Primera Parte
2 de Mayo de 1997
—Prométeme que tendrás cuidado.
Estaban escondidos en el recodo de un pasillo, la oscuridad era su mejor aliada para ocultarlos, además por el abrazo en que se fundían parecían ser sólo uno, llamando menos la atención.
Cuando se separaron, Draco sostuvo a Hermione con ambas manos a los lados de su rostro, mirándola firmemente a los ojos.
—Claro que lo haré- —Le respondió ella con ternura.
—Por favor, Hermione… Si les pasa algo yo… —Ella silenció su desesperación con un beso.
—Nada nos pasará. No si tú te mantienes a salvo.
—Incluso si yo… —Ni siquiera él mismo fue capaz de terminar la frase. Bajó las manos hacia el vientre notablemente abultado de la chica que tenía delante y lo acarició con adoración. —Cuida a tu madre… —Le susurró con dulzura. Hermione tenía los ojos llenos de lágrimas, conocedora de que se aproximaba la despedida.
—Lo lograremos. Busca a Harry. —Dijo ella con confianza. Él asintió, alejando todos los malos pensamientos, eligiendo creerle.
—Te amo.
—Te amo, Draco. —Correspondió ya sin poder contener el llanto. Él la besó con fuerza, reticente a separarse.
Draco se da vuelta y se coloca la máscara de mortífago. No le gusta que ella lo vea así. Es su excusa para obligarse a no voltear. Y no lo hace. Sale corriendo de allí antes de arrepentirse y tomarla en brazos y salir huyendo de ahí. ¡Joder, ella está embarazada!. No hubo forma de evitar que ella participara de la lucha. Así que también sabe que sería imposible sacarla de ahí y huir.
Ella suelta un último sollozo abrazada a su estómago. Toma una respiración profunda y se seca las lágrimas. Con su varita apunta su vientre y con un dulce murmullo menciona el hechizo que hace que éste disminuya su tamaño hasta apenas notarse. Para reforzarlo, ata bien su túnica para cubrirse. Suspira. Lleva ocho meses realizando el mismo hechizo. Es poca la gente que sabe de su estado y aún menos los conocedores sobre quien es el padre. Que más gente lo supiera no significaría más que peligro. A pesar de sus temores, ya habían logrado llegar hasta ahí, con ocho meses y poco más de embarazo.
—Todo saldrá bien, Scorpius. —Susurró volviendo a acariciarse. —Hoy será la última vez que te oculte.
La batalla llevaba varias horas de transcurso, muchas más de la que a cualquiera le gustaría. Pero a Draco lo que más le preocupaba era que desde que se habían separado, no había vuelto a ver a Hermione.
No es que ahora estuviese corriendo por todos los pasillos que se le cruzaban buscándola a ella, pero simplemente había tenido la esperanza que se la encontraría en algún momento.
Potter le había delegado el matar a la maldita serpiente de su señor, y ni siquiera sabía por donde empezar a buscar. Había visto a Voldemort deambular cerca del Gran Comedor, pero Nagini, extrañamente, no iba con él. El demonio astuto ya se la debió haber visto venir. No podían haber matado tantas partes de su alma sin que él lo notara y adivinara sus intenciones. Pero estar cerca
de Voldemort era la única manera de conseguir una pista, al menos la única que se le ocurría. Lo dudaba, pero quizás alguna situación de fuerza mayor obligara a Voldemort a revelarle la ubicación de la serpiente, así que volvió sus pasos hasta allí.
Sin dudas hubiese preferido seguir sin encontrar a Hermione que a encontrarla de aquella manera.
Ni siquiera llega al Gran Comedor, se las encuentra unos pasillos antes, nota como se van desplazando durante su lucha. Maldita bruja terca. Le dijo que se cuidara, no que se batiera a duelo con la loca de su tía.
Justo con su aparición en escena, Bellatrix acierta el hechizo que manda a volar a Hermione contra una pared.
—¡NO! —Grita él. Y muy pronto se da cuenta de su error. Acaba de delatarse.
—¿Draco? —Pregunta la bruja negándose a creerlo. —¡Maldito traidor! —Ruge entre dientes y en segundos su varita cambia de objetivo, dirigiéndose a él.
—¡Expelliarmus! —Grita. Es el primero en atacar y eso parece enfurecer aún más a la mujer.
—¿Y piensas derrotarme con ese hechizo patético? ¡Te he enseñado mejor que eso!
Y luego comienza el ida y vuelta de rayos de colores de un lado al otro. Hermione está consciente pero no es capaz de moverse, el dolor es grande y hasta le cuesta intentarlo. Apenas lo hace siente un liquido correr entre sus piernas que la termina de dejar paralizada. No encuentra su varita y la desesperación se hace con ella. No puede perderlos, y parece que todo confabulara para que sucediese lo contrario.
No es tonta. No se atreve a mirar pero sabe que es sangre, sabe que el golpe que Bellatrix le propició no podía desencadenar nada bueno, no en su estado. Ahora lo piensa y debería haber tomado la oferta de Draco e irse lejos, pero aunque quisiera convencerse de ello ahora, sabe que nunca habría podido.
Tampoco es tonta como para no notar la fatiga de Draco. Como para no darse cuenta que no está pudiendo hacer más que aguantar. Él es bueno, pero se trata de Bellatrix después de todo. Ella acabará con los dos, con suerte no se de cuenta de su embarazo y Scorpius sobreviva de alguna forma. No puede evitar pensar que es todo su culpa. Que no debió haber ido a la batalla. Que no debió enfrentarse a Lestrange. Su culpa, todo su culpa.
Draco recibe un hechizo de lleno y ella ve como la sangre comienza a brotar de su boca. La imagen hace todo más terrible, más tétrico.
Él la mira y le pide disculpas con la mirada. Ella llora. No puede hacer más que sollozar y pedirle que no la deje.
Bellatrix sonríe a sus espaldas y vuelve a atacar.
Esta vez el que grita es él y cae de rodillas a unos metros de ella. Sabe que no va a salir de esa, pero tiene que hacer tiempo. Alguien tiene que pasar en algún momento por ahí y salvarla, él ya no tiene oportunidad. Piensa que mientras su tía esté entretenida con él no la tocará. Así que tiene que aguantar. Tiene que ser su piñata por un rato más. Por ella. Por su hijo. Oh, Scorpius… Le hubiese gustado conocerlo, saber a quién se parecería más, aunque él deseaba que sacara cada detalle de su madre, pero debería conformarse con que saliera con vida, tenía que lograrlo.
Gatea un par de pasos hacia ella. No puede evitarlo. Necesita hacer que se tranquilice. Necesita despedirse. Pero la sangre es mucha y la fuerza poca. Tose y los brazos ya no lo aguantan. Escucha la risa maniática sonar de fondo. La vista se le nubla y a tientas estira la mano. Siente la de Hermione aferrarse a él y la paz lo envuelve de inmediato.
Bellatrix grita algo pero ya no es capaz de entenderle. Pero si escucha la maldición ser pronunciada. Un Avada Kedavra pero nada sucede. Hermione sigue temblando, y él, mal que mal, aún respira.
Quiere girarse pero no lo logra. Son sus últimos momentos y lo sabe, así que decide disfrutarlos. Le cuesta hacer foco en ella pero lo logra por unos momentos, lo suficiente para notar que ella también lo sabe.
Escucha varias voces y pasos apresurándose hacia ellos. Otra vez parece todo lejano. Otra vez se vuelve borroso. Al menos sabe que ella estará a salvo, que su hijo sobrevivirá. Otra oleada de paz le llega hasta cada extremidad. Es capaz incluso de suspirar y regalarle una sonrisa a su amada. Ella se aferra a él con más fuerza. Pronto lo está sacudiendo, pero no hay nada que él pueda hacer.
—Te amo, Hermione. —Dice. O al menos lo intenta. Ni siquiera es consciente de si verdaderamente salió de sus labios. Interpreta que sí cuando ella solloza más fuerte. Cree escuchar que ella le grita lo mismo y se aferra a eso. Recuerda alguna vez en que se lo dijo y toma el sonido de esas palabras para repetirlo una y otra vez en su cabeza.
Otro ataque de tos le hace escupir más sangre. Pero ya no le duele. Ellos estarán bien y es lo único que le importa. Ni siquiera le asusta cuando todo comienza a ponerse negro.
Draco cierra los ojos y Hermione termina de dejarse caer sobre él hecha un mar de lágrimas. A su alrededor todos miran la escena sobrecogidos. Muchos no entienden muy bien lo sucedido, pero bastaba ver la reacción de ella para que les diera una idea y el dolor fuera comprendido y empatizado.
Alguien intenta separarla del cuerpo de Draco, pero ella se aferra más a él. No puede dejarlo ir. No todavía.
—No hay nada que puedes hacer, Mione… —Es Ron. Lo identifica pero no lo escucha. O en realidad, decide no hacerle caso.
Él deja de tirar con fuerza en algún momento y ella lo agradece. Pero pronto una fuerte punzada en el estómago le recuerda que tiene alguien más por quién preocuparse, a quien aferrarse.
—Mi bebé… —Susurra. Pero otra puntada más fuerte la hace gritar del dolor. —¡Mi bebé! Ron… mi bebé… por favor… no puedo perderlo también. —Se desespera. Todos se dan cuenta entonces del pequeño charco de sangre que hay debajo de ella.
—No lo perderás, Hermione, tranquila. —Intenta calmarla, pero ella parece no escuchar. Sigue llorando, murmurando y agarrándose el vientre.
—No sé como, pero debemos llevarla a la enfermería. —Dice la señora Weasley. —Está en shock, necesitamos que vuelva a ella para poder salvar la criatura.
—Hermione… —Es la voz de Ron, nuevamente, la que la llama. —Hermione, necesito que escuches. Nos tienes que ayudar a salvar a tu bebé. No podemos hacerlo solos. —Ella parece entenderle porque asiente antes de volver a gritar de dolor.
—No hay forma de llegar con ella a la enfermería sin que nos maten primero. —Dice una voz de hombre que no reconoce.
—No hay tiempo. —Vuelve a hablar una mujer, pero no llega a reconocer del todo la voz.. —Vigilen. Tendremos que intentarlo nosotros aquí. —Es McGonagall-
A nadie le gustó la noticia. Era peligroso. Y ninguno era medimago allí. Todos lo pensaron aunque nadie se atrevió a decirlo en voz alta: era difícil que alguno de los dos saliera con vida de aquello.
—Tienes que aguantar, Hermione… —Otra vez Ron.
—Prométeme que lo cuidaras… —Le pide ella antes de ser cortada por una nueva punzada de dolor. Ron la mira confuso. —¡Promételo! —Le exige. Y Ron, que es un poco distraído, pero que tampoco es tonto, entiende a donde quiere llegar.
—No. —Es determinante. Se acerca más y le acaricia el cabello. En algún momento lograron separarla del cuerpo de Malfoy. Sigue a su lado pero recostada boca arriba. Ron quiere evitar el hecho de que sigue sosteniéndolo de la mano. —Tienes que ser fuerte por él. No puedes dejarlo solo.
—¡No lo estoy dejando solo! —Grita en medio de las lágrimas— Estoy pidiéndote a ti que lo cuides. Estoy siendo fuerte ahora mismo, y daré lo último de mis fuerzas para que él nazca. —Ha logrado decir todo de un tirón, a pesar que sus pulmones no la ayudan y mucho menos el dolor en su bajo vientre.
—Lo haré. —Él también llora. Hermione extiende su mano libre y le acaricia la cara. Ron, su eterno amigo, Ron.
—Gracias. —Le dice mirándolo a los ojos. —Mantenlo a salvo.
—Lo haré.
—Se llama Scorpius.
—Lo sé.
—Luna es su madrina.
—También lo sé.
—Dile que sus padres lo amaban. —La voz cayó rota junto con la frase. Esta vez él sólo es capaz de asentir. —Espero que puedas perdonarme algún día.
—Ya lo he hecho, Hermione. Ya lo he hecho… —Ella no responde. Una nueva ola de dolor se hace de ella y sólo es capaz de quejarse.
Minerva y Molly corren al chico de su lado y comienzan a auxiliarla.
—Sálvenlo a él. —No se los pide, se los ordena. —No gasten esfuerzos en mi, salven a mi bebé.
Las dos mujeres se miran entre sí y finalmente asienten hacia ella. De distintas maneras ambas han vivido lo que es perder un hijo, y ambas hubiesen dado su propia vida por cambiar ese hecho.
Hermione lucha como toda una leona. Hubiese sido una madre perfecta, piensa Minerva con tristeza. Siempre admiró a esa pequeña niña hija de muggles, y ahora no puede hacerlo más y más. Le da tristeza su desenlace, un desenlace tristísimo, pero no puede dejar de sentirse orgullosa por la mujer que se ha formado frente a sus ojos. Esa mujer que grita con la misma fuerza con la que puja. Esa mujer que aprieta con fuerza la mano sin vida de su amor pero que no se rinde.
El llanto del niño rompe con el implacable silencio que reinaba en el lugar. La Profesora se apresura en colocar un hechizo silenciador. Mágicamente aún no los han descubierto, y espera que eso se mantenga así.
Scorpius sigue llorando, como si supiera a la porquería de mundo a la que lo obligaron a salir, con lo cómodo y feliz que debía de ser en el interior calentito de su madre. Sólo se calma cuando Molly lo coloca suavemente en el pecho de ésta. Lento, pero el corazón de Hermione sigue latiendo y eso parece calmarlo.
Hermione no tiene ojos más que para el niño que sostiene débilmente contra su pecho. Es igual a Draco y no puede sentirse más feliz por ello. El pensamiento la lleva a mover la vista hacia el cuerpo tendido a su lado. La imagen es horrible. Pero necesita verlo una vez más. Vuelve su atención a Scorpius y con la fuerza que le queda lo acerca y le deja un beso en la frente.
Cierra los ojos al hacerlo, pero no vuelve a abrirlos.
Scorpius vuelve a llorar.
4 días después…
El reinado de Voldemort había empezado y los sobrevivientes del lado de la luz apenas habían tenido tregua como para sepultar a sus muertos.
En realidad, al momento de morir Harry, todos habían tenido que correr. Se habían aparecido de allí y habían tomado a quienes pudieron con ellos.
Había sido todo demasiado precipitado. Harry no había tenido escape de enfrentarse con Voldemort y había muerto. Había quedado un horrocrux por destruir. El horrocrux que le había encomendado a Draco Malfoy. Claro, que no había sido comunicado del pequeño detalle de que Draco había muerto antes de lograrlo, y él se había inmolado.
Fue así que el jardín de Grimmauld Place se terminó convirtiendo en un cementerio común.
Había sido el único sito al que podían acudir y, por suerte para ellos, Ron, que era el guardián del secreto, estaba vivo.
Voldemort había estado bastante ocupado terminando de tomar el ministerio como para volver a poner un ojo en Hogwarts. Así se armaron "grupos de rescate" que volvían allí con tal de recuperar los cuerpos de los suyos.
El resultado era un número terrible.
Les había llevado todos esos días dar sepultura a cada uno de sus cuerpos. Porque cada uno debía ser honrado con su propio entierro, con sus propias palabras de despedida, con sus propios minutos de silencio y sus propios llantos. Aunque por supuesto, algunos llevaban más que otros.
Ron creía que el de Hermione había sido el peor. Incluso que el que Harry. Deducía que se debía al hecho de que mal que mal, por muy terrible que sonara, era algo que todos habían esperado, era una de las posibilidades. Mientras que lo de Hermione…
Lo de Hermione Granger había sido una total tragedia.
Intentaron mantener al niño oculto para ojos de la mayoría, pero terminaba siendo imposible de lograr durante la convivencia obligada que estaban compartiendo. Lo único que había podido hacer había sido cambiarle el color de cabello y de ojos. Era demasiado Malfoy. Y ese no podía resultar un aspecto positivo de ninguna forma. Habría dado demasiado que explicar y, a fin de cuentas, no serviría más que para poner al pequeño en mayor peligro. Nadie había dudado o se había sorprendido por suponer que él era el padre. Y eso lo puso todavía más triste. No era otra cosa que el mero recordatorio de que aquello era lo que todos esperaban, que ellos dos terminarían juntos, que así deberían haber sido las cosas. Quizás lo mejor sería que el niño también lo creyera así.
Scorpius. Vaya mierda de nombre.
Se sentía un poco traidor al recordar que esas habían sido prácticamente las últimas palabras de su amiga. Le había recordado el nombre de su hijo como un pedido silencioso de que lo mantuviera. Bueno, lo sentía mucho pero no podía hacerlo.
Ya había tomado una decisión. Luna había conseguido contactos en América del Norte que los ayudarían a escapar. Una vez cruzado el océano, sería mucho más fácil esconderse en cualquier país o incluso continente. Tenían el boleto de escape más importante.
Había discutido horrores con esa mujer. Ella sostenía que era quien debía hacerse cargo del chico porque era su madrina, que lo de Hermione había sido un pedido desesperado en su lecho de muerte porque alguien sacara a esa criaturita de ahí y la mantuviese a salvo. Él sabía que tenía razón, claro que lo sabía, pero no iba a dar el brazo a torcer. Esa chica era demasiado sensata para su propio bien.
Recuerda haberla llamada loca e inestable mental. Ella había quedado con la boca abierta y los ojos llenos de desilusión y lágrimas.
Ella lo acusó de estar robándole la identidad a Scorpius y él la calló diciéndole que Scorpius Malfoy estaba muerto.
Todo fue más lágrimas y gritos.
Luna sabía que Ron no estaba en sus cabales en esos momentos, pero también sabía que precipitarse lo único que lograría era que él se fuese con el bebé y le perdiera el rastro. No es como si pudiera elevar una denuncia al ministerio en esos momentos. Así que se serenó y aceptó. Prefería ser partícipe de esa mentira pero estar ahí para su ahijado a no verlo nunca más. Tenía la esperanza de poder lograr algo positivo manteniéndolo cerca.
Ron supo que sería su mejor oferta y también lo aceptó.
Así que estaría atascado con esa bruja hasta quién sabe cuando. Por lo menos lo ayudaría a cuidar al chico, pensó mientras terminaba de armar el bolso.
Ese era el día en que escaparían. Ese era el día en que dejaría atrás todo lo relacionado al apellido Malfoy que tanto mal le había hecho. Tendría una nueva vida.
Una nueva vida con su hijo Hugo.
N/A: Sí varias están esperando que actualice Blindness en vez de sacar fictions nuevos, pero ¿qué se le va a hacer? Acá estamos...
Las buenas noticias son que en una semana escribí los cuatros capítulos totales de esta historia. Ya la tenía hace rato en mente gracias al fanvid "Higo Malfoy" de NiiightAnGeeel (el cual pueden encontrar en YouTube). La historia no es la misma hecha fanfiction, debo aclarar, pero sí me basé en algunas cosillas. Así que bueno, la historia ya está escrita. En un principio actualizaría una vez por semana, peeeero, si recibo una buena motivación en forma de reviews, puede que lo haga en menos tiempo. Por que sí, soy una cruel Slytherin que disfruta del arte de la manipulación.
Sé que el primer capítulo es un poco desoladora, pero, quienes me conocen saben que no me gustan las historias con finales tristes. Y aunque el protagonista sea Scorpius, este no deja de ser un Dramione.
Sin más, espero que les haya gustado este primer capítulo y contar con sus lecturas en los siguientes!
Besos
Ilwen.
