cuentas ¿Para qué ser tan positivo?
Levantó una de sus piernas hacia atrás y, arqueando un poco su espalda extendió su brazo y con su mano cogió la cuchilla del patín, entonces volvió a girar sobre su eje muchas veces con clase y elegancia. La Melodía de los Tártaros estaba en su clímax y Yuri también.
Entonces, entre las voces de las personas que decía que no podría lograr nada, apareció otra voz, una más fuerte. Una que decía "Vamos Yuri" y que se parecía mucho a la de su maestro.
- ¡VIKKTOOOR! -gritó Yuri con desespero mientras se desplomaba de rodillas al suelo. El último grito de la canción aun sonaba y la melodía reventaba con fuerza, pero él estaba en el suelo llorando-
La música se paró de repente y solo quedó él a mitad de la pista, a merced del frío que recorría sus huesos.
...
PROHIBIDO OLVIDAR
by ProtaMakorrian
...
- Yuri, ¿estás bien? -exclamó Yuko mientras se ponía rápidamente unos patines y patinaba hacia la mitad de la pista donde yacía yuri. Creía que lo vería desplomado llorando, estaba de espaldas y no podría asegurarlo, pero lo creyó. Más al darle la vuelta y observó callado revisando su celular- ¿Yuri?
- Perdóname Yuko-chan -dijo él en voz baja y sumisa- otra vez arruiné la rutina.
Yuko sabía muy bien que Yuri era del tipo de personas que pedían disculpas por todo y que no se abrían mucho a sus sentimientos, pero tampoco sabía ocultarlos. Él se sentía mal y ella lo sabía. No era por Viktor, ellos tenían una comunicación muy amena siempre, pero Yuri parecía entrar y salir de un estado de crisis emocional perpetuamente y eso le preocupaba. Eso que sucedió en la pista, no era la primera vez que pasa.
- Déjame ayudarte -exclamó Yuko mientras le extendía la mano al joven y lo ponía de pie. Yuri se sacudió un poco la ropa y, luego de guardar su celular en el bolsillo, miró a Yuko con una enorme sonrisa y dijo-
- ¡Estoy bien! ¡Gracias, Yuko-chan!
Acto seguido él se dio la vuelta y patinó hasta la salida de la pista sin cruzar alguna otra palabra con la joven.
- Yuri... -esbozó ella al verlo partir-
Él era callado y solía ser bastante tranquilo, era su personalidad. Pero también estaba acostumbrado a lidiar solo con sus sentimientos. Sólo con Viktor sintió la confianza de dejarlos salir, pero él no estaba y tampoco le hubiera gustado verle así.
"Tienes que luchar, Yuri. Lucha por sonreír" -pensó en voz alta.
En eso, un hombre que venía en dirección contraria y hacia él montado sobre una bicicleta que adelante traía una caja de color blanco se detuvo cuando Yuri le hizo señas con la mano.
- Hola señor, ¿me daría uno?
- Claro -sonrió el hombre. Metió la mano en la caja y sacó un delicioso bollito de carne recién hecho. Yuri agradeció, se reverenció, pagó y se fue comiéndose el bollo.-
Si nada iba a cambiar, él mismo tendría que hacerlo, aun con todo no le resultaba fácil.
Se detuvo en el muelle a mirar el mar calmado e interminable, adornado por una increíble puesta de sol. Sus ojos se aguaron un poco y su naríz buscó moquear.
"Oh Viktor, no sabes cuánto te extraño."
.
.
.
.
.
- Llegué -exclamó el joven de cabellos negros al entrar a casa. Dejó su bufanda en el perchero y se quitó los zapatos, déjandolos en la entrada- ¿Qué sucede aquí? ¡Qué silencio!
Y en efecto, parecía no haber nadie, de hecho, las luces estaban apagadas como si se hubiese ido la electricidad. Yuri pensó que quizás todos habían salido a hacer compras o a turistear por ahí, de todas formas el Hasetsu Castle estaba cerrado por mantenimiento unas semanas, así que esos días habían sido bastante pacíficos.
Pero cualquier idea de estar solo se acabó de inmediato cuando las luces se encendieron de golpe y de las penumbras, se iluminó el contorno de un montón de gente que estaba allí frente a él, todos vestidos con ropas coloridas, sosteniendo globos y una pancarta gigante colgada en la pared en medio de una lluvia de confetti completaban la escena.
- ¡FELIZ CUMPLEAÑOS, YURI!
- Ehhhhh? - Al instante los ojos de Yuri se hicieron diminutos y su piel palicedió. Sus piernas comenzaron a bambolearse como si de una espiga movida por el viento se tratara-
- ¡QUE ONDA, YURI! ¡FELICIDADES! -Gritaba de euforia la chica con un cintillo rosa en la cabeza que escribía 2019-
- Mi... Minako sensei... -suspiró Yuri aturdido. Minako caminó hacia él y lo rodeó con sus brazos mientras comenzaba a besarlo en la mejilla. Yuri se sonrojó de inmediato a la vez que se mareaba por el aliento a alcohol de aquella mujer que sostenía una copa en una de sus manos-
- Hoy la pasarás genial, eh? Sin lloriqueos, sin dramas, haremos una fiesta y bailarás -argumentó Minako entre amable y amenazante, una mezcla que solo podía hacer ella-
La familia de Yuri también estaba allí igual que su puñado de amigos. Todos aplaudían de fondo y las trillizas tomaban fotos con sus cámaras de flash. En eso Minako encendió una radio y una música altísima rodeó toda la habitación. Al instante ella tomó la mano de Yuri y con una fuerza no típica de una mujer lo atrajó hacia sí misma y comenzó a bailar y tomar sin este saber cómo reaccionar...
- Minak... Mi... Minako-sensei... oiga... yo...
- No lo pienses, Yuri. ¡Baila! -decía al llevarse otro trago a la boca-
- Pero yo no estoy cumpliendo años hoy.
Un sonido de disco rayado detuvo la música en seco al igual que los jolgorios y los bailes. Minako escupió de golpe el trago que bebía y le clavó la mirada a Yuri.
- ¿Cómo que no?
- No -respondió él apenado- es la semana que viene.
Todos miraron con enojo a Minako y ella se quedó paralizada por un momento, entonces miró al joven y, fingiendo mucha molestia, espetó...
- ¡Maldición Yuri! ¡Interrumpiste nuestro ensayo de tu cumpleaños!
- ¿Ehhhh? El que?
- Estábamos ensayando el cómo te recibiríamos la semana que viene cuando cumplieras años y lo habríamos logrado de no ser por ti y tu inoportuna manera de llegar cuando estamos ensayando! -Gritó todo aquello mientras lo agarraba de la camisa y Yuri se desinfló como si estuviese hecho de hule, además estaba pálido.
- ¡Te equivocaste de fecha! -recriminó la madre de Yuri-
- ¿Qué? Yo no me equivoqué!
- Te dije que era la semana que viene, pero me convenciste de que era hoy!
- ¿No era hoy?
- ¡NOOOO! -gritaron todos al unísono con molestia-
Yuri rápidamente corrió hacia las escaleras y se encerró en su cuarto lo más veloz que pudo para evitar todo aquel alboroto que se estaba por formar. La verdad estaba algo estresado de las locuras de Minako. Aunque era una buena persona, cuando tomaba parecía volverse más loca de lo común.
Tiró su morral a una silla y luego se dejó caer sobre la cama a mitad de un suspiro. Metió su mano en el bolsillo para sacar de allí su celular y entonces abrió su chat con Viktor que permanecía exactamente igual que hacía tres días que hablaron por última vez. De hecho, él todavía no había visto el último mensaje de la fila...
"Te quiero, Viktor"
En medio de un suspiro impaciente arrojó su celular al otro lado de la cama y se quedó mirando el techo por un rato, sumergido en sus pensamientos.
Había tanto que quería contarle a Viktor de lo último que había pasado estos tres días sin hablar, ¿Por qué no contestaba?.
Sí, lo recordaba bien, antes de irse Viktor le había dicho que estaría algo ocupado, pero la verdad no era fácil estar sin él, ya se había acostumbrado a verlo todos los días... Y a disfrutar de ello.
A falta de Viktor, Yuri quería al menos tener a alguien con quien hablar. ¿Pero quién? ¿Minako? ella terminaría volteando la conversación para que entonces girara en torno a ella. ¿Mamá? No... A Yuri le costaba conversarle sobre ciertas cosas. Quizás Yuko pero ella solía estar ocupada siempre, y sus amigos patinadores estaban esparcidos por el mundo.
Se sentía tan solo.
En ese momento alguien tocó la puerta del cuarto de Yuri.
- No estoy -dijo en voz baja-
- Abre, alguien vino a verte. -dijo la persona tras la puerta-
Los ojos de Yuri se abrieron de par en par, se quedó paralizado por un momento intentando procesar aquello. No había sido lo dicho lo que lo había asombrado tanto, pero reconocía esa voz. Esa voz era inconfundible. Esa voz solo podía pertenecer a...
- ¡VIKTOR! -gritó emocionado mientras de un salto corría a abrir la puerta, y allí estaba.-
- Hoooooola Yu... -no pudo siquiera terminar aquella frase porque el joven se le fue encima y ambos cayeron al piso de forma algo aparatosa-
Yuri abrió sus ojos luego del impacto y lo primero que vio fueron esos ojos profundamente azules de él, mirándolo fijamente. Estaba tan cerca que daba miedo, uno montado sobre el otro. ¿No era así como lo quería tener? No lo sabía, porque ahora que estaba en esa circunstancia se sentía incómodo. Pero realmente estaba feliz de verlo.
- V.. Viktor
- Yuri, tremendo golpe que me diste -se quejó un poco el sensual patinador. Al instante Yuri se levantó de un golpe y comenzó a reverenciarse e inclinarse ante Viktor-
- Perdóname Viktor, fue mi culpa. Perdón, Perdón.
El peliblanco sonríe nervioso por unos segundos.
- Ey Ey, no pidas perdón, no es para tanto. Solo ayúdame a recoger mis cosas.
- ¿Qué haces aquí? No pensé que vendrías tan rápido -inquirió el joven sorprendido-
Viktor que estaba recogiendo sus cosas muy amenamente se detuvo unos segundos, luego solo continuó sin responder hasta que se hubo levantado del suelo y caminado hasta el cuarto donde se alojaba.
- Solo quería verte antes, ¿ya?
Dicho esto cerró la puerta del cuarto y Yuri se quedó mirándolo fijamente, o al menos la puerta cerrada frente a él. Estaba sonrojado pero algo confundido también.
- Viktor...
"Quizás solo necesita descansar" -pensó- "Estará agotado por el viaje"
Con eso, Yuri se dio la espalda y volvió a su cuarto a hacer lo propio, tirarse en la cama y procrastinar un buen rato.
La verdad, se sentía muy emocionado por el hecho de que Viktor hubiera llegado y, que de hecho, estuviera tan cerca, solo a unos metros de él en el otro cuarto. Pero por mucho que quería correr hacia su habitación a abrir la puerta con fuerza y decirle tantas cosas, debía ser fuerte y darle su espacio. Seguramente dormiría por muchas horas hasta bien entrada lan noche, o puede que pasara de largo hasta el día siguiente, solo Viktor podía saber qué tan cansado estaba. Yuri solo esperaría pacientemente hasta que llegara el momento, pero por ahora, iba a dormir una siesta.
Pero de pronto el sonido de los bajos del equipo de Minako comenzaron a retumbar en toda la casa y Yuri abrió sus ojos de golpe, algo rojizos además. El retumbar era tanto que poco a poco fue orillándose al borde de la cama hasta caer al suelo.
- Ouch... ¿por qué siguen con el alboroto si les dije que no era mi cumpleaños? -refunfuñó-
Se cambió de ropa por una más comoda y decidió bajar para ver si lograba descontinuar la fiesta o, en su defecto iría a patinar a la pista de Yako porque le sería imposible relajarse en medio de todo ese alboroto.
Al bajar a la fiesta, su expresión de incomodidad y molestia por el bullerío cambió drásticamente a una de sorpresa e incredulidad cuando observó a todos formando un círculo y a Viktor en medio de él haciendo un poco de breakdance.
- ¡VIKTOR!?
"¿Desde cuando bailaba? ¿Desde cuando bailaba ese tipo de música? ¿Por qué es tan bipolar?" -las orejas del joven Katsuki echaban humo mientras pensaba en todo aquello con una cara de póker masiva.
En eso y al verlo, Viktor extendió sus manos hacia Yuri en forma de saludo y, en un tono muy amigable dijo...
- ¡Ven Yuri! ¡Celebremos tu cumpleaños juntos!
- ¡FELIZ CUMPLEAÑOS, YURI! -dijeron todos al únisono, para ese momento ya bien borrachos. Yuri solo se fue hacia atrás y colapsó cayéndose de espaldas-
.
.
.
.
.
.
La tibia y cristalina agua de aquel jacuzzi de agua termal se agitó un poco cuando las blancas y tonificadas piernas de Viktor comenzaron a sumergirse poco a poco dentro del jacuzzi. Yuri, que estaba allí mismo, dormido dentro desde hacía varios minutos se despertó de a poco, pero al observar que no estaba solo en ese pequeño Jacuzzi y que de hecho, Viktor estaba allí mirándolo fijamente lo hizo saltar de golpe y apenarse muchísimo.
- ¡VIKTOR!
- Estás desnudo, Yuri -exclamó el peliblanco muy calmado, pero bien enfático-
- ¿Qué?
- No te preocupes, yo también -confesó. El rostro de Yuri se puso al instante como un tomate maduro-
- Q..Q...Que...Que h... ¿Qué haces a...quí? -tartamudeó Katsuki-
Viktor posó sus cálidos y hermosos ojos sobre Yuri y los mantuvo allí por unos segundos mientras permanecía callado. Entonces respondió un poco bajo de ánimos, pero sin llegar a la tristeza.
- Sé que has tenido ganas de hablar conmigo pero no te he dado una oportunidad real de hacerlo. ¡ASÍ QUE AQUÍ ESTOY! -terminó aquello con euforia, revelando su dualidad emocional bastante repentina. Acto seguido estalló en risas ante un horrorizado Yuri- Vamos, Yuri. ¿Qué mejor ambiente para conversar que nosotros dos desnudos en este Jacuzzi? -con eso se acercó prometedoramente al joven quien temblaba- ¿O acaso no quieres hablar?
Katsuki se llenó de valor y, respirando profundo exclamó con fuerza cerrando sus ojos inclusive.
- ¡Te extrañé mucho Viktor!
Al escuchar aquella confesión, el ojos claros dejó su lado juguetón y adoptó una postura más seria.
- Me hacías mucha falta y comenzaba a preguntarme cuando volverías.
Yuri bajó la cabeza con desánimo y con bastante verguenza, pero con sus dedos en su mentón, y de forma muy cariñosa Viktor lo obligó a levantar su rostro y mirarlo a los ojos. Unos ojos bastante llorosos para ese punto.
- Yo también te extrañé muchísimo.
Y las luces en la habitación oscura de Yuri se encendieron de repente, como fuegos artificiales que explotan e iluminan todo en su corazón. Sus latidos se aceleraban cada vez que estaba cerca de esta persona llamada Viktor, y realmente no sabía por qué, pero era con él único que podía expresar sus sentimientos y este, a su vez, los valoraba.
Nuevamente se sentía cómodo y feliz, era esa sensación que tanto trabajo le costaba sentir cuando estaba solo inmerso en sus sentimientos e inseguridades, pero que salían a flote como miles de estrellas en la noche cuando el mundo era tan pequeño que solo cabían ellos dos.
- Viktor... yo... -intentó decir Yuri entonces, pero Viktor tosió varias veces interrumpiéndolo- ¿Vik? ¿Estás bien?
- Sí, Sí, claro, obvio. Es solo que me resfrié un poco en Rusia, sabes que allá hace un frío desmedido y la verdad no sé que hago metido en un Jacuzzi a estas horas -se excusó mientras con premura se salía de las aguas y ponía una toalla alrededor de su cintura- Te veo cuando salgas del agua.
Dicho aquello, Viktor entró de nuevo a la casa y cerró la puerta tras de él. Yuri solo se quedó mirando en la dirección que él había tomado tratando de descifrar si debía ir con él o debía darle su espacio. La verdad es que era muy difícil para él tomar esas decisiones. Hace poco había decidido darle su espacio porque sentía que él lo necesitaba, pero a los 5 minutos ya estaba festejando con la familia. ¿Sería igual en esta oportunidad? ¿Necesitaría su ayuda esta vez? Aunque, la verdad no era la gran cosa, él solo estaba resfriado y seguramente fue a abrigarse. Yuri sentía que debía asegurarse bien de si Viktor estaba bien, pero al mismo tiempo le daba miedo parecer demasiado absorbente.
Finalmente, decidió quedarse allí un rato y esperar.
Luego de unos 40 minutos de estar en el Jacuzzi inmerso en dudas y teorías luego de que Viktor se fuera, Yuri decidió salir y entrar a la casa.
- ¿Viktor? -lo llamó, pero nuevamente la casa parecía vacía.
La fiesta había acabado para ese punto y todo estaba vuelto un chiquero, con los miembros de la familia durmiendo sobre los sofás y otros en la misma alfombra. Pudo ver a cada uno de ellos, pero no a Viktor. Seguro él sí estaba en su cuarto.
- ¿Viktor?
- Shhhhh -escuchó entonces. Volteó y se encontró a una demacrada y excesivamente borracha Minako quien, entre bamboleos para mantenerse de pie, le lanzaba una mirada mortal mientras decía- todos duermen... No hagas ruido... *hip*... Viktor estaba en el baño la última vez que lo vi.
Con eso, Yuri abandonó a Minako a su suerte y fue hacia el baño en busca de Viktor, pero él ya no estaba allí. Solo el enorme espejo que reflejaba su rostro inseguro, el mismo de siempre, mirándolo de manera fija y casi acusadora. La llave del grifo estaba abierta así que la cerró al instante. Como no había más nada que hacer allí se dio la vuelta para irse, pero entonces notó algo que lo hizo devolverse.
- ¿Y eso qué? -exclamó para sí al ver un montón de papeles hechos bolita al lado de los grifos en el mesón, en lugar de estar en la papelera donde pertenecían.- ¿Por qué Viktor será tan desordenado?
Y era cierto, Viktor no compartía los ideales de extrema limpieza que a veces Yuri podía llegar a exigir. Con eso, tomó los papeles y los arrojó a la basura del baño excepto uno. Se quedó mirándolo por unos momentos porque aquello le recordó que Viktor estaba enfermo y debía esforzarse por cuidar de él, así tuviera que buscar por internet cómo hacerlo. Decidido a cumplir con eso, se dispuso a arrojar el papel a la basura pero algo lo detuvo.
Sus manos abrieron la bolita de papel y sus ojos se abrieron de par en par...
- ¿Viktor?
Aquel papel estaba tiznado de sangre, al igual que los otros que ya había arrojado al bote de basura. Un escalofrío recorrió su espinazo de golpe y le cortó la respiración por unos segundos.
Minako-sensei había dicho que Viktor había sido el último en entrar al baño y, antes de dejar el Jacuzzi él había comenzado a toser insistentemente. ¿Por qué había sangre en los papeles que Viktor había dejado sobre el mesón? ¿Qué estaba pasando?
Todo estaba a punto de tomar un rumbo diferente al esperado...
Continuará...
